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“Hoy tenemos más
coherencia y consistencia” especialmente “en el terreno
económico”, aseguró Astori
“Hoy tenemos más
coherencia y consistencia” especialmente “en el terreno
económico”, aseguró Astori
Nº1920 - 01 al 07
de Junio de 2017
entrevista de Andrés
Danza
Han sido semanas muy
intensas para el ministro de Economía, Danilo Astori. La residencia
presidencial ubicada en la esquina de las calles Suárez y Reyes se
transformó durante los últimos días en una especie de segunda
oficina para él. La reforma de la “caja militar”, las
negociaciones para la instalación de una segunda planta de la
empresa finlandesa UPM y ahora la elaboración de la Rendición de
Cuentas. Todos esos temas lo tienen como protagonista y los debates
se prolongan por horas, con resultados que no siempre son de su
agrado.
Pero a primera hora
de la tarde del martes 30, por más que se mostraba un poco cansando,
su ánimo hacía evidente que algo bueno había pasado. Detrás de su
escritorio en el amplio despacho que ocupa en el tercer piso del
Ministerio de Economía, Astori transmitía desde sus primeras
palabras tranquilidad y confianza.
Luego de encendido
el grabador, al promediar la entrevista que mantuvo con Búsqueda,
surgió la buena nueva: la calificadora de riesgo Standard &
Poor´s había resuelto cambiar la perspectiva de la deuda uruguaya,
que pasó de “negativa” a “estable” y mantener el grado
inversor al país. Hacía menos de media hora que se había enterado
y todavía duraba la alegría.
Pero ese no era el
único motivo de festejo. El ministro de Economía tiene la
convicción de que el gobierno consiguió revertir los problemas
registrados en algunas empresas públicas “al punto tal que de ser
la principal explicación del deterioro fiscal del país, esas
empresas se convirtieron hoy en conjunto en una contribución de un
punto del producto a las cuentas públicas”.
Y atribuye ese logro
al “cambio” que gestaron el presidente Tabaré Vázquez junto a
él y al director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro
García, al hacerse cargo del Poder Ejecutivo. Para Astori era
necesario actuar así, en forma rápida y firme, porque el anterior
gobierno culminó con “un déficit fiscal en ascenso”, ya que
adelantó los tiempos electorales afectando las “cuentas públicas”.
Asegura que fue poco
lo que pudo hacer como vicepresidente de la República para evitar
esa situación y que recién ahora hay “más coherencia y
consistencia entre las diferentes opiniones que se manejan para
definir una política pública, sobre todo en el terreno económico”.
—Las exportaciones
vienen creciendo, lo mismo que la recaudación impositiva, pero al
mismo tiempo aumenta el desempleo. ¿Qué tan firme es la
reactivación de la economía?
—El aumento del
desempleo es un motivo de preocupación. Hay un cierto
desplazamiento temporal entre la marcha de la actividad medida a
través del Producto Bruto Interno y las cifras de empleo y
desempleo. Por lo tanto, es de esperar que el relativo mayor
dinamismo que está teniendo la actividad económica se refleje en el
futuro en temas de empleo. Otro comentario para hacer al respecto es
que esta cifra de desempleo, la última, está muy asociada a una
situación que no es negativa, que es que aumentó la tasa de
actividad, lo que significa que hay más gente buscando trabajo. Eso,
en la medida en que la capacidad de empleo de la economía no aumentó
lo suficiente, tuvo como consecuencia un aumento del desempleo.
—¿No ve señales
negativas en la economía entonces?
—Las cifras del
año pasado, sobre todo las del último trimestre, fueron mucho
mejores de lo que pensábamos. Eso hace esperar un 2017 con un
crecimiento por encima de lo previsto. Igual hay que tomar estas
cosas con cautela y prudencia. Vamos a mejorar la previsión que
teníamos, esperando que 2017 cierre con 2% de crecimiento. Ese 2%
puede estar superado por la realidad y ojalá así sea pero prefiero
corregir al alza que a la baja.
—El gobierno ya
tuvo que corregir a la baja las proyecciones incluidas en el
presupuesto quinquenal…
—Exactamente y eso
no es bueno. Pero arrancamos el gobierno con una visión de la
economía y de las relaciones internacionales del país que demostró
ser muy diferente a la realidad, una realidad mucho peor que la que
nosotros habíamos previsto.
