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domingo, 4 de agosto de 2013

HUNDIMIENTO DEL “ Graf Spee" Una batalla que no ha terminado Por Julio Dornel





En enero próximo se cumplirán 75 años del famoso naufragio y sin embargo la Batalla del Río de la Plata que tuvo en su momento ribetes de fantasía, lejos de hundirse en el olvido ha permanecido como una leyenda con muchas interrogantes.
Para Luis Tappa (escritor) asiduo colaborador de nuestras publicaciones, tuvo la suerte de escuchar en su infancia las narraciones de su padre y un viejo marino catalán, patrón de un remolcador en el puerto de Montevideo, la historia contada por los ganadores está llena de contradicciones. En este nuevo aporte ofrecemos un trabajo de investigación donde relata algunos detalles del trágico final y los principales acontecimientos que siguieron al hundimiento del acorazado alemán.” Apenas hundido -señala Tappa- y cuando aún no se habían enfriado sus “hierros”, ya lo estaban atacando nuevamente, le cayeron como buitres a la carroña, con sopletes, marrones y grúas lo fueron despedazando de a poco.
Ahora ya están ahí nuevamente, vienen por el resto del trofeo.Pero el barco y sus hombres, los que quedan vivos y los muertos, aún resisten, siguen luchando, han solicitado al embajador uruguayo en Argentina que se respete la voluntad de su Capitán y las tradiciones marinas para los barcos de guerra caídos en acción. En esta lucha sin tregua el Graf Spee se ha cobrado varias vidas. Se sabe que murieron varios buzos en su interior y unos años después le tocó el turno a una grúa flotante que trabajaba en el lugar y donde murieron varios hombres.
¿Cuándo finalizará su tragedia el Graf Spee?
La historia de la llamada “Batalla del Río de la Plata”, aunque la misma ocurrió en aguas oceánicas, tiene ribetes fantásticos, y los años transcurridos desde aquellos acontecimientos no han hecho más que acrecentar la leyenda del buque. No tanto por la corta batalla en sí, que comparada con otras batallas navales de esa guerra, esta fue insignificante, y aunque hubo muchos muertos en ambos bandos, ninguno de los barcos que intervinieron en la contienda naufragó. La leyenda vino después, con la entrada al puerto de Montevideo, la batalla diplomática, que esta si fue decisiva, y la posterior autodestrucción del acorazado y el suicidio de su Capitán en la ciudad de Buenos Aire.
El llamado acorazado de bolsillo alemán, por entonces incursionaba en el atlántico sur, su misión no era combatir, sino tratar de impedir el abastecimiento que partía de este continente para los enemigos del Reich, en Europa, recién comenzaba la guerra en ese continente. Ríos de tinta y de película ha corrido a raíz de este acontecimiento, cada uno con su punto de vista, algunos bastantes objetivos, otros muy parciales y también los hay antojadizos, hay para todos los gustos. En alguna colección bastante importante que tengo, sobre la II Guerra Mundial, en la que se hace una cronología, desde el preámbulo y el comienzo hasta el final de la misma, ¡y cuidado! digo importante porque es muy profusa en cuanto a fotografías, datos, fechas, narraciones de personajes de ambos bandos, mapas y acciones bélicas, aunque poco trata de los motivos y la parte política de la guerra. Pues bien, en estos libros, porque son varios, no se le dedica mas de cuatro líneas a la “Batalla del Rio de la Plata” y el poco comentario que merece es que fue algo “más parecido a una novela” que a una acción de guerra”, simplemente eso. Los ingleses lo contaron de una manera, (no olvidemos que las guerras y sus batallas siempre la cuentan los vencedores) a la manera de ellos, aquí, los que tenemos algunos años la oímos de boca de nuestros padres o conocidos que vivieron lo sucedido. También he leído infinidad de versiones distintas sobre este acontecimiento en libros, diarios, revistas y ahora en Internet.
Escuché los cuentos de mi padre, y allá por los año 49 y 50 también escuché de boca de un viejo marino catalán, de nombre Miguel (ya fallecido hace muchísimos años) patrón de remolcador en el puerto de Montevideo, aunque ya retirado por entonces, muchas historias acerca de este acontecimiento, que él, aparentemente, viviera muy de cerca. Debo reconocer que el tema siempre me apasionó y que junto a los cuentos de Don Miguel, como le decíamos cariñosamente a aquel viejo marino, nació mi amor por el mar. Visité en una oportunidad el predio, en el cementerio del norte, donde están sepultados los cuerpos de los 39 tripulantes muertos. No hay panteón, las tumbas están en tierra y alineadas una al costado de la otra, en la cabecera de cada sepultura una cruz donde figuraba el nombre y rango de los que allí yacen. Por lo menos así estaba cuando lo visité hace muchísimos años. El pequeño predio estaba rodeado de un cerco de plantas muy usadas para esos fines en infinidad de jardines, todo lo que hay allí es de una prolijidad meridiana. Los tripulantes muertos fueron enterrados en cajones comunes, pero con el tiempo, y según me informó entonces un viejo funcionario del Cementerio del Norte, vinieron de Alemania unos ataúdes de una aleación especial, fueron exhumados los cuerpos y puestos en los nuevos ataúdes, para su mejor conservación. Este mismo empleado del cementerio me comentó que la embajada de Alemania se encargaba del cuidado y mantenimiento del lugar.
