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sábado, 1 de octubre de 2016
FIESTA DE LA DIVERSIDAD EN URUGUAY Un arcoíris de 50.000 personas en 18 Julio
Un arcoiris de más de 50.000 almas fue la postal que dejó anoche la Marcha por la Diversidad, realizada a lo largo de 18 de Julio. El inicio estaba previsto para las 19:00 horas en la Plaza Independencia, donde
más temprano ya se veía que una multitud participaría del festejo, que finalmente comenzó 45 minutos más tarde, recorriendo la principal
avenida con un colorido desfile, en el que la música y la alegría de los participantes fueron una constante.
Pero más allá del “color” de la marcha, la imagen sobresaliente fue la de las parejas de un mismo
sexo que caminaban tomadas de la mano, o abrazadas, y que reflejaban lo más auténtico de esta fiesta que se realiza en muchas ciudades del
mundo.
Muy al contrario de lo que ocurre con algunos “festejos”deportivos, los pocos comercios abiertos sobre 18 de Julio no tomaron ningún tipo de recaudo en materia de seguridad.
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Un arcoíris de 50.000 personas en 18 Julio | Noticias Uruguay y el Mundo actualizadas - Diario EL PAIS Uruguay
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INDISCIPLINA PARTIDARIA, la columna de Hoenir Sarthou: Ataques de pánico
ResponderEliminarhttp://www.voces.com.uy/articulos-1/indisciplinapartidarialacolumnadehoenirsarthouataquesdepanico
El despliegue de apoyo estatal a la marcha no ayuda a disipar la sensación de que ésta es una marcha oficialista. Los logos de la Intendencia de Montevideo en cada una de las banderas arcoíris colocadas en las columnas de alumbrado público, el logo del Ministerio de Desarrollo Social estampado en miles de folletos, los anuncios desde el estrado de qué ministerios declararon a la marcha “de interés”, y el presidenciable intendente Daniel Martínez apareciendo en primer plano en una pantalla gigante sobre la multitud parecen confirmar todas las sospechas.” (Gabriel Delacoste y Lucía Naser, en artículo publicado en “la diaria”, en el que comentan y celebran la “Marcha de la Diversidad” del pasado sábado).
Las cosas que mencionan Delacoste y Naser no ayudan, por cierto, a disipar la sensación de que la Marcha es oficialista. Tampoco la enorme cantidad de militantes de “la diversidad” –varios de ellos voceros mediáticos de la Marcha- que han ido ingresando como funcionarios jerárquicos y/o de confianza política en ciertas Intendencias o en el MIDES, ni el ostensible apoyo material y moral que, desde sus cargos públicos, brindan a la Marcha.
El secreto de esa sensación de oficialismo es sencillo: la Marcha ES oficialista. Está organizada y promovida con apoyo y recursos de organismos públicos, las políticas públicas sobre asuntos de género y sexo son dictadas por los mismos funcionarios portavoces de la Marcha, es usada para promocionar abiertamente a figuras políticas del oficialismo y la mayor parte de las organizaciones que la convocan están ligadas al Estado a través de convenios, proyectos, financiación, integración de comisiones, cuando no a través de la doble condición de funcionario y dirigente de la organización. La conclusión es inevitable. Decir que produce “la sensación de oficialismo” es como decir que un grupo de gente con máscaras blancas y cruces prendidas fuego, que ahorca a un negro, “produce la sensación de racismo”. No hay ningún impedimento para ser oficialista. Pero conviene admitirlo.
No pensaba escribir sobre este tema. Pero Delacoste y Naser afirmaron en su artículo algo que me parece preocupante: “…quienes levantan las banderas del feminismo y la diversidad vienen siendo atacados con intensidad creciente desde hace unos cuantos meses. Su cooperación con un Frente Amplio que desde el gobierno se corre a la derecha le hizo perder credibilidad en una parte de la izquierda…”. Y enseguida agregan: “La manija en las redes, una vieja izquierda que nunca compró la “nueva agenda” y algunas columnas en Voces y en Interruptor muestran cada vez más abiertamente a sectores (cuyo tamaño es difícil saber) de la izquierda y la intelectualidad abandonando la causa o sospechando de ella.”. Y finalizan el punto diciendo: “(y no hablamos acá de las necesarias discusiones o de la autocrítica, sino de los ataques)”.
Pensaba dejar pasar el asunto. Me hizo cambiar de opinión el uso de la palabra “ataques”. Y en particular que Delacoste y Naser pretendan discriminar entre “las necesarias discusiones”, o “la autocrítica”, y los supuestos “ataques”.
