Miles de personas se manifestaron en
distintas ciudades de Brasil durante todo el jueves. Los manifestantes
queman álbumes de Brasil 2014, piden que haya la misma inversión en
educación y salud que para el Mundial.
SAO PAULO
AFP/El País
Al grito de "Ey Fifa, ¡vuelve para Suiza!",
miles de brasileños marcharon contra la Copa del Mundo el jueves en
varias ciudades del país a sólo 28 días del Mundial, sobre todo en Sao
Paulo, donde estallaron incidentes al final de la jornada.
Convocadas como una prueba de fuerza contra el gobierno, las manifestaciones convocaron a menos de 10.000 personas, según la policía, en Sao Paulo, Rio de Janeiro, Brasilia, Porto Alegre, Belo Horizonte y Manaos.
Las principales protestas tuvieron lugar en Sao Paulo, la ciudad donde será inaugurado el Mundial el 12 de junio, donde unas 6.000 personas protagonizaron varias marchas a lo largo del día.
Las protestas fueron pacíficas e incluso festivas hasta que en la noche, en Sao Paulo, un pequeño grupo de un total de 1.200 manifestantes prendió fuego a neumáticos para montar barricadas, comenzó a cercar autobuses con pasajeros dentro y destrozó los vidrios y al menos una camioneta de una concesionaria de automóviles que es auspiciador oficial de la Fifa. La policía respondió con gases lacrimógenos, dispersando la marcha en grupúsculos.
Al menos 20 manifestantes fueron detenidos en Sao Paulo, según la policía, pero sólo 7 fueron conducidos a la delegación. El resto fue liberado. La prensa informó de dos fotógrafos heridos, aunque no de gravedad.
En Rio y en la capital Brasilia, la policía recurrió a spray de gas pimienta para dispersar a pequeños grupos al final de diferentes manifestaciones.
Convocadas como una prueba de fuerza contra el gobierno, las manifestaciones convocaron a menos de 10.000 personas, según la policía, en Sao Paulo, Rio de Janeiro, Brasilia, Porto Alegre, Belo Horizonte y Manaos.
Las principales protestas tuvieron lugar en Sao Paulo, la ciudad donde será inaugurado el Mundial el 12 de junio, donde unas 6.000 personas protagonizaron varias marchas a lo largo del día.
Las protestas fueron pacíficas e incluso festivas hasta que en la noche, en Sao Paulo, un pequeño grupo de un total de 1.200 manifestantes prendió fuego a neumáticos para montar barricadas, comenzó a cercar autobuses con pasajeros dentro y destrozó los vidrios y al menos una camioneta de una concesionaria de automóviles que es auspiciador oficial de la Fifa. La policía respondió con gases lacrimógenos, dispersando la marcha en grupúsculos.
Al menos 20 manifestantes fueron detenidos en Sao Paulo, según la policía, pero sólo 7 fueron conducidos a la delegación. El resto fue liberado. La prensa informó de dos fotógrafos heridos, aunque no de gravedad.
En Rio y en la capital Brasilia, la policía recurrió a spray de gas pimienta para dispersar a pequeños grupos al final de diferentes manifestaciones.
Sin pánico.
Saqueos y destrozos en supermercados sacudieron
Recife (noreste), otra de las 12 sedes del Mundial, a raíz de una huelga
parcial de la policía militar que disminuyó la vigilancia y que culminó
este jueves. Un total de 170 personas fueron detenidas en dos días,
informó la policía.
"No tiene por qué haber ningún tipo de pánico para la recepción de tres millones de turistas brasileños y 600.000 turistas extranjeros" al Mundial, dijo el ministro de Deportes, Aldo Rebelo, en el Congreso.
El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) lamentó por su lado la virulencia de las críticas contra la organización del Mundial en Brasil, dijo que la Copa se ha politizado y aseguró que el país "está listo" para recibir el Mundial, en una columna en el diario español El País.
En tanto, la presidenta Dilma Rousseff, heredera política de Lula y que aspira a la reelección en octubre, aprovechó una ceremonia para hacer un llamado a la hospitalidad del brasileño, y aseguró que estos "sabrán recibir muy bien" a las visitas.
Más temprano, en Sao Paulo, miles de manifestantes del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST) incendiaron neumáticos, gritaron consignas contra el gasto público en la Copa y exigieron una vivienda digna a apenas 300 metros del estadio inaugural del Mundial.
Al caer la noche, otras manifestaciones, principalmente de profesores y estudiantes, convocó a más de 5 mil personas en la capital económica del país, según la policía.
En Brasilia, también un grupo del MTST invadió un predio gubernamental y fue dispersado con spray de gas pimienta y varazos, informó la prensa.
"No tiene por qué haber ningún tipo de pánico para la recepción de tres millones de turistas brasileños y 600.000 turistas extranjeros" al Mundial, dijo el ministro de Deportes, Aldo Rebelo, en el Congreso.
