Después de cinco años de crisis,
conflictos y fechas límites, y de que la situación adversa de Grecia
tuviera una escalada en los últimos días, la situación que tiene en
expectativa a todo el mundo llega a su desenlace hoy, en la cumbre que
realizan los jefes de Estado y de gobierno de los 28 países miembros de
la Unión Europea (UE) en Bruselas, después que el primer ministro Alexis
Tsipras presentó una nueva propuesta en la que se rinde ante las
demandas para que aplique un duro programa de austeridad.
Más allá de lo que resuelvan hoy los jefes de
Estado europeos —todo parece indicar que aprobarán el plan griego y
extenderán el rescate y la asistencia, así como abordarán un alivio a la
deuda que es casi imposible de pagar— y de que se evite el quiebre de
la eurozona, el euro —la moneda común de 19 países— cruzó una línea que
podría afectarla por siempre.
En un fin de semana signado por intensas reuniones del
eurogrupo y de diversidad de contactos en los ámbitos político y
económico, con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo
Monetario Internacional —los tres acreedores— y Tsipras como
protagonistas, la situación fue cambiando desde una sombría perspectiva a
un clima de optimismo para intentar dar una salida a Grecia, un país al
que igual le aguardan tiempos adversos antes de que pueda superar la
crisis que tiene profundas repercusiones sociales.
La perspectiva de un acuerdo creció el viernes y ayer, a
medida que los líderes políticos europeos comenzaron a coincidir con la
convicción de Tsipras, de que solo las medidas de austeridad resultan
insuficientes y deben ser acompañadas de un compromiso para reducir la
carga de la enorme deuda griega de 320.000 millones de euros (US$
355.000 millones).
Grecia recibió vital apoyo político y assistencia
técnica de Francia, una acción que marca un contraste con el enfoque que
tomó Alemania, otra potencia líder de la UE, que se ha mantenido firme
en contra de hacer concesiones, y en el caso del ministro de Finanzas,
Wolfgang Schauble, de dudar abiertamente si Grecia realmente pertenece a
la eurozona. Francia abordó decididamente la tarea de lograr un
acuerdo.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, ha mostrado
poca inclinación para asumir un compromiso sobre la base de las demandas
de que Grecia dé pasos para mostrar que asume los problemas fiscales
con responsabilidad. Quiere pruebas claras antes de considerar un nuevo
plan de rescate.
El viernes, en una visita a Sarajevo (Bosnia
Herzegovina), Merkel reiteró su oposición a reducir la deuda griega,
pero fue menos estricta en cuanto a la posibilidad de abatir las tasas
de interés o extender el periodo de pagos como maneras de ayudar a
Grecia a administrar su endeudamiento.
La situación de Grecia pone a Merkel en la posición
más difícil de su carrera política. Se ha visto obligada a equilibrar la
indignación de los ciudadanos alemanes, que no ven motivo para dar
miles de millones de euros a Grecia como rescate ni a reducir el monto
de la deuda, aunque ello pueda entrañar una eventual salida de los
griegos de la eurozona, lo que sería un golpe para la moneda única, más
allá de que Grecia representa solo dos por ciento de la economía de la
eurozona.
Similitud.
El nuevo planteo griego y la oferta europea que
Grecia rechazó antes de convocar al referéndum, se parecen como dos
gotas de agua. Grecia acepta las condiciones europeas —es verdad que la
UE diseñó su último plan teniendo en cuenta las demandas griegas— con
algunos añadidos en distintas direcciones.
—IVA. Acepta la demanda europea de fijar un
tipo ordinario del 23% (incluidos los restaurantes), otro reducido del
13% para comida, energía, hoteles y agua y uno superreducido del 6% para
productos farmacéuticos, libros y teatro. Sobre la disputa de las islas
griegas, que Bruselas quería alinear con los tipos generales y Grecia,
mantener bajo tipos reducidos para reflejar las mayores dificultades de
acceso a productos que tienen estos territorios, Tsipras ofrece una
solución intermedia: se elimina el tipo reducido para las "de mayores
ingresos y destinos turísticos más populares" y se mantiene "para las
más remotas". Las islas tienen ahora un tipo del 5% para hoteles y del
9% para restaurantes (en el resto del país esos dos capítulos están
gravados con el 6,5% y el 13% respectivamente). Entrarán en vigor en
octubre.