¿Qué es un “ataque”? ¿Por qué ese término casi militar para referirse a opiniones emitidas desde “una vieja izquierda que nunca compró “la nueva agenda””, o desde un modesto semanario de reducido tiraje, sin apoyo político oficial ni opositor, o desde una publicación meramente virtual? ¿Quién decide qué es una “discusión necesaria” y qué un “ataque”? Si, leyendo a Delacoste y Naser, concluyo que la “Marcha de la diversidad” y varias de las organizaciones que la convocan están política y materialmente ligadas al oficialismo, ¿estoy “atacando a la diversidad” o estoy señalando un hecho que todos los uruguayos tenemos derecho a conocer?
No pensaba escribir sobre este tema. Pero Delacoste y Naser afirmaron en su artículo algo que me parece preocupante: “…quienes levantan las banderas del feminismo y la diversidad vienen siendo atacados con intensidad creciente desde hace unos cuantos meses. Su cooperación con un Frente Amplio que desde el gobierno se corre a la derecha le hizo perder credibilidad en una parte de la izquierda…”. Y enseguida agregan: “La manija en las redes, una vieja izquierda que nunca compró la “nueva agenda” y algunas columnas en Voces y en Interruptor muestran cada vez más abiertamente a sectores (cuyo tamaño es difícil saber) de la izquierda y la intelectualidad abandonando la causa o sospechando de ella.”. Y finalizan el punto diciendo: “(y no hablamos acá de las necesarias discusiones o de la autocrítica, sino de los ataques)”.
ResponderEliminarPensaba dejar pasar el asunto. Me hizo cambiar de opinión el uso de la palabra “ataques”. Y en particular que Delacoste y Naser pretendan discriminar entre “las necesarias discusiones”, o “la autocrítica”, y los supuestos “ataques”.
¿Qué es un “ataque”? ¿Por qué ese término casi militar para referirse a opiniones emitidas desde “una vieja izquierda que nunca compró “la nueva agenda””, o desde un modesto semanario de reducido tiraje, sin apoyo político oficial ni opositor, o desde una publicación meramente virtual? ¿Quién decide qué es una “discusión necesaria” y qué un “ataque”? Si, leyendo a Delacoste y Naser, concluyo que la “Marcha de la diversidad” y varias de las organizaciones que la convocan están política y materialmente ligadas al oficialismo, ¿estoy “atacando a la diversidad” o estoy señalando un hecho que todos los uruguayos tenemos derecho a conocer?
MONEY, MONEY
La financiación de las entidades que pesan en la vida social dista de ser un asunto menor. Los partidos políticos, las organizaciones religiosas y las gremiales, los grupos de interés y de presión, los medios de comunicación, los centros de enseñanza, la investigación y la formación académica, las instituciones que brindan capacitación a los funcionarios públicos, entre otros, pesan mucho en las decisiones políticas y en la forma de ver la realidad del resto de los ciudadanos.
ResponderEliminarPor lo tanto, la forma en que se financian esas actividades y las relaciones que mantienen con el Estado son asuntos de interés público primordial.
Varias de las organizaciones “de la diversidad” reciben fondos de fundaciones extranjeras. No soy el primero en decirlo y el hecho no ha sido rebatido.
Ahora, además, reciben financiación y apoyo del Estado. Nada de esto es casual. De hecho, como lo admiten Delacoste y Naser, la “diversidad” ha oficiado como coartada para disimular el alejamiento de los gobiernos del Frente Amplio de sus compromisos ideológicos y programáticos.
Así, la enseñanza pública, que debería ser objetivo central de un gobierno popular, puede venirse abajo, pero se imparten en ella cursos de “género” y de “diversidad”. Se disimula la realidad con un maquillaje “inclusivo”, que deja intocada la fuente principal de injusticia social: la inequidad educativa, el abismo entre quienes pueden pagarse una educación privilegiada y quienes no pueden.
Tratando de demostrar que “la diversidad” no es tan oficialista como parece, Delacoste y Naser señalan que “La diversidad es mucho más que una bandera desideologizante que permite al FA correrse a la derecha manteniendo su cara progre. Esto queda demostrado en la proclama de la marcha, en la que se articulan posturas contrarias a las del gobierno sobre salud mental, violencia estatal, drogas y terrorismo de Estado”. Los temas elegidos para discrepar son reveladores. Nada que toque al modelo económico, nada sobre los salarios de $15.000, NADA SOBRE LA BANCARIZAACION ,NADA SOBRE LOS IMPUSTOS,NADA SOBRE EL MODELO AGRO INDUSTRIAL Y SUS EFECTOS SOBRE LA TIERRA Y EL A GUA ¿Es que los “diversos” no cobran sueldos bajos, ni pagan impuestos, ni toman agua?
Dime quien te financia y de diré de qué hablas.
