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sábado, 7 de septiembre de 2013

LA GUERRA DEL PARAGUAY UN HOLOCAUSTO INFAME 8ª. Ultima Nota Juan Carlos di Nicola



                                               Escritor y periodista Juan Carlos di Nicola

Luego de la Batalla de Lomas Valentinas, los aliados tienen las puertas abiertas de la capital del Paraguay; los brasileños entran en Asunción el 5 de enero de 1869, y la saquearon (como lo habían hecho en Paysandú); los argentinos permanecieron alejados, tal vez para no cargar con otra responsabilidad en sus espaldas, para no verse involucrados en el ultraje y el vandalismo a que era sometida una ciudad destruida y abandonada por sus naturales habitantes, muertos sin duda en los campos de batalla.-
Los barcos brasileños eran cargados con muebles, pianos, cortinajes, vajillas, puertas labradas, porcelanas, alhajas y todo lo que tuviera algún valor.-
El Conde D’Eu, yerno de Don Pedro II, organiza la cacería de López para terminar de esa forma, con los planes anteriormente trazados, por los aliados.- Sádico personaje que fue el sustituto del Duque de Caxias en el mando del ejército.-
En Caacupé manda cerrar el viejo hospital de Piribebuy, manteniendo en su interior a los enfermos – la mayoría de viejos y niños – y lo incendió.-El hospital en llamas quedó cercado por las tropas brasileñas que cumpliendo órdenes de ese rubio príncipe loco, empujaban a punta de bayoneta hacia dentro de las llamas a los enfermos que intentaban salir de la hoguera.-
Los aliados se valieron de la fuerza además, para aumentar el número de esclavos como lo hizo Brasil con los prisioneros paraguayos, hombres y niños fueron a parar como sirvientes de los poderosos. Otra de las prácticas miserables de los invasores, era la de vestir a los soldados paraguayos detenidos, con nuevos uniformes y combatir a sus hermanos en primera fila de los ejércitos aliados.-



  Prisioneros paraguayos del ejército argentino. Nótese que hay varios descalzos.-


Decía León de Pallejas: “…cuando la caballería riograndense vio que se trataba de rendición, se desbandó y avanzó a las murallas en procura de algún paraguayito que alzaban en ancas…durante toda la noche y todo el día siguiente se estuvieron sacando paraguayitos para todo el mundo; no hay casi un oficial de los tres ejércitos que no sacara su paraguayito”.-
Cerro Corá marca el fin de la persecución de Solano López; es el final también de la resistencia de un pueblo que luchaba con fiereza, en defensa de su libertad y soberanía, frente al ataque de fuerzas aliadas.
La crónica de Silvestre Aveiro dice:…”se acercaron a López el cabo por un lado, y otro, por otro, con ademán de tomarle de los brazos y este que llevaba un espadín desenvainado, quiso tirar de punta al cabo, quien ladeó el golpe al mismo tiempo de pegarle una lanzada en el bajo vientre, y el otro a su vez le dio un hachazo en la sien derecha”.-
Otros dicen que murió de dos disparos de carabina; poco importa con el arma con que lo mataron. Lo que sí queda claro, es que se trató de un nuevo asesinato de las fuerzas enemigas, que contaban con un número de 18.000 aliados, y se enfrentaban a 412 paraguayos, andrajosos, roídos por el hambre y las enfermedades, frente a soldados tremendamente bien armados.-
Conclusiones finales
Después de cinco años, culmina el drama de esta guerra contra el Paraguay. Durante el transcurso de la misma, el país y América toda, presenciaron uno de los genocidios más grandes de su historia. Una guerra que a su paso, sólo dejó la destrucción y la muerte de un pueblo, que anteponiendo sus anhelos de libertad e independencia, ofrendaron sus vidas con ejemplos de coraje y abnegación, difícilmente comparables.-
Según Efraim Cardozo “…de 1:300.000 habitantes con que contaba el país (Paraguay) antes de la guerra, apenas 200.000 quedaron en pie, y de ellos, pocos adultos aptos…”.-
Obligaron al país, hacer que todos sus ríos fueran navegables; le obligaron a pagar una indemnización a los países de la triple alianza, 900 millones a Brasil, 400 millones a la Argentina y 90 millones a Uruguay, por los gastos de guerra.
Dinamitaron hasta su total extinción, los hornos de fundición y las fortificaciones.
Por otro lado Brasil y Argentina anexaron territorios que eran del Paraguay, a sus respectivos países.
Para Uruguay la guerra sólo sirvió para que Venancio Flores, devolviera los favores recibidos que le permitieron instaurar su dictadura en el País.-
Quedó claro también al finalizar la guerra, que los planes de los aliados en unirse para derrocar el gobierno de Solano López en poco tiempo, no fue tarea nada fácil; se encontraron con un pueblo, que convencidos de morir en defensa de su libertad y soberanía, lucharon con bravura frente al enemigo. Ejemplos de coraje sobran en esta guerra, y por eso es importante oír las voces de aquellos que en un principio trataron a los paraguayos con cierto desprecio; el valiente Coronel oriental León de Pallejas, luego de la batalla de Tuyutí decía”…el enemigo venía ebrio y furioso;…esto unido al valor justificado de esta raza viril y pura, donde los vicios y las comodidades no los han afeminado, sino fortalecido por esa misma miseria, desnudez y privaciones, hacen del soldado paraguayo todas estas causas, un soldado sufrido, valiente y resignado; breve, un soldado de primer orden…el soldado paraguayo es digno de mejor suerte y merece toda mi simpatía y adhesión “.-
La gran beneficiada de esta guerra, fue Inglaterra, que luego de esperar la culminación de la guerra, aumentará sus ganancias con el cobro de sus enormes préstamos.

