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viernes, 16 de mayo de 2014

La marihuana y consecuencias por Leopoldo Amondarain



Tradicionalmente el Uruguay era la “Suiza de América”, país moderado, de buenas costumbres, conceptual y con fama bien ganada de seriedad; llama entonces la atención la desesperación por tirar, romper o eliminar todo vestigio de conceptos que eran valores con los cuales se había basado esa fama, el Frente desde el “pique” de su inicio largó con la aprobación del crimen del aborto, el matrimonio homosexual, la adopción de criaturas por esas “parejas” y como frutilla del postre remataron con la legalización, promoción y producción de la droga hasta por parte del Estado. Tanto que el ejército, cuerpo que debe mantener un estado de adusta y patriótica seriedad, se le empuja a ser productor y promotor de la misma. Sin gollete. Tal vez la máxima de este “ideal filosófico” sea la producción de la marihuana, es notoria su publicidad comparable con productos comerciales más promovidos, no dicen que sea buena, subliminal y sutilmente no la aconsejan pero sí ponderan sus presuntos beneficios. Hasta un secretario de la Presidencia de la República dijo que no solamente la fumaba sino que ponderó lo bien que se sentía después de haber exhalado sus “caricias pulmonares”. ¿Qué se quiere lograr con eso? A cualquiera que haya hecho política se le ocurre que es por dinero, si como todos sabemos las grandes empresas reciben permanente “mangazos” y las mismas, para lograr beneficios, lo admiten y lo fomentan. Y no estoy diciendo nada oculto o discreto, se apoyan y promueven determinados sectores ideológicos particularmente en épocas electorales, no soy demasiado mal pensado por sospechar las montañas de vil metal que les puede costar la aprobación de estos menesteres. Entre las ocurrencias me topo con la incongruencia de que gente que se opuso al tabaquismo, en una acertada y correcta decisión exponiéndose a juicios multimillonarios que por incompetencia podrían perder (Philip Morris), hoy aprueban no solamente la marihuana sino que ya están avisando que pueden ¡aprobar la cocaína! ¡Qué adelantados y progresistas nos sentimos! Esto no quiere decir que en épocas anteriores donde los “corruptos” partidos tradicionales gobernaban no hubiese consumo de marihuana. Discretamente se señalaba, nuestra patria es muy chica y todos nos conocemos, quiénes eran los pocos consumidores, pero nunca se promocionaba sino que por el contrario se condenaba. Tanto que al productor o distribuidor se le procesaba e iba para “adentro”. Bueno tiempos que hoy parecen pecaminosos para las nuevas autoridades. Es preferible aconsejar las “fumatas”, hoy preferentemente con la marihuana, mañana serán las otras. El problema está ahí en la puerta y enmarcado. A qué punto se ha llegado que se trajo para consulta a Soros o Rockefeller, ambos de la peor y más corrupta oligarquía yanqui, por lo que se deduce vinculados a todos estos negocios, antes de que la ley fuera aprobada. No solo se contradecía la acertada promoción del antitabaquismo sino que ahora hasta se promueven las opiniones de la peor parte filosófica del imperialismo. Hay que borrar de las paredes, si alguna quedara lo de “yanquis go home”, sería interesante saber si esos prohombres económicos mundiales ya no tienen algún interés material más allá del anecdótico en el Uruguay. La gente no deja de ser pobre de la noche a l mañana. La salud pública es algo que ni se menciona en este tipo de acuerdos. Al fomentar adicciones juveniles tentando al principio con seis plantitas, publicitadas en avisos sumamente atractivos de colores vivos, en escenas inocentes, no señalan como se controlará que sean  seis y no miles. Es difícil imaginar el control en la ciudad, pero mucho peor va a ser en el interior, ¿quién se va a poner a controlar plantíos en el medio del campo? O sea en lugar de sembrar trigo, lino o soja se pueden hacer hermosas plantaciones de cannabis. El país podría, en un delirio conceptual,  cambiar su honorable producción en un futuro. En definitiva seamos justos, lo que hay que ponderar es la sutileza de la publicidad que está ablandando conciencias.  Ya pueden empezar a pensar que la marihuana hoy y demás drogas en tiempos venideros, no son tan malas y que están pletóricas de beneficios para un futuro económico mejor que la marihuana y la droga en general son menos malas y que en un futuro progresista podrán llevar felicidad a los hogares más que los que tradicionalmente las familias socialmente normales tenían. Restaría solamente en materia publicitaria escaparates de grandes tiendas que así como ofrecen alcoholes, jabones, yerba y demás artículos tengan las especializadas para hacer conocer las bonanzas de la marihuana, la cocaína, el hachís, y demás porquerías que matan gente. Futuras aspiraciones en la cultura socialista progresista para nuestros hijos y los hijos de nuestros enemigos.

Leopoldo Amondarain
C.I. 950.556-0
Tel: 099 626 573

 

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