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sábado, 19 de abril de 2014

Un uruguayo pasa a una nueva ronda en el concurso para ir a Marte

Yuri López superó la prueba médica y será entrevistado personalmente por los organizadores del concurso. Pide a famosos que lo ayuden a cumplir su sueño


 El País


Yuri López (28) fue uno de los más de 200.000 inscriptos a un proyecto de la fundación holandesa Mars One para un viaje sin retorno a Marte en 2024. A principios de año, pasó a la siguiente instancia y fue seleccionado entre los 1.058. Hace pocos días superó la prueba médica y hoy conforma un grupo más selecto, del que la organización aún no brindó mayores detalles.
Al pasar a esta nueva ronda, a López le pidieron que "evangelice" el proyecto en la región. Es decir, "darlo a conocer". "Se me ocurrió que para tratar de ganar de trascendencia, era bueno sacar fotos con famosos", dice. Así, le pidió a Stephen Wozniak, cofundador de Apple, que se retrate una que diga: "Yuri 2 Mars" (Yuri a Marte). El legendario ingeniero aceptó su pedido y se retrató con un cartel con la leyenda. También hubo otras celebridades que se animaron a fotografiarse: David Yost, el actor que personifica al Power Ranger azul, Mario Pergolini, comunicador argentino, DJ Ashba, guitarrista principal de Guns N' Roses fueron algunos de ellos.
Lo que viene es una entrevista presencial con los organizadores de esta iniciativa. Allí, López le entregará una carpeta con todas las personas que apoyan su ida a Marte. Si bien cree que no será decisivo para pasar a la siguiente instancia, el jurado lo tendrá en cuenta. También pide que cualquier persona le envíe su foto con esta leyenda a yuri.lopezfarias@hotmail.com y colabore con él para cumplir su sueño.
En caso de superar esta etapa, pasará a un reality show regional, con postulantes de Sudamérica. Si supera ese segmento del concurso, clasificará a la etapa final. Se trata de un programa televisivo, al estilo "Gran Hermano", con 40 participantes. Entre esa cantidad, se elegirán a cuatro que viajarán a Marte en 2024. Para ese programa, la fundación está intentando vender los derechos del concurso a una productora de TV para promocionar el viaje y, sobre todo, financiarlo, ya que tiene un costo de US$ 6.000 millones. Pretenden realizar "el evento mediático más grande de la historia".
En ese show televisivo, los participantes harán "simulaciones rigurosas, muchas en equipo, que se enfocarán en pruebas de capacidades físicas y emocionales de los candidatos", anunció en un comunicado Bas Lansdorp, fundador de Mars One. "El objetivo es ver cómo reacciona la gente al aislamiento", comenta Yuri.
Si bien entre los postulantes hay astrónomos y geólogos, lo que más pesa, según Yuri, es "cómo los participantes pueden llegar a soportar esto de dejar su vida y su familia atrás".
¿Qué dice la NASA?Gerónimo Villanueva, investigador del Centro Goddard para Astrobiología de la NASA, "no ve muy viable" el proyecto de Mars One.
No obstante, el científico, partícipe de importantes estudios en atmósferas de planetas y cometas, especialmente en una planificada para el año 2016 para la búsqueda de gases biomarcadores en Marte, asegura que esta idea le parece "interesante y estimulante". "Creo que ahora es un poco descabellado, pero de todas formas ayuda al imaginario y a interesar a la gente en el tema de la exploración en Marte", afirma.

¿Quién controla el origen del dinero de las campañas electorales? Daniel Chasquetti