En abril de 1883, durante el gobierno de Máximo Santos, el Estado Oriental suscribió un Tratado de Paz, Amistad y Reconocimiento de Deuda con la República del Paraguay, por el cual Uruguay renunciaba al cobro de los gastos de guerra del Estado. Devolvió además los trofeos de guerra.
Recién bajo el gobierno del Gral. Juan Domingo Perón, fueron devueltos al Paraguay los trofeos que custodiaba la República Argentina.
El Brasil aún los conserva. Oculta quizás, toda la vergüenza que sigue significando aún en nuestros días, la destrucción de un país hermano de nuestra América Latina.-


                                   Ruinas de Humaitá hoy en día

MOVUS:"10 RESPUESTAS A 10 MENTIRAS SOBRE LA MEGAMINERÍA "



Introducción
La reforma del Código de Minería de 2011, la Ley del Puerto de Aguas Profundas de 2012 y la Ley de Minería de Gran Porte recién votada integran un conjunto orquestado de decisiones políticas y normas legales con la finalidad de abrirle las puertas a una actividad económica -la minería metalífera a cielo abierto- cuya escala y magnitud de los impactos sociales y ambientales no tiene precedentes en el país.
Cuando la sociedad precisaría disponer de la información y el tiempo adecuados para definir cambios de tal importancia, la presencia simultánea de empresas interesadas en esa actividad hace que los debates se realicen en medio de disputas y conflictos concretos. En este proceso se ponen en evidencia no solo simples carencias en el suministro sino también la deformación de la información a la población.
Este material pretende ser un aporte al esclarecimiento de una serie de argumentos falsos relacionados con este tema que han sido usados de manera sistemática para confundir a la población sobre la naturaleza de las decisiones en juego.
 1. El Uruguay se quedará con el 50% de las ganancias de las grandes mineras.
Existen dos opciones para calcular el impuesto a la renta: 1) sobre la "renta efectiva", que es la ganancia declarada por la empresa; y 2) sobre la "renta presunta", que se deduce de las ventas. La primera opción fue probada en Chile y se vio que las mineras se las arreglan para declarar que tienen pérdidas y no pagar el impuesto. La segunda opción, en cambio, hace muy difícil la evasión. El IRAE (Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas) de la ley uruguaya sigue la primera opción y no incluye medidas para impedir que las empresas inflen costos y escondan las ganancias. Por esta razón, la recaudación por el IRAE será muy pequeña o reducida a cero.
Al impuesto "adicional del IRAE" se lo presenta como dirigido a recaudar más cuando las mineras ganen mucho por los precios muy altos. Pero si el IRAE es ínfimo, el adicional del IRAE, al ser un porcentaje del primero, será ínfimo también.
Como si esto fuera poco, la ley aprobada permite descontar, para el cálculo del IRAE, todas las inversiones hechas por la minera antes de obtener la concesión (estudios de prospección, exploración y el informe de impacto ambiental presentado a la DINAMA). Esta ley permite también descontar el canon del adicional del IRAE. El canon no es un impuesto, es el 5% del valor del mineral que cobra Uruguay por llevarse esa riqueza. Al permitir a la minera que descuente el canon del pago de un impuesto, está reduciendo el canon a cero. Es decir, le están regalando el 100% del valor del mineral.
Por estas razones, la recaudación por IRAE y adicional del IRAE, supuestamente el 50% de las ganancias o el mentado "fifty-fifty", será insignificante.
2. La ley de MGP impone a las grandes explotaciones mineras mayores impuestos.
Además de ser irrisorios los ingresos por IRAE y adicional del IRAE, esta ley habilita otros beneficios fiscales para las mineras. Cuando el Poder Ejecutivo concurrió a la discusión en el Senado, el ministro Kreimerman explicó que la minera será eximida del pago del Impuesto al Patrimonio, del Impuesto al Valor Agregado y de los aranceles de importación y exportación. Solo por la exención del IVA se calculó que Aratirí será beneficiada con el no pago de 700 a 1.000 millones de dólares.
Este fue uno de los motivos por los cuales los partidos Nacional y Colorado no votaron esta ley. Con tales exenciones se violó un acuerdo de la Comisión Multipartidaria sobre Minería de Gran Porte que decía: "No serán aplicables beneficios tributarios de la Ley de Promoción de inversiones a las actividades extractivas y conexas (...). No serán aplicables subsidios a exportación...". (Capítulo V. Eje económico, 5.d.)
 La empresa minera será subsidiada además por el consumo de agua gratis y energía eléctrica a un tercio de la tarifa residencial, por obras de infraestructura y portuarias a cargo del gobierno por lo que, si se recauda algo, no se recaudará gran cosa.

