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miércoles, 21 de junio de 2023

PROMETO Y JURO / COLUMNA DE CARLOS CASTILLOS

 



Este lunes 19 de junio de 2023, temprano en la mañana, la temperatura ambiente rondaba el cero grado y tal vez menos en algunas zonas del país. Pese a que ese día es feriado y no funcionan, entre otros, los centros de enseñanza, igualmente se pudo ver, antes de la salida del sol, a niños y adolescentes, circulando muy abrigados, y dirigiéndose a su lugar de estudios. Es que, como cada año, rige aún la obligatoriedad de “prometer” la bandera, para los más chicos, y “jurar” la bandera, los más grandes. A partir de las 8 de la mañana, (aunque en otros lados lo hacen más tarde) los docentes y los estudiantes deben reunirse, generalmente en un patio abierto (tiritando y congelados de frío), para la “solemne” ceremonia, que dura un promedio de 10 a 15 minutos. Entrada de pabellones, Himno Nacional y Marcha A mi Bandera. Generalmente es eso y, en algunos casos, se incluyen algunas “palabras alusivas” de algún/a docente. Me atrevería a apostar que, si le pregunta usted a cualquier compatriota, en cualquier parte del país, qué es lo que jura, no sabrá contestar. Y mucho menos sabrán responder los niños de primer año de Enseñanza Primaria, a quienes obligan a “prometer” la bandera. Bueno, preste atención a lo que dice el adulto, enseguida de la ejecución del himno, y, en algunos casos, manteniendo la redacción original en el castellano castizo: “¿Juráis honrar vuestra Patria, con la práctica constante de una vida digna, consagrada al ejercicio del bien para vosotros y vuestros semejantes; defender con sacrificio de vuestra vida si fuera preciso, la Constitución y las Leyes de la República, el honor y la integridad de la Nación y sus instituciones democráticas, todo lo cual simboliza esta Bandera?”. Y quienes prestan juramento, contestan a coro: ¡Sí juro!... o la variante, para los más chicos: “¡Si, prometo!”. Si el uso de castellano castizo es una aberración, la porfiada decisión de direcciones e inspecciones educativas (no todas, claro) de disponer que el acto se haga a las 8 de la mañana también lo es. Porque la hora del acto no está en la norma. ¿Qué sentido tiene la ceremonia?. Y realizarla el día del nacimiento de José Artigas, que no tiene nada que ver con el Pabellón Nacional, ya que se fue de esta zona, en 1820, mucho antes que otros hombres y mujeres decidieran apoyar el nacimiento de un país al que llamaron República Oriental del Uruguay. UN POCO DE HISTORIA La obligatoriedad de “jurar o prometer” fidelidad y respeto a la bandera nacional data de 1940. El 20 de Julio de ese año se aprobó la Ley 9.943, de Instrucción Militar, que en el artículo 28 establecía: “Todo ciudadano natural o legal está obligado a prestar juramento de fidelidad a la Bandera Nacional, en acto público y solemne. La Universidad y la Enseñanza Secundaria, así como todos los Institutos Privados de Enseñanza Secundaria y Profesional dispondrán que en sus respectivos locales, los alumnos presten juramento en idénticas condiciones”. Y establece a continuación: “El Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social no expedirá títulos profesionales o técnicos, sin que el interesado acredite en forma el cumplimiento de esa obligación”. La norma se extendió a Primaria y desde el Primer Año de este ciclo se le impone al niño una limitación, a estas alturas anacrónica, obligándolo a un acto con la advertencia de que si no lo cumple, no podrá acceder a determinados derechos, cuando sea adulto. Hay otro detalle insólito. El 2 de octubre de 1979, mediante la Ley 14.939, se derogó la Instrucción Militar obligatoria que regía desde 1940 pero, para sorpresa de muchos, se mantuvo el artículo 28. Este que hace referencia a la “obligatoriedad“ de jurar la Bandera. “A todas luces es una especie de sinsentido si no fuera una total falta de respeto” escribió el profesor Leonardo Borges en uno de sus libros “La historia escondida del Uruguay-Tomo I”. Coincido en que “la función básica (de esta disposición) ya no tiene sentido, pues fue creada en tiempos de la Segunda Guerra Mundial”. Claro que los políticos -gobernantes y oposición- están más preocupados en estos tiempos por la falta de agua, la inseguridad, la carrera electoral y otros asuntos, no siempre de interés general de la gente común. Pero podrían tomarse un tiempito para detenerse a pensar y cambiar esta situación. Como escribe también por allí el profesor Borges: “Cuando la historia oficial se convierte en ley y condiciona las conductas, es momento de repensarla”.



*Carlos Castillos - Docente y periodista, trabajó en Radio Chuy, Difusora Rochense, El Espectador, Radio Carve, CX 30 La Radio, Emisora del Palacio FM y CX 36 Radio Centenario. Además fue corresponsal de la agencia alemana de prensa dpa en Uruguay, Argentina y Paraguay durante 22 años. Es egresado del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) como Entrenador de Fútbol y desde el 2010 impulsa el Movimiento de Cine Con Vecinos-Uruguay que se dedica a producir documentales comunitarios y a talleres básicos en todo el país. Desde el 2011 participa del Movimiento ARA (Artistas Rochenses Amigos) para publicar y difundir obras de creadores de la zona.



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