Escritora y periodista Lilly Morgan Vilaró
Preocupado por el avance de USA y sus aliados europeos sobre territorios que antes pertenecían o eran afines a la Unión Soviética, pero más aún por la participación cada vez más activa de China en el tablero internacional, el presidente de la económicamente renacida Rusia, Vladimir Putin, decidió que ya era hora de volver al ruedo y mostrar que el oso había salido de su larga hibernación.
La gota que colmó el vaso de vodka, fue la agresiva movida de Barack Obama sobre Siria, con claras intenciones de propagar su sangrienta primavera árabe hasta Irán.
Putin había visto con bastante desagrado lo sucedido en Egipto y ni que hablar de su disgusto con lo ocurrido en Libia. No porque le tuviese demasiada simpatía a Hosni Mubarak , viejo títere aliado de USA, ni tampoco a Omar Kadafi, quien representaba una amenaza a los intereses de las grandes potencias con su loca idea de armar una liga petrolera entre los países árabes y poder así fijar ellos el precio del crudo.
Pero como ex agente de la KGB, Putin sospechaba con absoluta seguridad, que la primavera made in USA, no terminaría ni Egipto ni en Libia.
Y que si avanzaban contra Siria e Irán, él se quedaría sin petróleo.
Se sentó pues frente a su tablero de ajedrez y espero con paciencia que el gobierno de Obama cometiese algún error en su ofensiva contra Siria.
Con todo listo para una invasión directa a Siria por parte de USA y sus aliados de la OTAN, el flamante Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo ante la prensa internacional, que lo único que podría detener la intervención militar para derrocar a Al Assad, sería que este permitiese que los inspectores de la ONU entrasen al país y destruyeran las armas químicas del gobierno.
Atento ante el tablero, Putin movió su ficha. Y dijo que él se ofrecía como voluntario para mediar en el asunto y conseguir que Al Assad permitiese la entrada de la ONU. Y ante la sorpresa de muchos, China apoyó la iniciativa.
USA no tuvo más remedio que aceptar la oferta, aunque sea solo para quedar como que ellos realmente no querían intervenir y derramar más sangre en Siria.
Como si ya lo hubiesen ensayado antes, Al Assad y Putin se sentaron a tomar un café y diez minutos más tarde, el ruso le decía a la prensa y a Obama que lo miraba por TV, que Siria recibiría con los brazos abiertos a los inspectores de la ONU.
Resumiendo: las pocas armas químicas que se encontraron, tanto en depósitos gubernamentales como en los de los grupos rebeldes, fueron decomisadas.
Obama tuvo que mirar sin decir ni mu, como Putin movía su ficha y le desplazaba un alfil.
El presidente norteamericano se batió en una retirada absolutamente temporal. Se reunió con su gabinete en el bunker que tiene el en sótano de la Casa Blanca y preparó el contra ataque.
Dobló la apuesta y avanzó con sus peones contra el gobierno pro ruso de Ucrania. Es decir, le armó una primavera en las propias narices de Putin.
Vladimir ni siquiera pestañó.
Movió sus fichas y llamó a los ciudadanos de Crimea, en su mayoría rusos u de origen ruso, para decirles que la madre patria los recibiría con los brazos abiertos. Los crimeanos (si, lo acabo de inventar…) se remangaron los pantalones y las polleras y salieron corriendo en patota a reunirse con mamá osa.
Furioso, Obama amenazó con sanciones económicas contra Rusia e instó a sus aliados europeos a hacer lo mismo.
Los aliados europeos, sobretodo el Reino Unido y Francia, no se mostraron tan entusiasmados con la idea. Ya que Europa depende del petróleo y el gas que vienen desde Rusia y pasan por Ucrania para llegar al resto de la región.
Obama insistió y además proveyó de armas y equipos a los ucranianos que quieren seguir siendo ucranianos, sobretodo si se les está pagando un muy buen sueldo para ser tan leales a la patria.
