La
Iglesia ortodoxa rusa ha expresado su postura favorable a que su país
dé asilo provisional a Edward Snowden, el «topo» del Datagate que huyó
de los Estados Unidos. El arcipreste Vsevolod Chapli, presidente del
Departamento sinodal para las realciones entre la Iglesia y la sociedad,
habló con la agencia rusa Interfax y dijo que la concesión del asilo
era una posibilidad para demostrar que es importante para el país la
libertad en contra de los «campos de concentración electrónicos» y la
«dictadura ideológica global».
01/08/13 5:57 PM |
(Mauro Pianta/Vatican Insider) Chaplin declaró que veía con muy buenos ojos la intención de Moscú de conceder asilo al ex-colaborador de la CIA,
acusado de espionaje y que estuvo 40 días bloqueado en el aeropuerto de
Moscú, Sheremetyevo, pues no tenía documentos válidos para entrar al
país. El ex-asesor de la agencia de inteligencia estadounidense obtuvo
el asilo temporal en Rusia por un año y acaba de dejar el aeropuerto,
para dirigirse a un lugar seguro y secreto.
«Es positivo - observó Chaplin- , que Rusia demuestre independencia en este caso, como en muchos otros, a pesar de las fuertes presiones. La imagen de Rusia como país que apoya los verdaderos ideales de la libertad depende de sus acciones en esta situación».
Snowden, según el religioso, recordó al mundo lo que los cristianos ortodoxos dicen desde hace muchos años que «la perspectiva de un régimen electrónico totalitario mundial es real».
«Antes - dijo el arcipreste - la gente estaba conectada con medios
adecuados a las autoridades, a los negocios y con otras personas;
después se encontró con ciertos servicios cuyos propietarios, políticos y
económicos, adquirieron un terrible poder sobre la gente. eEstos no
pueden evitar la tentación de usar este poder para controlar a los
individuos y este control puede ser más rígido que el de todos los
sistemas totalitaristas que conocimos durante el siglo XX».
No existen los sistemas políticos ideales, reconoció el religioso ortodoxo. «Todos establecen el poder de pocos sobre muchos y
en el siglo XX las formas más duras de este poder usaron medios
brutales; ahora trabajan con el “soft-power”, a través de la información
que recopilan e imponen a una persona, dulcemente (primero con eslogans
y luego con leyes), impostaciones ideológicas, como la idea de que el
sistema político occidental es el único posible, marginalizando la
religión».
En tales circunstancias, según al arcipreste, Rusia «podría con mucha probabilidad ser llamada a proteger la verdadera libertad, la libertad de la dictadura ideológica global, del campo de concentración electrónico».
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