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martes, 22 de diciembre de 2015

R E C U E R D O S D E L P A G O. LUCIO FERREIRA EN SUS 94 AÑOS. Por Julio Dornel.




Nació el 13 de diciembre del año 1922, entre San Luis y Barrancas, cuando todavía la regulación hídrica la manejaba la naturaleza, con grandes temporales y prolongadas sequías. Era lo normal. Nadie se atrevía a modificar el curso de los ríos, ni construir canales para  tirar al mar billones de metros cúbicos de agua dulce. Sin embargo le duró poco la estadía por aquellos pagos. Fueron tres etapas bien definidas; San Luis, 18 de Julio y finalmente Chuy, donde espera pasar su centenario. El anuncio telefónico para la entrevista, lo puso en la defensiva. Mesas, cajones, improvisadas bibliotecas y paredes cubiertas de pergaminos, estaban a nuestra disposición para recorrer el camino transitado por Don Lucio durante 94 años. Tarea imposible de realizar. De entrada nos desconcertó, cuando quisimos poner en práctica el conocido interrogatorio periodístico…¿ qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué? En un gesto impulsivo que nos sorprendió arrojo al suelo (único lugar libre de papeles) más de 20 carpetas conteniendo al margen  de su trayectoria, de escritor, poeta  y periodista, la historia del norte rochense y sus habitantes. Reconociendo el valor histórico del material, pero teniendo en cuenta la falta de espacio y tiempo nos dirigimos  al grabador donde Don Lucio, haciendo gala de una memoria extraordinaria nos fue regalando páginas inolvidables de nuestro pasado histórico. “Queremos detenernos en las maestras “viajeras” que recorrían el norte rochense superando las dificultades que se presentaban diariamente, al tener que sortear caminos intransitables para llegar a los ranchos destinados a locales escolares. En Rincón Bravo, la maestra Amelia Segovia, en Paso del Ombú Escuela Nº 6, donde “Pindingo” tenía su puente, la maestra de 2do Grado Victoria Baes de Zunino, llegaba o salía de la zona solamente a caballo o en sulky. Ya en 18 de Julio junto al arroyito estaba la primera escuela dirigida por el maestro Elías Lizardo, que fuera trasladada posteriormente a un rancho existente junto al Club Social. Tampoco podemos olvidar a la maestra Erlinda Olivera, oriunda de Castillos, que permaneció varios años en la zona. Las maestras de aquellos años  realizaban un verdadero apostolado en el plano educativo, permaneciendo varios años en el mismo lugar integrándose con facilidad a una sociedad desconocida. Hay que imaginar el sacrificio de aquellas maestras que llegaban a Barrancas sin medios de comunicación y por caminos intransitables. Un recuerdo especial para  tres hermanas que con el paso de los años transitaron por el camino de la poesía, Brenda, Jovita y Brisa hijas de Amaro Rodríguez, con varios reconocimientos literarios”. Refiriéndose finalmente a la función que cumplía en estas poblaciones casi rurales la escuela pública, don Lucio señaló que “aglutinaba a los vecinos, creando una relación casi familiar con el alumnado integrándose de inmediato a una sociedad desconocida. En la escuela  12 de 18 de Julio, había una colección de libros sobre mitología griega y creo que el único que los leyó fuimos nosotros, ante la admiración de las maestras Lita Bayardo,  Berta Arimón  y María González, madre del Dr. Luis Larrañaga. Recuerdo que en una oportunidad nos encontramos en la plaza de Rocha y nos dijo: “yo te enseñé en la escuela cuatro cosas que fueron fundamentales para que pudieras defenderte en la vida en aquel tiempo…pero hoy necesitas algo más. Hicimos primaria hasta 4to año y luego con 38 años de edad hicimos el liceo nocturno en Chuy, empujado fundamentalmente por el maestro “Pancho” Leiza, terminándolo en el 63”. En la próxima entrega; UNA HISTORIA DE VIOLINES.

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