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sábado, 11 de marzo de 2023

GONZALO PERERA: “LA SITUACIÓN DEL PAÍS ES MUY DELICADA. LA ANSIEDAD POR LAS LISTAS ES DEMASIADA. NINGÚN PARTIDO ESCAPA A ESO NI SIQUIERA EL FRENTE AMPLIO DE ROCHA”

Escribe Juan José Pereyra Twitter #@juann500


HAY CLARAMENTE DOS MODELOS DE PAÍS”

Fue el primer director regional del CURE, ha vivido y trabajado en varios países dando clases y formando científicos. Es Dr en Matemática.

Integra el comité central del Partido Comunista y es el secretario general de la departamental Rocha del PCU.

¿Cómo ve la situación del país y su realidad política, económica y social?

¿Por qué considera que la situación es delicada, que la pobreza y el hambre afectan a grandes sectores de la sociedad y que la "teoría del derrame" es una mentira repetida hace decenas de años y que no dio resultado en ningún país”?

¿Por qué asegura que el mundo político está demasiado ansioso con las candidaturas y que el Frente Amplio no escapa a esa realidad ni a nivel nacional ni en Rocha?

viernes, 10 de marzo de 2023

*El agua embotellada es fraudulenta y peligrosa para la salud* Escribe François Graña*

 

Publicado el 10 de marzo de 2023 en LA DIARIA



Alrededor de 361.000 niños menores de cinco años mueren cada año por enfermedades asociadas a aguas contaminadas o no tratadas: cólera, diarrea, disentería, hepatitis, fiebre tifoidea y tuberculosis. La escasez de agua provoca anualmente el desplazamiento forzado de cerca de 68 millones de personas en el mundo. Antes de 2050 seremos unos 9.700 millones de humanos; se estima que de estos, unos 2.100 millones no tendrán acceso al agua potable, sea porque viven en zonas donde no la hay o porque la existente no es apta para el consumo. Nada de esto impide que el volumen de agua extraída siga creciendo de forma imparable; la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la producción de alimentos por riego crecerá 50% en los próximos diez años, mientras que el aumento del agua disponible sólo será de 10%.


El agua potable se vuelve un bien escaso y, por lo tanto, de más en más valioso. La contaminación de las aguas tanto superficiales como subterráneas por efecto de actividades industriales no hace más que acrecentarse en el planeta entero. Este drama humano, lejos de ser inevitable, es consecuencia directa de la búsqueda de ganancia sin barreras éticas y de una economía dominante que llama “externalidades” al despilfarro, a la destrucción y a la contaminación. Estas circunstancias han dado alas a un negocio increíblemente rentable: el agua embotellada. Esta industria crece exponencialmente cada año y reditúa sumas multimillonarias a unas pocas megacorporaciones. Para ellas, la falta de agua potable y la pérdida de confianza del gran público en el agua corriente constituyen una bendición, una maravillosa oportunidad de lucro. Entretanto, la mayor parte de los gobiernos –sea por ineficiencia o por corrupción– ha venido privatizando los suministros de agua en lugar de invertir en saneamiento básico y agua potable.1


En 2021 el tamaño del mercado mundial de agua embotellada se valoró en 283.010 millones de dólares y se espera una tasa de crecimiento anual de 6,7% entre 2022 y 20302. Los márgenes de ganancia del negocio son absolutamente excepcionales; Coca-Cola y Pepsi, líderes mundiales de este mercado, embotellan y filtran agua corriente que luego venden a precios decuplicados.3 Mediando inversiones astronómicas en publicidad, las empresas del ramo convencen al público de que constituyen la opción más limpia y más saludable. Pero la verdad es otra: el agua embotellada no sólo es –por lo general– de calidad inferior al agua corriente, sino que puede implicar un riesgo potencial para la salud.4


Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Nueva York analizó 259 botellas de 11 marcas distintas en nueve países diferentes, y detectó un promedio de 325 partículas de plástico por cada litro de agua embotellada analizada. El estudio concluye que la presencia de microfibras plásticas en el agua embotellada es muy superior a la cantidad de plástico presente en el agua corriente.5


Un metaanálisis de datos de 26 estudios distintos sobre la ingesta de los estadounidenses estima que el consumo anual de microplásticos puede variar entre 39.000 y 52.000 partículas por persona según la edad y el sexo. Estas estimaciones pasan a 74.000 y 121.000 cuando se considera la inhalación de microplásticos. Más aún: las personas que sólo beben en fuentes embotelladas la cantidad diaria de agua recomendada ingieren unas 90.000 partículas extras, contra las 4.000 partículas ingeridas con la misma cantidad de agua de la canilla.6 Los ftalatos, sustancias químicas presentes en el polietileno tereftalato de las botellas plásticas (PET), pueden inhibir la testosterona y otras hormonas. Por eso se aconseja no reutilizar las botellas de agua ni dejarlas al sol, ya que el tiempo y la radiación son factores que ayudan a su liberación en el agua.7

En paralelo con los problemas de salud que puede provocar el agua embotellada, se estima que su producción impacta unas 1.400 veces más en los ecosistemas que la extracción y el consumo de agua corriente.


