Quino
no se equivocó
Cuando
Quino nos regaló esta patética final de una partida de ajedrez,
donde las negras en evidente inferioridad numérica ganan por paliza,
imaginamos que se trataba de una partida absurda, donde las
desigualdades son tan profundas que todo el mundo apostaría al
triunfo de las blancas.
Sin
embargo Quino sentenció que jugaban las negras y “dan jaque mate
cuando les da la gana”.
Esta
previsión tan ilógica mereció distintos comentarios de nuestros
lectores quienes compartían y discrepaban con esta sentencia.
Uno de
los correos recibidos horas antes de las elecciones pertenecía a
Luis Tappa, un maragato residente en Montevideo quien señalaba no
estar de acuerdo con la nota y así lo comentaba:
”Quino...
sí sabía de ajedrez, él tiene razón, siempre ganan las negras.
Las blancas son simples marionetas cuyos piolines manejan con extrema
habilidad los maestros del juego. Las dejan ganar cuando quieren, las
jaquean cuando se les antoja y les dan mate cuando lo creen oportuno.
Vivimos una utopía y las utopías son solo utopías, un montón de
esperanzas huecas de las que se alimenta el hombre para engañarse a
sí mismo y creer que lo puede lograr todo. Pero es mentira, puras
mentiras, solo logramos lo que las negras permiten que logremos.
Los
gambitos los proponen las negras, las blancas los aceptan y se
sacrifican en ellos. Cuando las negras se lo proponen vuelven a dejar
todo como estaba, si no pueden te patean el tablero. Es cierto que
vendrán nuevos nombres, otras caras (hasta por ahí nomás) otras
seguirán siendo las mismas y algunos apellidos se perpetuarán por
los siglos de los siglos, pero las negras estarán vigilantes para
darnos el jaque mate apenas hagamos un movimiento que ponga en
peligro a su Rey y todo no pasará de eso...una utopía.
El
arma más poderosa del mundo no es la bomba atómica, es el papel, si
el papel, el papel moneda, el papel cheque, el papel del diario y
hasta el papel higiénico. Pero si no pueden con el papel para eso se
hicieron las bombas, las negras lo tienen todo. No son los pueblos
los que definen su futuro, lo hace el papel, por más voluntad que se
ponga no bastará para cambiar nada. Podremos colaborar todos con
nuestras buenas intenciones, para con las buenas intenciones del
gobierno de turno, pero el Rey negro, siempre bien defendido, estará
atento a cualquier contingencia. Por mejor que juguemos esta partida
nos pasará inevitablemente lo que al ruso Leonel Kieseritzky con el
alemán Adolf Anderssen en Londres en el año 1851 y la famosa
partida que pasó a la historia con el nombre de “La Inmortal”. A
Andressen le quedaban dos piezas y cuatro peones y el ruso tenía
todas las piezas menos tres peones. Ganó Anderssen.
Nuestro
destino no lo elegimos nosotros, se define sobre un papel en lejanos
escritorios de vaya a saber qué habitación, de qué edificio, de
qué ciudad aunque sabemos de qué país, entre tanto y mientras no
molestemos mucho, nos dejan jugar a ser los dueños de casa y
¿elegir? nuestro destino. Yo también como muchos uruguayos votaré
por el cambio, hace tiempo que lo hago, jamás en la vida gané una
elección, ni siquiera de joven cuando votaba a los blancos primero y
a la 90 de Frugoni después... hasta el día de hoy, en que por
primera vez en mi vida tengo la esperanza de poder decir dentro de
dos días: ¡Al fin... carajo! mi perro cazó una mosca. Podría si
quisiera, ponerme poético y decir muchas palabras lindas y frases
rimbombantes para hacerme creer yo mismo lo que no puedo creer. Si
cuando llegamos a viejos todavía no hemos aprendido nada, no sé
para que mierda vivimos. Como dijo el Viejo Pancho... ”van a la
tablada de los gauchos sonsos a venderles miles de esperanzas
gordas.”
Luis
Tappa... un lector que nos deja pensando en una simple partida de
ajedrez.
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