Si te financian las fundaciones de Soros o de Rockefeller y te respalda el gobierno, no podés hablar del sistema financiero ni del modelo agroindustrial. Entonces es mejor callar, o hablar de salud mental, drogas, violencia y de un antiguo terrorismo de Estado.
Ahora se suma otro hecho. La “diversidad”, entendida como homosexualidad, es un mercado prometedor.
INDISCIPLINA PARTIDARIA, la columna de Hoenir Sarthou: Sobre títulos y perros
ResponderEliminarpublicado a la(s) 28 sept. 2016 19:02 por Semanario Voces
Una vieja máxima periodística afirma que “Perro muerde a hombre” no es noticia, pero que “Hombre muerde a perro” sí lo es.La frase, aunque parezca directa y obvia, no lo es tanto. Porque, por un lado, describe una actitud usual en cierta clase de periodismo: la de atender a los hechos anómalos y sorprendentes, aunque sean insignificantes, en lugar de investigar hechos mucho más significativos que ocurren con permanencia y regularidad. Pero, por otro lado, también da cuenta de una característica de la opinión pública: su inclinación a dejarse sorprender o entretener por lo anecdótico y a ignorar, o a considerar aburrida, la información sobre otros asuntos menos espectaculares aunque mucho más importantes.La epidemia de gobernantes y dirigentes políticos que declaran tener títulos académicos que en realidad no poseen se parece bastante a la noticia “Hombre muerde perro”En primer lugar, es inusual. Hasta ahora, había pocos antecedentes de gobernantes o dirigentes políticos uruguayos que mintiesen sobre sus títulos. En segundo lugar, dado que no es necesario un título académico para desempeñar la mayor parte de los cargos de gobierno, la falsedad tiene algo de pueril, de innecesario; parece más resultado de una inseguridad o frustración personal que de una estrategia para acceder al cargo. En tercer lugar, la maniobra es tan burda, y el riesgo de ser descubierto y puesto en ridículo tan grande, que todo resulta un poco grotesco.
Sin embargo, en los últimos días (desde que al de Sendic se sumaron dos o tres casos más) el tema se volvió el centro de todos los comentarios. “Gobernante dice tener título que no tiene” funciona como “Hombre muerde a perro”: aunque se reitere tres o cuatro veces, sigue siendo un hecho raro, grotesco, un poco ridículo y a la vez bastante triste.
ResponderEliminarPero las similitudes entre las dos noticias no terminan allí.
“Hombre muerde a perro” produce el extraño efecto de desinformarnos sobre lo que habitualmente ocurre entre los seres humanos y los perros. En tanto pone la lupa en la conducta atípica y desquiciada de un hombre en particular, oculta lo que en general suele acaecer entre hombres y perros. Si un extraterrestre quisiera formarse una opinión sobre esas relaciones y sólo dispusiera de esa noticia, adquiriría una idea bastante equivocada. Del mismo modo, la noticia “Gobernante miente sobre su título” puede distraer la atención de otros actos de los gobernantes, no tan espectaculares pero más graves para la sociedad.
ResponderEliminarEl martes en la noche, los mismos noticieros que informaron que Sendic no había presentado su título en la audiencia judicial de esa tarde, mostraron al Ministro de Economía hablando sobre la marcha del proceso de bancarización del país, e informaron sobre los plazos en que será obligatorio cobrar los sueldos por cuenta bancaria, sobre los escasos movimientos de fondos que podrán hacerse en esas cuentas sin tener que pagarle al banco, y sobre el hecho de que todos entraremos en un corralito, dado que, una vez elegida una institución bancaria, no podremos dejarla y pasarnos a otra hasta que transcurra al menos un año.
ResponderEliminarEs seguro que la declaración judicial de Sendic tuvo más “rating” que la información sobre las cuentas bancarias. +
ResponderEliminarSin embargo, los efectos de la bancarización son infinitamente más importantes para los uruguayos que los que pueda tener el título de Sendic. +
ResponderEliminarEl sistema financiero ya está percibiendo ganancias enormes por las medidas de bancarización vigentes (lo denunció antes que nadie el diputado Jorge Gandini) y percibirá mucho más cuando, a partir del año que viene, la casi totalidad de los intercambios de dinero se realicen obligatoriamente por operaciones bancarias. +
ResponderEliminarComo los milagros no existen, esas ganancias serán pagadas por los usuarios, personas y empresas, es decir por todos nosotros, en forma de intereses, cargos por excesos de movimientos, y comisiones por el uso de tarjetas de crédito o de débito. Por añadidura, el sistema bancario y el tributario tendrán mucha más información sobre nosotros.