Pero la ingesta de microplásticos no es el único problema sanitario del agua embotellada. Las pruebas realizadas por el Departamento de Servicios Ambientales de New Hampshire, Estados Unidos, descubrieron niveles peligrosos de productos químicos en el agua embotellada comercializada por las empresas CVS, Whole Foods y Market Basket, lo que derivó en consejos para que las embarazadas, los ancianos y los niños la evitaran. Un estudio en Alemania identificó más de 24.000 productos químicos en muestras de agua envasada, muchos de ellos en cantidades suficientes como para causar alteraciones en el equilibrio hormonal. Después del embotellado, la carga bacteriana del agua aumenta a un ritmo pautado por el contenido de materia orgánica, siempre presente aunque en cantidades variables. Muchas de estas bacterias son resistentes a los agentes antimicrobianos; los brotes inesperados de diarrea y disentería como consecuencia del consumo de agua embotellada contaminada se deben generalmente a deficiencias en los controles de calidad del envasado.8


En paralelo con los problemas de salud que puede provocar el agua embotellada, se estima que su producción impacta unas 1.400 veces más en los ecosistemas que la extracción y el consumo de agua corriente, y que aquella emplea un volumen de recursos 3.500 veces superior al de esta.9 Greenpeace ha señalado que año tras año los fabricantes de bebidas producen más de 500.000 millones de botellas de plástico de un solo uso, y que estas tardan hasta 500 años en degradarse. En el mundo se compran 60 millones de botellas plásticas por hora, que en su mayoría se usan una sola vez y por unos minutos.10


La incitación al sobreconsumo mueve la economía. Parece desquiciante, porque lo es. Los grandes medios influyen mucho más de lo que sospechamos en nuestros comportamientos, elecciones y convicciones. De lo contrario, ¿cómo entender esa percepción generalizada de las bondades del agua embotellada? Detengámonos en las publicidades de Salus, Nativa, Vitale, Esencial, Asencio, Ivess, Cascada o cualquier otra, y veremos imágenes de personas exultantes de vitalidad y belleza en medio de ambientes paradisíacos. Nos han convencido de que la botellita de agua siempre a mano es sinónimo de salud y bienestar, pero la realidad es que su calidad es inferior a la del agua corriente en la mayor parte del mundo.


El consumo de agua embotellada es un despropósito para la salud y para el bolsillo. Quien quiera ahondar en el asunto tiene mucha evidencia disponible en internet. ¿Este hábito tan costoso y aberrante no debería parar ya? Pues empecemos por casa. Una gota, con ser poco, con otras se hace aguacero.



* François Graña es doctor en Ciencias Sociales.

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1. https://territoriossostenibles.com/biodiversidad-y-ecosistemas/el-agua-un-negocio-embotellado ↩

2. https://www.grandviewresearch.com/industry-analysis/bottled-water-market ↩

3. https://www.latimes.com/espanol/california/articulo/2021-10-13/el-agua-embotellada-es-realmente-agua-del-grifo ↩

4. Una investigación realizada en España analizó 76 aguas embotelladas, solo una de las cuales igualaba la calidad del agua corriente de ese país ↩

5. https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/detectan-microplasticos-90-agua-embotellada_14456 ↩

6. https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/cada-ano-nos-tragamos-hasta-50000-particulas-de-plastico_14357 ↩

7. [https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/](https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/](https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/](https://tappwater.co/es/5-razones-evitar-agua-embotellada/) ↩

8. https://www.researchgate.net/publication/265595884_EL_AGUA_EMBOTELLADA_ES_ADECUADA_PARA_NUESTRO_CONSUMO ↩

9. https://www.isglobal.org/-/el-impacto-ambiental-del-agua-embotellada-es-hasta-3-500-veces-mayor-que-el-del-agua-del-grifo ↩

10. https://www.greenpeace.org/mexico/blog/10828/este-es-el-impacto-ambiental-del-agua-embotellada/


Columna de *Carlos Castillos / EL NOMENCLÁTOR COMO ESPEJO DE LA HISTORIA

 

Cuántas veces usted se detuvo a observar los nombres de las calles de su pueblo, villa o ciudad. Y analizarlos. ¿Se habrá dado cuenta que “detrás de las calles, las esquinas, las plazas y los caminos, se esconde una interpretación de la historia misma?”. Este tema, que puede parecer secundario o intrascendente, sin embargo, es esencial porque esconde una realidad que condiciona nuestra interpretación de la historia. La local, regional y la nacional, claramente. Porque el nomenclátor, que así se le llama a “una recopilación o glosario de nombres de personas, de lugares geográficos, de animales, vegetales o voces técnicas de una rama del saber” es básicamente político y patriarcal. Decir “machista” puede sonar agresivo y esa no es la intención, aunque el término es más claro. Quienes resuelven los nombres de esos lugares públicos suelen ser políticos (municipales, departamentales e incluso nacionales). Y como la política ha sido históricamente ocupada por hombres, casi como derivación directa se eligen a hombres para perpetuar su memoria. Y en este aspecto quiero detenerme. Las mujeres no existen para nuestra historia. Fíjese usted. Montevideo, la capital de Uruguay, cuenta en su nomenclátor de aproximadamente unas cinco mil (5.000) calles, avenidas, plazas o plazoletas, caminos o bulevares, espacios abiertos o plazuelas. Una cantidad considerable que recorren los poco menos que un millón y medio de habitantes en sus casi doscientos kilómetros cuadrados. De esa cantidad solamente 142 tienen nombre de mujer, mientras que 2.019 son nombres masculinos. Las mujeres representan entonces poco más del 2,5 por ciento, mientras que los nombres masculinos son poco más del 36 por ciento. En la ciudad de Chuy, en el departamento de Rocha, y fronteriza con Brasil, hay unas cincuenta (50) calles y solamente dos (2) tienen nombre de mujer. Alrededor del 4 por ciento. En su libro “La historia escondida del Uruguay”, el profesor Leonardo Borges señala, con acierto, que “cuando aparecen mujeres en la historia nacional lo hacen como accesorios del varón. Bernardina Fragoso (de Rivera), Ana Monterroso (de Lavalleja) solo por poner dos de las más nombradas. Más allá de la relación evidentemente sostenida en un discurso patriarcal, (el nomenclátor) también está permeado por la relación social. Por lo tanto, para aparecer en la historia patria, siendo mujer, además debe ser de la clase dominante o relacionada con ella”. Como también apunta del profesor Borges en su obra “no es cuestión de pontificar o crucificar personajes. La historia no es un juicio sumario en el que sentenciamos a los que consideramos malos”. Pero es necesario advertir de esta realidad. Y tratar de cambiarla. Seguramente en su pueblo o ciudad ocurre algo similar con los nombres de las calles y otros espacios públicos. Un nomenclátor contaminado por el criterio patriarcal de los políticos de turno. Por eso, de lo que se trata aquí es de detenerse un momento también en estas cuestiones para empezar a cambiar ese estado de cosas. Si el criterio patriarcal es cuestionable, mucho más lo es que, a veces, el nombre de una calle sea moneda de cambio o negociación política. Para evitar esta situación, que muchas veces ha resultado en el manoseo de nombres y en injusticias, se me ocurre que las calles podrían llevar nombres de la flora y fauna local o regional (como ocurre en tantos lados) o números como en zonas de Punta del Este o Nueva York o una combinación de números y letras. Se evitarían muchos vicios como los señalados.

