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miércoles, 5 de julio de 2017

ASISTENCIALISMO Y DESARROLLISMO: LA BÚSQUEDA DE LA ACCIÓN EFECTIVA. Mateo García Moreno. Dirigente de Espacio Rocha. Partido Colorado.





Día a día vemos que en nuestras colectividades, en nuestras ciudades o pueblos, hay grupos sociales, ONGs que buscan de cierta manera generar cambios en la situación actual en la que está la comunidad. Estos cambios claramente son buscados muchas veces desde una demanda propia de la comunidad, y otras veces por observaciones de los mismos grupos sociales que conviven con la comunidad en la que están.
Formas de realizar cambios y de realizar acción social hay varias, por ejemplo las ya mencionadas ONG (que muchas veces ocupan un lugar en donde el Estado no puede llegar), otra de las formas es la política, generar un cierto movimiento de escucha y recibimiento de inquietudes para luego generar un plan que resuelva la problemática, ya sea de forma partidaria o no, para que el Estado u otra organización genere una solución.

La realidad, y lo que quiero diferenciar acá es, ¿cuándo una política y una acción social son positivas o negativas?. Para ello vamos a hacer una apreciación, la diferenciación entre una política asistencialista y una política desarrollista.
La política asistencialista es la que cumple una función momentánea, de emergencia, de simplemente dar algo, y en los casos de crisis son efectivas para poder palear el mal momento que sufre una población, por ejemplo en inundaciones, catástrofes naturales, incendios de casas, etc. Aquí las personas pierden sus bienes materiales y necesitan de la ayuda inmediata del Estado o de los grupos sociales para poder recomponerse y volver a su vida social, salir del mal momento para volver a sus actividades familiares y no caer, ya sea en la pobreza, en la angustia o en una crisis personal. En esas instancias dichas políticas sí son positivas, el problema se da cuando esta acción asistencial se repite sin haber una crisis o emergencia, sin dar lugar a un desarrollo mismo de las personas y sin dar paso a que sus propias capacidades puedan mostrarse. Es así que hay un peligro de cronificación del problema y una estigmatización, genera una dependencia de la comunidad o familia hacia el Estado o la organización que le da. Esto hace que, si el día de mañana el Estado o estas organizaciones no puedan darles dichos bienes, el colectivo vuelva a caer en crisis, ya que no generó sus propias capacidades para depender de sí mismo, ya sea capacidades de generar trabajo, una vivienda, educación, etc.
Por otro lado, la política desarrollista (sin hablar de desarrollismo económico) es la que busca precisamente un desarrollo y capacitación de las facultades de las personas, se les brinda una herramienta para poder mejorar en sus actividades o se les tiende ayuda para poder encontrar una solución sin dársela directamente. Mediante ese plazo se brindan formas para que las mismas personas (con una pequeña intervención) puedan seguir y obtener méritos por sí mismos para que el día de mañana no dependan del Estado ni de las organizaciones sociales de manera tajante. El problema de esta política es que precisamente no se puede aplicar en momentos de crisis. No es viable una capacitación o ayuda desarrollista cuando la persona vive una problemática intensa.

Entonces, y para concluir, lo que se necesita es una combinación de las dos según el momento dado. Ayudar y dar asistencia en los momentos de crisis y emergencia para no agudizar el problema de las personas, hacerlas salir de esa profundidad, y luego aplicar una política desarrollista para que puedan seguir adelante sin la dependencia de un ente externo.
Es verdad que a veces un colectivo no puede seguir sin la ayuda de un tercero en determinadas situaciones de vida, en esos casos tampoco nos podemos quedar con una política de sólo dar e irnos, ahí deberíamos llegar a un punto medio, a lo que denominaré asistencialismo vincular (que me expresaré más en profundidad en otra oportunidad). En este punto medio debemos solucionar las necesidades de dicho colectivo, pero en conjunto recíproco, generar un vínculo con estas personas para poder nosotros también aprender y escuchar, así también generando un vínculo afectivo y de confianza, muchas veces muy necesario y que difícilmente todos cumplen. Se necesitan personas dispuestas a esto, ya que muchas veces una de las grandes carencias de los colectivos es la falta de afectividad de estas organizaciones, la falta lazos que a veces es el hueco más grande que tiene la persona, y mucho más satisfactorio que un bien material.
En todos los casos veo necesario el vínculo de las personas entre sí para que siempre se de un aprendizaje de ambas partes y para buscar siempre una acción social positiva.

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