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sábado, 21 de junio de 2014
Obama pidió a Mujica que interceda por cambios en Cuba
El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, pidió a José Mujica que use su influencia para impulsar
reformas en Cuba y también por la situación del estadounidense Alan
Gross, condenado por espionaje, dijo el viernes una fuente de la Casa
Blanca a la AFP.
Publicado el: 21 de junio de 2014 a las 11:08Por: Redacción 180
Obama había recibido a Mujica en el
palacio de gobierno en Washington el 12 de mayo, y en esa oportunidad el
presidente estadounidense había solicitado al líder uruguayo que
transmita un mensaje de apertura al mandatario cubano Raúl Castro.
Obama pidió a Mujica "que use su
considerable credibilidad como líder regional para impulsar reformas
políticas y económicas en Cuba, notando que esas medidas serían muy bien
recibidas por Estados Unidos y otros integrantes de la comunidad
internacional, dijo a la AFP Patrick Ventrell, portavoz del Consejo de
Seguridad Nacional (CSN).
En la conversación, Obama le explicó a
Mujica que la permanencia del estadounidense Gross en prisión en Cuba,
donde ha sido condenado por contrabandear equipos de espionaje,
constituía un "obstáculo" las relaciones bilaterales.
De acuerdo con Ventrell, el
encarcelamiento de Gross "representa un obstáculo significativo para una
más constructiva relación bilateral, y obtener su liberación permanece
una prioridad" para Washington.
En la conversación, "Obama pidió al
presidente Mujica que use cualquier oportunidad que surja para
transmitir el mismo mensaje al presidente Castro", señaló Ventrell.
Poco después de su encuentro con Obama,
Mujica había comentado en Washington que consideraba que el gobierno de
Obama estaba "maduro" para mejorar las relaciones con Cuba.
Mujica mantuvo un encuentro informal con
Castro el pasado sábado en Bolivia, durante la Cumbre del G77, poco
antes de la cena protocolar, y fuentes de la presidencia uruguaya
indicaron que no se trató de un encuentro formal entre ambos.
Gross, de 65 años, fue condenado a 15
años de cárcel en 2009, y Washington pide su liberación incondicional
alegando que transportaba equipos para auxiliar a la comunidad judía
cubana en sus accesos a la red Internet.
En contrapartida, el gobierno cubano ha
propuesto en reiteradas oportunidades establecer un diálogo bilateral de
alto nivel para tratar sin precondiciones una salida a la situación de
Gross "en un escenario de reciprocidad".
En este caso, Cuba busca obtener la
liberación de tres agentes, de un grupo original de cinco, que fueron
condenados por espionaje y cumplen pena en cárceles estadounidenses.
El gobierno estadounidense ha descartado
por el momento cualquier posibilidad de realizar un canje de Gross por
los tres agentes cubanos.
Rooney pidió perdón por el fracaso de Inglaterra
La República
Wayne
Rooney pidió perdón este sábado a los seguidores de Inglaterra por el
fracaso de su selección, eliminada del Mundial de Brasil tras sufrir dos
reveses en los dos primeros partidos.
El
veterano delantero del Manchester United dijo a través de su página en
la red social Facebook que estaba “absolutamente destrozado” y “abatido”
por las derrotas ante Italia y Uruguay en el grupo D.Esto, unido a la victoria de Costa Rica ante Italia (1-0) el viernes, dejó al equipo dirigido por Roy Hodgson fuera de Brasil-2014.
“Perdón a todos los aficionados que viajaron y a los que se quedaron en casa por no haberlo hecho mejor”, dijo Rooney, quien en su tercera participación en un Mundial logró finalmente su primer gol en el partido ante la Celeste.
“Antes de cada partido creímos en nosotros pero desafortunadamente no funcionó”, agregó.