Putin movió otra ficha. Se juntó con los chinos y acordaron que el petróleo que no vendería a Europa, se lo vendería a China.
A todo esto el conflicto en Ucrania ya empezaba a cobrarse vidas. De los peones del tablero, por supuesto. Que los reyes y reinas dirigen todo desde sus confortables oficinas, sin arriesgar un pelo.
Pero, como dijo un sindicalista argentino, si para lograr un objetivo, tiene que haber uno, dos o tres muertos, pues los va haber!
Obama pues, decidió que si tenía que haber uno, dos o tres muertos, nada costaba agregar unos 40 más. Y así los combatientes pro Ucrania, quemaron vivos a 40 rebeldes pro rusos que habían tomado una oficina gubernamental.
Vladimir por su parte, se despachó con otra jugada. Dijo que apoyaba las intenciones de los ciudadanos ucranianos de las regiones del este del país, de realizar un referéndum para decidir si querían seguir siendo parte de Ucrania o ser independientes. Luego dio un paso atrás en el tablero y les pidió que pospusieran dicho referéndum. Para no enkilombar más la cosa. ¿Viste?
Pero al mismo tiempo permitió que ucranianos viviendo en Rusia armasen mesas y urnas y procedieran a votar por el sí o por el no.
Tanto en Ucrania del este, como dentro de Rusia, el si por la independencia arrasó en las urnas.
Habrá que ver cual será la movida de USA tras este resultado.
La macana es que mientras Vladimir Zar-Putin y Barack Hayapaz-Obama mueven sus piezas en este partido de ajedrez mortal, los que siguen muriendo son los peones y alguno que otro alfil.
Lo ideal sería que Vladimir y Barack se subiesen a un cuadrilátero y arreglaran el asunto a las trompadas. O se batiesen a duelo y ambos resultasen ganadores del mismo.
Pero eso, lamentablemente, no solucionaría el problema, ya que todos los reyes y reinas tienen príncipes o princesas herederos.
“El mundo es y será una porquería…”. Ya lo sabemos.
Lilly Morgan Vilaró
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lunes, 12 de mayo de 2014
EL ASADO ENTRE EL MATE Y EL FUTBOL. Por Julio Dornel.
Escritor y periodista Julio Dornel
Si principio quieren las cosas, no podemos negar que la ganadería en la Banda Oriental comenzó con las vaquitas que trajo un día don Hernando Arias de Saavedra. Sin saberlo estaba escribiendo el primer capítulo de una historia económica que tendría su punto culminante con el desarrollo de la industria frigorífica.
Todo comenzó en la primera década del 1600 cuando este administrador español, nacido en Paraguay (1564-1634) cruzó el charco con algunas vacas después de comprobar los pastizales existentes entre las lagunas, ríos y arroyos de estas tierras.
Señalaba el historiador Luis A. Capurro que fue tal la multiplicación de los vacunos que el ganado se abría, para dar paso a los viajeros. Todo comenzó con la corambre puesto que el resto del animal no se aprovechaba.
De esta manera decía Capurro la compra de cueros y la habilitación de nuestro puerto, influyeron notablemente en el desarrollo ganadero.”Cientos y miles de barriles salían hacia España con el famoso tasajo. Todo se reduce a echar unos pedazos grandes y gruesos de carne en salmuera y dejarlo por un mes o más y luego se sacan y se ponen a orear. La barrilería que sirve allí para este fin es toda traída de España por no haber en esta Provincia, ni con quien comerciar maderas propias para hacerlas.” Europa descubría nuestras carnes y la demanda crecía. También desde la Argentina salían los buques con sus bodegas cargadas de carne roja, inaugurando los primeros frigoríficos flotantes. Señala Capurro en una edición del diario La Mañana que “por esos años aparecían en el Río de Plata los intereses norteamericanos de “Armaur” y “Swift” los que adquirieron en Buenos Aires los frigoríficos “La Blanca” y la Plata “Cold Storage” planteando una sorda y sólida competencia a los intereses de los grupos con intervención británica.