Montevideo Portal


Mientras los partidos se encaminan a las elecciones primarias de junio y despliegan sus campañas propagandísticas, que incluyen publicidad callejera, folletería y anuncios en televisión, muchos ciudadanos se preguntan de dónde sale el dinero que financia esos emprendimientos. En verdad, no existe en este país nadie que pueda responder con certeza esa pregunta. No es que a priori sospechemos de la legalidad de ese dinero, sino que carecemos de herramientas para conocer su procedencia. Esto es un verdadero problema y supone tal vez una de las mayores debilidades de nuestra apreciada democracia.
Vayamos por partes. A diferencia de lo que ocurre en otros países, nuestros partidos políticos cuentan con estructuras internas muy peculiares. Por un lado, son partidos en cuyo seno conviven fracciones institucionalizadas con poderosos liderazgos, pero por otro, son partidos extremadamente descentralizados con diferentes niveles de actuación política. En un proceso electoral todas las estructuras del sistema de partidos comienzan a recaudar y gastar dinero: los partidos como tales, las fracciones nacionales, los niveles departamentales, locales, barriales, etc. El ciudadano común no percibe con claridad esta histórica superposición de instancias y en muchas ocasiones presupone –mal- que el dinero y el gasto electoral responde a un único centro de decisión.
La legislación (Ley 18.845) reconoce estos problemas al prever el financiamiento y el eventual control sobre el gasto, a partir de la consideración de las diferentes estructuras partidarias. Para no aburrir al lector diré brevemente que la normativa vigente admite dos tipos de fuentes de financiamiento (ingreso de dinero a las arcas partidarias). La primera y más conocida es la del financiamiento público, el cual consistente en pagar 13 unidades indexadas por voto recibido en las elecciones primarias (en las nacionales serán 87 UI, en balotaje 10 UI, y en las municipales 13 UI). Un 20% del valor de cada voto va dirigido al precandidato presidencial (nivel nacional), un 40% a la lista a la Convención Nacional (nivel nacional) y otro 40% a la lista a la Convención Departamental (nivel departamental). Esta forma de inyectar dinero en forma descentralizada se repite en las elecciones de octubre con las listas al senado y a diputados. El control de esta dimensión del sistema de financiamiento no resulta tan complicado porque el Estado conoce cuánto dinero se transfiere a los partidos (en 2009, solo por las elecciones de octubre, el Estado transfirió algo más de 18 millones de dólares).
La segunda fuente de financiamiento es la privada y aquí reside el principal problema sobre el cual me quiero extender. La legislación no establece topes al gasto de campaña. Permite a los partidos y sectores políticos aceptar donaciones de privados que no pueden exceder las 300.000 UI (algo más de 36 mil dólares). Las donaciones deben ser siempre nominativas y el donante solo puede otorgar dinero al partido una vez al año. La contribución deberá quedar registrada en un libro de contabilidad que llevará cada comité de campaña. Los partidos o sectores pueden también aceptar contribuciones anónimas que no superen las 4.000 UI (480 dólares) las cuales en conjunto no pueden superar el del total de los ingresos por donaciones.
Por otra parte, la legislación señala que cuando se registre una donación en especie (servicios o materiales), los partidos deberán registrar además del nombre del donante, su valor estimado. Asimismo, la normativa prohíbe a los partidos recibir donaciones de organizaciones delictivas (sic); asociaciones profesionales, gremiales o sindicales; gobiernos, entidades o fundaciones extranjeras; y personas públicas no estatales. Las empresas concesionarias de servicios públicos podrán hacer donaciones siempre y cuando el monto no supere las 10.000 UI (1.200 dólares).
 El control sobre la recaudación de los partidos y sectores está a cargo de la Corte Electoral. Con ese fin, los comités de campaña deben presentar 30 días antes de cada elección, un informe con el presupuesto de la campaña donde se detallen gastos e ingresos previstos, así como detalles de las donaciones recibidas. Dentro de los 90 días posteriores a la elección, están obligados a presentar una rendición de cuentas definitiva en la que se especifiquen los ingresos y egresos de la campaña, así como el origen de los fondos utilizados.
