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martes, 14 de enero de 2014

Operador inmobiliario de Punta del Diablo:"el desborde de jóvenes arruina la temporada completa".

Operador inmobiliario advierte por daños que se generan

Andrés Carrau llegó a Punta del Diablo hace 15 años buscando un sitio tranquilo. Hoy administra 110 casas y observa preocupado cómo cambió el lugar. Dice que el desborde de jóvenes arruina la temporada completa.

Durante la primera quincena de Punta del Diablo está desbordado por jóvenes. Foto: Marcelo Bonjour
Punta del Diablo | Andrés Roizen
El País
 
Carrau se mudó en 1998 para Punta del Diablo y afirma que lo hizo "sin pensarlo mucho", enamorado del lugar y buscando alejarse de Montevideo. Hizo cuatro cabañas para alquilar y luego construyó para terceros. Ahora tiene una inmobiliaria y administra propiedades.
En todo este tiempo, vio cómo cambió el balneario. Dice que ya hace cuatro años que las temporadas vienen cayendo y que la llegada masiva de jóvenes en enero hace que luego menos gente vacacione ahí.
-¿Cómo era Punta del Diablo hace 15 años?
-Vivían 200 personas y cabían unos 2.800 turistas, hoy se calcula que caben 40.000 y vivimos 1.500 durante todo el año. Fue un crecimiento explosivo.
-¿Cómo se vivió ese proceso?
-Estuvieron todos los dolores y problemas que implica un crecimiento explosivo, nada creció bien. Punta del Diablo es un adolescente que se choca contra las cosas, anda a los codazos con la vida; carece de todo, adolece de todo, le falta agua, luz, pan, leche. Falta orden. La gente empuja el lugar mucho más de lo que el Estado se da cuenta que tiene que invertir. Todos los años la OSE hace una reforma y todos los años nos quedamos sin agua, la UTE planifica y todos los años nos quedamos sin luz.
-¿No se encauzó la expansión?
-Se dio un crecimiento sostenido y desordenado. Los privados hicieron lo que cada uno creyó mejor para el lugar o para ellos, pero sin muchas reglas del Estado. No hay planificación, y por momentos uno sospecha que hay una transgresión explícita, que está amparada. Hay cosas que no podrían suceder. Si Punta del Diablo sigue creciendo así, va a ser una cosa ecléctica en el mejor caso. En el peor, va a ser un mamarracho, no va a cuidar cultural y estéticamente el lugar.
-¿Cuál es el principal problema de Punta del Diablo?
-Como sitio turístico el principal problema es que no soporta tener una única población, de entre 18 y 22 años, durante 15 días ocupando todo el balneario. Esos chicos no consumen más que lo que venden las discotecas, con lo cual el pueblo se sienta a mirar la fiesta de ellos sin poder venderles nada de lo preparado en el año. No es problema de los gurises, si toda la población fuera de 70 años el problema era el mismo. Y lo que trae aparejado ese descontrol juvenil en la primera quincena de enero es que la gente elige otros destinos. Esta movida por más que dure pocos días, empobrece los lugares. La gente al decidir sus vacaciones piensa en Punta del Diablo y dice: descontrol de gurises drogados, borrachos e inseguridad. Es un lugar en el que no podés dormir, entonces elegís otro. A pesar de que los jóvenes vienen 12 días, te arruinaron el cliente potencial de toda la temporada.
-¿Cayeron los alquileres?
-Hace 4 años caen. Era el único balneario que se daba el lujo de tener entre 60 y 80 días de temporada alta, y ahora en enero quedan lugares libres. Es insólito lo que pasa, sin terminar la primera quincena tengo 18 cabañas libres, una locura.
-¿Ahí pesa la movida joven?
-Esta movida no deja descansar, se mete en tu puerta. El gran problema de esta suerte de diversión es que transgrede todo. Si encarás a los gurises para que bajen la cumbia, van y ponen más parlantes. Al que le pasa eso no viene más, porque no dormir 4 o 5 días en vacaciones es de lo peor que te puede pasar. Es un milagro que no haya habido otros problemas; he tenido que frenar gente que salía con un palo gritando que los iba a matar a todos porque no lo dejaban dormir.
-¿Se rompió la convivencia?
-Sí, se comportan en forma autoritaria acá, no les importa nada. Dicen que ellos nos matan el hambre, pero este fue un lugar exitoso durante los últimos 25 años. Los pibes creen que hicieron el pueblo y no es así. Como país tendríamos que ver porqué la diversión pasa por molestar al vecino, porque no son los extranjeros, son los uruguayos que están desbocados. Hablás con ellos y no les importa que no puedan dormir los demás. El lugar es complicado en alcohol y drogas, los gurises se descabezan.
-Esa llegada masiva también es negocio para muchos, ¿no?
-No es así, los gurises vienen con las bolsas de comida y alcohol desde Montevideo. Para las cabañas tampoco es negocio, antes las alquilabas 60 días y ahora, con suerte, 12 días a estos pibes y después ponete a arreglarlas. Es nefasto.
-¿No aporta nada ese público?
-Yo veo esto y pienso que es lo mismo que deben haber sentido los cubanos cuando los gringos les tomaron La Habana de burdel; lo que sentimos con estos pibes que te saltan arriba del auto debe ser lo mismo. El atropello es frontal, y son muchos, no hay qué hacer, solo esperar a que pasen.
-¿Cómo está la seguridad?
-Horrible, cumplí los primeros 12 días de enero con robos todas las noches en alguna de las casas que administro, y no hay suficientes policías.
-¿Hay alguna solución?
-El Estado tiene todas las soluciones, pero está claro que no le interesa. El intendente cree, y ya lo dijo, que éste es el turismo del futuro, está absolutamente loco. Le prestaría una casa para que vacacione; si puede dormir, que ponga un almacén acá.

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