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sábado, 18 de enero de 2014

El blog invita a vivir una nueva propuesta gastronómica en Aguas Dulces



"Toda la propuesta gastronómica que ofrecemos es única por estos lugares"m dice Roxana Giordano responsable de :

RESTO Y PIZERÍA ARENAS

Comida española: Tapas como batatas bravas, pantumaca, fideuá.
 
Comida mexicana: Tacos, quesadillas.
 
Comida brasilera: Todos los días "Prato feito" que incluye una porción de carne, ensalada, arroz y feijao, Peixe a bahiana (con una salsa de camarones en base a aceite de dendé y leche de coco).
 
Productos del mar: Almejas gratinadas, Paella, miniaturas, rabas y camarones a la milanes, ceviche de lenguado y mango.
 
Para "aquellos locos bajitos", como dice en la carta ofrecemos una exclusividad que se llama panchipapas tornado, los panchos se sirven envueltos en rulos de papa frita.
 
Jugos naturales, batidas y tragos.
Postres exclusivos: Mousse de mara cujá, helado capresse, helado de crema con salsa de rosas o jazmín.
Todos nuestros platos son elaborados con productos regionales y especiales, vinos de Garzón y  Filgueira, aceite de oliva de garzón, sal marina, sales del Himalaya, curry 7 mares, en fin una variedad infinita que le da un toque diferente a los platos.
 

Este lunes 20 de enero, 19:00

EN AGUAS DULCES:"PIZZA HASTA MORIR"


ARENAS AGUAS DULCES

RESTO Y PIZERÍA ARENAS

TODA LA PIZZA QUE DESEES, TODOS NUESTROS SABORES POR SOLO $230.
MENORES DE 1O AÑOS $120.

SABOR Y PLACER EN UN MÁGICO AMBIENTE

Sus propietarios han viajado por varios países de América y España conociendo las culturas y costumbres de diferentes lugares. Centrando su interés en la gastronomía, degustando y aprendiendo tanto de la cultura popular como en restaurantes del más alto nivel, interiorizándose en sus cocinas y aprendiendo de chefs altamente calificados.
Han comprobado que existen tantas variedades de tapas como tabernas en España, tanta diversidad de tacos como taquerías en México, un sinfín de mezcla de sabores en la cocina mediterránea, y lo mejor de la cocina brasilera en Minas Gerais.
Hoy deseamos brindar lo mejor de nuestro aprendizaje a nuestros clientes, utilizando productos de alta calidad con énfasis en aquellos producidos en nuestra tierra, hierbas de nuestra propia huerta y manteniendo un compromiso serio con el medio ambiente.
Presentamos una variada mezcla de culturas en nuestros platos, postres y bebidas con y sin alcohol.
Motivos para presumir
La más variada selección de jugos naturales con propiedades saludables para todos los paladares.