El lector que soportó la descripción de nuestro sistema de financiamiento podrá pensar que en Uruguay todo está debidamente regulado. Y ello es así, solo en la teoría, pues en la práctica, la Corte Electoral no tiene herramientas ni medios para fiscalizar en forma eficiente la recaudación y los gastos de campaña. Cuando el Poder Ejecutivo de Tabaré Vázquez envió el proyecto de ley que hoy nos regula, preveía que el control lo realizaría el Tribunal de Cuentas, organismo mucho más idóneo para la tarea. Sin embargo, los mismos partidos lo cambiaron por la Corte durante el trámite parlamentario (aún peor fue la decisión de eliminar el capítulo que prohibía la publicidad en televisión y radio y creaba una franja gratuita para todos los partidos, de forma similar a lo que hacen países como Chile, Brasil o Argentina).
¿Por qué nuestros partidos actuaron de ese modo? Simplemente porque no desean ser controlados. O sea, con la legislación actual se creó una pantalla para que los ciudadanos, los medios y los observadores internacionales digan que Uruguay cuenta con normativa moderna sobre el problema del financiamiento. No obstante, esa normativa es ineficiente porque carece de enforcement (capacidad de aplicación) sobre los sujetos regulados. Los informes que se presentan ante la Corte Electoral además de ser poco exhaustivos suelen ocultar buena parte de los ingresos y egresos. O sea, las declaraciones juradas no solo son imprecisas sino que mienten deliberadamente sobre el monto real que cada partido invirtió en la campaña electoral. Bajo estas condiciones, no deberíamos sorprendernos si un día de estos alguien descubre que los fondos de tal o cual partido provienen de fuentes ilegales.
Pondré dos ejemplos del problema que estoy describiendo. En el año 2009, un informe de la agencia de medios Mindshare sobre mediciones de Ibope Uruguay, sostuvo que entre el 1º y el 22 de noviembre, la fórmula Lacalle-Larrañaga había pautado publicidad en TV abierta por un espacio total de 11 horas y media, en tanto la fórmula Mujica-Astori hizo lo propio por algo menos de 6 horas*. Es decir, la relación entre los competidores del balotaje era de 66% a 34%. Sin embargo, cuando se observan las declaraciones juradas en la página web de la Corte, se puede observar que el Partido Nacional gastó en noviembre unos 508 mil dólares y el Frente Amplio unos 415 mil dólares. Por ende, la relación de gasto entre ellos fue de 55% a 45%. Por tanto, este es un caso de irregularidad notoria. O bien uno de los partidos sub-declaró el gasto, o los dos sub-declararon, o tal vez, uno de los partidos recibió un trato preferencial de parte de los canales. Lamentablemente, ninguna de estas preguntas se las hacen los ministros de la Corte.
El segundo ejemplo refiere a las donaciones de empresas. En Uruguay, hay más de cien empresas que contribuyen con todos los partidos y que en general intentan ser ecuánimes en cuanto al monto que donan a los principales partidos. Si se revisan las declaraciones juradas correspondientes a 2009, se podrá observar que las empresas que se repiten como donantes de los tres partidos, aparecen aportando siempre montos diferentes. O sea, los partidos actúan unilateralmente a la hora de declarar y terminan cayendo en un típico dilema del prisionero. Todos declaran montos diferentes, algunos mienten y otros dicen la verdad. Un alto jerarca de una empresa que aporta el mismo dinero a los principales partidos, buscó explicar las diferencias en las declaraciones juradas por el simple olvido de los dirigentes o la forma extraña de contabilizar los ingresos que tienen los partidos**. De uno u otro modo, estas son situaciones irregulares que nadie investiga, empezando por la Corte.
Pero hay un problema aún peor que las inconsistencias que presentan las Declaraciones Juradas finales de los partidos. Me refiero al hecho de que no existen mecanismos para controlar si existe algún tipo de correspondencia entre los montos globales de gasto presentados y lo que efectivamente se gastó. En países como Costa Rica o México, los organismos encargados de supervisar el gasto, solicitan precios a diferentes proveedores de los partidos y luego auditan a las empresas que contratan con los partidos, de forma tal de estimar cuánto han gastado éstos en la campaña. Dichos estudios e confrontan más tarde con las declaraciones presentadas por los partidos. Con el actual estado de cosas, un partido podría entregar a la Corte una declaración absolutamente en regla (es decir, sin caer en errores torpes como los que he puesto como ejemplos), y aún así, hacer uso de fondos de origen dudoso o indebido.
La solución a este problema consiste en crear un organismo encargado de desarrollar las funciones de supervisión. Puede ser una unidad especializada dentro de la Corte o tal vez, en el Tribunal de Cuentas, y debería contar con presupuesto, personal calificado y un estatuto especial para actuar como fiscalizador del gasto en campañas. En otras palabras, necesitamos una pequeña DGI que se encargue de estos asuntos. Mientras tanto, la espada de Damocles de la corrupción estará pendiendo sobre las cabezas de nuestros candidatos.




