Escritor y periodista Oscar Bruno Cedrés
El
22 próximo se cumple un nuevo aniversario de la histórica y
recordada tarde del triunfo del seleccionado de Rocha sobre el
representativo de Paso de los Toros, por tres tantos a dos, en el
viejo templo del fútbol de Rocha, El Tenis, el que le dio a la
celeste el primer título de Campeones de Campeones del Interior
1954.
Esa
tarde de domingo otoñal, que hizo vibrar al pueblo rochense hasta
altas horas de la madrugada la obtención de tan preciado lauro,
defendieron al combinado de la casaca color cielo, el “Nito” Juan
María Vera al arco, Nelson González de dos y el capitán Luis
Alberto Muñoz de tres; Roberto Acosta, el “Pijilla”, el “Milico”
Davis Prieto como cinco y Mario Rivas “Montero”. Los cinco del
avance: el “Viejo” Justo Aguirre; el “Tito” Servando
González; la “Vieja” Waldemir Vilizzio, el “Nino” Juan María
González y Florencio Enrique Longeau “Castrito”, siendo el
técnico el “Bocacha” Waldemar Revelez, con el Prof. José R.
Rivoir, como preparador físico, Waldemar Acosta el masajista y el
“Cocona” Pereyra como aguatero.
Con
un cuerpo directriz presidido por el “padre de la victoria” el
Dr. Albérico Mogni, junto a Rincón Pareja, Luis Ignacio Pargas,
Carolino Aguirre, Querubín Maside Correa, Carlos Sosa Techera,
Conrado Corbo Larrosa, entre otros.
Son
59 años, quedan muy pocos de aquel plantel, el “Pochocho”
Fernández y el “Jedilla” Machado, como integrantes del mismo,
como símbolos vivientes de aquel mes de mayo, que ha quedado como
fecha histórica en el centenario fútbol local.
Como
recuerdo y homenaje a esos titanes de nuestro fútbol, que son al
decir del periodista Rodríguez Benítez: nuestro “Maracaná”;
rescatamos de viejos y atesorados archivos la palabra de uno de los
más grandes e importantes dirigentes de fútbol que ha tenido
nuestro fútbol, el Escribano Lino Elías Silvera, que las
pronunciara en sesión de la Junta Departamental, como Edil del
departamento, en reconocimiento a quienes habían sido hacía muy
pocas horas campeones del fútbol chacarero:
“Voy
a referirme a un acontecimiento extraordinario que conmovió a todo
nuestro pueblo, sin distinciones de clase, ni de ideas filosóficas,
políticas o religiosas, y que tuvo lugar el domingo próximo pasado.
Fue el triunfo que obtuvo la selección rochense frente al conjunto
de la Liga Isabelina del Departamento de Tacuarembó, que consagró a
nuestro equipo campeón absoluto del torneo de campeones del interior
que finalizó en dicha fecha. Podemos decir, sin temor a
equivocarnos, que toda nuestra población, vivió horas de inmensa
emoción, de júbilo incontenible con aquel magnífico y grandioso
triunfo, como lo demostró no solo en el field donde nuestros
muchachos luchaban con fervor, garra y calidad, sino también más
tarde, cuando volcado en las veredas, en las calles y en las plazas
de nuestra ciudad, entonaba cantos de triunfo, coreaba el nombre de
nuestro querido departamento y vivaba a sus campeones. Esta Junta
integrada por hombres de ese mismo pueblo, no debe permanecer
indiferente a aparecer como tal, ante un acontecimiento que nos ha
tocado a todos por igual, pues el triunfo de la bizarra escuadra
celeste que lleva en el pecho de sus once atletas el escudo de
nuestro departamento, ha jerarquizado al mismo ante todos los demás
pueblos de la república. Y que también existe una afición sana y
entusiasta que los alienta y que se regocija con sus triunfos,
explotando en sentimiento de júbilo como los del domingo, que tanto
bien hace a los pueblos amantes de la paz y de la libertad como el
nuestro. “
Brillante
las palabras de un también histórico dirigente de Rocha y del Club
Nacional de Fútbol, para homenajear a los integrantes del plantel
campeón y a una afición que los alentó en cada uno de los pueblos
donde fueron a jugar, en interminables caravanas bullangueras, y que
ese domingo recibían el mayor de los títulos, campeón de
campeones, de parte de sus ídolos.
Es
esta una semblanza recuerdo y homenaje a los gallardos campeones del
interior de 1954, ante un nuevo aniversario de la obtención del
título.
MAYO/14
Oscar
Bruno Cedrés