 

 

*Carlos Castillos - Docente y periodista, trabajó en Radio Chuy, Difusora Rochense, El Espectador, Radio Carve, CX 30 La Radio, Emisora del Palacio FM y CX 36 Radio Centenario. Además fue corresponsal de la agencia alemana de prensa dpa en Uruguay, Argentina y Paraguay durante 22 años. Es egresado del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) como Entrenador de Fútbol y desde el 2010 impulsa el Movimiento de Cine Con Vecinos-Uruguay que se dedica a producir documentales comunitarios y a talleres básicos en todo el país. Desde el 2011 participa del Movimiento ARA (Artistas Rochenses Amigos) para publicar y difundir obras de creadores de la zona.






jueves, 9 de marzo de 2023

LA COLUMNA DE RUBEN CAMPERO//// Tomar distancia (de lo viviente)

 

@rubencamperopsic



Tomar distancia de los fenómenos nos ayuda a ampliar las perspectivas y enriquecer los recursos desde los que argumentar lo que vemos, para así poder dialogar con otros puntos de vista. Ese “mirar”, tan ponderado por la Modernidad occidental, racional y científica, nos permite tejer relatos desde los que ordenar las maneras en que percibimos y construimos algunos de los mundos posibles, más allá que existieran y existan relatos no racionales y “no distanciados” que también dan cuenta de lo existente.


Sin embargo la situación en la que nos encontramos a nivel planetario y de cambio climático, o frente a la sensibilidad políticamente correcta que se dispara ante la desigualdad, lo mismo que en cuanto a un particular incremento de la crueldad animal a instancias de la tecno-ciencia (que cada vez y en menos tiempo fabrica cuerpos sufrientes para asesinar en honor a un mercado consumista), nos arroja a interpelar las bases antropocéntricas de la invención de ese sujeto trascendente llamado “humano”, particularmente en torno a la distancia que establece para catalogar lo que llama “prójimo” en tanto que “próximo”, y desde la que decreta el valor del otro en tanto si se acerca o se aleja de su punto de vista particular que se pretende universal y “normal”


Ese mirar a la distancia, muchas veces desde un abstracto “arriba”, tiende a configurar la naturalización de una óptica supremacista en clave occidental, blanca, masculina, judeo-cristiana, racional, urbana, propietaria, identificada con una forma heterosexual de vida social, y naturalizadora de un único mundo posible y compatible con una existencia con metáfora dignificante (y excluyente de otros animales) a escala homo sapiens, o más bien a escala de aquellos “aptos” para ser catalogados como “humanos”.


Una óptica que al pretenderse “observación objetiva”, “no involucrada” y sin origen en ningún sujeto particular, se coloca por fuera y a distancia de los ecosistemas, motivo por el cual pierde de vista su participación en lo que observa, atropellando lo existente y lo viviente desde la impunidad tecnológica y mercantilmente especulativa de la intervención, la explotación, el utilitarismo y el extractivismo.


Es en el S. XX que asistimos a la deconstrucción de las históricas evangelizaciones cognitivas, emocionales y corporales provocados por la llamada por el sociólogo Anibal Quijano “Colonialidad de poder” en nuestro continente Aby Ayala, así como también fuimos testigos de los aportes realizados las corrientes activistas y académicas de los feminismos y lo LGBTIQ+, las teorizaciones/acciones sobre la desigualdad de clases y la producción/distribución de recursos, las investigaciones antropológicas con Malinowsky y Mead, entre otres (que evidenciaron que Occidente no era la única forma de concebir y habitar el mundo), así como de la progresiva preocupación por el cambio climático, y el aumento en la conciencia antiespecista por la convivencia estrecha con otros animales a la interna de las casa en centros urbanos.


Ante todo eso, la tal mirada que desde la distancia se pretendía “la mirada de dios”, comenzó a ser interpelada en su pretensión universalista y lejanía destructiva, señalándose a los sujetos particulares que para mantener sus privilegios e impunidad habían inventado y mantenido ideológicamente tal concepción, esa desde la que aprendimos a creer que su/nuestro mundo es “el” mundo.


Un mundo supuestamente al servicio de nuestra especie animal que se pretende el logro “perfeccionado” de una evolución darwinianamente mal entendida, y que hoy asistido por un neoliberalismo que captura y delinea consumista y mediáticamente los discursos de sensibilidad y solidaridad con la diferencia, logra seguir negando la existencia de “otros” mundos tanto entre sapiens de distintas culturas, como aquellos mundos que perciben, sienten y habitan cada una de las entidades vivientes de los ecosistemas, que como tales merecen cercanía y consideración moral y ética por respeto no sólo a la sintiencia de cada individuo, sino también a las comunidades multiespecie y el planeta.