3. Los asalariados rurales tienen poco trabajo y mal pagado, la minería creará nuevas fuentes de trabajo y con sueldos superiores.
Uruguay tiene hoy unos 70.000 asalariados rurales. En 2006 se aprobaron las leyes de libertad sindical y de regularización laboral en el BPS y, en 2008, la ley de ocho horas en el campo. El trabajador debe cobrar su salario en dinero, junto con la prestación de alimentación y vivienda (o un monto equivalente) fijado en el Consejo de Salarios. El trabajador rural está hoy legalmente protegido. Si se intenta eludirlo, el gobierno tiene la responsabilidad de inspeccionar, sancionar y hacer que se cumpla la ley.
Aratirí (el único proyecto posible en el país de minería de gran porte), promete 1.300 empleos directos para una explotación de 12 años. No es una cifra significativa frente al total de asalariados rurales pero, además, la zona de Valentines está habitada por productores familiares y por asalariados que trabajan en una actividad permanente. ¿A dónde irán ahora los actuales pobladores y adónde irán los trabajadores de Aratirí después de esos 12 años, cuando esa zona rural haya quedado destruida?
El obrero minero, una ínfima minoría incluso en los países ricos en minerales, cobra altos sueldos por la altísima rentabilidad de la minería y porque están pagando los riesgos de salud y de corta vida a los que se ve expuesto ese obrero.
 4. El desarrollo de nuevas tecnologías alivia los impactos al medio ambiente.
En realidad, los nuevos equipamientos destruyen mucho más porque la minería a cielo abierto en gran escala está dirigida a explotar yacimientos pobres en metales, de bajo porcentaje de hierro y oro como los existentes justamente en Uruguay.
Para que la actividad minera sea rentable en estos lugares, las máquinas excavadoras y de transporte deben remover volúmenes mucho mayores de roca del subsuelo, usan más explosivos y productos químicos que producen más polvo, ruido y contaminación, y consumen más combustible y energía. Por lo tanto, si se lo compara con otras tecnologías conocidas, el ataque al ambiente es mucho mayor.
La megaminería metalífera a cielo abierto es intrínsecamente destructiva. No es algo excepcional, sus impactos son reconocidos y abundan en el mundo entero.
5. La extracción del hierro contribuye a crear una industria siderúrgica nacional.
Ni Aratirí ni el gobierno están promoviendo con este proyecto una industria siderúrgica nacional. El ritmo de extracción del hierro -18 millones de toneladas por año-, es para exportarlo aprovechando los precios altos del mercado. Por esta razón el proyecto Aratirí tiene tres partes indisociables: mina, mineroducto y puerto oceánico.
Para crear una industria siderúrgica con nuestro hierro, el mineral debe quedar en el país y, en vez de entregarlo a una empresa extranjera, el estado debe organizar la explotación llamando a una licitación. A su vez, el ritmo de extracción debe ser menor, para reducir el impacto ambiental y que la producción se mantenga varias décadas. Solo el montaje de la industria siderúrgica lleva unos cinco años.
La última reforma del Código de Minería definió que el 15% del mineral que extraiga una empresa debe ofrecerlo en el país. Si la oferta dura solo 12 años, como quiere Aratirí, no alcanza para armar una industria siderúrgica.
Durante la discusión parlamentaria, se propuso que la ley de MGP fijara una tasa de extracción anual del hierro para que la explotación durara unos 60 años, pero la mayoría oficialista se opuso a fijar un límite de extracción.