La segunda década del siglo marcó un proceso caracterizado por la guerra estallada en el viejo continente en agosto de 1914. Los precios subieron en forma de vértigo. Los novillos que a principios de siglo no alcanzaban los 23 pesos, llegaron en 1915 a 52 pesos y continuaron creciendo su cotización hacia los 60 y tantos pesos en momentos que el mundo presenciaba atónito la segunda batalla del Marne y la entrada de los EE UU en la guerra.” Las desgracias ajenas aumentaban el desarrollo de nuestra ganadería, pero como no existe felicidad duradera un día comenzaron los graves problemas y comenzamos a comernos las vacas de Hernandarias sin saber que las carnes rojas son perjudiciales para la salud y para el bolsillo.
I D E O L O G I A D E L A S A D O
El periodista fronterizo Carlos Castillos que suele proporcionarnos material para estos divagues, nos envía un excelente artículo de Juan Sasturain sobre la importancia del asado para nuestros hermanos argentinos. “Si existe una cocina criolla, que existe, claro, con el locro y las empanadas de escolta, el abanderado es el asado, que no está en la cocina precisamente aunque a veces entra. Como el tango, el mate y el fútbol, el asado es hoy un lugar común argentino, casi un exceso, una escarapela culinaria que nos ponemos sin pudor ni reflexión. Síntoma patriotero y sobreviviente inexplicable de pasados esplendores, permanece inalterable en el podio como un simple acto de reflejo nacional, estereotipo para la crítica fina; de la pereza y ostentación alimentaria criolla.
Si todas las comidas típicas regionales de raíz popular, simples y baratas, tienen bases de harinas y legumbres con homeopáticas visitas de embutidos o huesos pelados, lo raro para el ojo europeo, el paladar norteamericano y la perplejidad de los vecinos fue la manifiesta accesibilidad de la carne, única protagonista del asado: ahí está la vaca sácale un pedazo y ponlo así nomás al fuego.
Menos laburo imposible, cosa de gauchos, leyenda rural. Algo de eso hubo, pero poco de eso queda.
El módico invento gastronómico nacional ha recorrido un largo camino, tiene un itinerario que en términos ideológicos, si cabe aplicar estas categorías en la mesa o la parrilla puede resultar reveladora. Cabe subrayar primero que el vigente asado contemporáneo viene del lejano ayer y del campo contiguo, que es, en principio una comida más barata que popular. Además masculina; no incluye a la mujer sino en roles subalternos de complemento, sobre todo porque es cosa de intemperie y no casera.
Está más cerca de la caza que de la casa, ya que en origen el asado no se compra en la carnicería, es cosa de matar y comer al aire libre, en el lugar. En origen el mito cuenta de los gauchos libérrimos que capturaban haciendas al voleo y al boleo, sin considerar marcas, alambrados o derecho ocasional, mataban el todo para comerse la parte y dejarle el resto a caranchos y chimangos. Apenas el anárquico gesto carnicero. El asado es parte de la ceremonia estacional que une lo útil a lo agradable, espacio de sociabilidad popular. Ese concepto aleatorio de la reunión ocasional es lo que ha trascendido del campo a la urbanidad, de ayer a hoy, evolucionando hasta convertirse en mito nacional. Costumbre que es motivo de un supuesto orgullo nacional.
Si principio quieren las cosas, no podemos negar que la ganadería en la Banda Oriental comenzó con las vaquitas que trajo un día don Hernando Arias de Saavedra. Sin saberlo estaba escribiendo el primer capítulo de una historia económica que tendría su punto culminante con el desarrollo de la industria frigorífica.
Todo comenzó en la primera década del 1600 cuando este administrador español, nacido en Paraguay (1564-1634) cruzó el charco con algunas vacas después de comprobar los pastizales existentes entre las lagunas, ríos y arroyos de estas tierras.
Señalaba el historiador Luis A. Capurro que fue tal la multiplicación de los vacunos que el ganado se abría, para dar paso a los viajeros. Todo comenzó con la corambre puesto que el resto del animal no se aprovechaba.
