El policía había decidido atenderse con un
profesional debido a que atravesaba una crisis matrimonial con su esposa
y madre de sus cinco hijos, quien le había dicho que se quería separar.
La decisión de ir con un psicólogo, la tomó luego de
comentar lo que le estaba sucediendo con un compañero de trabajo, quien
le recomendó un especialista para atenderse.
En tanto, en el juzgado de Minas, mientras aguardaba
para ser interrogado por el juez de la causa, confesó a un colega que
había matado a su mujer por que estaba celoso. "Yo veía que se estaba
poniendo más linda. Se maquillaba, tenía ropa nueva. Estoy convencido
que tenía otro", le dijo a un policía en la sede judicial.
Sin embargo, nunca pudo comprobar este punto. "Para él,
su mujer lo engañaba y no veía más allá de eso", dijo un allegado al
efectivo.
El miércoles, el Agente de Primera esperaba a su
expareja en la plaza de Minas, en la confitería Irisarri, donde ella
trabajaba. Al llegar, discutieron y él le efectuó nueve disparos a su ex
mujer, causándole la muerte. Él fue detenido en el lugar.
Ayer, el policía fue procesaron con prisión por homicidio muy especialmente agravado.
Atención.
La violencia doméstica es un tema recurrente en los
ámbitos policiales y militares. Si bien no pudo ofrecer cifras
concretas, Andrea Tuana, integrante de la Red contra la Violencia
Doméstica y Sexual, señaló que "hay un importante porcentaje de
denuncias en hogares con policías y militares".
Dos de los principales sindicatos policiales
coincidieron en que la atención psicológica que brinda el Ministerio del
Interior, a través de Sanidad Policial, "es insuficiente".
"Hay una clínica antiestrés en el Hospital Policial
donde se creó un equipo multidisciplinario que no funciona como tal",
indicó Patricia Rodríguez, dirigente del Sifpom (Sindicato de
Funcionarios Policiales de Montevideo)
"No se hacen controles. No se monitorea al
funcionario. Es más, al policía cuando se lo entrena en este tipo de
temas, se le da hasta información de como encubrir la violencia
doméstica", señaló por su parte el dirigente Miguel Barrios, del Supu
(Sindicato Único de Policías del Uruguay).
Este sindicato contrató tiempo atrás un psicólogo
para atender a los socios que lo solicitan. "El policía la rema hasta
que está por reventar. No se puede esperar a que mate a balazos a su
mujer, hay que actuar antes de que esto suceda", manifestó Barrios a El
País.
Rodríguez, en tanto, señala que "ante hechos graves,
como la muerte de una persona o un tiroteo, el policía tiene que seguir
su turno como si nada y después volver a su casa. Evidentemente no
llegás en las mejores condiciones".
"Cuando llegan a la policlínica el policía ya está
detonado, ya empezó con las juntas médicas, empezó a medicarse porque no
aguanta la presión y los compañeros o superiores lo ven muy pasado.
Incluso se han dado intentos de suicidio", agregó la dirigente.
Barrios propone que se hagan controles sobre
posibles casos de violencia doméstica, "así como se hacen controles por
el consumo de drogas".
Pero los dirigentes ven otro problema, que
contribuye a que los policías no quieran someterse a la atención
psicológica que brinda el propio ministerio. "Hay algo así como una
leyenda de que si vas al psicólogo es porque tenes un problema grave y
te van a sacar el arma, por tanto vas a perderte de hacer el 222, pero
eso no se da siempre", dijo la dirigente sindical de Montevideo.
Por su parte, Barrios señala que la atención en
Sanidad Policial es "deficiente", según los afiliados al Supu que en
algún momento debieron ir a consulta en el lugar.
"Han sido muy pocos los casos en los que los
efectivos se sienten bien atendidos. El tema es que si no es por orden
superior, los policías no van al psicólogo", afirmó Barrios.
Agregó que "muchas veces, cuando llegan al
psicólogo, corren el riesgo de ser separados del cargo si el problema
que presentan es grave".
Rodríguez no ocultó la preocupación que genera que
se hayan dado tres homicidios de policías contra sus parejas. "No es
fácil manejar la presión de trabajar en la policía", dijo.
Denuncian condiciones denigrantes en cárceles
El Sindicato de Funcionarios Policiales de
Montevideo dio a conocer una carta anónima, de un efectivo policial que
reviste en una unidad penitenciaria, que denuncia las condiciones
infrahumanas en las que tienen que trabajar. "Acá me encuentro un manojo
de llaves y un sector asignado, inicio el día armado con una hoja y una
lapicera", cuenta el policía. "¡Llavero, sacame de acá!, me gritan, con
cortes carcelarios en la mano y a los insultos. Pero eso ya es normal.
Jamás vi a ningún superior hacer un relevamiento ni preguntarle a alguno
de sus subalternos sobre la problemática que se vive acá. Todo lo que
pasa acá adentro se sobrelleva por la necesidad económica o por carecer
de otro medio de ingreso. Patético, no?. Pero en realidad arriesgamos la
vida y lo tomamos como algo normal". El policía describe en su carta un
mundo repleto de ratas, cucarachas, y de enfermedades infecciosas.
"Esta vida es deprimente", dice.
Mujeres sin miedo movilizó a Minas
Ayer en la tarde, unas 150 mujeres de todo el país
se manifestaron en la Plaza Libertad de Minas en repudio al homicidio de
Paola González, a manos de su esposo. Las mujeres, entre las que se
contaban referentes de la ciudad, dieron una vuelta a la plaza, en
silencio, para luego concentrarse frente a la confitería Irisarri, donde
trabajaba la mujer asesinada. Durante la manifestación, las mujeres
participantes colocaron dos pancartas en el lugar donde la mujer murió:
"Asesinada Paola", decía una, "Tocan a una; nos tocan a todas", rezaba
la otra.