Teléfono: 0059899633969



Dirección: CACHIMBA Y FAROLES-AGUAS DULCES

SEMBLANZA Por Oscar Bruno Cedrés ENRIQUE PEREZ MENGOTTI




“De cuando había básquebol en Rocha”
Una mañana primaveral, ventosa y nublada, conversamos con Enrique Pérez Mengotti, que hizo un alto en su tarea de construir un zarzo para sus parras y hablar de fútbol y de básquebol de los sesenta, cuando en nuestra ciudad había basquebol de Liga, y él fuera protagonista.
Nacido el 21 de setiembre del año 1941, en nuestra ciudad, pasando su niñez en el Barrio Lavalleja, hoy jubilado de funcionario de la Banca de Quinielas de Rocha, recuerda con nostalgia y tristeza los años en los que fue un deportista activo, es que mirando viejas fotos de cuadros de fútbol y de básquebol de entonces son muchos los compañeros que ya no están.
En fútbol militó en el club Atlético Lavalleja, defendiendo al equipo de los Tres Barrios en 3ª. y también en 1ª. División. En la tercera con la conducción técnica del recordado Filadelfio Pérez, el popular “Taca Taca”, tiempos de Motta como golero, de Walter Arigoni como nueve, de Ariel Sosa el “Piojo” un veloz puntero, de su hermano el “Cacho” o el “Candeleja” Sosa, del “Raco” Juan Carlos Sosa, de Lauro Cruz el “Cachila”.
Tiempos que cuando se debía enfrentar a Nacional o Palermo para obtener el título de la divisional o sumar puntos para la Copa “Berwat” que era para quien obtuviera mayor puntaje en las tres divisiones, los equipos se reforzaban haciendo bajar a las mejores figuras del plantel superior con edad para jugar en la misma, y así recuerda Enrique, que en Lavalleja jugaron junto a él cracks como Carlos Julio Rodríguez el “Pata”, o el “Tono” Antonio Davesac, que luego fuera vice campeón uruguayo defendiendo al Rampla de Montevideo, el “Coco” Ramiro Molina, Miguelito Egaña, Víctor González, el “Cholo” Brañas, el “Pelado” Carlos Julio Silvera, el “Cacho” Cardoso, entre muchos otros.
Tuvo varios técnicos en su pasaje por los albi verdes, Leonel González, el “Tito” Servando González, Wilson Jacinto Cardoso, el “Pototo”, Nelson González que lo llevó a primera, fueron algunos de ellos.
Enrique Pérez jugaba de delantero, preferentemente puntero o entreala, siempre por la derecha, aunque dominaba muy bien la izquierda, se consideró un hombre gol, definidor dentro del área.
Tuvo grandes duelos con sus marcadores, como con el “Canario” Roberto Gonzalvo, el zaguero del Lavalleja, o Ballesta el del Deportivo Tabaré, o Ángel Nogueira o Marito González jugadores de los tricolores, o Walter Nogueira, la “Muda”, el cinco del Rampla de La Estiva, jugadores con presencia, con marca fuerte.
Enrique fue a parar al Irineo de Espada, en una transferencia múltiple; él, Walter Arigoni y Carlos Julio Corazza el “Nene”, fueron a defender a los “comehigos” y Pedro Ramiro Dominguez Pérez, el “Gusano” vino a jugar al Club Lavalleja.
El primer partido de Enrique Pérez con la casaca de Irineo de Espada es frente a su ex equipo, Lavalleja, a quien le convierte un gol y estuvo a punto de convertirle otro, un remate suyo se estrelló contra el palo cuando el golero albiverde, Ruben “Chita” Carrero ya estaba vencido, igualmente perdieron, pero debutó convirtiendo y frente a sus otrora compañeros.
