Noeli Arim y Alcides Romero, alumnos del poeta Rondan Martinez.
Escritor y periodista Julio Dornel
Evocando las clases de Creación Poética que dictaba el prof. Rondan Martínez, hemos creído oportuno recoger la opinión de algunos alumnos cuando han transcurrido 50 años de aquellos acontecimientos. Noelí Arím (alumna) señaló que “pese a recordar muy poco, puedo ubicar algunos compañeros como Nélida Pampillón y Alcides Romero ambos de San Miguel.
El profesor Rondan Martínez nos incentivaba a escribir, expresar nuestras ideas en forma de poema, que luego nos ayudaba a corregir (por decirlo de alguna manera) ya en la forma de expresarnos, utilizar términos poéticos, las diferentes formas y tipos de poemas, el porqué y el cómo de cada uno, y ejemplos de autores en cada caso.
En lo personal lo que más me gustaba de esas clases era cuándo en forma personalizada a lo que cada uno de sus alumnos había escrito, en algunas oportunidades lo hacía en clase y en otras se lo llevaba a su casa y en la clase siguiente en forma individual comentaba con el alumno sus sugerencias y el porqué.
Era muy cuidadoso y respetuoso de lo que cada uno de nosotros
escribíamos. Fueron hermosas las clases de Creación Poética y diríamos
que fue un frondoso árbol que dio hermosos frutos, algunos de los
cuales fueron recogidos.....”
Por su parte Alcides Romero manifestó que “en los talleres de Creación Poética sentíamos hambre de poesía y una necesidad vital de escribir y componer. Fueron años muy hermosos, el Liceo se había convertido en una cantera cultural, donde el profesor al margen de su asignatura tenía tiempo para conversar con los alumnos. Para nosotros fue una suerte poder participar de ese grupo inolvidable de profesores que fueron amigos y “padres” en muchas oportunidades.”
Por su parte Alcides Romero manifestó que “en los talleres de Creación Poética sentíamos hambre de poesía y una necesidad vital de escribir y componer. Fueron años muy hermosos, el Liceo se había convertido en una cantera cultural, donde el profesor al margen de su asignatura tenía tiempo para conversar con los alumnos. Para nosotros fue una suerte poder participar de ese grupo inolvidable de profesores que fueron amigos y “padres” en muchas oportunidades.”
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