ResponderEliminar¿Alguien reclamaba la bancarización? ¿Era una necesidad de la sociedad uruguaya y en particular de sus sectores más pobres? Por supuesto que no. Es una necesidad del capital financiero, que viene imponiendo la misma clase de legislación bancarizadora en todo el mundo. Los gobernantes uruguayos –con o sin títulos universitarios- están haciendo ese mandado.
Lo mismo ocurre con el estado del agua. Los niveles de contaminación crecen a niveles alarmantes. Sin embargo, la gran solución a la posible crisis económica es la instalación de otra gigantesca planta de celulosa en el medio del país, sobre el Río Negro. Un negocio para el que habrá que invertir mil millones de dólares y que, en la mejor de las hipótesis y sólo por cierto tiempo, generará unos 8.000 puestos de trabajo. A razón de ocho puestos por cada millón de dólares. ¿Se habla de este asunto? No. Se comunicó en su momento y ahora parece seguir una marcha silenciosa y opaca, como es habitual en esta clase de inversiones.
Otro drama silenciado es la sistemática deserción y pésimos resultados del sistema educativo. El daño cultural y social que esa sangría educativa permanente le causa al Uruguay no tiene límites y no se compara con casi ninguna otra cosa. Sin embargo, estamos acostumbrados a convivir con eso. No lo consideramos un escándalo porque es permanente y se cumple con regularidad. Con la enseñanza ocurre lo mismo que con la rotación de la Tierra o con el ciclo de lluvias y sequías: aunque nuestras vidas dependen de ellas, rara vez ocupan los titulares de los noticieros.
Que no se malinterprete lo que digo. El periodista Carlos Peláez cumple su deber social como comunicador al poner de manifiesto las supercherías hechas por algunos dirigentes políticos con los títulos. Así como el abogado y también comunicador Gustavo Salle cumple con el suyo al denunciar e informar sobre el tema. No es que la información y la denuncia causen daño. Al contrario, toda información auténtica es necesaria y debe ser bienvenida. La preocupación –mi preocupación- pasa por otro lado.
El recientemente fallecido Eleuterio Fernández Huidobro solía decir –con sabiduría empírica un poco perversa, similar a la del Viejo Vizcacha- que “Cuando uno se manda una cagada, lo mejor es mandarse enseguida otra más grande, para tapar la anterior”.
Me pregunto si el escándalo de los títulos –al que tampoco minimizo- no está cumpliendo, sin la voluntad deliberada de nadie, el papel de la segunda descarga de excremento. Como es espectacular y huele mal, tapa el hedor silencioso de otras cosas que nos perjudican más profundamente como sociedad y como país. En el caso de Sendic, por ejemplo, el tema del título ha dejado en segundo plano incluso a la discutible gestión al frente de ANCAP.
Tal como van las cosas, la reiteración de títulos “truchos” promete convertirse en tema de carnaval. Lo que no está mal, si no nos quedamos en eso.
El asunto es, como siempre, cómo leemos la información que nos llega y qué hacemos con ella. En la era de la comunicación, la información es, más que nunca, un arma de doble filo. El alud abrumador de noticias pone en evidencia algunas cosas, pero también sirve para tapar otras.
Eso nos impone a todos una tarea inteligente: la de seleccionar y relacionar entre sí a los hechos sobre los que recibimos información, distinguiendo siempre entre lo espectacular y lo importante.
Para que los árboles no nos impidan ver el bosque.
El martes en la noche, los mismos noticieros que informaron que Sendic no había presentado su título en la audiencia judicial de esa tarde, mostraron al Ministro de Economía hablando sobre la marcha del proceso de bancarización del país, e informaron sobre los plazos en que será obligatorio cobrar los sueldos por cuenta bancaria, sobre los escasos movimientos de fondos que podrán hacerse en esas cuentas sin tener que pagarle al banco, y sobre el hecho de que todos entraremos en un corralito, dado que, una vez elegida una institución bancaria, no podremos dejarla y pasarnos a otra hasta que transcurra al menos un año.El sistema financiero ya está percibiendo ganancias enormes por las medidas de bancarización vigentes y percibirá mucho más cuando, a partir del año que viene, la casi totalidad de los intercambios de dinero se realicen obligatoriamente por operaciones bancarias.
ResponderEliminar¿Alguien reclamaba la bancarización?
¿Era una necesidad de la sociedad uruguaya y en particular de sus sectores más pobres?
Por supuesto que no. Es una necesidad del capital financiero, que viene imponiendo la misma clase de legislación bancarizadora en todo el mundo.Los gobernantes uruguayos –con o sin títulos universitarios- están haciendo ese mandado.Eso nos impone a todos una tarea inteligente: la de seleccionar y relacionar entre sí a los hechos sobre los que recibimos información, distinguiendo siempre entre lo espectacular y lo importante.
Para que los árboles no nos impidan ver el bosque.
Hoenir Sarthou