De esta manera decía Capurro la compra de cueros y la habilitación de nuestro puerto, influyeron notablemente en el desarrollo ganadero.”Cientos y miles de barriles salían hacia España con el famoso tasajo. Todo se reduce a echar unos pedazos grandes y gruesos de carne en salmuera y dejarlo por un mes o más y luego se sacan y se ponen a orear. La barrilería que sirve allí para este fin es toda traída de España por no haber en esta Provincia, ni con quien comerciar maderas propias para hacerlas.” Europa descubría nuestras carnes y la demanda crecía. También desde la Argentina salían los buques con sus bodegas cargadas de carne roja, inaugurando los primeros frigoríficos flotantes. Señala Capurro en una edición del diario La Mañana que “por esos años aparecían en el Río de Plata los intereses norteamericanos de “Armaur” y “Swift” los que adquirieron en Buenos Aires los frigoríficos “La Blanca” y la Plata “Cold Storage” planteando una sorda y sólida competencia a los intereses de los grupos con intervención británica.
La segunda década del siglo marcó un proceso caracterizado por la guerra estallada en el viejo continente en agosto de 1914. Los precios subieron en forma de vértigo. Los novillos que a principios de siglo no alcanzaban los 23 pesos, llegaron en 1915 a 52 pesos y continuaron creciendo su cotización hacia los 60 y tantos pesos en momentos que el mundo presenciaba atónito la segunda batalla del Marne y la entrada de los EE UU en la guerra.” Las desgracias ajenas aumentaban el desarrollo de nuestra ganadería, pero como no existe felicidad duradera un día comenzaron los graves problemas y comenzamos a comernos las vacas de Hernandarias sin saber que las carnes rojas son perjudiciales para la salud y para el bolsillo.
I D E O L O G I A D E L A S A D O
El periodista fronterizo Carlos Castillos que suele proporcionarnos material para estos divagues, nos envía un excelente artículo de Juan Sasturain sobre la importancia del asado para nuestros hermanos argentinos. “Si existe una cocina criolla, que existe, claro, con el locro y las empanadas de escolta, el abanderado es el asado, que no está en la cocina precisamente aunque a veces entra. Como el tango, el mate y el fútbol, el asado es hoy un lugar común argentino, casi un exceso, una escarapela culinaria que nos ponemos sin pudor ni reflexión. Síntoma patriotero y sobreviviente inexplicable de pasados esplendores, permanece inalterable en el podio como un simple acto de reflejo nacional, estereotipo para la crítica fina; de la pereza y ostentación alimentaria criolla.
Si todas las comidas típicas regionales de raíz popular, simples y baratas, tienen bases de harinas y legumbres con homeopáticas visitas de embutidos o huesos pelados, lo raro para el ojo europeo, el paladar norteamericano y la perplejidad de los vecinos fue la manifiesta accesibilidad de la carne, única protagonista del asado: ahí está la vaca sácale un pedazo y ponlo así nomás al fuego.
Menos laburo imposible, cosa de gauchos, leyenda rural. Algo de eso hubo, pero poco de eso queda.
El módico invento gastronómico nacional ha recorrido un largo camino, tiene un itinerario que en términos ideológicos, si cabe aplicar estas categorías en la mesa o la parrilla puede resultar reveladora. Cabe subrayar primero que el vigente asado contemporáneo viene del lejano ayer y del campo contiguo, que es, en principio una comida más barata que popular. Además masculina; no incluye a la mujer sino en roles subalternos de complemento, sobre todo porque es cosa de intemperie y no casera.
