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jueves, 23 de junio de 2016
FOTÓGRAFOS DE LA FRONTERA. CUANDO LA IMAGEN ESCRIBE LA HISTORIA. Por Julio Dornel.
Escritor y periodista Julio Dornel
En el álbum familiar o los viejos baúles condenados a la pieza del fondo, suelen aparecer antiguas fotografías que el paso de los años les ha otorgado el título honorífico de “patrimonio histórico de la frontera”. Los archivos de NUESTRA GENTE se han enriquecido con el aporte generoso de quienes han comprendido que una imagen vale más que mil palabras. Resulta gratificante recordar a quienes transitaron por el mundo mágico de la fotografía escribiendo páginas inolvidables de la historia fronteriza. Sin saberlo, estaban “escribiendo” y documentando vivencias desde el cuarto oscuro donde surgía desde las cubetas, la magia misteriosa de rostros conocidos. Con mucha paciencia y expectativa aguardaban el revelado misterioso que llevaría al papel los goles de Mena, el “Pelotilla”, el “Yongo”, o las atajadas salvadoras de Paulino Gamón, Ariel Lasa o “Pipo” Graña. El laboratorio destinado al revelado era el “bunker” natural donde se refugiaba el fotógrafo para descubrir imágenes sin imaginar que estaba perpetuando acontecimientos que hoy a la distancia podemos rememorar con un sentimiento de nostalgia acumulada. Si tuviéramos que repasar la historia de la fotografía fronteriza muchos nombres acudirían a nuestra memoria para evocar a estos propulsores de la imagen ciudadana. En la década del 70 los diarios capitalinos LA MAÑANA, EL DIARIO, EL PAÍS Y EL DÍA, ilustraban material de sus corresponsales, con fotografías de Edwin, Senadie, Mirta, Mauro, Alcides y el “Gordo” Roberto, mostrándole al país los principales acontecimientos de la semana y las imágenes de la naturaleza rochense recogidas por aquellos profesionales que trabajando con muchas carencias nos permitían disfrutar de los principales acontecimientos sociales, culturales y deportivos del norte rochense. En aquellos tiempos no existían cámaras digitales y ninguno se hubiera imaginado que la vieja Polaroid sufriría tantas transformaciones hasta conectarse a la computadora o la televisión. Resumiendo el trabajo de estos magos de la fotografía que le regalaron a la posteridad imágenes de alta calidad y fundamentalmente de incalculable valor documental, destacamos hoy el trabajo silencioso de algunos fotógrafos que “cámara en mano” fueron escribiendo páginas inolvidables de la historia fronteriza. En la nota gráfica Roberto Rosas sorprende a sus colegas Senadie González, Edwin Rodríguez, Mirta Rocha, Mauro Sosa y Alcides Fernández, en los salones del Club Social durante el baile de primavera correspondiente al año 1972. ( Gentileza de Mauro Sosa)
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