6. Los daños de la minería no son significativos porque el área afectada es pequeña.
En las presentaciones de su proyecto, Aratirí fue aumentando la superficie de impacto de las minas, aceptando que la propuesta había sido insuficiente. En el primer Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el distrito minero ocupaba 4.300 hectáreas. En el segundo EIA subió a 6.210 hectáreas la zona de impacto directo y la franja de amortiguación pasó de 11.500 a 14.505 hectáreas. Aún así, esta franja toma la mitad de la mínima distancia de impacto que, según informes del propio EIA, sería de 3 kilómetros. Si se toma esta distancia, el área afectada llega a unas 30.000 hectáreas.
El daño es mayor aún porque Aratirí posee títulos de prospección en esa zona sobre 120.000 hectáreas y, por la reforma del Código de Minería de 2011, que extendió los plazos, esto significa que los productores rurales son rehenes de las decisiones de la minera por 12 años. ¿Por qué el estado otorgó a esta empresa títulos de tal magnitud? Y, si Aratirí no piensa explotarlos, ¿por qué no devuelve esos títulos?
Se pretende minimizar el daño alegando que es un área pequeña, pero se reconoce la importancia del daño. Además de los impactos durante la explotación, se destruirá un suelo que posibilita la vida y una actividad productiva permanente.
7. La ley exige a las mineras la reconstrucción del ambiente original.
Autoridades del gobierno, incluido el Presidente de la República, José Mujica, afirman que los inmensos cráteres de la mina se vuelven a rellenar y se restaura la actividad productiva anterior. Esto es sencillamente falso, en ninguna parte del mundo esos pozos se rellenan, menos van a hacerlo en Uruguay. No se rellenan porque tiene un alto costo y hacerlo reduce la rentabilidad de las empresas. Incluso se los deja abiertos por si más adelante surge el interés de continuar la extracción.
La ley de minería de gran porte contiene frases genéricas sobre la preservación del medio ambiente y una sección dedicada al plan de cierra de la mina, que incluye la imposición de garantías económicas para el cumplimiento del plan. Pero no define exigencias concretas de restauración del ecosistema precedente y éstas quedan libradas a los resultados de una negociación entre el gobierno y la minera.
Por otra parte, la propuesta de Aratirí ha sido muy clara, tanto en la comunicación a la DINAMA como en la discusión parlamentaria de la ley. Aratirí propone rellenar con agua de lluvia esos pozos, en un proceso que puede demorar hasta 80 años, al final de los cuales no sabe si esa agua estará apta para otros usos en la zona.
8. Se utilizará poca agua porque el proceso trabajará en ciclo cerrado.
Según Aratirí, el agua se gestionará en "circuito cerrado": uno, formado por la represa de relaves, la represa de agua bruta y la planta de beneficiamiento; y otro, formado por el mineroducto hacia el puerto y un acueducto de retorno. Con este sistema, tendría que reponer por pérdidas 1,1 millón de metros cúbicos anuales (el consumo de 90 hectáreas de arroz). Pero Aratirí prevé un emisario submarino de 2,5 kilómetros de largo, al costado de la terminal portuaria, para descargar en el océano las aguas usadas y contaminadas del distrito minero.
 ¿Se puede llamar a esto "circuito cerrado"? Evidentemente, no. Es peor.