Eran la épocas en que muchos jugadores de Villa Velázquez vinieron a jugar en el equipo del Club Atlético Irineo de Espada, y es así que tiene de compañeros a Milton Shaban, el “Gallego” Nelson Martínez, Carlitos Rodríguez, Ozano, todos provenientes de la Villa, además estaban Sánchez como marcador de punta, el “Pata Chata” que era el otro marcador, Ramoncito Núñez, esta unas temporadas hasta que una lesión en la rodilla, lo hace dejar la práctica activa del fútbol.
El básquebol fue el otro deporte que practicó en forma oficial Enrique Pérez Mengotti, siendo dos las instituciones que defendió: Peñarol, y Codequi el equipo de la Banca de Quinielas.
Con los aurinegros fue campeón, integró equipos de primer nivel en nuestro medio, cuando había grandes rivales como el CADER, el Rocha Athletic Club, Nacional.
Constituyó junto a Ruben Mengotti, Jorge Barboza el “Boca”, Klelio Cabral, el “Flaco” Manuel Pita, Mayo Casals, Nelson el “Capi” Lema, los hermanos Quartino, Pedro y el “Clavito”, Ángel Pígola, grandes formaciones, que se enfrentaban a no menos poderosos quintetos, como el del “Canuto” Enrique Machado, el “Jota” Correa, Wilson Carrero, el “Brasilero” Onelly Correa, Heber Guerra en CADER, los hermanos Rafael y Roberto Silva, Emilio Amorín, el “Chuleta” Ureta, el “Flaco” Peyre, en el Rocha Athletic.
Aun hoy recuerda el campeonato que le ganaron al CADER en final jugada en la cancha de Peñarol, la de la calle 25 de Mayo y Francisco de los Santos.
También fue campeón jugando en la reserva de los aurinegros, teniendo entre otros como compañero a Pablo Pereyra Zeballos.
Eran los períodos de buen básquebol, de mucho publico en los escenarios, donde venían jueces capitalinos a arbitrar las finales, como el muy conocido hoy periodista Julio Sánchez Padilla, y se jugaba en las viejas canchas abiertas, del CADER, de Peñarol o la de Nacional que estaba ubicada en la calle Treinta y Tres, donde hoy está parte del patio de la Escuela No. 2, Varela.
Luego Enrique defendió la casaca color “negro” con vivos blancos del CODEQUI, el de la Banca de Quinielas, junto al “Varacka” Méndez, Ruben Mengotti, Carlos Méndez, Walter Raymond, Mario Méndez, el “Gordo” Rodríguez Plada, Julio Méndez.
También jugó con la casaca color “verde” del seleccionado de básquebol de Rocha, lo hizo en torneos nacionales, como el jugado en la cancha de la Plaza de Deportes de nuestra ciudad, de donde recuerda al gran partido frente a la selección de Salto, a la que defendía el gran Omar Arrestia, en el que él convierte un doble en contra de ex profeso para que Rocha clasificara, pero no tuvo en cuenta que a Salto le dio el tiempo para hacer lo mismo: convertir en doble en contra y así eliminar a nuestro seleccionado.
También defendió a nuestro seleccionado en un Nacional en Florida, y en un torneo jugado en el Balneario Costa Azul cuando se inaugurará la cancha del Club Social de dicho balneario rochense.
Lo hizo en los clasificatorios regionales que clasificaban para los nacionales, enfrentando a las selecciones de Cerro Largo, de Treinta y Tres, de Minas, en partidos de ida y vuelta, siendo algunos de sus compañeros de equipo Heber Guerra, Emilio Amorín, Wilson Carrero, el “Flaco” Peyre, el “Boca” Barboza, el “Canuto” Machado, entre muchos otros.
La lesión que lo obligó a dejar la práctica activa del fútbol, fue también la que lo obligó a dejar el básquebol.
Para Enrique Pérez Mengotti, un futbolista de los sesenta y basquebolista de la época de oro del baloncesto rochense, ésta semblanza del día de hoy.
Octubre/13


