Siempre que se tiene éxito saltan
las contras. La elección de Francisco como Sumo Pontífice trae
aparejado una enorme esperanza y también, para otros, la respectiva
oposición. Hay intereses en juego, no espirituales pero sí
materiales de política muy menuda y yo diría que hasta despreciable
por el poder y no escapamos en nuestro país a esos intereses. El
diario de la Plaza Cagancha con alguno de sus escribas lo planteó en
su momento con argumentos que de cristiano tenían poco y sí
intereses políticos. Supongo que se deben haber dejado llevar
también algunos legisladores haciendo declaraciones, yo diría que
hasta aventuradas y poco respetuosas. Así esgrimieron viejos
argumentos de que la Iglesia no debe meterse en política y que
justamente con la elección del actual Arzobispo Monseñor Sturla
ante algunas declaraciones y presencia suya en actos de izquierda
llámese PIT-CNT y el acto de homenaje a los caídos en la central
comunista del Paso Molino, ya estaban insinuando lo mismo que cuando
Francisco se refirió a las oligarquías e intereses económicos en
defensa de la clases pobres, sugiriéndolos como nuevas corrientes
inclinados hacia la izquierda. Monseñor Sturla unas semanas después
les tapó la boca bendiciendo un homenaje en el monumento a los
soldados caídos en la casa del comandante en jefe de la época
general Grafina. O sea la Iglesia no tiene izquierdas ni derechas,
ella es una sola con la defensa de la vida entre otras muchas cosas.
La Iglesia con su Papa Francisco acaba de lograr algo que hace
décadas y no recuerdo otro hecho similar, no han podido conjugar
ningún poder fático, llámese imperios con EE.UU. a la cabeza,
Inglaterra, Francia, Rusia, etc. y otros intereses ya sean económicos
(Wall Street) , de Estados, religiones, logias y demás enemigos
tradicionales de Cristo. Reunir las cabezas de los dos representantes
de países en conflicto bélico (islámicos e israelitas) e incluso
la promesa de hacer próximamente en el Vaticano una oración
conjunta por la paz. El entrecruce de apretón de manos es un éxito
único dado por una Iglesia que no tiene intereses materiales pero
que además de la salvación de las almas se preocupa por el
bienestar y supervivencia digna del ser humano. Si eso no es hacer
política directa o indirectamente, que Dios lo diga. No hay otro
antecedente donde se de esta conjunción y con esto Francisco, hasta
el hartazgo, da por liquidada las tesis de progresismo o
conservadurismo. Aquí mismo en Uruguay, Sturla lo había empezado a
sufrir. El hecho absurdo es que por la mera concurrencia a donde
había sido invitado se le indilgara tendencias partidarias de un
lado como del otro. Sin embargo los mismos que se escandalizan cuando
ven la paja en el ojo contrario descuidan la viga en el propio. Viene
al caso todo esto para algo que ya lo habíamos dicho que no vendría
mal no obstante los esfuerzos de los fanáticos contrarios de cada
sector, que las cabezas de los distintos jerarcas religiosos, y que
Francisco aparentemente quiere hacer, los principales imanes del
islamismo, algún rabino prominente lo mismo que los prelados
protestantes, metodistas, y demás jefes de las distintas profesiones
de fe (religiones) comiencen a reunirse para señalar el futuro buen
camino del mundo. Supongo que allí no hay tantos intereses políticos
materiales y sí políticos espirituales. La paz es un bien común
que debe lograrse para todos los seres humanos sin distinciones
partidarias. Vamos a no perder el tiempo escandalizándonos por si
tal o cual religioso concurre a determinados sitios en aras de su
salvación espiritual. Es algo que alguna prensa no va a entender
jamás.
Leopoldo Amondarain
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