Tomar distancia ofrece excelentes posibilidades para analizar los fenómenos siempre y cuando no implique lejanía. La empatía se genera con lo cercano, con lo próximo en tanto permite la identificación. Sin embargo la tensión ética devenida de sabernos vivos y con ganas de vivir al igual que todo otro ser con vida autónoma, nos debería invitar a la prudencia moral de intentar cuidar de aquello y aquellos que no nos resultan familiares o al menos evitar hacerles daño. Tal vez la hospitalidad con lo viviente nos ofrezca un respiro de nuestra compulsión a invadir con la mirada y la intervención, para permitirnos tomar contacto con nuestra vulnerabilidad negada y escuchar/nos como un animal más que convive con otros y con el resto de la naturaleza.





Ruben Campero es psicólogo, sexólogo, terapeuta y docente.

Ha publicado varios libros y participa activamente desde hace mucho en los medios de comunicación y las redes sociales.

Es también un estudioso del antiespecismo, una manera de pararse ante la vida y analizar críticamente la relación que los humanos tenemos con los demás animales y la naturaleza.

Es integrante de GAIA - Grupo Académico Interdisciplinario de Antrozoología.




lunes, 27 de febrero de 2023

LA COLUMNA DE EDGARDO ETTLIN MISTERIOS DEL MONUMENTO FUNERARIO DEL CORONEL BERNABÉ RIVERA (y algo sobre el combate de Yacaré Cururú - Segunda Parte)

 






Debemos comenzar esta entrega, al igual que la anterior, con otra puntualización: Bernabé Rivera jamás perteneció al Partido Colorado. Tampoco perteneció al Partido Blanco (hasta 1870 -o 1872 para otros- ni siquiera se le conocía como “Partido Nacional”). Por la simple razón de que a la fecha de su deceso (20 de junio de 1832) esos partidos todavía no existían; éstos y sus tradicionales divisas recién aparecerían posteriormente, el 19 de setiembre de 1836 en ocasión de la Batalla de Carpintería. Como bien destacó José Eduardo Picerno, “No había blancos ni colorados en el momento histórico de los hechos contra los charrúas. El Presidente [Fructuoso] Rivera no representaba al Partido Colorado porque este, de hecho, no existía. … En ese momento no era miembro ni representaba a ningún partido. … En resumen, queda en evidencia que ningún partido político estuvo involucrado en los sucesos…” (1). Esto se aplica “mutatis mutandis” a Bernabé Rivera, por lo precedente. Bernabé concitó a su muerte el homenaje de personajes que se asociarían tanto al Gobierno de la Defensa y al Partido Colorado (por ejemplo, Francisco Acuña de Figueroa), como al Gobierno de Cerrito y al Partido Blanco, (caso de Carlos Villademoros) (2). De nuestro artículo anterior recordemos que su monumento funerario fue ordenado levantar en 1835 por Manuel Oribe (quien tenía aprecio por Bernabé -era mutuo ese aprecio, dicho sea de paso-) siendo Presidente constitucional, y si nos estamos a que el ángel que remata la construcción es de 1862 (3), tenemos que éste fue colocado durante la Presidencia de Bernardo Prudencio Berro. Cosas de la Historia; pero para mal o para bien, son datos “duros”.


Según una fuente, Bernabé Rivera habría nacido en lo que es hoy el Departamento de Durazno en 1795, y habría sido bautizado el 11 de junio (día del Apóstol San Bernabé) de ese año (4), aunque Fernández Saldaña ubica el año de nacimiento en 1799 (5); pero si nos atuviéramos a los datos de su monumento funerario en que se le menciona combatiendo desde los 10 años de edad, teniendo presente que la Revolución Oriental se gestó en 1811, podríamos ubicar la fecha de nacimiento de Bernabé en el año 1801. Fue sobrino del Brigadier General Fructuoso Rivera, aunque entre sí solían tratarse mutuamente usando la palabra “Hermano”; según se dice, porque Bernabé (en verdad, su verdadero nombre era Juan Estevan) era hijo de una relación extramatrimonial de María Luisa Rivera (una hermana de “Don Frutos”, como se le decía popularmente al Brigadier General Fructuoso Rivera) con el brasileño Alejandro Duval Rocha (6), y para evitar el reproche social los padres de Fructuoso criaron e hicieron pasar a Bernabé como un hijo más.


Ya desde 1811, Bernabé Rivera se involucró con la causa independentista oriental, y se fue consolidando como uno de los más jóvenes Tenientes de Artigas. En ocasión de las invasiones portuguesas, fue herido gravemente en la cabeza y cayó prisionero en 1818 en las cercanías de Pando (7), siendo remitido por los portugueses junto a otros destacados oficiales artiguistas a la cárcel de la Ilha das Cobras (compartió la reclusión con Andresito -de quien se dice murió en dicha prisión-, Juan Antonio Lavalleja y Fernando Otorgués). Regresó a la Provincia Oriental a fines de 1820 por influencia de su tío Fructuoso (en ese momento ya incorporado a las filas portuguesas -dicho sea de paso, Fructuoso Rivera obtuvo de Carlos Lecor no sólo la liberación de Bernabé, sino también de otros oficiales artiguistas presos en Ilha das Cobras, como Manuel Francisco Artigas, hermano de nuestro máximo Prócer José Gervasio Artigas-) (8), y también a su influjo se incorporó al ejército portugués, donde recibió el grado de Capitán. Al declararse la Independencia del Brasil (7 de setiembre de 1822), Bernabé pasó a formar parte de sus fuerzas militares en la entonces Provincia Cisplatina. Incorporado Fructuoso Rivera a las fuerzas orientales independentistas tras el Abrazo del Monzón el 29 de abril de 1825, por supuesto Bernabé siguió sus pasos y tuvo una destacada participación en las Batallas de Rincón (24 de setiembre de 1825) y Sarandí (12 de octubre de 1825) (9).