 

Sobre el autor

Autor: Doctor en Ciencia Política.
Profesor del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.


El futuro de nuestro planeta depende de 58 personas Roberto Savio



uy.press

En caso de haberles pasado inadvertido, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó el 13 de abril la tercera y última parte de un informe en el que se señala sin rodeos que sólo tenemos 15 años para evitar que se sobrepase el umbral "seguro" de un aumento de 2ºC en el calentamiento global. Más allá, las consecuencias serán dramáticas.

Sólo los más miopes no toman consciencia de que se trata: desde un aumento del nivel del mar, a través de los frecuentes huracanes y tormentas (cada vez más en las zonas no afectadas previamente), a un impacto adverso en la producción de alimentos.

Ahora bien, en un mundo normal y participativo, en el que al menos el 83% de las personas que viven hoy todavía existirán dentro de 15 años, este informe habría creado una reacción dramática. En cambio, no ha habido un solo comentario de cualquiera de los líderes de los 196 países en los que habitan los 7.500 millones de "consumidores" del planeta. Más de lo mismo.

Los antropólogos que estudian las semejanzas y divergencias entre los seres humanos y otros animales, hace un buen tiempo que llegaron a la conclusión que el hombre no es superior en todos los aspectos. Por ejemplo, el hombre es menos adaptable a la supervivencia que muchos animales, en especial en casos de terremotos, huracanes y cualquier otro tipo de desastre natural. Ya a estas alturas, deberían mostrar signos de alerta y malestar. ¡Y es preciso señalar que los animales no torturan!

La tercera parte del informe del IPCC lanzado hace unos días, fue precedido por los primeros dos, uno el año pasado y el otro a principios de este año. La primera parte, publicada en septiembre de 2013 en Estocolmo, estableció que un 95% o una mayor certidumbre, que los humanos son la causa principal del calentamiento global, mientras que la segunda parte, lanzada en Yokohama hace dos semanas, informó que "en las últimas décadas, los cambios climáticos han causado impactos en los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y a través de los océanos".

El IPCC está formado por más de 2.000 científicos de todo el mundo y esta es la primera vez que se ha llegado a la firma y conclusiones finales desde su creación por las Naciones Unidas en 1988. La principal conclusión del informe de tres partes es que para detener la carrera hacia un punto sin retorno, las emisiones globales deben reducirse en entre 40% y 70% hasta 2050.

El informe advierte que "sólo los grandes cambios institucionales y tecnológicos darán una mejor oportunidad, superior al 50 por ciento", para que el calentamiento global no vaya más allá del límite de seguridad y que éstas deben comenzar a más tardar en 15 años, completándose en 35 años. Vale la pena señalar que dos terceras partes de la humanidad es menor de 21 años de edad y en gran medida son ellos los que tendrán que soportar los enormes costos de la lucha contra el cambio climático.

La principal recomendación del IPCC es muy simple: las principales economías deben fijar un impuesto sobre la contaminación del carbono, elevando el costo de los combustibles fósiles, empujando así al mercado hacia la fuentes energéticas limpias, como la eólica, la solar o la nuclear. Es aquí donde son obligatorios "los grandes cambios institucionales".

Diez países son responsables de 70% del total de la contaminación mundial de gases de efecto invernadero, con Estados Unidos y China a la cabeza, al representar más de 55% de esa cuota. Ambos países están tomando medidas serias para combatir la contaminación. El presidente estadounidense, Barack Obama, trató en vano de obtener el beneplácito del Senado y ha debido ejercer su autoridad bajo la Ley de Aire Limpio de 1970 para reducir la contaminación de carbono de los vehículos e instalaciones industriales, estimulando las tecnologías limpias. Sin embargo, él no puede hacer nada más sin apoyo del Senado.

El todopoderoso nuevo presidente de China, Xi Jinping, convirtió en prioritario el medio ambiente, también porque fuentes oficiales sitúan en 5 millones anuales el número de muertos en China debido a la contaminación. Pero China necesita carbón para su crecimiento, y la postura del Xi es: "¿por qué deberíamos frenar nuestro desarrollo, siendo que los países ricos crean el problema para lograr su crecimiento?", lo que provoca un círculo vicioso. Los países del Sur quieren que los países ricos financien sus costes de reducción de la contaminación y los países del Norte quieren que estos paren de contaminar.

Como resultado, el resumen sumario del informe, que está destinado a los dirigentes políticos, ha sido despojado de las premisas que podrían haber sido redactadas como muestras de la necesidad de que el Sur pueda hacer más, mientras que los países ricos presionan para evitar cualquier lenguaje que podría ser interpretado como la necesidad de que ellos asuman las obligaciones financieras. Esto debería hacer que sea más fácil llegar a un acuerdo en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en Lima, donde se debe alcanzar un nuevo acuerdo global (recuérdese el desastre CMNUCC en Copenhague en 2009).

La clave de cualquier acuerdo está en manos de los Estados Unidos. El Congreso de ese país ha bloqueado toda iniciativa sobre el control climático, proporcionando una salida fácil para China, India y el resto de los contaminadores: ¿por qué debemos asumir compromisos y sacrificios, si Estados Unidos no participa?

El problema es que los republicanos han convertido el cambio climático en una de sus banderas de identidad. Ellos se han burlado y han negado el cambio climático, atacando a los demócratas que respaldan impuestos al carbono, como si estos estuviesen emprendiendo una guerra contra el carbón.

