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sábado, 15 de octubre de 2016

“LA MUJER DEL CENTROAVANTE”. Por Julio Dornel.



En realidad se trata de “La Mujer del Centro Fútbol”, uno de los cuentos vinculados al más popular de los deportes que nos ofrece el periodista brasileño David Coimbra, demostrando poco interés en la relación que suele tener el jugador con la pelota. Por ese motivo apunta sus dardos literarios al jugador fuera de la cancha, sin tener en cuenta goles anulados, malos arbitrajes, un penal mal cobrado, ni el espectáculo maravilloso que ofreció en su momento el fútbol de Pelé, Garrincha o Ronaldiño. En la Mujer del Centroavante, Coimbra denuncia detalles extra futbol, donde las mujeres suelen cambiar el destino de los jugadores. “¡¡¡Qué mujer era la mujer del centro fútbol” ¡¡¡. La grama del estadio se tornaba más verde al ser acariciada por sus pies. Cuando entraba a la redacción todos se callaban y la temperatura aumentaba. La Mujer del centro fútbol, esclavizaba las miradas. Fue su desgracia, y su perdición. Acabó con él centro fútbol de Huracán. Existen mujeres que cometen estragos en lo que queda de algunos jugadores. Recuerdan la morena que se atravesó en la vida de GESSY el mediocampista del Gremio. Los contemporáneos de GESSY dicen que después de conocerla se olvidó del Gremio y de la pelota. Son esas las mujeres que asustan a Fabiano del Inter mucho más que los laterales o la furia de los volantes. Ella apareció una tarde en el Beira Río, al final del entrenamiento. Morena de mirada peligrosa, hizo disparar la alarma en algún lugar recóndito del cerebro de Fabiano, que aumento su desconfianza cuando ella se presentó como periodista. No tenía pinta de periodista y si de terrorista o guerrillera mercenaria. Algo bélico, pero nunca periodista. Hacía preguntas con voz caliente. Quería saber cosas sobre Fabiano. Donde vivía y su teléfono personal. El seguía desconfiado respondiendo con monosílabas y medias palabras hasta que se encontraron las miradas. Fabiano se estremeció, mientras un fuego extraño corría por sus venas, incendiando su rostro y acelerando el corazón. Fabiano percibió que iba a caer allí mismo, como si hubiera sido arrasado por un lateral. Aquella morena era su peligro, no podía ser real, era una armadilla, una celada muy bien preparada. Fabiano se convirtió en un fugitivo. Reunió fuerzas no se sabe de dónde y abandono el escenario del encuentro. Tomó la decisión más sensata. Todavía recuerda a la morena bélica, realmente peligrosa que pudo ser su perdición, su desgracia y terminar con su carrera deportiva…

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