En 1826, ya con el grado de Sargento Mayor, Bernabé se unió a las fuerzas orientales y argentinas luego de que el Imperio del Brasil declarara la guerra a las Provincias Unidas del Río de la Plata (10 de diciembre de 1825). Tanto Bernabé como Fructuoso Rivera se negaban a seguir las órdenes de Carlos de Alvear y eran partidarios de separar las fuerzas “orientales” de las “argentinas”. Alvear, Comandante en Jefe del Ejército de las Provincias Unidas, lo tomó como insubordinación. Invitó a Bernabé, a través del Coronel Federico Brandsen, con el engaño de querer tener una entrevista para conciliar diferencias. Bernabé aceptó pero al concurrir fue aprehendido por orden de Alvear, quien le acusó de desertor y ordenó que fuera fusilado al alba siguiente. Sin embargo, gracias al entonces Coronel José María Luna, quien le debía a Bernabé la vida de una ocasión anterior e hizo que durante la noche le limaran los grilletes, se escapó y se llevó con él a toda la guardia. Furioso, Alvear mandó una partida a cargo del entonces Teniente Melchor Pacheco y Obes con el propósito de fusilarle donde lo encontraran. Pero al llegar y entrar éste en la casa de la hacienda de Gerónimo Jacinto, Bernabé asaltó a Pacheco y Obes pistola en mano y le obligó a entregarle su espada. Nuestro personaje les preguntó entonces a los soldados que acompañaban a Pacheco y Obes si deseaban seguir a éste o a aquél, y todos se fueron con Bernabé. Su audacia y valor ya era leyenda entre las fuerzas de las Provincias Unidas (10).


Participó en la toma de las Misiones Orientales junto a su tío Fructuoso Rivera en 1828, con el grado de Teniente Coronel y comandando la 2ª División (11). Habían actuado en contra de Juan Antonio Lavalleja, quien había enviado a Manuel Oribe en su persecución con la orden estricta de pasar por las armas a todo oficial o soldado de los Rivera que pudiera prender o que cayera en su poder, en cuya comisión Oribe tomó la decisión de ejecutar a cinco chasques que Don Frutos les había mandado a aquél y a Lavalleja para comunicarles sobre los triunfos obtenidos. El episodio se zanjó cuando Bernabé, ofreciéndose él mismo como rehén, se entrevistó con Oribe y le convenció de que Fructuoso Rivera sólo quería con la expedición de las Misiones recuperar ese territorio para la patria; Oribe escribió de ello a Lavalleja y éste, aleccionado también por el éxito de Don Frutos en las Misiones, le dejó proseguir haciéndole llegar su satisfacción (12).


Bernabé se graduó de Coronel en 1829. A su mando, en febrero de ese año se formó el entonces 2º Escuadrón de Caballería, del cual fue su jefe (13). Declarada la Independencia del novel Estado Oriental del Uruguay, al ser electo como su primer Presidente Fructuoso Rivera (1830), éste nombró oficialmente como Coronel efectivo a su sobrino Bernabé, el mismo 18 de julio de 1830 (14).


Al asumir Fructuoso Rivera la Presidencia Constitucional, desde su primer día como Primer Magistrado tuvo que tratar las ingentes denuncias que estancieros y vecinos de la Campaña realizaban en forma cada vez más creciente e insistente sobre los desórdenes, asesinatos, robos de ganado y saqueos a establecimientos que cometían los indios charrúas, especialmente en el Norte del territorio. Se cuestionaba, asimismo, que en sus tolderías se refugiaban desertores y delincuentes criollos que cometían sus fechorías bajo el nombre de dichos indios. Se trataba de un tema que ya venía desde la época colonial y que no tenía un punto de solución, lo cual a Rivera no le era ajeno, y que a muchos preocupaba por el temor y la inseguridad que generaba, comprometiendo el desarrollo y el bienestar del país profundo.


La solución que se diseñó por el gobierno de Rivera para “terminar con el problema charrúa”, apoyada por los vecinos de la Campaña y por el “establishment” de la época es menester agregar, fue la más extrema: debían erradicarse los asentamientos charrúas en el Estado Oriental, o echarlos fuera de sus fronteras; de ameritarlo la situación, combatiendo, exterminando o reduciendo a sus individuos (15). Fructuoso Rivera se puso a la cabeza del operativo personalmente, manejándose todo con estricta reserva. Su sobrino Bernabé tendría un rol importante en su ejecución.


¿Era necesario haber adoptado una medida tan drástica contra los indios charrúas? Desde del punto de vista histórico no podemos opinar, y punto. No es pertinente juzgar con nuestros parámetros a los sucesos de ayer, ni a las circunstancias en que se desenvolvieron.