Además, para extraer el mineral del subsuelo desviarán varios arroyos y el río Yí, contaminarán aguas superficiales, napas freáticas y aguas subterráneas, tanto por el escurrimiento de los cráteres y de los depósitos de estériles, como por la infiltración hacia el suelo de los depósitos de relaves y de agua bruta. Los impactos de estas contaminaciones y las alteraciones del sistema hídrico de la región se extenderán, según el propio informe de Aratirí, entre 3 y 6 kilómetros desde el borde de las instalaciones mineras.
9. La minería se hará en tierras donde no hay posibilidades de desarrollo.
Se ha presentado a la zona potencialmente afectada por el proyecto Aratirí como un rincón abandonado del país. Al decir que pertenece "al Uruguay profundo", se alude a una zona de pobreza y carente de desarrollo. Se la asocia entonces con el latifundio tradicional para decir que los que se oponen a la minera son "terratenientes". Es un discurso mentiroso dirigido a las personas que desconocen esa realidad.
Según las estadísticas oficiales, en las tres áreas del proyecto minero, hay 3.573 personas dedicadas a la actividad agropecuaria que se verán directamente afectadas y 4.156 trabajadores con un grado de afectación indirecto. El propio EIA de Aratirí expone que los establecimientos del distrito minero son de los que el Ministerio de Ganadería (MGAP) define como "productores familiares" en la medida en que "el promedio de los establecimientos de la zona” es menor de 500 hectáreas.
Un informe reciente del MGAP calcula una rentabilidad bruta de 160 y neta promedio de 49 dólares por hectárea en la zona y estima que son necesarias 361 hectáreas en propiedad o 550 ha, si el 33.4% fuera arrendada, para que un productor tenga el ingreso medio de los hogares de una localidad pequeña del interior. El mismo informe agrega que, para el productor familiar, la tierra tiene otros valores, además del económico, como son la vivienda, la alimentación, la cultura y el estilo de vida, y que habrá dificultades para el realojamiento de esa población.
10. La minería de gran porte permitirá diversificar la matriz productiva del país.
Justificando la nueva ley de minería de gran porte, el senador Daniel Martínez dijo: "O diversificamos la matriz productiva, avanzamos en sectores de mucha más tecnología y valor agregado o vamos a ser un país pobre toda la vida”. Este argumento va dirigido a sectores preocupados por el desarrollo tecnológico del país, pero es tan vacío de contenido como el que asocia estos proyectos mineros con la industrialización.
No se diversifica la matriz productiva porque es una actividad meramente extractiva. Es decir, extrae el mineral y lo exporta en bruto. En segundo lugar, no es duradera porque, a lo sumo dará para 15 a 20 años y luego se acabó el recurso. Si se pretende diversificar la matriz productiva, debería poder realizarse una actividad permanente. En tercer lugar, es incompatible con otras actividades productivas y destruye el ecosistema, con lo cual, al cabo de un corto lapso, simplemente habremos perdido para siempre una zona productiva.
La minería de gran porte que se pretende instalar solo aumenta la condición primario exportadora de la economía. Sin diversificación productiva ni industrialización, el país será más dependiente aún de los vaivenes del mercado internacional, tanto por las materias primas que debemos vender, como por los productos manufacturados que, sin un cambio sustancial del modelo de desarrollo, seguiremos comprando.
MOVUS Contacto :  porunuruguaysustentable@gmail.com
http://www.observatorio-minero-del-uruguay.com/
http://movusuruguay.org