El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) lamentó por su lado la virulencia de las críticas contra la organización del Mundial en Brasil, dijo que la Copa se ha politizado y aseguró que el país "está listo" para recibir el Mundial, en una columna en el diario español El País.
En tanto, la presidenta Dilma Rousseff, heredera política de Lula y que aspira a la reelección en octubre, aprovechó una ceremonia para hacer un llamado a la hospitalidad del brasileño, y aseguró que estos "sabrán recibir muy bien" a las visitas.
Más temprano, en Sao Paulo, miles de manifestantes del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST) incendiaron neumáticos, gritaron consignas contra el gasto público en la Copa y exigieron una vivienda digna a apenas 300 metros del estadio inaugural del Mundial.
Al caer la noche, otras manifestaciones, principalmente de profesores y estudiantes, convocó a más de 5 mil personas en la capital económica del país, según la policía.
En Brasilia, también un grupo del MTST invadió un predio gubernamental y fue dispersado con spray de gas pimienta y varazos, informó la prensa.
Servicios 'padrón Fifa'.
"La Copa es inevitable, pero también lo es el cambio.
Lo queremos todo 'padrón FIFA'. Los hospitales, la salud, las
escuelas", dijo a la AFP José Vieira, un trabajador bancario jubilado de
56 años.
Unas 1.200 personas protestaron en Rio de Janeiro frente a la principal estación de trenes, Central do Brasil. Los manifestantes, muchos envueltos en banderas brasileñas y con pelucas 'verdeamarelas', quemaron álbumes de figuritas de la Copa y una enorme entrada simbólica a un partido mundialista.
Casi al final de la manifestación, la policía usó spray pimienta para dispersar un pequeño grupo y evitar una confrontación.
Carlos Serrano, un manifestante comunista de 32 años, estimó que las protestas irán sumando más público al acercarse la Copa y hasta podrían superar las de junio de 2013, cuando más de un millón de personas reclamaron en todo el país el fin de la corrupción política, menos gastos en el Mundial y más en educación, transporte y salud.
"Adoro el fútbol, pero el problema es que por encima de nuestros gustos futbolísticos hay problemas que son mucho más importantes, el derecho al transporte, a la salud, a la educación, y que no deberían ser contradictorios con el deporte, por el contrario", indicó.
Unos 200 manifestantes se concentraron en la estación de autobuses de Brasilia. "¡Dilma, escucha, en la Copa tendrás lucha!", coreaban, mientras recorrían la estación, seguidos de cerca por la policía.
Entretanto, los movimientos de huelga se suceden en diversos sectores del país.
En Rio, que acogerá siete partidos del Mundial, entre ellos la final el 13 de julio, una huelga de 48 horas paralizó esta semana al menos un 60% de la flota de autobuses y dejó cientos de vehículos dañados. Los profesores y los vigilantes bancarios de Rio también están en huelga.
La Policía Federal, estuvo cerca de decretar una huelga nacional en demanda de mejoras salariales, que podía afectar la seguridad y el control de ingreso al país, pero desistieron. La justicia ya había prohibido que se realizara durante la Copa
Unas 1.200 personas protestaron en Rio de Janeiro frente a la principal estación de trenes, Central do Brasil. Los manifestantes, muchos envueltos en banderas brasileñas y con pelucas 'verdeamarelas', quemaron álbumes de figuritas de la Copa y una enorme entrada simbólica a un partido mundialista.
Casi al final de la manifestación, la policía usó spray pimienta para dispersar un pequeño grupo y evitar una confrontación.
Carlos Serrano, un manifestante comunista de 32 años, estimó que las protestas irán sumando más público al acercarse la Copa y hasta podrían superar las de junio de 2013, cuando más de un millón de personas reclamaron en todo el país el fin de la corrupción política, menos gastos en el Mundial y más en educación, transporte y salud.
"Adoro el fútbol, pero el problema es que por encima de nuestros gustos futbolísticos hay problemas que son mucho más importantes, el derecho al transporte, a la salud, a la educación, y que no deberían ser contradictorios con el deporte, por el contrario", indicó.
Unos 200 manifestantes se concentraron en la estación de autobuses de Brasilia. "¡Dilma, escucha, en la Copa tendrás lucha!", coreaban, mientras recorrían la estación, seguidos de cerca por la policía.
Entretanto, los movimientos de huelga se suceden en diversos sectores del país.
En Rio, que acogerá siete partidos del Mundial, entre ellos la final el 13 de julio, una huelga de 48 horas paralizó esta semana al menos un 60% de la flota de autobuses y dejó cientos de vehículos dañados. Los profesores y los vigilantes bancarios de Rio también están en huelga.
La Policía Federal, estuvo cerca de decretar una huelga nacional en demanda de mejoras salariales, que podía afectar la seguridad y el control de ingreso al país, pero desistieron. La justicia ya había prohibido que se realizara durante la Copa