Creo que mas allá de la bellísima panorámica se presenta a la vista, cuando uno se va o llega a Montevideo se renueva un sensación indescriptible. Quizá el tamaño de la ciudad, quizá su envolvente clima, en lo personal, hasta su olor, van generando un sentimiento de pertenencia que se anida dentro de uno.
Mas allá de la bella panorámica que se presenta a la vista, cuando uno llega o se va de Montevideo, percibe una fuerte sensación. Quizá el tamaño de la ciudad, su envolvente atmosfera, la hospitalidad de su gente, su rumor, su olor, van generando un sentimiento de pertenencia, que poco a poco anida dentro de uno, se haya nacido o no en ese mágico lugar del mundo.
Creo que mas allá de la bellísima panorámica se presenta a la vista, cuando uno se va o llega a Montevideo se renueva un sensación indescriptible. Quizá el tamaño de la ciudad, quizá su envolvente clima, en lo personal, hasta su olor, van generando un sentimiento de pertenencia que se anida dentro de uno.
ResponderEliminarMas allá de la bella panorámica que se presenta a la vista, cuando uno llega o se va de Montevideo, percibe una fuerte sensación. Quizá el tamaño de la ciudad, su envolvente atmosfera, la hospitalidad de su gente, su rumor, su olor, van generando un sentimiento de pertenencia, que poco a poco anida dentro de uno, se haya nacido o no en ese mágico lugar del mundo.
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