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El Partido Independiente resolvió no
aconsejar el voto a ninguno de los dos candidatos en la segunda
vuelta del próximo 30 de noviembre. A su vez, Conrado Ramos, Iván
Posada y Daniel Radío decidieron que no harán público su voto y
quien esto escribe manifestó que votará en blanco.
La decisión tomada por la Junta
Federal, de la que participaron más de 120 militantes y 59 de los 68
miembros, representando a la conducción política de todo el país,
fue adoptada con una sola abstención (que correspondió a un
integrante que quería que el partido institucionalmente se
pronunciara por el voto en blanco).
Por tanto, la decisión fue tajante,
firme y totalmente consensual.
El Partido Independiente ratificó su
independencia política y electoral con total convicción y firmeza.
No nos representa ninguno de los dos bloques en que está dividido el
país.
No le usamos el
voto a los que confiaron en nosotros una semana atrás. Así como
ellos confiaron en nosotros el 26 de octubre, ahora nosotros
confiamos en ellos con respecto a la decisión del 30 de noviembre.
Somos concientes de que habrá quienes optaran por una de las
alternativas y quienes optaran por la otra, también habrá quienes
preferirán mantenerse al margen de esta definición. Queremos que
todos ellos sientan que el partido no los defrauda adoptando una
posición que contraviene su inclinación.
En nuestro caso
particular, decidimos anunciar nuestra decisión señalando que
votamos en blanco.
Inmediatamente llovieron las críticas,
los cuestionamientos y hasta las descalificaciones de representantes
políticos de ambos lados. Ladran Sancho…
Antes de responder a esas críticas,
queremos fundamentar nuestro descarte de cada una de las
alternativas.
El Frente Amplio ha dado muestras
múltiples de ejercicio abusivo del poder.
El propio Presidente violó en
reiteración real la Constitución durante buena parte de la campaña
y continúa haciéndolo de manera pertinaz y patética. Su gobierno
ha hecho un uso abusivo y reiterado hasta el cansancio de la
publicidad oficial al servicio de su partido. Particular vergüenza
produce el aviso publicitario del MVOTMA utilizando a gente humilde
para propagandear una modesta gestión en la que se está gastando
vaya a saber el equivalente a cuántas soluciones habitacionales, con
plata de todos los uruguayos.
En el Frente Amplio
el domingo pasado se fortalecieron aquellos sectores con los que más
distancia tenemos. Han prevalecido los que han demostrado menor
preocupación por los valores republicanos, los que menos creen en el
respeto a las reglas de juego, los que son más propensos a compartir
la triste frase de que “lo político está por encima de lo
jurídico”.
La candidatura del Partido Nacional,
por su parte, acompañada por el Partido Colorado, representa a dos
colectividades en las que han triunfado los sectores más
conservadores de este país.
Como dijimos en
numerosas oportunidades durante la campaña electoral, los partidos
históricos no son solo la derecha, porque en ellos conviven sectores
más progresistas, como los batllistas o los wilsonistas, pero lo que
sí es cierto es que toda la derecha política de este país está en
esos partidos y su peso electoral interno se ha visto ratificado por
el voto popular del pasado domingo.
Por lo tanto, nuestra postura será
votar en blanco. Pero ciertamente no como una postura cómoda o por
lavarnos las manos, como dicen algunos que han salido inmediatamente
a criticarnos.
Por el contrario, nuestra posición ha
garantizado el rechazo o el cuestionamiento de más del noventa por
ciento de la dirigencia política nacional. Era más fácil volcarse
por uno de los bloques, puesto que de esa forma la mitad de la
dirigencia del país nos habría defendido. Lo más difícil, antes y
ahora, sigue siendo permanecer independiente.
Nunca nos hemos lavado las manos
frente a los problemas del país, por eso tampoco rehuimos, en este
caso, dar nuestra posición. Otra cosa es que nuestras posiciones
gusten a nuestros adversarios.
A los que creen que esta posición es
cómoda, los invito a que se pongan en nuestros zapatos un par de
semanas, no doce años como hemos hecho nosotros, y hagan una campaña
electoral defendiendo sus convicciones a la intemperie sin el
resguardo de pertenecer a un paraguas electoral mayor.
Hay que tener mucho coraje político
para defender el espacio de un partido más pequeño en un país en
donde prevalecen las identidades partidarias de los partidos mayores
y en donde buena parte de las reglas de juego ayudan a los partidos
grandes.
A los que dicen que
somos indefinidos, los desafiamos a que sostengan, como nosotros,
posiciones en solitario y a que recorran el país sin el resguardo de
grandes apoyos, sino visitando a nuestros compañeros y reafirmando
nuestras posiciones una y otra vez.
A los que dicen que esta decisión es
incoherente con nuestra prédica contra las mayorías parlamentarias,
les recordamos que la integración del Parlamento se definió la
semana pasada y, lamentablemente, la gente decidió ratificar un
mandato mayoritario para el partido de gobierno.
Pretender que la gente decida su voto
el 30 de noviembre en función de a qué partido pertenecerá el
senador 31, es decir el Vicepresidente, es obviamente un recurso
discursivo, pero no resiste el mínimo análisis serio.
Lo que se decide el
30 de noviembre es el gobierno y la Presidencia de la República. Si
alguien piensa que los uruguayos, que aun en la primera vuelta cuando
sí se elegía el Parlamento, priorizaron el voto presidencial, van a
elegir ahora en función de este criterio están muy equivocados o
son muy ingenuos.
A los que dicen que nuestra postura
contradice la definición política del partido como un partido de
izquierda democrática y moderada, les respondemos que en este país
existen diferentes posturas de izquierda y, como ya dijimos, la
expresión de nuestras concepciones de izquierda ha sido claramente
derrotada en el equilibrio interno del Frente Amplio.
Finalmente, algunos dicen que votar en
blanco es ayudar a uno de los dos candidatos. Esto es rematadamente
falso. En la definición de la segunda vuelta, gana el candidato que
tenga más votos, no se requiere alcanzar ninguna mayoría especial.
Simplemente ganará el que tenga más votos de los dos, por lo que
los que votaremos en blanco o anulado no incidiremos a favor de
ninguno de los dos candidatos.
En definitiva,
nuestro partido ha decidido por unanimidad el camino de la
reafirmación política de nuestra identidad e independencia.
La gente nos puso en el Parlamento y
desde allí actuaremos de acuerdo a nuestra prédica preelectoral.
Vamos a marcar límites al poder, vamos a controlar al gobierno,
vamos a fiscalizar su actuación con toda la energía y firmeza.
También vamos a estar disponibles
para ayudar a la gobernabilidad apoyando aquellas iniciativas que nos
parezcan adecuadas para el mejor futuro de nuestra gente.
Pero, sobre todo, vamos a impulsar la
construcción de una alternativa política más amplia sobre la base
de un fuerte desarrollo de la reflexión ideológica y programática,
para que dentro de cinco años podamos ofrecer a los uruguayos una
opción de poder de izquierda democrática y moderada. Ojalá podamos
convencer de ello a muchos ciudadanos y políticos que concuerdan con
esta perspectiva política.
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