Nadie con mediano
sentido común puede aprobar ningún terrorismo. Porque bueno es
aseverar que el terrorismo no tiene dueño. Tan terrorismo es el de
unos como el de los otros. Sin duda el EI (Estado Islámico) como los
árabes en general, han cometido y cometen terror, como no menos
terror y yo diría de mucho mayor volumen, las potencias
occidentales, caso Francia, por ejemplo, lo han cometido en
cantidades industriales. ¿O no fueron acaso terror los bombardeos
con Napalm en la guerra de Indochina, barriendo las aldeas de paja y
que los mismos galos filmaran a las chinas con sus bebes a cuestas
salir corriendo envueltas en llamas como teas humanas vivientes? Ni
qué hablar las que han cometido y han seguido cometiendo los yanquis
sin caer en la tan mentada Hiroshima y Nagasaki. Irak, Libia y tantos
otros del brazo de Israel han cometido verdaderas salvajadas, para
quedarse con el petróleo que no es de ellos. Hoy mismo se preparan
para, en un futuro cercano, seguir con Siria y otros similares y
están en puerta misiles y oleadas de aviones y de flotas navales,
para seguir la interminable serie. ¿Acaso todo eso no es terror?
Entonces no escandalizarse demasiado, como debe ser, por algo que es
tan común de parte de los poderosos contra los otros que no son
tanto. Por supuesto son injustificables los degüellos y demás
masacres, con los que nadie puede estar de acuerdo. Hoy nos toca a
nosotros, el pequeñísimo Uruguay, integrar el Consejo de Seguridad
de la ONU y mantenerse neutral, admito, es muy difícil. Pero bueno
es calcular que en los hechos con países tan débiles como el
nuestro las represalias tanto de un lado como del otro, pueden llegar
a ser inevitables. No estoy diciendo con esto que bueno es ponerse a
cerrar filas con los poderosos. Eso jamás. Pero no es menos cierto
que una actitud equilibrada sin “quemarse” es de rigor en estos
casos. No nos cabe a nosotros, que necesitamos ser amigos de todos
“incinerarnos” para un solo lado, cuando nos consta que más
tarde que temprano en alguna oportunidad tendremos que recurrir tanto
a unos como a otros para cubrir nuestras necesidades. Pero lo que es
más grave es el peligro de un atentado al que estamos expuestos si
nos queremos hacer los “locos”. ¿Qué le puede costar a
cualquiera de las partes tomar represalias contra el Uruguay por
posiciones que pueda adoptar en el Consejo de Seguridad? Estamos
inermes y en política, con más razón en estas circunstancias, no
se puede ser tonto. Estamos al borde de una conflagración mundial,
si es que ya no empezó. Salvo el refugiarse en alguna religión,
Francisco mediante por ejemplo, confiando en la voluntad de Dios y no
de los hombres, no queda otra solución más que rezar. Por todo esto
es aconsejable que la posición de Uruguay en el Consejo de
Seguridad, sea prolijamente prudente, porque pretendemos seguir
viviendo. No van a ser las fuerzas armadas yanquis, de Israel o
Francia, las que van a venir a defender nuestra población por orden
de sus estados si llegamos a ser víctimas del “histerismo”
colectivo. Ya hemos arriesgado bastante, más de lo lógico, en las
guerras del Golfo, donde todo lo árabe era malo y todo lo
occidental, quedándose con el petróleo, era lo bueno. Fueron una
barbaridad las ejecuciones de Saddam
Hussein o Gadafi, a título de ejemplo, juzgados con criterio
occidental. No se tuvo la misma consideración con el señor Bush o
para ser más expeditivo con Harry Truman, quien en Hiroshima y
Nagasaki dejó masacradas 600.000 víctimas de una sentada. O
cualquiera de los otros ejemplos como fueron las masacres inglesas o
las propias francesas en la ya mencionada Indochina. Esos murieron en
sus respectivas camas. O sea el terror no tiene propietario y no debe
ser endosado a una sola posición que más convenga. Lamentablemente
estamos al borde del precipicio, salvo las voces de la religión, las
demás bombardean para el mismo lado. Esperemos que por lo menos la
voz del Uruguay no se embarque con fanatismos capitalistas
comprometiendo el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos. No es
mala cosa escuchar más a Francisco. Amén.
Leopoldo
Amondarain
C.I.
950.556-0
Tel:
099 626 573
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