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viernes, 9 de agosto de 2013

¿A qué responde la abrupta suba del precio de la yerba?

Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte, sobre el sorpresivo incremento del precio de la yerba en las últimas semanas, que superó ampliamente las subas de otros productos de la canasta básica.

Espectador.com

 

 



EMILIANO COTELO:
En las últimas semanas los consumidores uruguayos se han visto sorprendidos por un incremento fuerte del precio de la yerba, que superó ampliamente las subas de otros productos de la canasta básica. Para tener una referencia, el kilogramo de yerba de las marcas líderes mostró a fines de julio un incremento del orden de 15% y superó en la mayor parte de los casos los 100 pesos.

En este marco, algunos legisladores, sobre todo del Partido Nacional, plantearon la posibilidad de rebajar impuestos a este producto de consumo tan tradicional en nuestro país.

¿A qué responde esta suba abrupta del precio de la yerba? ¿Cómo repercute ese aumento en los hogares de nuestro país? ¿Qué espacio hay para proceder a una rebaja de impuestos en este producto? De esto conversaremos con la economista Florencia Carriquiry de la consultora Deloitte.

Florencia, para poner esta situación en perspectiva, es claro que el aumento que tuvo la yerba en estas semanas fue muy llamativo. Ahora, ¿qué tan importante es la suba desde una mirada de más largo plazo?

FLORENCIA CARRIQUIRY:
Como señalabas hace un momento, en los últimos días se dio un aumento de aproximadamente 15% en las yerbas más consumidas por los uruguayos. Con este incremento, actualmente el precio de la yerba se sitúa 40% por encima del valor que tenía un año atrás. Sin dudas esta suba es muy superior a la registrada por los precios promedio de la economía, que mostraron un incremento próximo a 8% en el mismo período. En consecuencia, el precio de la yerba en términos reales (es decir, en relación a la canasta del IPC [Índice de Precios del Consumo]en su conjunto) está 30% por encima del promedio de los últimos quince años y alcanzó niveles incluso superiores a los vistos a mediados de 2002, cuando Uruguay devaluó fuertemente la moneda y eso implicó un encarecimiento muy marcado de los bienes importados, como la yerba. Es decir que desde una perspectiva de largo plazo también esa suba es realmente llamativa.

EC – No hay vuelta entonces: la suba es realmente fuerte. La pregunta que surge a continuación es por qué, cuáles son las causas detrás de este aumento tan importante en la yerba.

FC - Antes que nada, hay que aclarar que en nuestro país no se produce la planta con la que se elabora la yerba mate, por lo que se trata de un producto 100% importado. En particular, si bien en Argentina y en Paraguay se produce yerba mate, el grueso de las plantaciones se concentra en Brasil y por las preferencias del consumidor local casi la totalidad de la yerba que importa Uruguay se compra a ese país. De hecho, hoy por hoy casi todo se importa incluso ya envasado, salvo algún caso, como por ejemplo las yerbas compuestas, que tienen un proceso local de mezcla con otros yuyos y aditivos.

En este contexto, la suba del precio a los consumidores en nuestro país recoge básicamente un aumento muy importante de los precios de importación desde Brasil. De hecho, según datos de Aduanas [Dirección Nacional de Aduanas], los precios en dólares acumulan desde fines del año pasado hasta julio de este año una suba de 25%. Al mismo tiempo, el dólar subió en ese período en Uruguay, por lo que los precios de importación medidos en pesos aumentaron en torno de 35% en lo que va del año.


EC - ¿Pero por qué está subiendo  tanto el precio de la yerba mate en Brasil?

FC - Según señalan los operadores del sector, lo que está sucediendo, esencialmente, es que estamos viendo un aumento de la demanda mundial por este producto para nuevos usos (como, por ejemplo, la producción de algunas bebidas energizantes), en un contexto en el que la producción hace ya algunos años que prácticamente no crece. La mayor presión de la demanda sobre una oferta relativamente estancada es lo que está generando el aumento de precios. En tanto la oferta tiende a responder más lentamente al aumento de la demanda, puede pasar todavía algún tiempo antes de que los precios se moderen.

EC - Florencia, es claro que esta situación generó repercusiones en la prensa y en la opinión pública porque se trata de un artículo muy consumido por los uruguayos. Ahora, en términos del impacto en el gasto de los hogares, ¿se puede estimar qué tan importante es esta suba del precio de la yerba?

EC - Se pueden hacer algunas estimaciones y, en general, arrojan que el impacto es más bien moderado, aunque no podemos decir que sea despreciable. Concretamente, según cifras de importaciones, los uruguayos consumimos en promedio casi 10 kilogramos de yerba por persona al año. Eso equivale a unos 13 kilos por cada mayor de 15 años.

