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Antonio Vizintín
Intensa actividad viene desarrollando en este balneario el Club de Pesca y Náutico, fundado en el año 2005, con el fin de promover actividades sociales y deportivas en esta comunidad. El maestro Félix Flugel, abocado en la actualidad a culminar una publicación sobre la historia regional, ofreció detalles sobre las actividades programadas por la institución y la presencia de Antonio Vizintin, sobreviviente de la tragedia de Los Andes, quien dictara una charla destinada a estudiantes del liceo local.
“El Club de Pesca y Náutica de La Coronilla es una Asociación Civil de carácter deportivo y cultural, con personería jurídica y sin fines de lucro. Entre sus finalidades están la promoción y práctica de actividades de pesca y náutica, así como la integración de los habitantes del balneario a la vida social y deportiva de la comunidad atendiendo también a su salud, al fomento del desarrollo cultural y cívico de las personas y al desarrollo turístico de La Coronilla. Desde su surgimiento en 2005 ha promovido variadas actividades: loterías, campeonatos de truco, apoyo a instituciones de la localidad (como el Liceo local que llegó a utilizar la sede para el dictado de clases), la Fiesta de la Tradición, exposiciones varias, la corrida atlética de San Gervasio, eventos de ciclismo y concursos de pesca, además de ser la cuna del Centro Cultural del balneario. Actualmente sus integrantes están abocados a la concreción de una de sus más caras aspiraciones: la sede propia. Para ello han logrado un comodato precario por el predio de la antigua Salinera, tras gestiones cumplidas ante el MEC, el Ministerio de Defensa Nacional, el MTOP, el MEF, la DINAMA y la Dirección Nacional de Catastro. Esto no ha impedido que la institución prosiga con actividades educativas, culturales y sociales. Para este mes de mayo – entre los días 24 y 26 – en fecha a confirmar se ha organizado una charla a cumplirse en el Liceo de la localidad, que será abierta al público, la que estará a cargo de Antonio Vizintín, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de los Andes, ocurrida en 1972. A través de su palabra se busca sensibilizar, trasmitir valores y fomentar la conciencia grupal, todo ello necesario para contribuir a la “humanización” en tiempos dominados por el “consumismo” que nos llevan hacia un mundo cada vez “más virtual “y “menos real.”.
Una breve semblanza sobre Antonio Vizintín.
Antonio nació en 1953 y ha vivido siempre en Montevideo. Sin embargo, su vida ha estado ligada a la del balneario La Coronilla desde temprana edad. Por entonces, acompañado de su familia, ya venía a esta zona para disfrutar de las vacaciones. Como alumno del Colegio Stella Maris, en Carrasco, fue modelando su personalidad gracias a una formación basada en la disciplina, el conocimiento y los valores. De ahí su aspecto adusto y serio que armoniza con una fina sensibilidad.
Lo conocimos por el año 1970, cuando en nuestro tiempo de estudiante magisterial, empezamos a trabajar como mozo en el Hotel Las Maravillas. Por entonces, el joven Antonio frecuentaba el lugar para encontrarse con amigos y participar de partidos de vóleibol que se organizaban allí.
Poseedor de un físico privilegiado, nos enteramos que ya incursionaba con éxito en el rugby de la capital del país. Otras facetas de él que nos impresionaron gratamente fueron su sencillez, su educación y su madurez.
En veranos sucesivos nos vimos halagados por la siempre amistosa y grata presencia de Antonio.
El 13 de octubre de 1972, viajaba en un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya con su equipo de rugby, el Old Christians de Montevideo, hacia Santiago de Chile. A media tarde sobrevino la tragedia cuando el aparato se precipitó a la Cordillera de los Andes. Muchos de los pasajeros murieron ese día y otros después.... Tras una odisea de 72 días en la nieve, soportando penurias inenarrables solamente 16 jóvenes sobrevivieron. Entre ellos estaba Antonio Vizintín, quien sufrió heridas de consideración al caer el avión..
Nuestro amigo de los veranos, volvió a visitarnos al hotel tan sólo una semana después de su rescate. Cuando le vimos llegar nos estremecimos. Estaba muy delgado, tenía su barba crecida y la piel “quemada” por efectos del frío y del reflejo del sol sobre la nieve. Habló poco esa vez, pero logró conmovernos. Siempre recordaremos que nos enseñó a valorar lo que tenemos, aún aquellas cosas que parecen superfluas o sin importancia porque para él "la comida más rica que he probado fueron unas galletas que nos tiraron desde el helicóptero cuando fueron a rescatarnos".
Después nuestros caminos tomaron rumbos diferentes y sólo de tiempo en tiempo nos vimos con Antonio. Él prosiguió jugando al rugby, consolidó sus estudios, se dedicó a diversas actividades empresariales y formó una familia, todo esto con éxito variado.
La vida le ha puesto duros escollos pero ha tenido siempre un temple extraordinario para sobreponerse y lo ha logrado. Por eso al momento de pensar en quien pueda brindar una charla capaz de trasmitir vivencias y valores, nos parece que la elección de Antonio Vizintin ha sido muy acertada”.
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