Años después de los hechos que narramos, en una carta abierta del 30 de octubre de 1848 y publicada el 1º de noviembre de ese año en el periódico “Iris” de Río de Janeiro, Fructuoso Rivera justificaría su proceder hablando de los “inmensos males que, de tiempo inmemorial”, hicieran los charrúas al Uruguay y al Brasil, “-de sus depredaciones y ferocidades; -de los esfuerzos vanos hechos por varios gobiernos para subyugarlos; -de la noble sangre por ellos derramada, en la cual abunda la de mi hermano Bernabé… y de otros muchos orientales; -y de cuanto en fin fue patente para que el gobierno constitucional de acuerdo con las cámaras legislativas resolviese su total aniquilación. Si a mí cupo la fortuna y la gloria de acabar con una horda de salvajes nómadas y feroces, abrigada en las escabrosidades del país, hice lo que otros no pudieron alcanzar antes de mí, y cumplí las órdenes del gobierno, con gran satisfacción de las poblaciones, que por tantos años fueron víctimas de correrías, robos y muertes de aquellos bandidos.” “Es falso que hubiese necesidad de traicionar los salvajes para destruirlos: ni estos salvajes fueron nunca aliados del gobierno oriental, ni los orientales con quienes yo tuve la fortuna y la honra de combatir por más de 35 años, en más de cien batallas, podían temer a tales hombres, desde que por utilidad general, se decretaba su exterminio.” “Solo es verdad que se repartieron los Charrúas porque no quisimos acabar con ellos…(16), En “El Defensor de la Independencia Americana” (diario de filiación blanca) del 30 de diciembre de 1848 se le criticaba a Rivera: “Las naciones salvages no se esterminan. Se las reduce, se las catequiza, se las hostiliza tambien, cuando hay que defenderse de ellas. Hacerlas desaparecer de sobre la faz de la tierra, con una matanza calculada, y eso usando de traicion y de perfidia es un crimen espantoso, un crimen de lesa humanidad que debe sublevar contra él á todas las almas honradas y justas, y á todas las conciencias cristianas.” (17) En una tesitura semejante sostenía el Brigadier General Antonio Díaz (1789-1869), de tendencia blanca aunque de espíritu ponderado, quien había tratado a los charrúas directamente y observado sus costumbres: “Los descubridores del Río de la Plata empezaron, como en todo el resto de la América, conquistando con las armas: pocos o ningunos han sido los esfuerzos empleados para atraer á la civilización a los indígenas de este país; y si algunos se hicieron, que no me consta, han sido errados. Lo mismo ha sucedido en cuanto á los misioneros encargados de catequizarlos, quienes por las razones que voy a deducir, creo que hubiera sido muy fácil conseguirlo; pues que no se trataba de convertir, sino de adoctrinar…” (18).


El 11 de abril de 1831 participó Bernabé al mando de las tropas del Gobierno junto a su tío-Presidente Fructuoso Rivera en la polémica Matanza de Salsipuedes (para algunos también “Masacre”, para otros “Combate”, para otros “Episodio”, según del bando histórico que se esté); para Bernabé Rivera, “la jarana de los indios” (19). Uno de los episodios más controvertidos de la Historia uruguaya si los hay. No queremos detenernos en los detalles de este suceso (20), salvo para destacar que Bernabé Rivera participó en dicho evento al mando del 2° Escuadrón de Caballería (21). A él le cupo inducir y hacer confiar principalmente (el General Julián Laguna, encargado también en esa tarea, tuvo inconvenientes para convencerlos), a los indios charrúas a allegarse al lugar que estaba convenido para dar cuenta de ellos, acompañándolos: “El coronel Bernabé Rivera, … jefe del segundo regimiento de caballería, fué el guía de la hueste que encabezaban los caciques Venado y Polidoro (22). Había sido escogido expresamente para esta comisión por la confianza que inspiraba á los charrúas.” (23).


Difieren las apreciaciones sobre cómo ocurrieron los hechos en el episodio de Salsipuedes. Podríamos reconstruir una versión sobre lo sucedido cruzando las informaciones del Coronel Manuel Lavalleja (uno de los 33 Orientales, y hermano del Brigadier General Juan Antonio Lavalleja), del Brigadier General Antonio Díaz, del Coronel Antonio Díaz (hijo) y de Eduardo Acevedo Díaz (24). Principalmente los relatos de Manuel Lavalleja y los del Brigadier Antonio Díaz son de valía, porque recogieron testimonios presenciales de los hechos.


Nos referiremos a los acontecimientos de Salsipuedes y a los que le sucedieron en la próxima entrega. Prometemos que será relativamente pronto.






EDGARDO ETTLIN. Investigador en Historia y en Derecho. Publicó entre otros libros: “Zonas Francas” (Fundación de Cultura Universitaria, 1989), “Cómo dirigir y desempeñarse en Audiencias” (Amalio Fernández, 1999), “Procesos de Ejecución de Sentencias a pagar Dinero contra el Estado” (Amalio Fernández, 2008), “Violencia Doméstica. Régimen y abordaje jurídico de la mujer maltratada en ocasión de su vida afectiva” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2009), “Una Justicia Eficiente” (Forvm Orientalis, 2010), “Normativa sobre la Propiedad Intelectual en el Uruguay” (2012), “Ejecución de Sentencias Judiciales contra el Estado” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2014), y “Responsabilidad Patrimonial de los Funcionarios Públicos” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2017), “El Derecho de Resistencia en las Constituciones de las Américas” (Fundación de Cultura Universitaria, 2018), “Responsabilidad Civil por Daños en los Espectáculos Deportivos” (La Ley Uruguay, 2019), y “Estudios sobre Justicia y Propiedad Intelectual” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2021). Ha escrito más de doscientos artículos y estudios sobre temas de Derecho, principalmente en Derecho Público, Derecho Procesal y Derecho de la Propiedad Intelectual, publicados en Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Colombia y España, y a través de Internet. Es referencia de citas por numerosos autores uruguayos y extranjeros, y asiduo colaborador de diversas revistas y publicaciones jurídicas de Uruguay y América Latina. Conferencista en diversos eventos de Derecho en América Latina y Europa. Sentencias y contribuciones jurisprudenciales suyas han sido publicadas y comentadas en prestigiosas publicaciones jurídicas. Historiador y ensayista, ha publicado diversos libros y artículos sobre Cultura e Historia, destacándose: “Bajo la Escuadra y el Compás. Mitos y verdades sobre la Masonería” (bajo el seudónimo de Jean-Marie Mondine, Ediciones de la Plaza, 2016), “Judas Iscariote y otras incursiones pseudoculturales” (Los Caminos, 2020), y “Qué solos se quedan los muertos. Crónicas sobre Juan Idiarte Borda, 13º Presidente constitucional de la República Oriental del Uruguay, y sobre su agresor criminal Avelino Arredondo” (Fundación de Cultura Universitaria, 2021). Ha participado y es usualmente invitado como ponente sobre diversos temas de Historia y Cultura. Ministro de Tribunal de Apelaciones Civil (Poder Judicial - Uruguay).