ANÁLISIS Cuando los progres van a la guerra Antonio Caño




  Washington 6 SEP 2013 -
   El País de España 
 
 
 
      El teniente John Kerry testifica contra la guerra de Vietnam en 1971. / Henry Griffin (AP)

Antes de tomar asiento el lunes en el comité de Relaciones Exteriores del Senado, el secretario de Estado, John Kerry, se cruzó con uno de los jóvenes que ocupaban el lugar con pancartas contra una intervención militar en Siria. “La primera vez que testifiqué ante este comité”, recordó después Kerry, al tomar la palabra, “yo tenía 27 años, y mis sentimientos eran similares a los de ese manifestante”.
En efecto, en 1971 un joven teniente llamado John Kerry, recién llegado del frente, prestó declaración ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado contra la guerra de Vietnam. Al lado de Kerry se sentaba el lunes un distinguido laureado en ese conflicto, Chuck Hagel, que igualmente hizo el tránsito hasta convertirse en un combatiente decepcionado. “No es que sea un pacifista, soy realista, entiendo cómo es el mundo, pero la guerra es una cosa terrible, en la que no hay ninguna gloria, solo sufrimiento”, escribió el hoy secretario de Defensa en su biografía de 2006.
Además del hecho tan mencionado de que el comandante en jefe de estas fuerzas armadas a punto de entrar en combate es un premio Nobel de la Paz, el ataque a Siria, si es que finalmente se produce, tendrá, entre otras particularidades la de ser dirigido, para bien o para mal, por un grupo de pacifistas o de progresistas que entienden la guerra como un recurso con fines humanitarios.
El mejor representante de este último grupo es Samantha Power, embajadora en Naciones Unidas, que observó como periodista los horrores de la guerra de los Balcanes y escribió después un libro sobre la obligación moral de Estados Unidos de intervenir militarmente para evitar situaciones semejantes. Power defendió este viernes esa misma tesis, aplicada a Siria, en el Center for American Progress, donde dijo que el escepticismo, cuando se trata de una intervención militar en el extranjero, es “saludable”.
A la derecha de Obama en la Casa Blanca, como su consejera de Seguridad Nacional (su principal asesor de política exterior) se sienta Susan Rice, precisamente la antecesora de Power en la ONU, y quien, como ella, entiende que la maquinaria militar de su país está para hacer el bien. Después de conocerse la matanza de Ruanda, durante la que trabajaba para Bill Clinton también en el consejo de Seguridad nacional, Rice declaró: “Me he jurado a mí misma que si me enfrento a una crisis similar de nuevo, estaré del lado de los que proponen tomar medidas drásticas, prendiendo el fuego si es necesario”.
No cuesta mucho, por tanto, imaginar el tipo de recomendaciones que recibió Obama antes de anunciar su decisión de atacar Siria, ni es difícil tampoco suponer la perplejidad y la decepción de estos personajes, convencidos de estar en el lado correcto de la historia, ante la pasividad observada en el resto del mundo o la oposición encontrada en el Congreso.
Esta es una Administración en la que abundan los bien intencionados, los políticos en la línea de Madeleine Albright, que definió a su país como “la potencia irremplazable”, los políticos que entienden que la fuerza de EE UU radica en su poder moral, en su valor para frenar la tiranía allí donde sea preciso y en solitario si no hay otra alternativa.
El pragmatismo de Obama ha matizado hasta ahora esa tendencia, pero, a la postre, su intento de interponerse ante una catástrofe humanitaria cometida con armas tan crueles como los gases venenosos será lo único que pueda justificarle ante la historia en el caso de que el episodio de Siria acabe de mala manera.
Kerry, Hagel, Rice o Power tal vez pueden hacer la guerra más digerible que Rumsfeld o Cheney pero quizá no más eficaz. Ciertamente, la anterior Administración alcanzó en sus aventuras bélicas tal nivel de inoperancia que es difícil de superar, pero todos los récords acaban siendo batidos.
Algunas de las ventajas de una Administración progre –con el simbólico apoyo internacional del presidente socialista de Francia- son evidentes: su esfuerzo por convencer, el reconocimiento inocente de sus propias dudas, el agotamiento sincero de las vías diplomáticas, el señalamiento de una solución política en última instancia. Pero los inconvenientes también: la improvisación, los titubeos, la ausencia de un claro objetivo.
El trío Bush-Cheney-Rumsfeld pretendía cambiar el equilibrio de fuerzas en Oriente Próximo con vistas a garantizar el predominio de EE UU durante varias décadas. Y si ese propósito exigía mentir, o cosas peores, se hacía en nombre de las razones de Estado. El objetivo de Obama, en cambio, es vago, moral, perfectamente defendible, pero difícil de explicar. En una guerra, los norteamericanos –cualquiera, en realidad- necesitan saber dónde están los buenos y dónde están los malos: democracia contra Hitler, América contra el comunismo, América contra Saddam Hussein. Obama, con su permanente visión compleja de la realidad, no ha sido aún capaz de presentar su causa con la nitidez precisa. Bush, Cheney y Rumsfeld todavía hoy defienden la guerra de Irak, sobre la que no guardan complejos. Obama, en cambio, se ha corregido sobre la “línea roja” a Siria incluso antes de que su guerra empezara.
 