—Otros impuestos. Si las medidas fiscales
aplicadas no bastan, Grecia "considerará medidas compensatorias". Esos
ingresos adicionales vendrán de elevar los impuestos para las rentas de
los alquileres (del 11% al 15% para ingresos inferiores a 12.000 euros y
del 33% al 35% para montos superiores). También subirá el impuesto de
sociedades. Lo llevará del 26% al 28%. Si no basta para recaudar más,
acepta situarlo en el 29%.
—Pensiones. Este capítulo, uno de los más
extensos y el más delicado de toda la negociación, queda en términos
prácticamente idénticos a los de la última oferta comunitaria. Grecia
"reconoce que el sistema de pensiones es insostenible y necesita
reformas fundamentales". Y por ello elevará la edad de jubilación a los
67 años (quienes tengan 40 años cotizados podrán jubilarse a los 62), un
proceso que culminará en 2022. Además, se congelan las prestaciones
contributivas hasta 2021 y se elevan las contribuciones que hacen los
pensionistas al sistema de salud del 4% al 6%.
El Gobierno legislará "inmediatamente" para eliminar
progresivamente la subveción a las jubilaciones más bajas, pero
empezará a hacerlo en marzo de 2016, solo para el 20% con mejor
prestación dentro de este colectivo desfavorecido.
—Gasto militar. Es el mayor desafío del
documento. La UE pedía a Tsipras recortar su elevado gasto en defensa
(2,4% del PIB, el más abultado del club comunitario). Las instituciones
le pedían un recorte de 400 millones. En su carta del 30 de junio,
Grecia ofreció esa cantidad, pero en 2017 (para el año próximo cifraba
el ajuste en 200 millones). La cesión ahora es aun menor: 100 millones
en 2016 y 200 el año siguiente, sin especificar qué ocurrirá en 2017.
—Sector público. Los niveles de gasto deberán
ajustarse a los objetivos fiscales comprometidos y asegurar "una senda
descendente en la masa salarial sobre el PIB hasta 2019". Es decir, el
peso del gasto en salarios de funcionarios sobre el PIB debe moderarse
en los próximos tres años, algo que puede obligar a ajustes,
especialmente si la economía no crece suficiente. Más allá de ese
compromiso, Tsipras introduce una novedad: la movilidad laboral de los
empleados públicos, que se aplicará en el último trimestre del año.
—Corrupción. Atajar el fraude y la corrupción
es uno de los elementos más presentes en todos los capítulos. Reforzará
el control en las entidades públicas y dará a los ministerios
competencias adicionales para lograrlo.
Para luchar contra la evasión fiscal, se propone un
programa de denuncias para defraudadores, la compilación de datos sobre
propiedad de activos y compras que realizan los ciudadanos griegos y el
establecimiento de un registro de riqueza (propiedades y otros activos) a
efectos de control. También se creará una base de datos para evitar la
ingeniería fiscal entre empresas de un mismo grupo, una práctica que
drena las arcas públicas en toda Europa.
—Privatizaciones. El Ejecutivo de Tsipras
acepta todo lo propuesto por Bruselas (especialmente los aeropuertos
regionales y los puertos). Con una excepción: frente al compromiso de
privatizar del todo la compañía eléctrica, el Gobierno propone "un
esquema alternativo en octubre de 2015" que desgaje la red eléctrica de
la producción y la distribución de energía para mantenerla bajo el
paraguas público.
"Concesiones a cambio de seguir con la moneda"
El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras,
afirmó que el Gobierno hizo muchas concesiones en la propuesta enviada a
los acreedores respecto a su programa inicial, a cambio de mantener al
país en el euro y conseguir financiación, un paquete de inversiones y la
reestructuración de la deuda.
"No quiero ocultar la verdad. El acuerdo que se debe está lejos de nuestro programa", dijo Tsipras ante el Parlamento.
"Debemos
admitir por otra parte, que lo que nos piden es difícil. Mejor que el
ultimátum, pero difícil", remarcó y añadió que ahora el país tiene "por
primera vez la posibilidad de hacer desaparecer la discusión sobre la
salida de Grecia del euro)".
Destacó que el plan heleno contempla una duración de tres años, lo que "da tiempo para restablecer la economía". Fuente: EFE