1 PICERNO José Eduardo, “El genocidio de la población charrúa”, Biblioteca Nacional Uruguay. Ediciones de la Biblioteca, Montevideo, 2008, p. 17. El trabajo de investigación y de rescate documental hecho por Picerno sobre el tema es muy exhaustivo e importante; por lo que muchos de los documentos que se citan en estas entregas, ya puestos a la disponibilidad pública por dicho autor, pueden consultarse en su mencionado libro.

2 VILLA DE MOROS (sic) Carlos G., “Canción. Á la muerte del Coronel Dn Bernabé Rivera, á consecuencia de la revolución que estalló el 3 de julio de 1833”, y ACUÑA DE FIGUEROA Francisco, “Á la heroica muerte del bravo Coronel D. Bernabé Rivera, dedicada al Exmo. Señor Presidente del Estado Oriental del Uruguay D. Fructuoso Rivera”. En “El Parnaso Oriental ó Guirnalda Poética de la República Uruguaya”, Buenos Aires, Imprenta de la Libertad, 1835, pp. 194-206. MAIZTEGUI CASAS Lincoln R., “Doctores” Tomo 1, Planeta, Montevideo, 2014, pp. 123-124 y 144-150.

3 ETTLIN Edgardo, “Misterios del monumento funerario del Coronel Bernabé Rivera (y algo sobre el combate de Yacaré Cururú) - Primera Parte”, en “https://elblogdejuanjopereyra.blogspot.com/2023/02/la-columna-de-edgardo-ettlin-misterios.html” (consultado el 24.2.2023).

5 FERNÁNDEZ SALDAÑA José María, “Diccionario uruguayo de biografías 1810-1940”, Adolfo Linardi Librería Anticuaria Americana, Montevideo, 1945, p. 1086. También “El Indiscreto”, Año II, Montevideo, Noviembre 5 de 1885, Núm. 75, p. 346.

6 FERNÁNDEZ SALDAÑA José María, “El episodio de Yacaré Cucurú”, El Día, suplemento dominical, 16 de marzo de 1938. Ver Nota 4.

7 “El Indiscreto”, núm. cit., p. 346.

8 Sin ánimo de controversia, pero fue reconocido por contemporáneos suyos, Fructuoso Rivera fue el último oficial artiguista importante que depuso las armas ante los invasores portugueses (2 de marzo de 1820), y fue quien más trabajo les dio para convencerle de ello (MONDINE Jean-Marie, “Bajo la Escuadra y el Compás. Mitos y verdades sobre la Masonería”, Ediciones de la Plaza, Montevideo, 2016, p. 361).

9 En “El Indiscreto”, núm cit., pp. 346-347 se menciona que uno de los 33 Orientales, Atanasio Sierra, quien se encontraba al lado de Bernabé Rivera en Sarandí, le oyó exclamar al segundo: “á bala, no venceremos, á los portugueses, para triunfar, no hay otro medio, sino, echar carabina á la espalda, y sable en mano.”, y cuando la sugerencia de Bernabé llegó a Juan Antonio Lavalleja, “Fué obra de un instante.”: éste hizo suya la idea y dio la orden de cargar “Carabina a la espalda y sable en mano”.

10 “El Indiscreto” núm. cit., pp. 346-347. También en “https://gw.geneanet.org/jfina?n=rivera+toscano&oc=6301&p=bernabe” (consultado el 27.2.2023).

11 ANTÚNEZ DE OLIVEIRA Óscar, “Biografía del Coronel Bernabé Rivera” Parte II, en “El Soldado” Noviembre-Diciembre 1983, Año 9 No. 93, p. 23. ANTÚNEZ DE OLIVEIRA Oscar, “Los 100 años del 2º de Caballería”, en “El Soldado” Octubre 1980 Año 7 No. 66, p. 26.

12 “El Indiscreto” núm. cit., pp. 346-347. También en “https://gw.geneanet.org/jfina?n=rivera+toscano&oc=6301&p=bernabe” (consultado el 27.2.2023). ETTLIN, “Misterios… Primera Parte” cit.., Nota 2.

13 ANTÚNEZ DE OLIVEIRA Oscar, “Los 100 años del 2º…” cit., p. 26. ANTÚNEZ DE OLIVEIRA Óscar, “Biografía del Coronel…” Parte II cit., p. 26.

14 FERNÁNDEZ SALDAÑA José María, “Diccionario uruguayo de biografías 1810-1940”, Adolfo Linardi Librería Anticuaria Americana, Montevideo, 1945, p. 1086. Dicho autor da como la fecha en que Bernabé Rivera habría sido nombrado Coronel, el 18 de julio de 1831; pero debe tratarse de un error en el año, teniendo presente que en la comunicación del 12 de abril de 1831 en relación a los hechos de Salsipuedes, Fructuoso Rivera alude a Bernabé como “Coronel” (“El Universal. Diario político, literario y mercantil” No. 532, Montevideo, 18 de abril de 1831, página -2-).

