Publicado
el 10 de marzo de 2023 en LA DIARIA
Alrededor
de 361.000 niños menores de cinco años mueren cada año por
enfermedades asociadas a aguas contaminadas o no tratadas: cólera,
diarrea, disentería, hepatitis, fiebre tifoidea y tuberculosis. La
escasez de agua provoca anualmente el desplazamiento forzado de cerca
de 68 millones de personas en el mundo. Antes de 2050 seremos unos
9.700 millones de humanos; se estima que de estos, unos 2.100
millones no tendrán acceso al agua potable, sea porque viven en
zonas donde no la hay o porque la existente no es apta para el
consumo. Nada de esto impide que el volumen de agua extraída siga
creciendo de forma imparable; la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la producción
de alimentos por riego crecerá 50% en los próximos diez años,
mientras que el aumento del agua disponible sólo será de 10%.
El
agua potable se vuelve un bien escaso y, por lo tanto, de más en más
valioso. La contaminación de las aguas tanto superficiales como
subterráneas por efecto de actividades industriales no hace más que
acrecentarse en el planeta entero. Este drama humano, lejos de ser
inevitable, es consecuencia directa de la búsqueda de ganancia sin
barreras éticas y de una economía dominante que llama
“externalidades” al despilfarro, a la destrucción y a la
contaminación. Estas circunstancias han dado alas a un negocio
increíblemente rentable: el agua embotellada. Esta industria crece
exponencialmente cada año y reditúa sumas multimillonarias a unas
pocas megacorporaciones. Para ellas, la falta de agua potable y la
pérdida de confianza del gran público en el agua corriente
constituyen una bendición, una maravillosa oportunidad de lucro.
Entretanto, la mayor parte de los gobiernos –sea por ineficiencia o
por corrupción– ha venido privatizando los suministros de agua en
lugar de invertir en saneamiento básico y agua potable.1
En
2021 el tamaño del mercado mundial de agua embotellada se valoró en
283.010 millones de dólares y se espera una tasa de crecimiento
anual de 6,7% entre 2022 y 20302. Los márgenes de ganancia del
negocio son absolutamente excepcionales; Coca-Cola y Pepsi, líderes
mundiales de este mercado, embotellan y filtran agua corriente que
luego venden a precios decuplicados.3 Mediando inversiones
astronómicas en publicidad, las empresas del ramo convencen al
público de que constituyen la opción más limpia y más saludable.
Pero la verdad es otra: el agua embotellada no sólo es –por lo
general– de calidad inferior al agua corriente, sino que puede
implicar un riesgo potencial para la salud.4
Una
investigación llevada a cabo por la Universidad de Nueva York
analizó 259 botellas de 11 marcas distintas en nueve países
diferentes, y detectó un promedio de 325 partículas de plástico
por cada litro de agua embotellada analizada. El estudio concluye que
la presencia de microfibras plásticas en el agua embotellada es muy
superior a la cantidad de plástico presente en el agua corriente.5
Un
metaanálisis de datos de 26 estudios distintos sobre la ingesta de
los estadounidenses estima que el consumo anual de microplásticos
puede variar entre 39.000 y 52.000 partículas por persona según la
edad y el sexo. Estas estimaciones pasan a 74.000 y 121.000 cuando se
considera la inhalación de microplásticos. Más aún: las personas
que sólo beben en fuentes embotelladas la cantidad diaria de agua
recomendada ingieren unas 90.000 partículas extras, contra las 4.000
partículas ingeridas con la misma cantidad de agua de la canilla.6
Los ftalatos, sustancias químicas presentes en el polietileno
tereftalato de las botellas plásticas (PET), pueden inhibir la
testosterona y otras hormonas. Por eso se aconseja no reutilizar las
botellas de agua ni dejarlas al sol, ya que el tiempo y la radiación
son factores que ayudan a su liberación en el agua.7
En
paralelo con los problemas de salud que puede provocar el agua
embotellada, se estima que su producción impacta unas 1.400 veces
más en los ecosistemas que la extracción y el consumo de agua
corriente.