La industria energética estadounidense apoya financieramente al Partido Republicano y hablar sobre el cambio climático se considera un suicidio político. Algunos de los principales candidatos republicanos, como Rand Paul (Kentucky, carbón) y Ted Cruz (Texas, aceite), son financiados por sus empresas de energía. El Tea Party, el ala radical del Partido Republicano, que cuenta con grandes recursos, tiene estrechos vínculos con grupos de la industria de combustibles fósiles, tales como la Americans for Prosperity, que es financiada por Koch Industries.

La última vez que un impuesto sobre el carbono fue propuesto, en 2009, luego de un voto positivo en Cámara de Representantes controlada por los demócratas, el Senado dominado por los republicanos, lo derribó. En las elecciones de 2010, una serie de políticos que votaron a favor del impuesto sobre el carbono perdieron su escaño, lo que contribuyó a que los republicanos asumiesen el control de la Cámara. Ahora, la esperanza para aquellos que quieren un cambio, es aguardar por las elecciones de 2016, y esperar que el nuevo Presidente de Estados Unidos sea capaz de cambiar la situación, lo que es un buen ejemplo del por qué los antiguos griegos decían que la esperanza es la última Diosa...

Esto nos lleva a una realidad muy simple. El Senado de EE.UU. se compone de 100 miembros, lo que significa que bastan 51 votos para liquidar cualquier proyecto de ley sobre un impuesto a fósiles. En China, la situación es diferente. En la mejor de las hipótesis, las decisiones se toman no por tan solo el Presidente, sino por el Comité Permanente del Comité Central, formado por 7 miembros, que son el verdadero poder en el Partido Comunista.
En otras palabras, el futuro de nuestro planeta lo deciden 58 personas en una población mundial actual que se sitúa en cerca de 7.700 millones de personas. ¡Es lo que tenemos en un mundo democrático!

Roberto Savio. Periodista, presidente emérito y fundador de la agencia IPS y miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial (FSM). Italia.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias

¿Punto final a los monopolios naturales? Carlos Santiago

imagen del contenido Carlos Santiago

uy.press

No cabe duda que la actual estructura del Estado sigue siendo deficiente y cara para los intereses nacionales, además de un factor decisivo para sostener el flujo de presiones que determina el mantenimiento del flagelo inflacionario. Además, su característica es corporativista, por lo tanto injusta y discriminante para quienes sufren las consecuencias de su peso decisivo en el funcionamiento del país.

Por eso es bueno hacerse algunas preguntas: ¿cómo es posible que el fisco requiera los niveles de imposición que se tiene en Uruguay, con el fin de sostener a un monstruo de mil cabezas, ineficiente e incapaz de renovarse a sí mismo? ¿Cómo es posible, además, que las tarifas de las empresas públicas se conviertan en un peso decisivo para la producción nacional por una existencia doble: los precios excesivos que se mantienen y que se multiplican por la incidencia impositiva?


Muchas veces nos preocupó que por decisiones tomadas ligeramente las empresas estatales comenzaran deslizarse hacia una privatización por el camino de la “asociación” porque, entre otras cosas, nos había ganado ideológicamente el concepto de los “monopolios naturales”, una peregrina construcción teórica – ahora lo comprendemos -  al servicio de la burocracia uruguaya, que sirvió para que aquí durante años pasara mucha agua sucia bajo los puentes del Estado y aparecieran privilegios hoy insoportables y, por supuesto, los usuarios fuéramos los que pagáramos el pato de la boda,  de todo ese derroche,  con tarifas por servicios, no del todo buenos, a precios finales insoportables.

Siempre hemos apoyado las movilizaciones populares en defensa de ANTEL y de ANCAP, en las que los uruguayos se definieran con rotunda claridad. No lo hicimos en el caso de la nacionalización del agua, porque no veíamos más que contratiempos para el país y para el gobierno frenteamplista que estaba a punto de acceder al poder.
Pero, hay algo bien claro, ni unos ni otros (los que apoyaron un camino o el otro) queremos que esas empresas públicas, los llamados “monopolios naturales”, mantenidas a rajatabla en la esfera estatal, le hagan pagar a los usuarios por sus servicios, medidos a niveles internacionales, los precios más altos de la región. Y menos, para mantener islas de privilegios  inaceptables.