Está más cerca de la caza que de la casa, ya que en origen el asado no se compra en la carnicería, es cosa de matar y comer al aire libre, en el lugar. En origen el mito cuenta de los gauchos libérrimos que capturaban haciendas al voleo y al boleo, sin considerar marcas, alambrados o derecho ocasional, mataban el todo para comerse la parte y dejarle el resto a caranchos y chimangos. Apenas el anárquico gesto carnicero. El asado es parte de la ceremonia estacional que une lo útil a lo agradable, espacio de sociabilidad popular. Ese concepto aleatorio de la reunión ocasional es lo que ha trascendido del campo a la urbanidad, de ayer a hoy, evolucionando hasta convertirse en mito nacional. Costumbre que es motivo de un supuesto orgullo nacional.
domingo, 11 de mayo de 2014
Adiós al Cilindro POR: ALBERTO GRILLE
carasycaretas.com.uy
Hoy, 9 de mayo de 2014, hará explosión, en brevísimos 18 segundos, el Cilindro Municipal.
Esa
inmensa mole de cemento cumplió hace algunos meses 58 años y llevaba el
nombre de Héctor Grauert, quien fuera intendente de Montevideo cuando
se construyó.
Lo
diseñó nada menos que Leonel Viera, una de las figuras emblemáticas y
más talentosas de la ingeniería uruguaya, particularmente en el cálculo
tensional y en el uso del hormigón armado.
El
inmenso techo circular, sin el uso de columnas, fue una verdadera
innovación que sirvió, entre otros, a quienes diseñaron el Madison
Square Garden. El original puente de la barra de Maldonado, también
diseñado por Viera y que lleva su nombre, aún sigue siendo una obra
originalísima que podemos admirar los uruguayos.
Curiosamente,
el 21 de octubre de 2010 se desplomó el techo que tanto admirábamos y
semejante desastre terminó firmando la defunción del monumental
edificio.
Se
había inaugurado el 19 de enero de 1956, con motivo de realizarse la
Exposición Nacional de la Producción. En ese sentido, se le podría
vincular, al menos en la memoria colectiva, como el monumento al Uruguay
Productivo.
Después
de haber dado alojamiento a las primeras transmisiones de Saeta
televisión Canal 10, once años después de haberse inaugurado, sirvió de
sede al Campeonato Mundial de Baloncesto.
En
los años siguientes se jugó al vóleibol, al tenis de mesa, al hockey,
al ajedrez y, en un ring improvisado entre las dos grandes tribunas, que
pocos saben que se llaman Helsinsky y Melbourne, cruzaron golpes
algunos de nuestros mejores boxeadores.
El
cilindro también sirvió de ámbito para dar exámenes masivos y concursos
para ingresar a un empleo público; en ese magno estadio vimos perder la
finales a Aguada contra Welcome aquellas noches en que ‘el Óscar’
cobraba como si fuera el juez; allí vimos cantar a Serrat, a Bob Dylan y
a Eric Clapton, sometidos y dominados por su horripilante acústica.
También
sirvió de albergue invernal para familias que vivían en la calle, y en
sus muros resonó la palabra de Seregni cuando lo escuchamos por primera
vez hablar del inevitable camino a un nuevo bipartidismo.
En
fin, el cilindro sirvió para todo: sala de espectáculos, pensión,
estadio, estación de televisión y, por si fuera poco, también sirvió de
cárcel.
Durante
años retuvo entre sus muros a infinidad de presos transitorios que
pasaban unas semanas, y en ocasiones algunos meses, antes de ser
liberados o trasladados a prisiones más seguras y permanentes.
Retuvo
entre muros y rejas a huéspedes ilustres como Carlos Quijano, Saúl
Ibargoyen Islas, Ruben Yáñez, Hugo Alfaro, Moisés Lasca, Blas Braidot,
Juan Carlos Onetti, Hugo Alfaro, Julio Castro y Nelson Marra.
A
mí me tocó ser uno de los últimos presos de esa prisión, porque después
de que nos escapamos con otros tres compañeros, el cilindro no alojó
más presos.
La fuga fue la muerte del cilindro como cárcel.
Hoy,
a la una de la tarde, lo veremos caer para siempre, y a pesar de que en
su interior fuimos verdugueados durante muchos meses, tenemos un
poquito de nostalgia.
