"O sea, rebobinando, los partidos tradicionales se cayeron a
pedazos cuando el Frente Amplio y el Gobierno del Frente Amplio no
pudieron hacer la cosas peor para sus propios intereses.
¿Esto es bueno o malo? Diría que es horrible. Esto le deja la puerta
abierta para que cualquier inescrupuloso sin historia, con plata y un discurso facilongo se ponga a hacer política y tenga éxito por encima de partidos fundacionales de la historia del país. Nadie venga a decir que
eso en Uruguay no puede pasar. Si puede, y no hay evidencia que diga
que el futuro político de Uruguay está vacunado de aventuras
neofujimoristas. Minga. No hay evidencia. No la hay y nadie puede tener evidencias del futuro.
El Frente Amplio ya es difícil que pueda seguir bajando y está, como
escribió Santullo para el Peyote Asesino "más abajo se puede ir, más
abajo no se puede estar". Tiene el gobierno, tiene a la economía y la
natural responsabilidad política de hacer un buen gobierno y además la presión de los miles de cargos políticos que ni sueñan perder o resignar su lugar, su sillón.
Pero los partidos tradicionales tienen solo el desafío - digo 'solo'
retóricamente- de que un partido nuevo, como puede ser el que está
pergeñando Edgardo Novick los pase por el costado y los deje
estupefactos y con la tarea de que Bordaberry, Lacalle y Larrañaga se
tengan que poner a juntarle votos en el balotaje de 2019".
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Milton A. Ramírez -- uy.press / Agencia uruguaya de noticias
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