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domingo, 4 de enero de 2015

POR PENSAR NOMÁS Por José Ariel Cardoso


El crimen de una adolescente en nuestra Valizas ha dejado en evidencia una gran cantidad de cuestiones que pasan por lo social, lo político, el chovinismo, las lecciones para padres, la farándula, el absurdo, lo tétrico y lo ridículo.
Las redes sociales largaron los primeros datos y legiones de padres y madres se largaron a dar lecciones y opiniones de cuidados y responsabilidad, en donde casi se podía leer una suerte de autoelogio colectivo: “eso a mí no me pasa porque yo a mi hija/o lo cuido muy bien.”
Casi al mismo tiempo, los dolidos electorales, salieron revoleando la inseguridad, las críticas a Bonomi, los planes sociales, los marginales, la marihuana, los peludos, el No a la baja y demás artículos de pirotecnia que habían quedado en el fondo de la caja después de la debacle padecida en la primera vuelta.
Como respuesta apareció un comunicado oficial de un jerarca municipal de comunicaciones, donde más rápido que ligero desmarcó el suceso de la situación social y/o política y ya de paso propagandeó la acción social que progresivamente va dando frutos de felicidad, orden y progreso, donde solo faltaron los violines para completar la demagógica cursilería, que fue aplaudida silenciosamente por los “me gusta” oficialistas y denostada por opositores, en partes iguales.
A todo esto, como la víctima era argentina, falta poco para que algunos vean esto como un atentado en contra del turismo rochense y el Uruguay natural. Y es así que docenas y docenas de comentarios inflamados de patrioterismo salen a denunciar y comparar todo lo malo que pasa en el vecino país, frente a lo cual esto no es nada. Al toque el jurado popular declaró inocentes a todos los “de acá” y como declaró una entrevistada, “esto no tiene nada que ver con nosotros”.
La prensa a cada rato cambia la primicia, y en algunos medios el amarillismo campea. Desde la vecina orilla, como se le dice a la Argentina, hasta los basureros mediáticos opinan y resuelven el caso cual hermosos y producidos Sherlock Holmes, y ríos de tinta y bits corren opinando con y sin razón sobre lo qué y cómo se hace por estos lares, levantando la indignación de los patriotas antes mencionados.
Redondeando el panorama, circulan por las redes sociales teorías conspirativas donde se mezcla una truculencia casi pornográfica con la Biblia y el calefón y donde solo faltan los extraterrestres de Roswel y los Hombres de Negro.
Detrás de todo esto, el espantoso crimen de una gurisa de quince años nos debería de sensibilizar y poner a pensar, no para tratar de resolver el caso o para sacar algún rédito político o desmarcarse de los costos, o para dar lecciones de paternidad o defender la patria, sino pensar, por pensar nomás, en las enfermedades sociales que padecemos, y de las que en alguna medida todos somos responsables por obra u omisión.
Lola vino como cualquier adolescente a divertirse, a pasar sus vacaciones y encontró una muerte terrible a manos de un monstruo. Una vecina declaró que la vio mirar el atardecer alucinante de Valizas. Quisiera creer que su esencia quedó allí, la esencia de una gurisa que como todas, se merecía lo mejor.

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