Por
suerte Carolina Cosse y Ana Olivera concibieron una idea fantástica que
será orgullo de la ciudad por los próximos cien años y que llevará el
nombre de Antel Arena.
RECUADRO
Presos fugados. Operativos policiales dispuestos inmediatamente después de la fuga de cuatro detenidos en el Cilindro Municipal
4 de junio 1976
“Siendo la hora 22.00 se tuvo
conocimiento, que del establecimiento Cilindro, se había producido la
fuga de los procesados [...], quienes se encontraban allí recluidos por
razones locativas. Atento a ello, de inmediato se dispuso el
allanamiento a los domicilios de los mismos concurriéndose a los
siguientes lugares:
[...] Domicilio de [...] no pudiéndose
llevar a cabo el mismo en virtud de no haber moradores en la finca, no
obstante ello se dejó instalado un servicio en el lugar.
[...] Domicilio del prófugo [...], donde
concurrió un equipo de Granaderos, arrojando la inspección clave 43 y
quedando en el lugar un servicio de ratonera.
[...] Domicilio de [...] donde la
inspección arrojó clave 43, no obstante ello, información proporcionada
por la vecina del apartamento [...] a la hora 20.00 o 21.00
aproximadamente se notaron movimientos extraños en el apartamento [...].
En el lugar se instaló clave 66.
También fueron instalados servicios de
vigilancia discreta en la residencia del Embajador de México, sita en la
calle Andrés Puyol y en las inmediaciones de la Embajada ubicada en la
calle Juncal Nº [ilegible], lugar donde también se encontraban apostados
varios equipos de las Fuerzas Armadas enviados por OCOA, quienes
efectuaban en la zona claves 8 y 9.
Posteriormente se concurrió al Cilindro
Municipal, lográndose establecer que la fuga se había llevado a cabo
entre las horas 19.00 y 21.00 aproximadamente y para efectuar la misma,
los prófugos procedieron al corte de dos varillas de hierro de una
ventana de la puerta Nº [ilegible] del establecimiento que da hacia el
lado Sur del mismo y con la ayuda de un banco procedieron a saltar la
misma logrando salir al exterior.
Es de hacer constar, que de acuerdo a lo
expresado por personal de seguridad del Establecimiento, aproximadamente
a la hora 18.30, que se efectúa el toque de bandera y se pasa revista,
se encontraban todos los detenidos y que luego al toque de retreta a la
hora 21.30 en que nuevamente se pasa revista, es que se nota la falta de
los mismos.
Al lugar se solicitó la presencia de
efectivos de la Dirección Nacional de Policía Técnica a efectos de los
peritajes correspondientes.
De todo lo actuado se enteró al Sr. Juez Militar de Instrucción de Tercer turno.
Posteriormente en el correr de la noche,
con colaboración de los equipos de los Departamentos 4,6 y Guardia de
Granaderos, se procedió a realizar los siguientes allanamientos en
procura de los prófugos.
[Se describen cinco procedimientos]
Luciano Piñatares. Sub Comisario”.
Señora la mi madre, doña Braulia González: por Gladys Castelvecchi
Quiero homenajear a todas las madres incluidas por supuesto las del corazón.
Mi tía la escritora Gladys escribió este poema recordando a su madre, mi abuela Doña Braulia González.
Es la mejor manera que se me ocurre de estar presente este día.
Aún hoy, luego de cientos de lecturas,se me quiebra la voz al leerlo.
Espero les guste
Abrazo
Juanjo
Carteando
de: calendarios
Ediciones de la
Banda Oriental (1985)
Señora la mi madre,
doña Braulia González:
qué lindo nombre para milonga criolla
vivió usté, doña Braulia.
Que bien vivió su nombre de paridora fuerte,
de vientre siempre en fruto,
cómo estaba su nombre en sus manos tan fieles,
en los pies afanándose por un lado en la cuna,
por el otro en la máquina de hacer nuevo lo viejo,
déle fuerza y fuerzaza
sin parar, doña Braulia.