—La duda que surge
al respecto es por qué habían previsto una realidad tan distinta si
usted era el vicepresidente del anterior gobierno y estaba al frente
del equipo económico.
—Porque lo que
impactó fuertemente y llevó a la corrección de las metas a la
baja, aunque el país no dejó de crecer nunca, fue el empeoramiento
notable y profundo que tuvo no solo la economía global sino la del
vecindario. Cuando hicimos el presupuesto, ¿alguien preveía lo que
iba a pasar políticamente en Brasil? Creo que no. Los
acontecimientos se precipitaron. ¿Alguien previó que Argentina iba
a caer como cayó después? Me parece que no. Lo que pasa es que
tanto en Argentina como en Brasil hubo problemas económicos graves
imprevistos, derivados de una situación política complicada. En
2014 y en la primera mitad de 2015 no había elementos para imaginar
esa caída de los países vecinos.
—¿Incidió
también en las dificultades económicas el manejo de las empresas
públicas realizado durante el anterior gobierno?
—Tuvimos problemas
con algunas empresas públicas que no se pueden negar. Pero también
debe reconocerse que apenas comenzado el período actual de gobierno,
con la presencia del presidente Vázquez, nos reunimos él, el
director de Planeamiento y Presupuesto y yo con los cinco presidentes
de las principales empresas públicas del país y pusimos en práctica
medidas correctivas muy importantes en el plano del ordenamiento de
inversiones y de los costos operativos. Eso se hizo al punto tal que
de ser la principal explicación del deterioro fiscal del país, esas
empresas se convirtieron hoy en conjunto en una contribución de un
punto del producto a las cuentas públicas.
—Un cambio
significativo…
—Un cambio en dos
elementos: el ordenamiento de las inversiones y los costos
operativos. Eso no quiere decir que ya hayamos llegado a la meta.
Falta para mejorar.
—¿Pero por qué
no se hizo eso en el anterior período si el que gobernaba era el
mismo partido y usted era el vicepresidente?
—Mi situación
institucional, la vicepresidencia de la República, no era la ideal
para impulsar transformaciones en las empresas públicas. Obviamente
opinaba, incluso públicamente, acerca de lo que creía al respecto.
Recuérdese que tuvimos discrepancias con el presidente de la
República que fueron parte del debate público, en el plano
impositivo y también en la situación de algunas empresas. Nosotros,
con los que estaban en el Ministerio de Economía incluidos,
advertimos sobre el efecto negativo, que luego se verificó, del
manejo que tenían algunas empresas.
—¿Y no se hizo
nada al respecto?
—La advertencia no
se tradujo en medidas concretas por parte de quienes tenían la
posibilidad de tomarlas. Pero no solo no rehuimos a dar nuestra
opinión, sino que la manifestamos en todos los debates que se
generaron al respecto.
—¿Haber formado
parte del gobierno hasta el último día no les otorga
responsabilidad también a ustedes en lo que ocurrió?
—La
responsabilidad es compartida, más allá de las discrepancias. No me
parece políticamente leal decir que nosotros no tuvimos la culpa de
eso, pero me parece políticamente justo recordar que manifestamos
nuestra discrepancia. Además, nuestra ubicación institucional nos
daba posibilidades relativas de tomar medidas al respecto.
—¿Sigue
percibiendo, como a principios de año, que la campaña electoral
adelantada está tiñendo el debate político actual?
—Sin duda. Es un
tema que nos puede hacer mucho daño, que distrae y que puede llevar
a tomar decisiones políticas que no son las mejores para el país en
búsqueda de beneficios personales o sectoriales. Estoy convencido de
que estamos padeciendo ese adelantamiento de los tiempos electorales
y por eso me he negado siempre a opinar sobre esos temas. Las
opiniones generan otras opiniones y luego debates públicos.
—¿Y en qué
momento le parece oportuno hablar de las candidaturas y de las
próximas elecciones?
—No se debería
discutir hasta el año que viene. Un año antes del comienzo del
proceso político que se inicia con las internas de 2019 es un
período suficientemente prolongado y positivo para dedicarse al tema
electoral.
—El presidente del
Banco Central, Mario Bergara, ya dijo que no descarta ser candidato
presidencial. ¿No le pareció correcto eso entonces?
—No voy a hacer
comentarios pero habría que enmarcar esta respuesta con todos los
conceptos que acabo de transmitir.
