En el marco de las grandes transformaciones que vive la humanidad, motivados fundamentalmente por una irreversible globalización, la Masonería brasileña comienza a levantar el velo que durante siglos de “discreción” ha pretendido ocultar su existencia, manteniéndose lejos de la curiosidad profana. Sin embargo, es evidente que una nueva corriente filosófica viene marcando su presencia en esta milenaria institución, con una apertura que apunta a mejorar la integración y marcar presencia entre la sociedad civil y sus problemas. Así lo han entendido las autoridades de la “Logia Acacia Vitoriense” de Santa Vitoria do Palmar, a 25 kilómetros de esta frontera, al conmemorar sus 120 años de existencia en la plaza pública con la colocación de una placa conmemorativa, plantación de acacias y oratoria por parte del Intendente Municipal Eduardo Morroni y el historiador Rubens de Ávila Carrasco integrante de la Masonería vitoriense, quien señalo en una parte de su alocución: “Las sociedades políticas, literarias y filantrópicas fueron sin ninguna duda el embrión que generó la face inicial de las logias Masónicas. Pensamos además que la revolución Farroupilla proporcionó la divulgación de un ideario hasta entonces muy poco conocido en estos pagos. El crecimiento irregular de la masonería a partir de 1850, no impidió que ella se transformara en una institución con fuerte influencia en la sociedad “gaucha” de aquel periodo. Aliados a los grupos políticos, y de intelectuales liberales, los masones adquirieron prestigio e influencia en varias esferas de la política y de la vida social de Río Grande del Sur. En esa oportunidad surgieron grandes conflictos entre los dirigentes de la iglesia católica y los masones teniendo en cuenta que estos nunca dejaron de participar en las campañas de beneficencia o de emergencia, teniendo en cuenta que la masonería pasó a ocupar un espacio destacado en el campo de la salud. La masonería siempre trabajó por la defensa de la libertad de pensamiento entre sus afiliados. Volviendo al extremo sur de Río Grande, debemos señalar que la instalación de logias se debió fundamentalmente a la presencia de militares procedentes del centro del país, y destacados en el sur riograndense por asuntos estratégicos”. Relacionado con la creación de la Logia “Acacia Vitoriense” Carrasco señaló que “el 29 de julio de 1896 el periódico “ECHO DO PALMAR, publicaba la siguiente noticia: Masonería. Un inteligente caballero que se muestra dedicado al progreso local, inició la creación de una logia masónica en esta ciudad, encontrando simpatías que apoyaron su iniciativa. En otra edición señala que está instalada en forma provisoria desde el día 15 de agosto de 1896, una Logia Masónica que se denomina Acacia Vitoriense, la que fue fundada por masones regulares. Bien dirigida comenzó a transitar por esos 120 años de existencia, generando una marca respetable dentro de la comunidad, atendiendo los problemas de la sociedad vitoriense en pro del desarrollo general de la ciudad. Muchos de estos hermanos fueron responsables del surgimiento de diversas entidades como Santa Casa de Misericordia, Clubes Recreativos, Asociación Comercial, Asociación Rural, Construcción del Puerto, Gimnasio Santa Vitoria, Curso Científico, Sociedad Italiana, y el Teatro Independencia. También funcionó en la sede de la Logia una escuela para carenciados, una policlínica médica, una biblioteca, curso escolar nocturno, y un espacio donde eran trasladados los enfermos infecto-contagiosos, todo esto en forma gratuita. El Estado Nuevo interrumpe nuestros trabajos y la revolución de 1964 nos privó de un crecimiento mayor, en tiempos difíciles pero que fueron superados con gallardía bajo el lema de Libertad- Igualdad y Fraternidad. Los que hoy integramos esas columnas centenarias nos enorgullecemos de esa trayectoria que apunta fundamentalmente a mantener viva la llama encendida el 16 de agosto de 1896”- dijo finalmente De Ávila Carrasco.
CEREMONIA PÚBLICA DE LA LOGIA "ACACIA VITORIENSE" EN LA PLAZA "Gral. ANDREA". En la nota gráfica el historiador Rubens De Avila Carrasco, destaca la trayectoria de la Logia brasileña en sus 120 años de existencia.
