Por
Néstor Sabattino
A
pie, rumbo al Centro
La
inmensa caravana a pie, inició un lento recorrido hacia el centro de
la ciudad.
Cuando
remontaba la cuesta de la calle Zabala, un gruesa garúa mojaba sin
piedad a las bandas que la encabezaba, así como a los cuerpos
militares y policiales que marchaban en formación, seguidas de las
autoridades nacionales y departamentales, los representantes de
diversas sociedades locales más un mundo de gente que se había
unido al cortejo.
A
pesar del tiempo, el pueblo en general presentía que los actos
todavía no habían terminado, sino que más bien, recién empezaban.
Doblaron
a la izquierda por Cerro Largo (hoy Leonardo Olivera) hasta llegar a
Maldonado (Orosmán de los Santos) y pocas cuadras después tomaban
por Gral. Artigas.
En
ese punto la garúa se convirtió en una lluvia considerable, al
punto que causaba pena ver centenas de niños de las Escuelas que con
sus maestros esperaban a pie firme desde varias horas atrás la
llegada de los visitantes, alineados en ambas aceras.
Vivaban,
arrojaban flores y papelitos de colores al paso de la comitiva.
Poco
después, un emocionadísimo Baltasar Brum llegaba a la casa del Dr.
Antonio Lladó, donde pasaba a residir durante su estadía en la
ciudad.
Una
multitud se formó frente a la casa, obligando al Presidente a
improvisar un corto discurso desde uno de los balcones de la misma.
Los
cansados viajeros hubieran querido que la jornada terminara allí, a
fin de buscar el descanso reparador luego de un día tan largo.
Lamentablemente para ellos no era así; luego de un breve paréntesis
que aprovecharon para cambiar sus mojadas indumentarias, toda la
delegación se dispuso a cumplir con el resto de los compromisos
establecidos en el programa oficial.
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