COMO SAPO DE OTRO POZO Por Lilly Morgan Vilaró



Por fin parece que va a llover. Ya está tronando lindo y para el lado de Castillos está meta relampaguear. Ojalá que sea una lluvia en serio. Porque últimamente se prepara todo como si fuese a venir el diluvio universal, y luego caen cinco gotas locas que sólo sirven para refrescar a los sapos que se instalaron en la aguada nueva. Que todavía es apenas un charquito con un poco de agua barrosa. Yo no se cómo hicieron los sapos para enterarse de la novedad, ya que yo podría haber contratado a Don Hugo y su retro, para que me hiciese una muralla china, versión oriental, para protegerme de los enemigos, y no un tajamar. Tal vez el dato se lo pasaron los duendes del bosque. Ellos sí podían ver lo que estaba pasando, y, más que nada, oír el ruido que hacía la máquina infernal. Pero dudo que los sapos tengan mucho diálogo con los duendes. Salvo algún breve intercambio de palabras, tipo: -“Por favor Sr. Duende, no me coma que tengo 5 hijitos, mujer legítima y una ranita preciosa de amante”-. Y el duende le contestaría: - “Lo siento man, pero yo también tengo 5 hijos, una mujer legítima y, oh casualidad, una ranita preciosa de amante. Pero, más que nada, tengo hambre.”- Fin del diálogo. Y del pobre sapo. Tampoco sé la razón por la cual los sapos emigraron de la aguada vieja, rebosante de agua y vegetación, a la nueva. Ni mucho menos tengo idea de cómo hicieron para caminar casi 200 metros cuesta arriba, para llegar. Y cómo supieron para qué lado ir. No creo que la hayan buscado por Google. Porque acá, eso funciona muy mal. No sé, supongo que habrán olido el agua. Como la huelo yo, ahora que al fin se ha largado a llover con todo. Si sigue así, este año va a ser un buen año. “Más vale un mal año que un mal vecino”, dicen los del campo. Y tienen razón. Que horrible es tener un vecino tipo Homero Simpson. Muy gracioso para verlo por televisión, pero para nada cuando se lo tiene ahí nomás, pegado al alambrado. Opinando como hay que hacer esto o aquello. Hasta tomándose el atrevimiento de darle órdenes al peón ajeno. O tirando la basura por cualquier lado, para que luego el viento la desparrame por los campos linderos. Carneando vacas y dejando las achuras tiradas al sol. Todas podridas y llenas de moscas. Y dejando que sus pobres perros coman de ahí. Haciendo chistes machistas, groseros y hasta ofensivos. Mala suerte tuve con tener a Homero como vecino rural. Por suerte, el resto de mis vecinos, son gente educada, cordial y respetuosa. Ni siquiera han hecho alusión alguna, a mi estilo de vida tan peculiar. Porque yo confieso, un tanto avergonzada, que soy naturista, ecologista y defensora del medio ambiente. Somos muy pocos los adictos a esta cuasi secta naturista. Aparte de mí, sólo se me ocurre uno: el ex vicepresidente de Usa, Al Gore, que ganó el premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para detener el recalentamiento global. Y alguna que otra persona loquita, tipo así. Es muy raro este vicio. Pero no puedo remediarlo. He intentado abandonarlo, pero sin éxito alguno. Pero mis vecinos, salvo el Homero Simpson, me soportan estas rarezas sin decir ni mu. Mu decían las 23 vacas que Homero me ofreció para que se comieran mi abundante pasto. Para que no creciera tan alto. ¿Viste? Que según él, era malo para las perdices. Tan bueno es el hombre, que no quería cobrarme nada por el favor. –“Es sólo para ayudarla a Ud.-me dijo- No le voy a cobrar ni un peso por el trabajo de las vacas.”- Yo no le acepté la generosa oferta porque, la verdad, me dio vergüenza abusar de ese modo de su bondad. Y eso que me lo ofreció unas cuantas veces. Casi como si fuese en verdad una orden, y no una sugerencia con buena onda. Buena de verdad, está la lluvia que cae mansa sobre el montón de pasto que sigo teniendo, para felicidad de mis caballos. Y de los sapos. Como sapo de otro pozo a veces me siento yo por estos pagos. No sé si es que todavía no manejo bien el idioma local rochense. O será mi estilo de vida, la que no encaja con las costumbres de por acá. Raro, para mí, es que los sapos se hayan mudado a la aguada nueva, ahora sí, llena de agua. Sigo sin saber por qué razón se fueron de la vieja. Y no creo que me lo digan, a no ser de que les de un beso. Y yo ya estoy vieja para andar besando sapos. Aún cuando alguno pueda resultar ser un príncipe encantado. Y aunque lo fuese, eso no me garantiza que sea un tipo que valga la pena besar. ¡Hay cada príncipe suelto por ahí, que más vale perder que encontrar! Así que mejor no me arriesgo y dejo que los sapos sigan siendo sapos. Incluyendo a ese que anda por ahí, haciéndome ojitos tiernos y con una corona de oro y diamantes en la cabeza. Me quedaré sentada disfrutando de la lluvia. Y de mi nuevo tajamar, rebosante de agua y batracios criollos.