La historia del Graff Spee y su trágico final está llena de contradicciones, errores y una casi total desinformación sobre los febriles acontecimientos diplomáticos, que contra reloj, se llevaban a cabo entre el gobierno uruguayo, la embajada Británica y el embajador alemán que intervino en el asunto. Nada pudo hacer éste a favor del buque alemán, ante la tremenda presión británica ejercida por el entonces representante Millington Drake ante un gobierno que toleró la manipulación inglesa en el asunto. En esos momentos Uruguay era país neutral, y como tal fue que el Capitán Hans Langsdorff se refugió aquí. Los alemanes habrían solicitado por lo menos 15 días para realizar reparaciones pero les dieron 72 horas para abandonar el puerto, tiempo insuficiente para intentar alguna reparación medianamente seria. Se lo daban servido en bandeja a los lobos que lo estaban esperando afuera.
Aparentemente, el primero de algunos errores cometidos por Langsdorff fue creer que los tres barcos ingleses, el Ajax, el Achilles y el Exeter podrían ser la avanzada de una gran flota Británica que venía detrás, el segundo fue entrar en Montevideo en vez de ir a Buenos Aires. El Graf Spee tuvo la batalla a su disposición, en realidad la ganó, pero en determinado momento se retiró y se dirigió a Montevideo con la idea de hacer reparaciones y bajar los muertos. Hoy se sabe perfectamente que de haber continuado el combate y a pesar de las averías sufridas, los hubiera podido hundir a los tres, ya los había vencido. Lo que no se sabe, es si hubiera podido llegar muy lejos con las averías que tenía. Quizá, la de Langsdorff fue una sabia decisión. De los tres buques ingleses, uno de ellos, el Exeter, el más poderoso, estaba totalmente fuera de combate y se alejó como pudo de la lucha, Los otros dos, el Achilles y el Ajax, heridos también y con varias de sus piezas inutilizadas, se mantuvieron alejados del Graf Spee para no correr el riesgo de ser alcanzados nuevamente por los cañones alemanes.
Fue una victoria a lo Pirro la de los ingleses, en realidad fue una victoria diplomática más que de una acción de guerra. Aunque con esto no pretendo hacer mella al honor y valentía de los marinos británicos. De todas maneras, después de que el Graff Spee se refugió en Montevideo, ya estaban convergiendo sobre el Plata otros barcos de la flota inglesa que navegaba por el sur. Los dados estaban echados. Lo demás es historia conocida. Dejando de lado cualquier tipo de ideologías y viendo la guerra de un modo más objetivo y sin fanatismos, veremos que cada uno peleaba por su patria y por su vida, ingleses y alemanes. También es muy conocida la caballerosidad, entrega y valentía de estos hombres de mar que integraban la flota alemana de guerra. El Graf Spee en sus andanzas por debajo de la línea del Ecuador hundió 8 mercantes sin dejar un solo muerto en su estela. Cumplieron su cometido con valor, entrega y humanismo los hombres de este buque, porque eran solo eso, hombres... hombres peleando por su patria.
L A S O L E D A D D E L “G R A F S P E E”
Señala Tappa en su trabajo que el “Graf Spee” luchó solo, con un total de 14 cañones, 6 cañones pesados 8 medianos y 8 tubos lanza torpedos, contra tres barcos que sumaban 42 cañones entre pesados y medianos y 24 tubos lanzatorpedos. Si bien es cierto que los 6 cañones pesados del GS eran un poco más grandes y tenían mayor alcance que el de los británicos, la cadencia de fuego era muy inferior a la de estos. En cuanto al tamaño de los buques no había mayor diferencia entre los cuatro, apenas unos metros. Sobre el suicidio del Capitán Hans Langsdorff en Buenos Aires, también se tejieron infinidad de versiones, (que la bandera, que el arma) ¡en fin! diferentes versiones de una misma cosa, pero que no agregan ni quitan nada a la heroica acción de un HOMBRE de honor como el Capitán Hans Langsdorff. La verdad de todo lo que pasó, se la llevó a la tumba. No me animaría siquiera a afirmar lo que puedan decir las actas que de este suceso se labraran en Bs. As. Y no es porque dude de ellos, simplemente que en una época como la que se estaba viviendo, y las presiones ejercidas por entonces sobre estos países del sur, no me permiten el lujo de dudar y tampoco de creer mucho, sobre tanta cosa que se ha dicho, escrito y afirmado. Me da la impresión de que esa batalla aun no terminó, existieron entonces y siguen existiendo actualmente intereses creados para que no se sepa la verdad absoluta de vaya a saber cuántas cosas que pasaron entonces, principalmente en los corrillos diplomáticos. Lo mismo sucedió con el “Tacoma”, porque en realidad, aún hoy no se sabe bien qué hacía ese barco acá, ni que razón tuvo Uruguay para quedarse con él. El Tacoma no era el barco de abastecimiento del Graf Spee como se dijo siempre. El Capitán Langsdorf se llevó a la tumba muchos secretos, entre ellos la razón de algunos errores cometidos, y la verdad sobre muchas de las cosas que sucedieron entonces.