El centrocampista Jack Wilshere envió el mismo mensaje a los hinchas. “Destrozado no se acerca a como me siento en este momento. Perdón a todos los aficionados que vinieron a apoyarnos y a todo el mundo en casa”, escribió en su cuenta de Twitter el jugador del Arsenal, de 22 años.
Inglaterra fue muy criticada por los medios, pero la Federación inglesa de fútbol mantendrá a Roy Hodgson hasta la próxima Eurocopa, que se celebrará en Francia en 2016.
MARACANÁ :La herida abierta
Fragmento de un libro de Rubem Fonseca
El prestigioso escritor brasileño escribe
sobre qué sintió como testigo directo del maracanazo uruguayo de 1950.
Un golpe que, al menos por ahora, se hace sentir.
Un mural alusivo, esta semana, en Rio de Janeiro
Rubem Fonseca (*)sáb jun 21 2014
El País
Como todos saben, el torneo se suspendió entre
1942 y 1946 debido a la Segunda Guerra Mundial. En 1950, la Copa se
reanudó y Brasil fue elegido como sede. Acabábamos de construir el
estadio de Maracaná, el estadio más grande del mundo, donde cabían cerca
de doscientos mil espectadores. Vi todos los partidos de Brasil en el
Maracaná. Después del primero, Brasil 4 México 0, ya estaba ronco. Luego
empatamos con Suiza, con un equipo de puros paulistas. Enseguida le
ganamos a Yugoslavia 2-0. Estados Unidos eliminó a Inglaterra, en un
partido en Belo Horizonte. Italia, que tenía un equipo desfigurado
debido al trágico accidente en que murió todo el equipo del Torino,
también fue eliminada al inicio. Cuatro equipos clasificaron para el
cuadrangular final: Brasil, Suecia, España y Uruguay (ese esquema
"cuadrangular" jamás se volvería a repetir en otras copas del mundo).
Sufro mucho cuando mi equipo juega, pero sufro aún
más cuando juega la selección de Brasil. Me pongo nervioso, tenso, ya
sea que escuche el partido en la radio, lo vea por televisión o vaya
directamente al estadio (así lo hice en 1950, como se verá más
adelante). Solo dejé de ver -con ansiedad, como siempre- las copas de
1930, en que Uruguay fue campeón, y las de 1934 y 1938, cuando Italia
ganó. Era todavía muy niño.
Nuestro primer partido de finales fue contra Suecia. El
estadio estaba tan lleno que nadie podía sentarse. Entre una fila y
otra de la tribuna, permanecía de pie otra fila de fanáticos. Pero a
nadie le importaba aquel amontonamiento que impedía que la gente se
moviera. Nuestro equipo jugaba a la perfección y le ganamos 7-1 al
excelente equipo de Suecia. Recuerdo que mis hermanos y yo salimos
exultantes del Maracaná, en medio de una multitud que gritaba los
nombres de nuestros jugadores.
El partido con España fue inolvidable. El estadio
estaba atascado como en las demás ocasiones. España tenía un súper
equipo. Ganamos 6-1. Cuando metimos el cuarto gol, a los 11 minutos del
segundo tiempo, el estadio empezó a cantar la marchinha popular
"Touradas em Madri". No pasó mucho tiempo para que las doscientas mil
personas (o más, pues consta que hubo una invasión de colados por uno de
los portones) empezaran a cantar al unísono: Eu fui às touradas em
Madri, pararatibum, bum, bum, pararatibum, bum bum, e quase não volto
mais aqui, pra ver Peri beijar Ceci, pararatibum, bum, bum, pararatibum,
bum, bum. Cuando la multitud cantaba pararatibum, bum, bum, el sonido
era tan estentóreo que los cimientos y las vigas de acero de las
tribunas temblaban y vibraban como si fueran a romperse. Nunca antes
hubo, ni habrá, un coro de voces tan fastuoso, magnífico, pomposo,
ruidoso, dantesco y apoteósico, en el que centenas de miles de personas
entusiasmadas y felices cantaban al unísono, a pleno pulmón, celebrando
de manera fantástica una victoria. Soy un viejo escritor profesional,
pero no tengo palabras para describir aquel momento.