Las protestas invaden el desfile militar de la independencia de Brasil


Juan Arias Río de Janeiro  
El País de España
 
La policía dispersa con gases lacrimógenos a los manifestantes que marchaban en paralelo a la parada en Río de Janeiro. Hay manifestaciones en 150 ciudades del país sudamericano





Manifestantes irrumpen en el desfile militar de Río de Janeiro. / Antonio Lacerda (EFE)

Mientras el desfile militar del 7 de septiembre, fiesta de la independencia de Brasil, pudo celebrarse sin violencia, blindado por 8.000 agentes, con la presencia de la presidenta Dilma Rousseff y demás autoridades del Estado, en Río de Janeiro, la parada militar vivió momento de gran tensión cuando un grupo de manifestantes consiguió invadirlo. A partir de ese momento se vivieron escenas fellinianas. Fuerzas policiales de todo género fueron convocadas para dispersar a los manifestantes e impedir que continuaran mezclándose con los que desfilaban oficialmente.
El desfile que tenía lugar en la Avenida Getulio Vargas seguía en una dirección y en la paralela cientos de policías armados con escudos y máscaras de gas desfilaban en la otra dirección dispersando a la gente con una gran profusión de gases lacrimógenos que llegaron a herir a un reportero del diario O estado de Sâo Paulo, mientras otros que estaban narrando la escena para la TV Globo advertían que dejaban de narrar porque se sentían asfixiar. El contingente de la fuerza de choque corría dispersando a los manifestantes entre una gran humareda de gases mientras sonaban las sirenas de los bomberos que llegaban para socorrer a los heridos.
Los gases lacrimógenos alcanzaron a los que asistían en los palcos al desfile militar que empezaron a abandonar el lugar atemorizados, mientras los cuerpos del Ejército seguían desfilando ignorando la confusión creada. Al mismo tiempo, coches de la policía militar se llevaban detenidos a jóvenes que se habían presentado enmascarados, algo que estaba prohibido en varias ciudades, entre ellas en Río de Janeiro. Los coches de la policía se vieron rodeados por los manifestantes mientras a malas penas conseguían hacer entrar a los detenidos que se resistían a hacerlo.
Vistas desde lo alto, transmitidas por los helicópteros de las televisiones, las escenas del desfile militar oficial junto con los policías corriendo literalmente detrás de los manifestantes en medio a humaredas de gases, daban la impresión más bien de estar presenciado escenas del teatro del absurdo que hasta despertaban a veces hilaridad de no tratarse de momentos de dura violencia tanto policial como del grupo más extremista de la manifestación formado por el colectivo anarquista de los Black bloc.
Las manifestaciones en más de 150 ciudades estaban mientras tanto en curso, cada una con sus características y sus reivindicaciones, unas minoritarias y otras más numerosas, pero todas ellas temorosas de las fuerzas del orden a las que esta vez no les tomó desprevenidas como en junio pasado. Tenían además órdenes de no condescender con el más mínimo gesto de violencia. Y lo cumplieron.
La gran novedad de la mañana fue que este año, en algunas ciudades, los desfiles militares habían sido cancelados por miedo a las manifestaciones. En las que fueron celebrados, la asistencia del público fue enormemente menor y fue recortado el tiempo de los desfiles. En Brasilia, se estimaba que acudieran oficialmente 30.000 personas y asistieron sólo 5.000, según la policía. En Sao Paulo, se veían grandes huecos en las tribunas y por primera vez, en el palco oficial y entre los jóvenes de las escuelas que suelen desfilar con los militares, aparecieron pancartas de protesta y de reivindicaciones. En Brasilia, acabado el desfile, que fue literalmente tomado por 8.000 agentes, sin dejar acercarse ni de lejos a los manifestantes, la gente, convocada por el grupo Brasil contra la corrupción empezaba a manifestarse en el centro de la ciudad.
La noche del viernes, en cadena nacional, la presidenta Rousseff, con gran acierto político, tomó partido a favor de las manifestaciones convirtiéndose ella misma en uno más de los indignados. Afirmó que la población “tiene el derecho de indignarse y de exigir cambios y reformas”. Según la mandataria, “infelizmente somos aún un país con servicios públicos de baja calidad”, recordando que esa baja calidad de los servicios en transportes, educación, sanidad y seguridad pública, habían sido el común denominador de las protestas de junio pasado. Y prometió escuchar la voz de la calle.

