Si partimos de la
idea de que el tiempo y el espacio (las dimensiones, en fin) son una
ilusión, seguro que también deberíamos coincidir en que su medida
o la acción de medirlas es un capricho vano y las convenciones que
las regulan, seguro que una intención interesada.
Por lo tanto, es
vanidad propia de humanos pretender medir su vida y la vida de la
Madre Naturaleza.
Pero, SARTRE y “LA
Náusea” mediante, o los locos de LA GUERRA Y LA PAZ de TOLSTOI
haciéndose espacio, o metiendo codo EDUARDO GALEANO en algunas de
sus historias de fueguitos… la Vida se impone.
Lo de esta noche es
convencional.
El Universo existe,
es cierto, pero el número del año, el día del mes o el mes del año
son actos presuntuosos de cuya existencia seguro que el Universo…si
ríe, se reiría.
Los días (esa otra
medida) han sido contabilizados y la estrategia debiera ser CONTARLOS
para nosotros.
No dejar que otros
los hagan número, cifra, dígito o caracteres para explotarnos mejor
y controlarnos más.
Para que el mundo no
sea aquel temor de CIRO ALEGRIA por lo ancho y ajeno, deberemos
apropiarnos de lo intangible tanto como de los bienes materiales y
los Derechos.
En estas horas
deberíamos medir el tiempo por los contenidos que le hemos dado.
Para muchos, en la
intensa y reciente historia en que la Vida nos incluyó…son días
que hemos ganado.
En la acción de
memoria de este instante contemos. Pero no “contabilicemos”.
“Contemos” de la
acepción relatar, contener, decirlo.
Serán días ganados
si tenemos memoria de ellos, los relatamos y le damos continuidad en
nuestros humildes, pequeños fueguitos.
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