15 Mucho se ha escrito y debatido sobre “la cuestión charrúa” y sobre las motivaciones que llevaron a tomar una decisión tan radical contra ellos durante la presidencia constitucional de Fructuoso Rivera, en vez de haber ensayado otras alternativas. Al respecto, puesto que no es motivo de estas líneas hacer un abordaje exhaustivo sobre el tema, y para no desviarnos de nuestro objetivo, recomendamos para la lectura de las diversas posiciones los trabajos de ACOSTA Y LARA Eduardo, “El país charrúa”, Linardi y Risso, Montevideo, 2002; ACOSTA Y LARA Eduardo, “La guerra de los charrúas en la Banda Oriental”, Cruz del Sur, Montevideo, 2010; BARRIOS PINTOS Aníbal, “Los aborígenes del Uruguay. Del hombre primitivo a los últimos charrúas”, Linardi y Risso, Montevideo, 1991; FIGUEIRA José Joaquín, “Eduardo Acevedo y los aborígenes del Uruguay”, en “Boletín Histórico del Ejército”, Nros. 189-192, Estado Mayor del Ejército, Departamento de Estudios Históricos, División Historia, Montevideo, 1977; PADRÓN FAVRE Oscar, “Los charrúas-minuanes en su etapa final” 3ª Edición, TierrAdentro, Montevideo, 2011; y PICERNO, “El genocidio…” cit., esp. pp. 33-228; sin perjuicio de otra bibliografía a la que tenga acceso el lector.

16 Esta carta de Fructuoso Rivera fue publicada originalmente en “Iris. Periodico de Religião, Bellas-Artes, Sciencias, Lettras, Historia, Poesía, Romance, Noticias e Variedades, collaborado por muitos homens de letras e redigido por José Feliciano de Castilho Barreto e Noronha” Tomo 2.º, segundo semestre de 1848, Rio de Janeiro, Tipographia Franceza, pp. 567-569. Lo citado sin cursiva fue resaltado por el propio Fructuoso Rivera en su carta difundida en “Iris”. En nuestro medio, este documento se encuentra reproducido en el trabajo de FIGUEIRA José Joaquín, “Eduardo Acevedo y los aborígenes del Uruguay (conclusión)”, en “Boletín Histórico del Ejército”, Nos. 193-196, Estado Mayor del Ejército, Departamento de Estudios Históricos, División Historia, Montevideo, 1977, esp. pp. 368-372.

17 “El Defensor de la Independencia Americana”, No. 363, Miguelete, 30 de Diciembre de 1848, pp. 3 y 4; esp. p. 4.

18 DÍAZ Antonio, “Apuntes varios sobre los indios charrúas, por el Brigadier General don Antonio Díaz”, Estado Mayor del Ejército, Departamento de Estudios Históricos División Historia, Montevideo, 1977, p. 5.

19 Carta de Bernabé Rivera al General Julián Laguna de fecha 27 de abril de 1831, cuya reproducción facsimilar y transcripción puede verse en PICERNO, “El genocidio…” cit., pp. 280-281.

20 Modernamente, Picerno localiza el lugar de la refriega en la confluencia de la barra del arroyo Tiatucura con el Arroyo Salsipuedes Grande (PICERNO, “El genocidio…” cit., pp. 222, 231y 241), mientras que López Mazz y Bracco ubican el lugar de la confrontación en “la Cueva del Tigre próxima a las nacientes del arroyo Salsipuedes Grande” (LÓPEZ MAZZ José - BRACCO Diego, “La Cueva del Tigre y los sucesos del 11 de abril de 1831”, en “Estudios Históricos”, Centro de Documentación Histórica del Río de la Plata y Brasil, Año XIII - Diciembre 2021 - Nº 26, p. 27). Corresponden ambas zonas al actual Departamento de Paysandú.

21 ANTÚNEZ DE OLIVEIRA Oscar, “Los 100 años del 2º…” cit., p. 28. PICERNO, “El genocidio…” cit., p. 272.

22 Se cree que el cacique Polidoro, o Polidorio, era en realidad el cacique Sepé, quien posteriormente lideró a los charrúas en la acción de Yacaré Cururú.

23 BARRIOS PINTOS Aníbal, “Los aborígenes del Uruguay. Del hombre primitivo a los últimos charrúas”, Linardi y Risso, Montevideo, 1991, p. 165. ACEVEDO DÍAZ Eduardo, “Épocas militares de los países del Plata” Segunda Edición, Buenos Aires Martín García Librero-Editor, Barcelona Casa Editorial Sopena, 1911, pp. 414-415.

24 Relación de Manuel Lavalleja de fecha 31 de octubre de 1848; en “Las Primeras Ideas”, 2.a Época Año II, Montevideo, setiembre 21 de 1893, Tomo III Núm. 1, pp. 2-5; y también FIGUEIRA “Eduardo Acevedo Díaz… (conclusión)”, en “Boletín Histórico del Ejército” Nos. 193-196 cit., pp. 379-388. La reproducción facsimilar de la relación manuscrita de Manuel Lavalleja en cuanto al “Episodio” de Salsipuedes puede consultarse en PICERNO, “El genocidio…” cit., pp. 229-246, y hay una transcripción en FIGUEIRA “Eduardo Acevedo Díaz… (conclusión)”, en “Boletín Histórico del Ejército” Nos. 193-196 cit., pp. 373-379. Una curiosidad: mientras que el texto de Manuel Lavalleja en “Las Primeras Ideas” y otros que lo reproducen dicen “el General Rivera”, el texto manuscrito original dice “el mulato Rivera”.

Acevedo Díaz sigue en esta historia, según reconoce (“Épocas militares…” cit., pp. 412-417 y 423), “á apuntes inéditos del general Diaz” y al Coronel Antonio Díaz (hijo) en su obra “Historia política y militar de las Repúblicas del Plata”. Al respecto, ver DÍAZ Antonio (hijo), “Historia política y militar de las Repúblicas del Plata, desde el año de 1828 hasta el de 1866” Parte Primera - Tomo II, Editores Hoffmann y Martínez, Montevideo, 1877, pp. 85-86; y DÍAZ Antonio, “Apuntes varios sobre los indios charrúas, por el Brigadier General don Antonio Díaz”, Estado Mayor del Ejército, Departamento de Estudios Históricos División Historia, Montevideo, 1977, pp. 19 y 11.