Hace algunos años atrás el expresidente
Jorge Batlle se refirió a la etapa que estaba transitando hacia el final
de su vida política como la "estación Carnelli": una estación de tren
cercana a la terminal de Montevideo.
Por estos días, la senadora frenteamplista
Moreira se ha referido a Vázquez como un candidato envejecido ya para la
cita de 2014. Es como si el oncólogo ya estuviera esperando un tren en
su propia estación Carnelli.
El apresuramiento en los tiempos políticos de una parte
importante del Frente Amplio para solicitar a Vázquez la confirmación
de su postulación presidencial no puede llamar demasiado la atención.
Por delante, el conglomerado de izquierda tiene la definición, que
implica negociaciones complejas, sobre el programa único de gobierno que
presentará a la ciudadanía para 2014. La clave es lograr que Vázquez dé
el sí, antes de que ese programa esté definido, y a partir de ese
proceso de negociación programático (e incluso con la elección de su
compañero de fórmula), dar una clara señal de que Vázquez estará
maniatado por la fuerza política en la definición del rumbo de un
próximo gobierno frenteamplista.
Porque ese es el problema de fondo que está teniendo
una parte importante del Frente Amplio, cuyo reflejo fueron las
declaraciones de Moreira. Vázquez ha dado contundentes señales de que se
está tomando su estadía en la estación Carnelli con mucha libertad. En
estos meses, ha dado a entender cosas que la izquierda militante no
quiere asumir: que ya Estados Unidos no es el ogro imperialista de antes
y que hay que tener con él una relación distinta; que Cuba no es un
régimen al cual rendir culto; que la Justicia habla y es independiente
también en causas relacionadas con los derechos humanos; que la
marihuana es dañina y no hay que fomentar su consumo; y por supuesto,
que está en contra de la ley que cambió el régimen sobre el aborto.
Además, ha definido un grupo de trabajo propio, la Nueva Agenda
Progresista, que nada tiene que ver con las negociaciones programáticas
que se están llevando adelante en el Frente Amplio.
Ante este Vázquez en su estación Carnelli, la izquierda
más adicta a la "profundización de los cambios" acepta la realidad
electoral que señala que él es su mejor candidato, pero quiere ser la
que fije el rumbo del tren. En esta coyuntura, teme que un Vázquez libre
del peso ideológico frenteamplista desande algunos caminos tomados por
esta administración -sin ir más lejos, el alineamiento internacional de
patria grande mujiquista- a la vez que, a futuro, incline la balanza del
manejo económico y de las reformas sociales en un sentido más
astorista.
Así, el problema para esta izquierda no es solamente
que Vázquez esté viejo para 2015, con sus 75 años a cuestas. El problema
es que con su etapa de estación Carnelli se agudice su conocida forma
de ejercer el liderazgo lejos de la estructura frenteamplista. ¿Cuántas
veces renunció o amagó con renunciar y abandonar todo con tal de
disciplinar a la izquierda?
En tiempos de estación Carnelli, ¿no habrá llegado el
momento en que, efectivamente, será capaz de ejercer el poder
completamente alejado de los apremios ideológicos de las bases
frenteamplistas, e incluso, si no llegase a tener mayoría absoluta en el
Parlamento, con acuerdos sustantivos con los partidos tradicionales?
Ante esta perspectiva que quita protagonismo a la izquierda que encarna
Moreira, la actual movida del MPP se hace inteligible: te pedimos que
vayas, te condicionamos luego con el programa. Si amagas luego, desde tu
estación Carnelli en el poder, a no cumplirlo, tenemos legitimidad para
movilizarnos fuertemente y llevar el enfrentamiento político a extremos
más graves que los actuales. Claro está, en esa movilización estará esa
izquierda política y también su aliada sindical: quien crea que son
independientes una de otra no entiende nada.
La verdad de la estación Carnelli de Vázquez es que
no va a pasar nada sustancial. Porque, como lo ha demostrado muchas
veces, para Vázquez antes que el interés del país está la unidad de la
izquierda. Creer que estamos ante un Vázquez más sabio porque es más
viejo, que da un giro ideológico profundo en sus declaraciones más
moderadas, es no entender ese orden de prioridades tantas veces por él
explicitado en los hechos. La estación Carnelli aquí, es una estación
más.
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