Me gustaría que ese fuera el único recuerdo de la Copa
del Mundo de 1950, pero no es así. Nuestro último partido era con
Uruguay, un equipo que llegó arrastrándose al cuadrangular. Éramos los
favoritos absolutos. En la víspera, en la concentración del equipo
brasileño pululaba de gente: periodistas, fanáticos, colados,
publicistas y demás. Las mantas de "campeón del mundo" ya estaban listas
y los jugadores posaron con ellas para varias fotografías. Nuestro
equipo era el mejor del mundo, y lo era realmente, solo faltaba
consagrarlo en la cancha, en un partido con el equipucho de Uruguay,
cuyo resultado todos sabíamos de antemano. Aquella noche en la
concentración nadie durmió. En mi casa yo tampoco pude dormir, esperando
con ansias la hora en que seríamos campeones del mundo. Era el 16 de
julio de 1950. Cuatro horas y cincuenta minutos. ¿Por qué diablos no
puedo olvidar ese terrible día? Treinta -¡treinta, carajo!-, treinta
oportunidades de gol perdidas por nuestro equipo y, repentinamente, el
uruguayo Ghiggia tira desviado y la pelota pasa entre el travesaño y
nuestro portero Barbosa, que había cerrado el ángulo correctamente.
Nadie, ni Barbosa ni los doscientos mil espectadores, esperaba que
Ghiggia tirara tan mal, y que su equivocación nos causara aquella
desgracia. (Barbosa acabó siendo crucificado, él y Bigode, el lateral
que supuestamente recibió un golpe de Obdulio Varela y no reaccionó.
También se culpó al técnico Flávio Costa. Pero, por más chivos
expiatorios que se inventaron, la tragedia de aquella derrota no tenía
explicación.)
Cuando el partido acabó, el silencio fue profundo, tan
estruendoso (perdónenme el oxímoron) que nos dolían los oídos.
Doscientas mil personas mudas y sordas. Hasta los llantos eran
silenciosos, y las lágrimas escurrían solo de los ojos más fuertes,
aquellos que no habían quedado transidos, perplejos y obnubilados con la
desgracia que se había abatido sobre nosotros. El presidente de la
FIFA, en ese momento Jules Rimet, cuenta en su libro L` histoire
merveilleuse de la Coupe du Monde:
"Al terminar el partido yo tenía que entregar la Copa
al capitán del equipo vencedor. Una vistosa guardia de honor se tenía
que formar desde la entrada hasta el centro de la cancha, donde me
estaría esperando, alineado, el equipo vencedor (naturalmente, el de
Brasil). Después de que el público terminara de cantar el Himno
Nacional, yo tenía que proceder a la solemne entrega del trofeo. Cuando
faltaban unos cuantos minutos para que el partido terminara (el marcador
era 1-1, y a Brasil le bastaba el empate), abandoné mi lugar en la
tribuna de honor y, preparando ya los micrófonos, me dirigí a los
vestidores, aturdido por el griterío de la multitud... Continué por el
túnel en dirección a la cancha. Cuando salí de él, un silencio desolador
había tomado el lugar de todo aquel júbilo. No había guardia de honor,
ni Himno Nacional, ni entrega solemne. Me vi solo, en medio de la
multitud, empujado para todos lados, con la Copa bajo el brazo".