Pero
la ingesta de microplásticos no es el único problema sanitario del
agua embotellada. Las pruebas realizadas por el Departamento de
Servicios Ambientales de New Hampshire, Estados Unidos, descubrieron
niveles peligrosos de productos químicos en el agua embotellada
comercializada por las empresas CVS, Whole Foods y Market Basket, lo
que derivó en consejos para que las embarazadas, los ancianos y los
niños la evitaran. Un estudio en Alemania identificó más de 24.000
productos químicos en muestras de agua envasada, muchos de ellos en
cantidades suficientes como para causar alteraciones en el equilibrio
hormonal. Después del embotellado, la carga bacteriana del agua
aumenta a un ritmo pautado por el contenido de materia orgánica,
siempre presente aunque en cantidades variables. Muchas de estas
bacterias son resistentes a los agentes antimicrobianos; los brotes
inesperados de diarrea y disentería como consecuencia del consumo de
agua embotellada contaminada se deben generalmente a deficiencias en
los controles de calidad del envasado.8
En
paralelo con los problemas de salud que puede provocar el agua
embotellada, se estima que su producción impacta unas 1.400 veces
más en los ecosistemas que la extracción y el consumo de agua
corriente, y que aquella emplea un volumen de recursos 3.500 veces
superior al de esta.9 Greenpeace ha señalado que año tras año los
fabricantes de bebidas producen más de 500.000 millones de botellas
de plástico de un solo uso, y que estas tardan hasta 500 años en
degradarse. En el mundo se compran 60 millones de botellas plásticas
por hora, que en su mayoría se usan una sola vez y por unos
minutos.10
La
incitación al sobreconsumo mueve la economía. Parece desquiciante,
porque lo es. Los grandes medios influyen mucho más de lo que
sospechamos en nuestros comportamientos, elecciones y convicciones.
De lo contrario, ¿cómo entender esa percepción generalizada de las
bondades del agua embotellada? Detengámonos en las publicidades de
Salus, Nativa, Vitale, Esencial, Asencio, Ivess, Cascada o cualquier
otra, y veremos imágenes de personas exultantes de vitalidad y
belleza en medio de ambientes paradisíacos. Nos han convencido de
que la botellita de agua siempre a mano es sinónimo de salud y
bienestar, pero la realidad es que su calidad es inferior a la del
agua corriente en la mayor parte del mundo.
El
consumo de agua embotellada es un despropósito para la salud y para
el bolsillo. Quien quiera ahondar en el asunto tiene mucha evidencia
disponible en internet. ¿Este hábito tan costoso y aberrante no
debería parar ya? Pues empecemos por casa. Una gota, con ser poco,
con otras se hace aguacero.
*
François Graña es doctor en Ciencias Sociales.
________________________________________
1.
https://territoriossostenibles.com/biodiversidad-y-ecosistemas/el-agua-un-negocio-embotellado
↩
2.
https://www.grandviewresearch.com/industry-analysis/bottled-water-market
↩
3.
https://www.latimes.com/espanol/california/articulo/2021-10-13/el-agua-embotellada-es-realmente-agua-del-grifo
↩
4.
Una investigación realizada en España analizó 76 aguas
embotelladas, solo una de las cuales igualaba la calidad del agua
corriente de ese país ↩
5.
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/detectan-microplasticos-90-agua-embotellada_14456
↩
6.
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/cada-ano-nos-tragamos-hasta-50000-particulas-de-plastico_14357
↩
7.
[https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/](https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/](https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/](https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/)
↩
8.
https://www.researchgate.net/publication/265595884_EL_AGUA_EMBOTELLADA_ES_ADECUADA_PARA_NUESTRO_CONSUMO
↩
9.
https://www.isglobal.org/-/el-impacto-ambiental-del-agua-embotellada-es-hasta-3-500-veces-mayor-que-el-del-agua-del-grifo
↩
10.
https://www.greenpeace.org/mexico/blog/10828/este-es-el-impacto-ambiental-del-agua-embotellada/