¿Cuánto implica ese consumo en el gasto de los hogares? Según cifras de la última Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares que elaboró el INE [Instituto Nacional de Estadística] en 2006, el desembolso asociado a ese consumo ronda el 0,6% del gasto total que los hogares uruguayos en promedio realizan en un mes. Si bien son datos de 2006, seguramente no cambiaron mucho, con lo cual en promedio podemos decir que no se trata de un gasto muy relevante en la canasta del hogar, aunque lógicamente el peso varía según el poder adquisitivo de las familias.

De hecho, una característica clave de este producto es que su consumo no cambia demasiado con el ingreso, es un bien que se consume en todos los estratos socioeconómicos en Uruguay. Por eso, en los hogares más pobres el gasto en yerba representa una porción mayor de la canasta de consumo que en los más ricos. Poniéndolo en números, en los hogares del decil de menores ingresos, del 10% más pobre, la yerba mate representa aproximadamente un 1% de lo que gastan por mes, mientras que ese porcentaje cae a 0,2% para el 10% de los hogares más ricos de nuestro país.

En definitiva, el incremento del precio de la yerba tiene efectos que son bastante reducidos sobre los hogares uruguayos en general, aunque tiende a afectar algo más severamente a los segmentos más pobres de la población.

EC - En las últimas semanas surgieron propuestas para exonerar impuestos a este producto. ¿Cómo ven esta posibilidad?

FC - Un primer punto a tener presente es que prácticamente el único impuesto que grava a este producto es el IVA y lo hace a tasa mínima (es decir, de 10%), porque las importaciones que provienen desde Brasil no tienen arancel hoy por hoy.

En ese sentido, como hemos señalado otras veces ante planteos similares, en nuestra opinión no tiene mucho sentido cambiar las tasas de impuestos producto a producto en función de lo que pasa con los precios en cada momento del tiempo. Eso genera distorsiones, los precios cambian muchas veces a lo largo del tiempo y ajustar los impuestos todo el tiempo implica una inestabilidad del sistema tributario que no es buena. Los agentes económicos necesitan previsibilidad en los impuestos.

Además, el traslado a precios de una rebaja de impuestos al consumo dista de ser perfecto, con lo cual la rebaja no necesariamente llegaría enteramente al consumidor.
EC – ¿A qué estás aludiendo con que el traslado a precios no es perfecto?

FC – Típicamente cuando se baja un impuesto el comercio puede repartir esa reducción de impuestos haciendo cierta rebaja pero parcial del precio al consumidor, y quedando entonces con un margen un poquitito superior.

EC – ¿Alguna otra consideración?

FC - Por otra parte, la medida tiene un costo fiscal, que no es muy significativo pero que bien vale la pena preguntarse si tiene sentido incurrir en él.

EC - ¿Cuál sería el costo fiscal de eliminar el IVA a la yerba?

FC - No tenemos estimaciones demasiado precisas, pero se puede hacer alguna aproximación teniendo en cuenta el tamaño del mercado en nuestro país. En Uruguay las ventas anuales de yerba se ubican algo por encima de los 33 millones de kilogramos, lo que a precios de hoy nos deja un mercado total de aproximadamente 150-155 millones de dólares al año. El IVA –con tasa de 10, como dijimos– ascendería en total a unos 14 millones de dólares. Pero tenemos que considerar que como en todo producto hay cierto grado de evasión en el consumo. Si asumimos por ejemplo una evasión del IVA en torno al 20%, la recaudación por el consumo actual de yerba mate y, por lo tanto, el costo fiscal de la medida de quitarle el IVA a este producto, estaría en torno de los 10-11 millones de dólares por año.

Desde la perspectiva de las finanzas públicas no es un monto significativo pero, como decía antes, sí cabe preguntarse si tiene sentido resignar estos recursos por esta causa, sobre todo en un contexto en el que el resultado fiscal ha tendido a deteriorarse claramente en los últimos años y en el que desde algunos sectores del partido de gobierno han surgido incluso en los últimos meses iniciativas tendientes a aumentar impuestos para recaudar más.

Esos 10-11 millones de dólares por año, además, implican una rebaja de impuestos por algo así como 10 dólares por año por hogar. Francamente nos parece que tiene que haber mejores usos para esos fondos, usos que tengan más impacto.

En definitiva, teniendo en cuenta todos estos elementos, nos parece que es poco viable que el gobierno se termine haciendo eco de la idea de reducir los impuestos a la yerba mate.

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