Diario
de Feria: jueves 26
El
pasado jueves 26 quedó formalmente inaugurada la 44ª edición de la
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, organizada por la
Fundación el Libro y desarrollada en el predio de La Rural.
Si
bien es cierto que la industria editorial argentina pasa por un
momento de crisis, que no escapa a la tendencia general de la
economía; por otro lado, esta feria sigue siendo una de las más
prestigiosas en el mundo, de las dos o tres más importantes en
español, y la más relevante de entre
todas las que se llevan a cabo al sur del Ecuador.
El
año pasado, más de 1.200.000 de personas la visitaron a lo largo de
las dos semanas que duró. Más de 1.500 expositores entre
editoriales y librerías, más de 40 países presentes, 14 provincias
y más de 1.500 actos culturales entre charlas, presentaciones de
libros, actuaciones, performances, debates, y encuentros.
En
suma: son cifras que ayudan a visualizar la magnitud de este
encuentro, que es tanto la celebración y promoción de la industria
del libro y de los escritores, como un hecho sociológico y político
en torno a la cultura del libro.
Por
si quedara duda de que es un hecho político, es bueno recordar lo
sucedido durante la ceremonia de apertura. Luego de que hablaran el
Presidente de la Fundación el Libro, Martín Gremmelspacher, y el
Director de Artes y Ciencias de la Intendencia de Montevideo -Juan
Canessa– en representación de la que este año es la Ciudad
Invitada de Honor; en el momento mismo en que se disponía a hablar
Enrique Avogrado, Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos
Aires, fue interrumpido por una masiva y ruidosa protesta de
estudiantes y docentes de carreras de profesorado de la Ciudad de
Buenos Aires, que reclamaban el retiro de una ley que crea la
UNICABA, eliminando esos profesorados.
La
situación se prolongó durante varios minutos, en los que se bajó
del escenario el Ministro de Educación de la Ciudad, y
Gremmelspacher, nuevamente arriba del escenario y a través del
micrófono, solicitaba a los manifestantes -de manera infructuosa-
que permitieran continuar el desarrollo de la actividad protocolar.
Fue
imposible. Tuvo que subir al escenario la escritora Claudia Piñeiro,
quien iba a cerrar la parte oratoria, y aún a ella le costó hacerse
oír. Fue una pena que un discurso lúcido y potente como el de
Piñeiro haya quedado deslucido y pasado a un segundo plano, que no
se merecía.
Luego
que ella bajó, los manifestantes volvieron a hacerse sentir, por lo
que finalmente resultó imposible que Avogrado, y el Ministro de
Cultura de la Nación, Alejandro Avelluto, realizaran sus oratorias.
El
acto protocolar del corte de cinta quedó reducido a una mera
anécdota, totalmente menor, luego de todo lo sucedido, y dio la
impresión de que fue llevada a cabo porque tenía que hacerse.
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