El siguiente texto pertenece a Carlos Alberto Libánico Cristo, más
conocido por Frei Betto, nacido el 25 de agosto de 1944 en Belo
Horizonte (Brasil). Autor de diversos libros y ganador de premios
literarios, fue en su momento asesor del presidente norteño Ignacio Lula
da Silva y del Movimiento de los Sin Tierra, de amplia repercusión en
las últimas décadas del siglo pasado.
En el texto aludido nos
describe su viaje por Oriente y el contacto que mantuvo con los monjes
del Tibet, en Mongolia, Japón y China.
“Eran hombres serenos, solícitos, reflexivos y en paz con sus mantos de color azafrán.
El otro día, observaba el movimiento del aeropuerto de San Pablo: la
sala de espera llena de ejecutivos con teléfonos celulares, preocupados,
ansiosos, generalmente comiendo más de lo que debían.
Seguramente, ya habían desayunado en sus casas, pero como la compañía aérea ofrecía otro café, todos comían vorazmente.
Aquello me hizo reflexionar: "¿Cuál de los dos modelos produce felicidad?"
Me encontré con Daniela, de 10 años, en el ascensor, a las 9 de la
mañana, y le pregunté: "¿No fuiste a la escuela?" Ella respondió: "No,
voy por la tarde."
Comenté: "Qué bien, entonces por la mañana puedes jugar, dormir hasta más tarde."
"No", respondió ella, "tengo tantas cosas por la mañana..."
"¿Qué cosas?", le pregunté.
"Clases de inglés, de baile, de pintura, de natación", y comenzó a detallar su agenda de muchachita robotizada.
Me quedé pensando: "Qué pena que Daniela no tenga clases de meditación!"
Estamos formando súper-hombres y súper-mujeres, totalmente equipados pero emocionalmente infantiles.
Una ciudad progresista del interior de San Pablo tenía, en 1960, seis
librerías y un gimnasio; hoy tiene sesenta gimnasios y tres librerías!
No tengo nada contra el mejoramiento del cuerpo, pero me preocupa la
desproporción en relación al mejoramiento del espíritu. Pienso que
moriremos esbeltos: "¿Cómo estaba el difunto?". "Oh, una maravilla, no
tenía nada de celulitis!"
Pero cómo queda la cuestión de lo subjetivo? De lo espiritual? Del amor?
Hoy, la palabra es "virtualidad". Todo es virtual. Encerrado en su
habitación, en Brasilia, un hombre puede tener una amiga íntima en
Tokio, sin ninguna preocupación por conocer a su vecino de al lado!
Todo es virtual. Somos místicos virtuales, religiosos virtuales, ciudadanos virtuales. Y somos también éticamente virtuales...
La palabra hoy es "entretenimiento"; el domingo, entonces, es el día nacional de la imbecilidad colectiva.
Imbécil el conductor, imbécil quien va y se sienta en la platea, imbécil quien pierde la tarde delante de la pantalla.
Como la publicidad no logra vender felicidad, genera la ilusión de que
la felicidad es el resultado de una suma de placeres: "Si toma esta
gaseosa, si usa estas zapatillas, si luce esta camisa, si compra este
auto, usted será feliz!"
El problema es que, en general, no se
llega a ser feliz! Quienes ceden, desarrollan de tal forma el deseo, que
terminan necesitando un analista. O de medicamentos. Quienes resisten,
aumentan su neurosis.
El gran desafío es comenzar a ver cuán bueno
es ser libre de todo ese condicionamiento globalizante, neoliberal,
consumista. Así, se puede vivir mejor. Para una buena salud mental son
indispensables tres requisitos: amistades, autoestima y ausencia de
estrés.
Hay una lógica religiosa en el consumismo post-moderno.
En la Edad Media, las ciudades adquirían status construyendo una catedral; hoy, en Brasil, se construye un shopping-center.
Es curioso, la mayoría de los shopping-center tienen líneas
arquitectónicas de catedrales estilizadas; a ellos no se puede ir de
cualquier modo, es necesario vestir ropa de misa de domingo. Y allí
dentro se siente una sensación paradisíaca: no hay mendigos, ni chicos
de la calle, ni suciedad...
Se entra en esos claustros al son gregoriano post-moderno, aquella musiquita de esperar al dentista.
Se observan varios nichos, todas esas capillas con venerables objetos de consumo, acolitados por bellas sacerdotisas.
Quienes pueden comprar al contado, se sienten en el reino de los cielos.
Si debe pagar con cheque post-datado ó a crédito se siente en el purgatorio.
Pero si no puede comprar, ciertamente se va a sentir en el infierno...
Felizmente, terminan todos en una eucaristía post-moderna, hermanados
en una misma mesa, con el mismo jugo y la misma hamburguesa de Mac
Donald...
Acostumbro decirles a los empleados que se me acercan en las puertas de los negocios: "Sólo estoy haciendo un paseo socrático".
Delante de sus miradas espantadas, explico:
"Sócrates, filósofo griego, también gustaba descansar su cabeza
recorriendo el centro comercial de Atenas. Cuando vendedores como
ustedes lo asediaban, les respondía: ..."Sólo estoy observando cuántas
cosas existen que yo no necesito para ser feliz"!