Jules Rimet estaba perplejo con la derrota de Brasil y
no sabía qué hacer. Nosotros, los brasileños, estábamos agonizando,
atormentados por una tristeza punzante, por un padecimiento
insoportable. Yo estuve ahí, lo puedo repetir, como en el clásico poema
"I-Juca Pirama", de Gonçalves Dias: "Meninos, eu vi". Ya me ha tocado
sufrir en otras ocasiones con la selección de Brasil. Con aquel balón
cruzado frente a nuestra área por Toninho Cerezo, en 1982, cuando Paulo
Rossi aprovechó la ocasión para destruir nuestras más fundadas
esperanzas de ser campeones del mundo, con el equipo dirigido por Telé
Santana, el mejor equipo del campeonato. (Rossi fue nuestro verdugo:
metió los tres goles que nos derrotaron 3-2). Con el penal que Zico
falló en 1986 -Zico, que nunca había fallado un penal en su vida- ante
el portero francés Bats, penal que, si hubiera entrado, nos hubiera dado
la clasificación. Con nuestra derrota ante el equipo mediocre de
Francia, en 1998. Y con otros reveses afortunadamente olvidados.
Sin embargo, jamás olvidaré el sufrimiento del 16 de
julio de 1950. Para describir lo que sentí aquella tarde, me viene
siempre a la mente la famosa frase de Conrad, en El corazón de las
tinieblas: el horror, el horror, el horror. Es cierto que la selección
brasileña también me ha dado muchas alegrías, a final de cuentas somos
pentacampeones. No obstante, el sufrimiento de la derrota es siempre más
avasallador y duradero que la felicidad de la victoria.
(*) Rubem Fonseca nació en 1929 en Minas de Gerais
pero desde siempre es carioca. Es un escritor de los importantes,
además de abogado, profesor, crítico y guionista de cine. El texto es un
fragmento de La novela murió (Tajamar Editores)
viernes, 20 de junio de 2014
CALCULADORA URUGUAY ¿Qué tiene que pasar para clasificar a octavos?
Ya no sirve el empate. El 1 a 0 de Costa Rica dejó a Uruguay obligado a ganarle a Italia. Pero hasta hay posibilidades de ser primero del grupo
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© flickr.com/photos/davedugdale
El resultado entre Costa Rica e Italia dejó las cosas bien claras: Uruguay deberá ganarle a Italia para poder clasificar a los octavos de final del Mundial de Brasil 2014. Será un duelo directo con los azzurri, que tienen mejor diferencia de gol, y por eso les sirve un empate y por supuesto una victoria.
El 1-0 de los ticos fue de los peores posibles que podía darse para Uruguay, y deja el sabor amargo de ese tercer gol que Costa Rica le hizo al equipo de Tabárez en la hora el sábado pasado. De no ser por ese gol, a Uruguay le serviría un empate el martes ante los tanos.
El grupo quedó de la siguiente forma:
1º Costa Rica – 6 puntos – 4 goles a favor – 1 gol en contra – Saldo +3
2º Italia – 3 puntos – 2 goles a favor – 2 goles en contra – Saldo 0
3º Uruguay – 3 puntos – 3 goles a favor – 4 goles en contra – Saldo -1
4º Inglaterra – 0 puntos – 2 goles a favor – 4 goles en contra – Saldo -2
Los siguientes partidos del grupo son a las 13:00 del 24 de junio:
-Uruguay vs Italia en Natal
-Costa Rica vs Inglaterra en Belo Horizonte
Entonces:
-Si Uruguay pierde contra Italia, es eliminado del Mundial, con posibilidades de ubicarse cuarto en el grupo dependiendo del resultado que se dé entre Inglaterra y Costa Rica
-Si Uruguay empata es eliminado del Mundial por la diferencia en el saldo de goles, -1 para Uruguay y 0 para Italia.
-Si Uruguay gana clasifica a segunda ronda sin importar la diferencia de goles ni ningún otro resultado.