AMORES CHACAREROS Por Lilly Morgan Vilaró




El perro Alfredo anda con mal de amores. Tristón, con la cola física y emocionalmente entre las patas, no hace más que aullar por las noches a la luna, llamando inútilmente a su amor perdido. Si bien todos escuchamos la serenata nocturna, ya un poco hartos por la imposibilidad de dormir, su amada hace oídos sordos a los lamentos y duerme de lo más pancha, como si no supiera que tanto dolor, y ruido molesto, es provocado por su abandono. De nada vale que le hayamos dicho desde un principio a Alfredo que ese romance tenía pocas probabilidades de concretarse en algo serio y duradero. Primero que nada, porque ella tenía fama de casquivana y de andar coqueteando con todos sin problema alguno. Segundo, porque nunca se ha visto que los amores entre un perro y una gallina lleguen a buen puerto. Porque a las gallinas, y particularmente a Rosita, no les gusta sentar cabeza. Otro motivo a tener en cuenta es que en medio de un beso apasionado, puede pasar que al perro lo traicionen su olfato y sus genes, y le arranque la cabeza a la gallina de un mordiscón. Llevando el dicho “te comería a besos” a una triste pero anunciada realidad. Pero Alfredo no escuchaba consejo alguno y andaba embobado tras Rosita que lo había cautivado con sus ojos negros, su dulce cacareo y el perfume a flores que dejaba al pasar. Porque la muy cretina se pasaba buscando lombrices entre mis plantas de lavanda. Hasta dormían juntos en el galpón, porque Alfredo no soportaba la idea de que le pasara algo durante la noche. - “Que pasa si aparece el perro del vecino Homero y trata de comerla.”- decía mientras se llevaba su mantita y se hacía una cama al lado de la de ella. De nada sirvió que yo le explicara que Rosita estaba muy bien cuidada por el gallo Don Juan que, ante cualquier peligro, empezaría a los gritos y hasta se atrevería a enfrentar al perro Mazapán sin miedo alguno. Bueno, con un poco de miedo, pero que para eso seguiría cacareando hasta que fuésemos a defenderlo. Que la valentía no anula la inteligencia. - “No me fío de ese gallo fanfarrón.” -argumentaba Alfredo mientras se hacía un bollito con la nariz pegada a las patas de Rosita. La siesta la dormían bajo los árboles, haciendo caso omiso a los ataques de celos de Don Juan, que furioso le reclamaba a ella que volviera con el resto de las gallinas y se ocupara de poner huevos como Dios manda. Que el negocio se le estaba viniendo abajo por culpa suya. Y así continuaron, hasta que Rosita se encluecó para empollar los frutos de su apasionado amor. Postrado a sus pies día y noche, Alfredo se quedaba cuidando los huevos con cara de orgullo cuando Rosita hacía alguna escapada para tomar agua o comer un poco de maíz. Demás está decir que todo acabó cuando nacieron los pollitos y fue obvio que se parecían demasiado al gallo Don Juan. Además, no solo estaban forrados de plumas, tenían pico y sólo dos patas. Tampoco ladraban ni movían la cola cuando estaban contentos, cosa que terminó de convencerlo de que había sido asquerosamente engañado por una gallina piojosa y mentirosa. Yo no sé si para Rosita fue solo un ardid para darle celos al gallo, ya que Don Juan andaba de lo más entusiasmado con una gallinita criolla llamada Hortensia, y había descuidado un poco al resto del harén. La cosa fue que ella reunió a sus hijos y se los llevó de lo más oronda y hasta lo sacó a picotazos a Alfredo cuando este acercó el hocico para ver si al menos los pollitos olían a perro. Y ahí anda el pobre, desolado, y encima aguantando las cargadas de los otros perros. Los caballos han sido más generosos, tal vez porque ellos saben que más de una vez ha pasado entre su especie que alguno/a se haya enamorado de un burro seductor, o de una exótica cebra o hasta de una vaquita loca. Igual algo tienen que decir del tema, porque al fin y al cabo fue lo más divertido que pasó en todo el verano. Merceditas, una de las yeguas que siempre tuvo preferencia por Alfredo, dijo que ella estaba segura que Rosita lo habría embrujado con algún gualicho, ya que es bien sabido que las gallinas suelen participar en ritos vudú. Y aún después de enterarse que ese era un rumor infundado, ya que si bien es cierto que las gallinas participan en macumbas, generalmente las pobres lo hacen en contra de su voluntad, Merceditas insistió en que capaz Rosita había salido con vida de alguna y aprendido el oficio, y dejó la duda flotando entre las acacias. La cuestión que ahí está Alfredo, sin querer correr liebres, sin revolcarse en carcasas de animales muertos y traer a casa los huesos podridos, ni ninguna de esas cosas que hacen que la vida de un perro de campo sea puro deleite. Para colmo, el otro día lo encontré echado en el piso del gallinero con pollitos caminándole por encima del lomo, mientras Rosita andaba por ahí, meta escarbar con las patas buscando comida. Cuando le pregunté qué estaba haciendo me dijo que Rosita lo había contratado como baby-sitter. Y que además le había dicho que lo seguía queriendo apasionadamente, pero que tenía que quedarse con el gallo Don Juan, al menos hasta que los niños crecieran. Y se levantó para agarrar gentilmente entre su bocaza a uno de los pollitos que andaba siguiendo a una crucera de un metro y medio, pensando que era una Mac-lombriz. Y se instaló otra vez en el gallinero entre los pollitos que le picoteaban los ojos. Le iba a decir algo como para avivarlo, pero me di cuenta que era inútil. Así que me fui a sacar a la crucera que se había metido al living de mi casa.



Les invito a leer los "Cuentos de una chacra sin nombre"

Hace unos años los rochenses empezaron a leer cuentos y artículos de una mujer que, además de escribir muy bien, se atrevió a enfrentar y superar un cáncer y además contarlo en un libro. Costó que las editoriales se atrevieran al título que ella se negó a cambiar:”Ay mama, tenés cáncer” Temían que la palabra cáncer “corriera” al público. Lilly Morgan Vilaró es periodista. Trabajó en prensa, radio y televisión en Argentina, EEUU, para las Naciones Unidas y realizó reportajes por todo el mundo y a todo el mundo. Fue también azafata y es fotógrafa profesional.
Un día supo que tenía cáncer pese a que todos los estudios decían que no. Ella insistió porque, dijo, “yo conozco mi cuerpo” y finalmente nuevos análisis lo confirmaron.
Hoy vive en una chacra en Rocha “lejos del mundanal ruido” como afirma.
El blog comienza a publicar hoy los "Cuentos de una chacra sin nombre"