Brasil: nueva jornada de protestas en 150 ciudades



 

Subrayado

Varios grupos convocaron por las redes sociales en el mismo camino de las manifestaciones que se dieron en la Copa de las Confederaciones.
Varias decenas de manifestantes invadieron este sábado el desfile militar por el día de la independencia brasileña en Rio de Janeiro, y fueron dispersados con gases lacrimógenos en esta jornada de protestas previstas en todo el país, constató la AFP.
Los manifestantes, algunos enmascarados, entraron en la avenida donde se celebra el desfile militar en el centro de Rio, gritando consignas y enfrentándose con policías, que realizaron ya varias detenciones. Los espectadores en las gradas corrían para protegerse de los gases.
Una agencia bancaria cercana al lugar del desfile fue destrozada por manifestantes, según el sitio de noticias G1.
Ni el alcalde de Rio, Eduardo Paes, ni el gobernador del estado, Sergio Cabral, asisten al desfile, cuya duración y número de efectivos fue recortado debido a las protestas previstas.
Varios grupos han llamado en las redes sociales a manifestaciones callejeras en unas 150 ciudades del país, con la esperanza de volver a encontrar la fuerza de las revueltas sociales de junio, cuando más de un millón de personas manifestaron en plena Copa Confederaciones contra la corrupción y por mejores servicios públicos.
En Brasilia, donde la presidenta Dilma Rousseff asiste al tradicional desfile militar, la seguridad fue reforzada. Varios cientos de manifestantes comenzaban a marchar hacia el Congreso, paseando una cárcel móvil para llevar simbólicamente a políticos corruptos a la cárcel.
"Queremos mejoras en la educación, reforma política y democratización de los medios, las protestas de junio sirvieron para presionar al Congreso a aprobar medidas, tenemos que mantenerlas vivas", dijo a la AFP Philip Leite, del movimiento estudiantil Kizamba.
Está previsto que las manifestaciones duren todo el día. En Brasilia, coincidirán asimismo con un partido amistoso de la selección brasileña contra Australia en el estadio mundialista Mané Garrincha.
Rousseff dijo el jueves por la noche en un mensaje a la nación que "la población tiene todo el derecho de indignarse con lo que está errado y exigir cambios", pero pidió no dejar que "una capa de pesimismo lo cubra todo y empañe lo más importante: Brasil avanzó como nunca en los últimos años".