El escenario ideal: Primero
-Para clasificar primero, con una diferencia en los saldos de Costa Rica y Uruguay de cuatro goles, debería ganarle por dos a Italia y Costa Rica debería perder por dos. En ese caso el grupo se definiría de la siguiente forma:
1º Uruguay – 6 puntos – 5 goles a favor – 4 goles en contra – Saldo +1
2º Costa Rica – 6 puntos – 4 goles a favor – 3 goles en contra – Saldo +1
3º Italia – 3 puntos – 2 goles a favor – 4 goles en contra – Saldo -2
4º Inglaterra – 3 puntos – 4 goles a favor – 4 goles en contra – Saldo 0
Lo que podría haber sido
Muchos analistas y periodistas deportivos habían establecido que el mejor resultado posible era la victoria por cuatro goles de Italia frente a Costa Rica. Esto permitía que en el partido contra Italia se administrara el empate, a ambos cuadros les servía este resultado. Y ambos clasificaban, Uruguay lo habría hecho en segundo lugar, pero habría dependido de que Costa Rica no le ganara a una Inglaterra que todavía habría tenido chances de pasar a octavos (entienden los especialistas que por esto habría jugado con más ganas e intentado meter una buena diferencia de goles).
El segundo mejor escenario era que Costa Rica le gane a Italia por dos goles. Esto daba a Uruguay la tranquilidad de clasificar solo empatando con los azules ya que si bien el saldo de goles sería el mismo, definían los goles a favor de Uruguay, que eran más que los de Italia (3 contra 2 de Italia).
El tercer mejor escenario se daba con el empate entre Italia y Costa Rica. Esto daba la posibilidad de que si Uruguay empataba, en un resultado en que Inglaterra le ganara a Costa Rica por una abultada diferencia de goles, Uruguay podía meterse a octavos incluso con tablas ante Italia.
El resultado que se dio es malo, pero no es el peor de todos los posibles. Por ejemplo, si Italia le ganaba por la mínima diferencia a Costa Rica, Uruguay, incluso ganándole a los tanos por la mínima diferencia, podía quedar afuera del Mundial si Costa Rica le ganaba a Inglaterra. Se daría un triple empate en seis puntos y Uruguay habría sido el de peor diferencia de goles (0 Uruguay, +1 Italia y más de +2 para Costa Rica).
Lo positivo de todo esto es que más allá de que ayuda la tranquilidad de pensar que con un empate se clasifica, al equipo uruguayo le sienta mejor jugar con la presión de la necesidad más que administrar un empate.
¿Cómo puede seguir el Mundial para Uruguay si se mete en octavos?
Si Uruguay clasifica se va a cruzar en octavos de final, o con el 1º o el 2º del grupo C. Algo muy raro tendría que suceder para que Colombia que tiene seis puntos y un saldo de +4 no gane el grupo. El segundo lugar lo tiene casi garantizado Costa de Marfil, con tres puntos, saldo 0 y un partido con Grecia por delante en el que el empate lo deja casi clasificado (Japón necesitaría ganarle a Colombia por dos goles).
Suponiendo que dada la situación del grupo de Uruguay en el que a Costa Rica el empate lo coloca en primer lugar:
-Si Uruguay se ubica en segundo lugar, enfrentará seguramente a Colombia en octavos.
Una vez en cuartos, Uruguay se las vería contra el ganador de lo que muy probablemente sea Brasil contra Chile u Holanda.
En este escenario, de pura futurología, basándose en resultados que ya se dieron y otros que se definen por ranking FIFA, se las vería en semifinales contra Alemania. Y se encontraría en la final con equipos como Argentina u Holanda (si gana o empata con Chile).
-Si Uruguay se ubica en primer lugar en el grupo, enfrentará seguramente a Costa de Marfil en octavos de final. Al ganador de lo que seguramente sea México u Holanda en cuartos de final. Y al ganador de lo que seguramente sea Argentina contra Bélgica en semifinales. Podría en este escenario sí darse una final en el Maracaná contra Brasil.
Maracanazo
La única otra forma que puede darse para que Uruguay salga segundo y enfrente a Brasil en la final, buscando repetir el maracanazo, se daría si el equipo norteño empata o pierde contra Camerún y México o Croacia ganan su partido.
A Brasil podría sucederle, si pierde contra Camerún, y Croacia y México empatan, que quede afuera de la copa del mundo
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