Desde aquellos tiempos, cuando ya tiene diez años de asumido el gobierno frenteamplista, el mecanismo de incremento de las tarifas públicas sigue siendo el único recurso de ajuste de esas empresas que, por ese arbitrio, nos hacen pagar los combustibles más caros de todo el continente, un “ojo de la cara” por utilizar el teléfono y tarifas de Internet (qué pese a ir moderándose las últimas), tienen una relación negativa comparativamente con  las que se manejan en los países vecinos y del primer mundo.

Ni hablar de la energía de UTE o del agua que provee la OSE. Por supuesto que sabemos de algunos esfuerzos, como los de ANCAP, al desprenderse de varios negocios más que negativos que mantuvo por tiempo en la Argentina, verdaderos cánceres que, obviamente, pagamos todos por mucho tiempo, en cuotas partes, con los precios de los combustibles. Recién  con la diversificación de la provisión energética se ha logrado una mejor cuota de eficiencia, especialmente con los sistemas de producción eólica, método que por años UTE se resistió en implementar alegando temas de “seguridad” de la producción.  Los trabajadores uruguayos que, si bien en el sector privado han recuperado poder de compra por la puesta en vigencia de los Consejos de Salarios, se contraponen con algunos compatriotas en el sector público – los no privilegiados -, que se mantienen dentro de márgenes de orfandad. Hablamos, por supuesto, de algunos sectores, especialmente de la administración central, Salud Pública, Enseñanza, policías y militares, que no han visto recompuestos de manera generosa sus ingresos a niveles acordes con el período de crecimiento que ha vivido el país y siguen sorteando, a duras penas, una situación de crisis que para ellos sigue vigente. Sin embargo dentro del propio Estado existe otra realidad, la de funcionarios corporificados, que están en una subida situación salarial. 

A nuestra mesa de trabajo llegan a diario noticias de las empresas públicas, que utilizan las tarifas como variable de ajuste y que dan cuenta, graciosamente, de insoportables situaciones de privilegio. Funcionarios con nivel de gerentes, que en algunas de ellas suman cientos, de dudosa eficacia funcional, que cobran como si trabajaran para empresas de países altamente desarrollados, sueldos y compensaciones que poco tienen que ver con la realidad cotidiana de la mayoría de los uruguayos. Inclusive nos ha llegado algún listado de sueldos de funcionarios que son una demostración de esa escandalosa disparidad.

Muchas veces se habló de una reforma del Estado seria, que en el primer gobierno de Tabaré Vázquez se prometió encarar. “La madre de todas las reformas” sostuvo quién nunca convirtió en proyecto lo que dijo desde alguna tribuna. Una reforma, claro está, que tuviera en cuenta esas disparidades salariales existentes y el despilfarro que significa la existencia de algunos privilegios. Para colmo hay todavía quienes justifican esa disparidad hablando de capacidades, formaciones y que esos señores, de no ser contemplados, serían atraídos por el sector privado.

Todo es discutible y la mayor parte de lo que se dice no es cierto, especialmente en el Uruguay, en donde el sector privado vivió también su crisis y su bonanza en algunos sectores que es producto del manejo adecuado de las variables de los negocios y del boom exportador que se produjo por la influencia de los países orientales. Pero, nos preguntamos: ¿Qué empresa del sector privado paga hoy sueldos altos como los de las empresas estatales a cientos de funcionarios ejecutivos?  Hay algunas, que unen al usufructo del cargo bien remunerado una permanente inestabilidad en la función. ¿O ese rubro no lo tomamos en cuenta cuando hablamos del tema y no tenemos en cuenta que los funcionarios estatales son inamovibles?

No nos negamos a que el Estado o una empresa pública, para una acción puntual, pueda contratar a técnicos del más alto nivel, en base a valores internacionales. De otra manera no sería posible concretar algunas tareas. Ni tampoco nos oponemos a que se paguen sueldos adecuados en el Estado. Lo que no pueden existir son hijos y entenados, provocando que los descalces presupuestales se trasladen a los usuarios para lograr un falso equilibrio. Lo que no es adecuado, como política general, es mantener una situación salarial de privilegio, alejada de la realidad económica del país y que ello además sea posible por el incremento de las tarifas públicas, como las que pagamos los uruguayos.
La reforma del Estado se impone. Pero para dibujar el futuro de las empresas públicas debemos medir nuestra humildad y entender cuál es la realidad cotidiana y las ventajas que, de alguna manera, han tenido para algunas actividades el quebrar la explotación monopólica, como ha ocurrido en la telefonía móvil, que se ha desarrollado en el país en progresión exponencial gracias a la existencia de la competencia.
Claro que en el análisis alguna vez iniciado por el gobierno no se trataría de cambiar de blanco por negro ya que los dilemas inherentes a la privatización y el rompimiento de los monopolios, son complejos. Dado que el abuso del poder del monopolio lleva a tarifas que no se regulan por la competencia, por lógica más elevadas para los consumidores y nunca subordinadas a la prestación de un buen servicio.  Los gobiernos a menudo intervienen mediante la reglamentación de los mercados de los monopolios o, lo que es más común en muchas partes del mundo, suministran el servicio directamente por medio de una empresa estatal auto reglamentada, pero no autonómica. Aquí los entes autónomos fueron creados porque el capitalismo incipiente del país impedía una acumulación de capital suficiente para concretar la puesta en marcha de empresas de magnitud que funcionaran en los servicios públicos.