Usted ahora sabe,
señora la mi madre,
cómo yo me moría por algo tierno suyo.
Eso que tienen todos; un beso, una caricia.
Aprendí muy de a poco
que su vida de pobre, sus tareas de pobre,
su cocina de pobre, su dignidad de pobre
(me inclino, doña Braulia),
eran todo lo tierno que tenía a su alcance.
Uno aprende despacio.
Aquí la estoy pensando como la vi por años,
su aguja, su dedal,
boca seria, ojos mansos
y el libro que leía
para llorar de tristezas no suyas,
hoy pienso.
Aunque heredé su nombre,
nadie me llamará como a usté, doña Braulia,
y es justo.
Hay que ser mucha cosa para llamarse Braulia.
Y en usted había algo
como de agua en cántaro,
como tierra impregnada,
como de hoja silvestre con un secreto adentro,
como de india, vamos.
Siempre me he preguntado
cuántos indios habría sostenido su sangre.
A canoa por sus venas, jadeando, y por las mías,
anda un indio, me juego.
Un indio muy formal, tatarabuelo,
muerto de hambre en su río,
codicioso de peces que se escapan, se escurren
(uno de ellos, justamente,
es el que viene a rebullir mi sangre aún,
de vez en cuando).
Yo le escribo esta carta
nada más de nostalgia.
Bien pocas lunas hace se me asomó en un sueño
y estaba trabajando
sin sacarle ni un poco de reposo
a ésa, su eternidad.
Y quiero aconsejarle que descanse,
señora Doña Braulia.
Deje de acicalarle las alas a los ángeles
o esponjarle blancuras al Espíritu Santo.
(Yo la pienso en un cielo
como usted lo pensaba.
Infierno y Purgatorio,
los vivió en estos pagos).
Y mire que no me olvido que usté era manolarga.
Modérese, mi madre.
Pobre angelito que andando por su lado
se las pase de diablo.
Porque esto tengo cierto:
donde está usted, hay ángeles.
Como hubo en su jardín,
en su quinta de verduras
y pasteles caseros en las festividades.
Ternura, doña Braulia,
ternuras. Se agradecen,
aunque se entiendan tarde.
Y hasta más ver, señora.
SEMBLANZA Por Oscar Bruno Cedrés ARTURO ALTEZ, el “Rey” “Y un hasta siempre”
Escritor y periodista Oscar Bruno Cedrés
Son
esas cosas de la vida, según algunos ya venimos con el destino
marcado, según otros, Dios es quien dispone de nuestras vidas, y
otros creemos en el destino.
Una
de esas causas son las que pueden explicar por qué aun pudiendo dar
mucho más en la vida, parte Arturo Altez González, por el camino
final, ese que lo comenzó el 3 de diciembre del año 1963, y que lo
terminó este 9 de mayo.
Lo
conocimos como jugador de fútbol defendiendo a la celeste de nuestro
combinado y la tricolor de los palermitanos en la década gloriosa
del ochenta.
Amable,
jovial, educado, recordamos la tarde que luego de aquel accidentado
final en Pando del partido jugado por Palermo y que terminara en una
tremenda trifulca, volvió en nuestro auto con una bolsa de hielo en
su pierna, acompañados por el entonces Presidente del club, el
recordado Wilder Rocha, el “Largarto”, quien venía con una
bolsas de hielo en la cabeza producto de un golpe recibido en la
agresión que sufrieran los rochenses, tomando la situación como
algo anecdótico.
Altez
defendió entre otras camisetas la del legendario Palermo, aquel de
los triunfos en el Este y también del Interior, de donde recordamos
el título de campeones de 1987, en partido final jugador en el
Estadio Silvestre Octavio Landoni de la capital de Durazno el 14 de
junio.
Esa
tarde imborrable para los hinchas del club de la Avenida Ituzaingó,
Palermo por penales le ganó al San Eugenio de Artigas luego de haber
empatado el partido y el alargue en un tanto, habiendo Arturo Altez
conquistado el gol del campeón de Rocha a los 48 minutos.
