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domingo, 11 de mayo de 2014

Adiós al Cilindro POR: ALBERTO GRILLE

carasycaretas.com.uy


Hoy, 9 de mayo de 2014, hará explosión, en brevísimos 18 segundos, el Cilindro Municipal.
Esa inmensa mole de cemento cumplió hace algunos meses 58 años y llevaba el nombre de Héctor Grauert, quien fuera intendente de Montevideo cuando se construyó.
Lo diseñó nada menos que Leonel Viera, una de las figuras emblemáticas y más talentosas de la ingeniería uruguaya, particularmente en el cálculo tensional y en el uso del hormigón armado.
El inmenso techo circular, sin el uso de columnas, fue una verdadera innovación que sirvió, entre otros, a quienes diseñaron el Madison Square Garden. El original puente de la barra de Maldonado, también diseñado por Viera y que lleva su nombre, aún sigue siendo una obra originalísima que podemos admirar los uruguayos.
Curiosamente, el 21 de octubre de 2010 se desplomó el techo que tanto admirábamos y semejante desastre terminó firmando la defunción del monumental edificio.
Se había inaugurado el 19 de enero de 1956, con motivo de realizarse la Exposición Nacional de la Producción. En ese sentido, se le podría vincular, al menos en la memoria colectiva, como el monumento al Uruguay Productivo.
Después de haber dado alojamiento a las primeras transmisiones de Saeta televisión Canal 10, once años después de haberse inaugurado, sirvió de sede al Campeonato Mundial de Baloncesto.
En los años siguientes se jugó al vóleibol, al tenis de mesa, al hockey, al ajedrez y, en un ring improvisado entre las dos grandes tribunas, que pocos saben que se llaman Helsinsky y Melbourne, cruzaron golpes algunos de nuestros mejores boxeadores.
El cilindro también sirvió de ámbito para dar exámenes masivos y concursos para ingresar a un empleo público; en ese magno estadio vimos perder la finales a Aguada contra Welcome aquellas noches en que ‘el Óscar’ cobraba como si fuera el juez; allí vimos cantar a Serrat, a Bob Dylan y a Eric Clapton, sometidos y dominados por su horripilante acústica.
También sirvió de albergue invernal para familias que vivían en la calle, y en sus muros resonó la palabra de Seregni cuando lo escuchamos por primera vez hablar del inevitable camino a un nuevo bipartidismo.
En fin, el cilindro sirvió para todo: sala de espectáculos, pensión, estadio, estación de televisión y, por si fuera poco, también sirvió de cárcel.
Durante años retuvo entre sus muros a infinidad de presos transitorios que pasaban unas semanas, y en ocasiones algunos meses, antes de ser liberados o trasladados a prisiones más seguras y permanentes.
Retuvo entre muros y rejas a huéspedes ilustres como Carlos Quijano, Saúl Ibargoyen Islas, Ruben Yáñez, Hugo Alfaro, Moisés Lasca, Blas Braidot, Juan Carlos Onetti, Hugo Alfaro, Julio Castro y Nelson Marra.
A mí me tocó ser uno de los últimos presos de esa prisión, porque después de que nos escapamos con otros tres compañeros, el cilindro no alojó más presos.
La fuga fue la muerte del cilindro como cárcel.
Hoy, a la una de la tarde, lo veremos caer para siempre, y a pesar de que en su interior fuimos verdugueados durante muchos meses, tenemos un poquito de nostalgia.
Por suerte Carolina Cosse y Ana Olivera concibieron una idea fantástica que será orgullo de la ciudad por los próximos cien años y que llevará el nombre de Antel Arena.
RECUADRO
Presos fugados. Operativos policiales dispuestos inmediatamente después de la fuga de cuatro detenidos en el Cilindro Municipal
4 de junio 1976
“Siendo la hora 22.00 se tuvo conocimiento, que del establecimiento Cilindro, se había producido la fuga de los procesados [...], quienes se encontraban allí recluidos por razones locativas. Atento a ello, de inmediato se dispuso el allanamiento a los domicilios de los mismos concurriéndose a los siguientes lugares:
[...] Domicilio de [...] no pudiéndose llevar a cabo el mismo en virtud de no haber moradores en la finca, no obstante ello se dejó instalado un servicio en el lugar.
[...] Domicilio del prófugo [...], donde concurrió un equipo de Granaderos, arrojando la inspección clave 43 y quedando en el lugar un servicio de ratonera.
[...] Domicilio de [...] donde la inspección arrojó clave 43, no obstante ello, información proporcionada por la vecina del apartamento [...] a la hora 20.00 o 21.00 aproximadamente se notaron movimientos extraños en el apartamento [...]. En el lugar se instaló clave 66.
También fueron instalados servicios de vigilancia discreta en la residencia del Embajador de México, sita en la calle Andrés Puyol y en las inmediaciones de la Embajada ubicada en la calle Juncal Nº [ilegible], lugar donde también se encontraban apostados varios equipos de las Fuerzas Armadas enviados por OCOA, quienes efectuaban en la zona claves 8 y 9.
Posteriormente se concurrió al Cilindro Municipal, lográndose establecer que la fuga se había llevado a cabo entre las horas 19.00 y 21.00 aproximadamente y para efectuar la misma, los prófugos procedieron al corte de dos varillas de hierro de una ventana de la puerta Nº [ilegible] del establecimiento que da hacia el lado Sur del mismo y con la ayuda de un banco procedieron a saltar la misma logrando salir al exterior.
Es de hacer constar, que de acuerdo a lo expresado por personal de seguridad del Establecimiento, aproximadamente a la hora 18.30, que se efectúa el toque de bandera y se pasa revista, se encontraban todos los detenidos y que luego al toque de retreta a la hora 21.30 en que nuevamente se pasa revista, es que se nota la falta de los mismos.
Al lugar se solicitó la presencia de efectivos de la Dirección Nacional de Policía Técnica a efectos de los peritajes correspondientes.
De todo lo actuado se enteró al Sr. Juez Militar de Instrucción de Tercer turno.
Posteriormente en el correr de la noche, con colaboración de los equipos de los Departamentos 4,6 y Guardia de Granaderos, se procedió a realizar los siguientes allanamientos en procura de los prófugos.
[Se describen cinco procedimientos]
Luciano Piñatares. Sub Comisario”.

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