La excepción fue  la de los ferrocarriles que fueron creados por el capital extranjero, con el fin de armar un entrelazado de caminos económicos para abastecer al puerto de salida (Montevideo), con la producción de las zonas ganaderas. Modalidad uruguaya que fue mantenida en el tiempo en razón de las mismas carencias del país, de la pequeñez de su mercado interno que no fue nunca atractivo para el capital extranjero – con excepción, en su momento, del caso de ANTEL – y del accionar político de los partidos que utilizaron desde siempre a las empresas públicas como reaseguros para sus políticas cliente listicas. Empresas exclusivistas y monopólicas. Para determinar la característica de los “monopolios naturales”, es bueno comprender que en ocasiones se plantea el fenómeno distorsionante, en economías de escala, que el tamaño óptimo de una de esas empresas es mayor que el mercado mismo. Ello provoca distorsiones que se deben mitigar, sin duda, con políticas de austeridad que tengan en cuenta la posibilidad de obtener clientes extra nacionales.

Otro aspecto del problema de los "monopolios naturales" es que sólo hay cabida en el mercado para una firma; la competencia no es factible o eficiente. Ejemplos tradicionales de monopolios naturales son las "industrias de redes", como las de los servicios públicos de energía (UTE y ANCAP), de telecomunicaciones (ANTEL) y transporte (AFE).

¿Pero qué ha ocurrido en el Uruguay? El concepto de “monopolios naturales” se ha ido desvirtuando por la acción mancomunada de distintos gobiernos que han convertido a los entes autónomos en centros de privilegio que, para mantener sus abultados presupuestos, deben asumir dos elementos constantes: una acción monopólica (sin competencia) y altas tarifas. Este segundo aspecto es el que invalida a estos llamados “monopolios naturales”, porque es económicamente insostenible que se pueda mantener una situación de esas características a contrapelo de los intereses mayoritarios de toda la población que (por ser empresas estatales), es en alguna medida propietaria de las mismas. Pero además ocurre que el precio que entregan sus productos al consumo determina que los costos de producción tengan niveles que dejan al país fuera de competencia.

Al parecer la idea del gobierno – pese a que no trascendieron en profundidad los elementos propuestos en su momento para la discusión por el propio presidente Tabaré Vázquez - es abrir de alguna manera el juego comercial de bienes y servicios que producen las empresas públicas, permitiendo el ingreso de competencia desde el exterior para que unos y otros puedan disputarse el mercado – como ocurre en la telefonía móvil – y así se produzcan avances, quizás necesarias “asociaciones” entre empresas públicas nacionales y otras de carácter privado y/o extranjero, que eviten dislocamientos  y que permitan ampliar las actuales vetustas estructuras, bajar costos y competir con posibilidades en un mercado ampliado. Sin embargo en la actualidad, habiendo pasado mucha agua bajo los puentes, el gobierno de Mujica sigue sin poner implementar una solución para AFE, una empresa pública que vive – claramente - sus estertores finales, siendo la demostración más palpable de una trágica decadencia. No tenemos ferrocarril competitivo en el Uruguay porque los sindicatos siempre se han opuesto a los cambios, sin entender, que los intereses nacionales deben estar encima de los corporativos.
Esperemos que los próximos meses de campaña electoral sean ricos en novedades sobre este sustancial tema del que se dejó de hablar cuando reaparecieron a todo volumen las concepciones estatistas propias del vetusto secentismo.
Claro,  lo peor que nos podría pasar a todos sería la parálisis, esa característica que ha sido el lugar común de este país por tantos años y que hoy es el resultado de una insalvable contradicción ideológica.

Candidatos protagonizan golpes de efecto para sobresalir en una campaña aún fría


Generan hechos políticos ante la escasa masividad de los actos



La campaña electoral arrancó con los temas esperados, sin mayores estridencias. La educación, la seguridad, y algunos reclamos en economía, son los temas recurrentes. Pero según coinciden dirigentes de todos los partidos la contienda electoral aún está muy “fría”.