En
la serie de penales también Arturo ejecutó uno convirtiéndolo, y
el “Loco” Guala atajara el que diera finalmente el campeonato.
Esa
tarde junto al “Rey” Arturo estuvieron: el carmelitano Víctor
Luján Guala, José Pérez, Carlitos Sosa, el fronterizo Carlos Dante
Cardozo, el “Pato” Nelson Herley González, y el actual
Presidente del Club, el Dr. Néstor Fernández en la defensa. Los
cinco del avance el “Cepillo” Correa, el “Memo” Julio César
Iguinís, el fenomenal Alberto Ariel Martínez y H. Pais.
En
el transcurso del partido entraron los hermanos Pertusso, Juango por
Correa y Marcelo por Pais.
De
ese campeonato extraemos parte de lo escrito por el periodista
rochense Jorge Rodríguez Benítez en la Revista homenaje al Palermo
Campeón, sobre la actuación de Arturo Altez y que dice:
“ …Porque
en el fútbol como en la vida, hay cosas que importan más que otras.
Y los que tienen la estirpe de trascendentes están para ser-ser, a
la hora de las cosas importantes. Por eso hoy, no hay mejor decir de
Arturo Altez, eso de que en las tres finales con San Eugenio fue el
mejor de todos. Ya lo había sido en San Carlos cuando la batalla
más difícil del torneo del interior. Y eso ya es mucho decir.
Jugadores hombres para las difíciles van quedando pocos. Y menos van
quedando de esos con tanto nervio que parecen no tenerlo a la hora de
ser mejor de mejores. Que eso fue Arturo en Durazno del Interior, la
tarde de las difíciles.”
Arturo
Altez fue campeón del Este defendiendo la selección de Rocha en los
torneos del Este de 1987, 1989 y 1990.
De
ellos rescatamos el de 1990, cuando en Minas y frente a la selección
de Lavalleja, Rocha obtuviera el título de mejor de la zona este la
noche del 9 de febrero de 1991, ganando por 3 goles a 1, convirtiendo
Arturo el primer gol, y formando los celestes con Guala, César
Larrea, Nelson Miranda, el castillense Robert Di Stéfano y el
“Poroto” Deliotti; Arturo ALTEZ, Marcelo Pertusso, Gerardo
Machado, el “Chueco” Jorge de los Santos, el “Memo” Iguinís
y Camilo Ortega el hombre de Cebollatí, dirigidos técnicamente por
el “Pato” González.
También
Arturo fue figura en aquella gran formación del equipo de la ciudad
fronteriza de Chuy, el Central Palestino, el club de la colectividad
palestina, de grandes campañas a nivel del fútbol del interior a
principios de la década del noventa, formando parte del equipo que
dirigía Jorge Méndez, con Antonio Valdivieso como ayudante y el Dr.
Carlos Picaroni como médico, e integrado entre otros por César
Olivera y Hugo Quevedo como goleros, Alejandro Ferraro, Julio César
Iguiní, Luciano Casals, Roberto Martínez, Pablo Ballesta, Daniel
Carreño, Álvaro Lois, el “Negro” Sergio Recoba, Daniel Mego.
Fue
uno de los grandes del fútbol de Rocha, en épocas de grandes
triunfos, de grandes jugadores, de momentos inolvidables, no solo
para los clubes que defendió, sino también para toda la afición
rochense.
Cada
vez que se puso sobre su pecho la mística casaca celeste, la que
supo defender como uno de los mejores, con esa clase, esa calidad,
que pocos tienen y que es una virtud de unos exiguos jugadores.
Al
“Rey” Arturo, nuestra semblanza, de recuerdo y homenaje, de esas
que no quisiéramos escribir por la situación en que se dio la
misma.
Descansa
en Paz, a tu familia nuestro respecto, a la familia palermitana,
nuestro abrazo fraterno.
Oscar
Bruno Cedrés
Mayo/14
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