—A su vez, el
inspector nacional de Trabajo, Gerardo Rey, se desvinculó de
Asamblea Uruguay porque dijo que cree necesaria la renovación. ¿Qué
responde a eso?
—Es un punto de
vista respetable. Él es una figura política que ha tenido una
trayectoria importante, así que lamento mucho su alejamiento pero lo
entiendo en términos de que todo el mundo tiene derecho a hacer lo
que le parezca más conveniente.
—Recién dijo que
el adelantamiento de los tiempos electorales puede generar “mucho
daño”. ¿A qué se refiere en concreto?
—A tomar
decisiones inadecuadas para el país. ¿Cuál es una de las peores
consecuencias del adelantamiento de estos tiempos? El deterioro
fiscal. Muchas veces, queriendo obtener ventajas desde el punto de
vista político, electoral, partidario, sectorial o personal, se
toman decisiones que perjudican al país y particularmente en el
terreno fiscal. La historia de la vinculación entre la evolución de
las cuentas públicas y el desarrollo de los tiempos electorales nos
exime de comentarios. Es tremendo.
—¿Es lo que
ocurrió en el gobierno anterior?
—El gobierno
anterior culminó con un déficit fiscal en ascenso. Y bueno, no es
una excepción a lo que muestra la historia de los procesos
electorales en el país. Por eso, tenemos que ser capaces de corregir
esa conducta y el temprano comienzo de la disputa electoral. Por
supuesto que también el país en el pasado tuvo situaciones
negativas que no se debieron solo a esa razón. Nosotros tenemos
diferencias muy importantes con las administraciones de los partidos
tradicionales y cuando llegamos al gobierno en 2005 recibimos
impactos que tenían otro origen y obligaron a los gobiernos del
Frente Amplio a hacer reformas profundas en varios campos
fundamentales de la realidad nacional.
—¿Es posible
evitar el adelantamiento electoral?
—Ojalá lo fuera,
porque Uruguay precisa tener un mejor resultado fiscal. Vuelvo a
insistir con eso. No quiero que parezca una obsesión pero estoy
pensando en la continuidad de los buenos resultados económicos del
país hacia el mediano plazo. Si no se mejora esto, es muy difícil
mantener las mejoras económicas.
—El senador
Leonardo de León, perteneciente al sector del vicepresidente Raúl
Sendic, dijo la semana pasada en Búsqueda que el plan de Ancap fue
aprobado por el presidente Tabaré Vázquez y por el entonces titular
de esa empresa Daniel Martínez, en el primer gobierno del Frente
Amplio. ¿Le consta eso?
—No tengo muchos
elementos para opinar sobre el contenido de las primeras proyecciones
que se hicieron sobre el comportamiento de Ancap durante la
presidencia de Martínez. Sí recuerdo el tema de la planta
desulfurizadora, que discutimos por su gran impacto fiscal. Esa
planta terminó costando mucho más de lo que se pensaba. Pero
después, en la administración posterior de Sendic, se tomaron
muchas decisiones en empresas colaterales que incidieron mucho en los
resultados negativos de Ancap y no sé si esa trayectoria estaba
prevista en los plantes iniciales de Martínez. Recuerdo además que
el en ese momento presidente Mujica impulsó mucho el crecimiento de
las inversiones de las empresas públicas. Hasta lo reconoció
públicamente.
—¿No está de
acuerdo con eso?
—Lo he dicho.
Faltó coordinación entre las empresas para que las repercusiones
sobre el país en su conjunto no fueran negativas, como terminó
ocurriendo en el sentido del impacto fiscal.
—Basándose en sus
reflexiones, si viniera a Uruguay un extraterrestre o un extranjero
que no conoce la realidad política, es probable que concluyera que
el partido que está gobernando hoy es distinto al que estuvo a cargo
del anterior Poder Ejecutivo.
—No creo que se
pueda llegar a ese extremo. Lo cierto es que hoy tenemos más
coherencia y consistencia entre las diferentes opiniones que se
manejan para definir una política pública, sobre todo en el terreno
económico. El haber tenido algunas diferencias de opinión en el
pasado nos llevó a tener resultados que hubieran podido ser mejores.
—Si resuelve ser
precandidato, ¿renunciará al Ministerio de Economía?
—Eso se lo
contesto el año que viene.
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