Como en toda campaña, el ingenio para destacarse sobre los demás juega su papel. Algunos hechos ocurrieron espontáneamente y otros seguramente fueron meditados para lograr un efecto político y mediático que coloque al candidato en las portadas. La intención es llegar a la gente como se pueda –de ahí el uso cada vez mayor de las redes sociales– en momentos en que los grandes actos masivos parecen cosa del pasado.

Imágenes
Atrás quedaron imágenes como la de Jorge Batlle comiéndose una milanesa al pan que le ofrecieron en un comité de su partido o llegando en taxi a la Presidencia. Esta campaña vino con otras sorpresas, como el abrazo entre Tabaré Vázquez y Pedro Bordaberry, quienes se cruzaran en la ciudad de Castillos, en Rocha. El líder de Vamos Uruguay y el principal candidato del Frente Amplio hicieron sus actos a cuatro cuadras de distancia y casi a la misma hora.

Bordaberry terminó primero de hablar, se despidió de su gente y se fue al acto de su contrincante político. A Vázquez le avisaron que Bordaberry estaba entre el público y el expresidente, rápido, paró su oratoria y lo invitó a subir al estrado. Se abrazaron, los reporteros captaron esa imagen y ambos hablaron del fortalecimiento de la democracia.

El candidato colorado venía de criticar la seguridad y de defender bajar la edad de imputabilidad. La casualidad quiso que cuando llegaba al club Juventud y Progreso, Vázquez defendía exactamente lo contrario. En otros puntos del país la dirigencia del Frente Amplio y del Partido Colorado se enteraba del abrazo y comentaba la jugada.

Desde Vamos Uruguay se dijo a El Observador que la visita de Bordaberry a Vázquez surgió en forma espontánea, aunque su equipo de campaña sabía que los líderes coincidirían en esa ciudad.

Poco antes, en Melo, la comitiva colorada se había alojado en el mismo hotel donde estaba la gente de la 711 de Raúl Sendic. Una de las novedades en esa gira por Cerro Largo fue la llamativa presencia de la modelo Jessica Zunino quien también se alojó en el mismo hotel. Sendic comentó luego a El Observador que la vedette es militante de su sector.

Luis Lacalle Pou, quien disputa la interna más reñida con Jorge Larrañaga –primero en las preferencias de los blancos–, definió a su favor el apoyo del precandidato Sergio Abreu. Si bien no está claro como se distribuirán los votos del senador Abreu, en una interna tan disputada todos los votos cuentan. Ese golpe de efecto lo sintió el equipo de Larrañaga y el candidato intentó bajar el impacto diciendo que esa alianza “es una noticia para dos días”.

Y fue Lacalle Pou, el candidato más joven, quien no dudó en subirse a una mesa en Canelón Chico para que, micrófono en mano, lo escuchara un público que desbordó las expectativas de los organizadores de la reunión. También se mostró junto al intendente de Florida Carlos Enciso el día que presentó su mascota, un hombre disfrazado de pájaro amarillo. A Enciso, que va por la reelección, se le conoce por el apodo de “El Pájaro”.

El candidato colorado José Amorín Batlle si bien viene rezagado en la interna, logró su minuto de fama con la adhesión del exdiputado Washington Abdala, que del stand up y del show mediático volvió a la política con la promesa de dar “alegría” al partido.

“Hice un viaje hasta este punto de libertad personal y desde este lugar empiezo a avanzar”, sostuvo Abdala, quien no abandonará su alto perfil en redes sociales, la TV y el stand up según anunció.

Constanza Moreira no intentó ninguna jugada novedosa, pero destacó por su dureza con Vázquez en el acto del Frente Amplio realizado el 26 de marzo. Sus palabras descolocaron al candidato favorito que, ofuscado, decidió tomarse licencia y retirarse a pescar por dos semanas. Retomó la campaña con un acto en Río Branco donde reiteró el “festejen uruguayos, festejen”.

Por último, la lista 1303 de Gonzalo Reboledo, director del Diario Oficial (IMPO), lanzó un spot televisivo que utilizó figuras de los partidos tradicionales como Aparicio Saravia o José Batlle y Ordoñez “en homenaje a  uruguayos que siempre fueron de frente”. Los blancos protestaron ante la Corte Electoral por la utilización de esas imágenes. La campaña está en marcha y todos buscan sobresalir.