La orden de hundir el barco debe de haber sido la más dolorosa, y a lo mejor la más humana de las decisiones que tomó, seguramente que a esto le dio más valor que su propia vida, no sacrificar inútilmente el resto de la tripulación en una batalla inútil debe haber sido su prioridad. El buque, aunque mantenía su poder de fuego casi intacto, no estaba en condiciones óptimas de navegabilidad, era un sacrificio inútil presentar batalla a una fuerza sensiblemente superior como la que estaba esperándolo, no tenía escapatoria. Yo personalmente, he navegado infinidad de veces por el lugar donde yace el Graf Spee, el lugar no es muy profundo, y cada vez que he pasado cerca no puedo evitar imaginar lo que allí sucedió, hay un algo misterioso flotando en el aire. Primero lo desguazaron, ahora hablan de “reflotar”, no creo que esta sea la palabra exacta de lo que se quiere hacer con el barco o lo que queda. Podrán rescatar o sacar del fondo del río partes del buque, pero nunca reflotarlo. Pero esto no es nada nuevo, desde el mismo momento en que se hundió, el barco ha sido yendo lentamente depredado. Primero por la empresa Regusci & Voulminot, que fuera contratada para desguazarlo, ¿Por quién? Desde el mismo día en que se hundió siempre hubo alguien merodeando por el lugar y pirateándolo. En el año 1997 se subió uno de los cañones, está en estos momentos en el buceo, donde funciona el museo del mar y al que nadie le da importancia, es solo un viejo cañón al que los niños se trepan para jugar. En ese lugar hay infinidad de objetos que pertenecieron al Graf Spee.
Allí, entre otras cosas se puede apreciar una especie de sobres de lona marrón, aun con manchas de sangre, que fueran utilizados para bajar los heridos cuando llegaron al puerto. El resto está diseminado por todas partes, en manos de coleccionistas particulares, comercios de antigüedades, feriantes etc., todos buscando hacer negocio con los despojos. El 27 de febrero de 2004 se extrae el famoso telémetro, que tanto diera que hablar, “para usarlo luego como adorno en un desfile de modas”, ¡Una vergüenza!, actualmente se encuentra frente al Ministerio de Turismo, hasta que alguien disponga otra cosa, ahí dormirá el sueño de los justos. Nada se consigue sacando a la luz lo que queda del buque, solamente alimentar el morbo de algunos, la curiosidad de otros y muchas ganancias para alguien. El barco tal cual está no se va a poder levantar, pero que van a destrozar lo que queda, para ir sacándolo de a pedazos, que no quede la menor duda. Se me ocurre que se debería utilizar otra palabra en lugar de “reflotar”, a ese barco no lo reflota nadie, podrán sacar del agua sus partes, nada más. No nos engañemos, acá no se trata de interés arqueológico ni histórico. No puede haber interés arqueológico en algo tan reciente, y la verdad de lo sucedido no está en el fondo del Río.
Este es un asunto totalmente contemporáneo, todavía viven muchos de quienes fueron sus tripulantes, alguno en Montevideo, y aún se conserva fresca la sangre de quienes heroicamente murieron en él.
Definitivamente, no se trata de arqueología marina. Es solo un negocio para ganar dinero, simplemente eso... un asqueroso negocio en el que algunos “vivos” curran con los restos de un barco por el que dieron sus vidas muchos valientes. Algo parecido hicieron cuando encontraron el TITANIC, con la salvedad de que al final primó la cordura y decidieron dejarlo como está, no tocar más nada ni volver a bajar, y que duerma su sueño eterno en el lugar.
Dejen, de una vez por todas, descansar al Admiral Graf Spee en su tumba, permitan que de una vez por todas termine la guerra para esos heroicos hombres, y que Langsdorff y sus muertos puedan descansar en paz... ¡se lo merecen!, aunque con los años desaparezca definitivamente, perdido en le bruma del tiempo. ¡Total!, a las generaciones futuras poco les va a importar ver un montón de hierros oxidados. Todas esas tragedias marinas tienen que seguir así, envueltas en su fantasía, si las descubrimos y las traemos al presente, pierden su misterio, y por lo tanto su encanto y su magia, esa magia que va pasando de generación en generación, para mantener vivo en el tiempo, el recuerdo de una tragedia con ribetes de leyenda, romántica y fantasmal.” (Nota ya publicada en Informe Uruguay)

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