Alguna vez lo dije que basta que se
diga que los judíos no saben jugar al truco para que en forma
inmediata el que lo haga sea tachado de genocida y antisemita. Como
autodefensa publicitaria no deja de ser ingeniosa, máxime que
prolijamente se han acostumbrado a su papel de víctimas de cuántas
persecuciones han tenido en su milenaria vida. Llama la atención que
un pueblo de los más viejos del mundo haya sufrido tantas guerras de
parte de los distintos pueblos del orbe. Cuanto más cultos y más
fuertes, más encono sufrieron. Cierto es también, que las veces que
han tenido la posta han hecho lo mismo que le hicieron a ellos. Hoy
les ha tocado a los pueblos arábicos, después claro está (1948) de
su creación formal como Estado de Israel, diminuto en sus orígenes
y que fue agrandándose con sucesivas guerras mediante. Aprovecharon
el interés del imperio mayor yanqui en el petróleo que en el Lejano
Oriente abunda y su producción es la llave del dominio mundial. Cual
“lapa” marchan pegados a los intereses yanquis como una potencia
subalterna pero con su permanencia asegurada. En todos los
asentamientos se ha marcado una diferencia (por los EE.UU.) con una
permanente supremacía bélica que se arrastra principalmente desde
la Guerra Fría. Los yanquis no podían permitir el peligro de que el
petróleo quedara en manos rusas y su ente testigo fue un Israel
armado hasta los dientes con implementos de guerra de última
generación, que asegurara el dominio yanqui sin quemarse demasiado
ellos. Teniendo en cuenta además, las bombas atómicas, que las
tienen por “generosidad” norteamericana. O sea mayor superlativo
dominio agresivo no se puede pedir. Me dirán de los crímenes
palestinos y familias judías que también les tocó caer. Pero hay
una pequeña diferencia, mientras los palestinos y los árabes caen
generosamente en defensa de su patria, de sus dunas, de su soberanía
y derecho a ser libres y dueños de su destino, la U.S.A. y su socio,
lo hacen para obtener el petróleo generoso de su subsuelo, que es
árabe. Mientras masacran cuatro escuelas o más de la ONU, llenas de
criaturas y familias, todas civiles, viene al caso también cuando en
1982 el Halcón Sharón barría no contra soldados sino también con
familias árabes en Sabra
y Chatila
y bombardeos del sur del Líbano y
terminó siendo juzgado por crimen de lesa humanidad en la Haya a la
que nunca fue entregado, viviendo y muriendo en su fastuosa mansión
en Jerusalén. Es obvio que en toda guerra hay excesos y las culpas
muchas veces repartidas, pero creo que “Tata Dios” puede juzgar
mejor que nadie entre la justicia del amor y el desborde imperialista
de los malvados. Esto, lamentablemente, no termina hoy. El mañana es
largo y por etapas, hay intereses de por medio de grandes imperios
particularmente por el petróleo. Nadie hace una guerra fratricida
como es ésta para disputar el mercado de las aceitunas o de los
dátiles. Pero sí por los barriles de petróleo. Aún falta mucho.
No entraron a jugar los persas, Irán es una nación poderosa. Menos
tal vez que las que tienen bombas atómicas, que nadie se las
cuestiona. Pero tarde o temprano pueden llegar a ellas. Y ese día,
con muchas razones válidas, el rumbo de estas conflagraciones puede
cambiar. O sea la justicia aunque tarde pero llega. Y la probidad de
los hombres por ser liviana tarda mucho más en llegar. Cristo, el
Mesías, dijo aquella famosa frase que no es válido deformarla: “dad
al César lo que es del César, y
a Dios lo que es de Dios” y en esos repartos no
se olviden de los débiles que hoy sufren el holocausto de sus hijos
incluyendo los recién nacidos, en escuelas de la ONU con bombardeos
de última generación. Los árabes y sus socios los persas, son
también seres humanos, merecedores de respeto y derecho a una vida
digna y respetada.
Leopoldo
Amondarain
C.I.
950.556-0
Tel:
099 626 573
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