Santa Teresa: Sin mucha publicidad, el camping se llena todos los veranos
El camping de Santa Teresa tiene hermosas
playas, tranquilidad, naturaleza, precios bajos y también buenas
fiestas. Parece difícil, pero mezcla todo eso con éxito y logra que
gente de todas las edades conviva en paz.
SANTA TERESA
ANRÉS ROIZEN
El País
El lugar es un secreto a voces en la costa de
Rocha. Está lejos de ser un balneario tan promocionado como La Pedrera o
Punta del Diablo y se mueve con perfil bajo, aunque igual se desborda
de turistas todos los eneros.
El Parque de Santa Teresa tiene una extensión de 1.400
hectáreas y la zona de camping cuenta con 1.600 parcelas, cada una con
capacidad para seis personas, lo que significa una capacidad total del
lugar para recibir a 9.600 acampantes. Esa cifra es la que hace varios
años se alcanza al principio de enero, la cual obliga a cerrar las
puertas por unos días.
Este año el camping se llenó el 4 de enero y permaneció
cerrado dos días, no sólo por un tema de espacio, sino también porque
servicios tales como los supermercados y los baños se saturan con tanta
gente. Luego, bajó la cantidad de personas que llegaban para acampar y a
partir del día 10 el lugar quedó ocupado en un 65%.
Al recorrer el inmenso camping, se percibe de inmediato
lo bien que logran convivir perfiles tan distintos. Ahí coinciden
jóvenes y veteranos, uruguayos y extranjeros. Por lo que se ve, y de
acuerdo a lo que la mayoría relata, el relacionamiento es realmente muy
bueno.
Así lo cuentan Nibia y Miguel, un matrimonio de
uruguayos que lleva más de 30 años veraneando en el camping. "Acá nos
terminamos conociendo todos, los que venimos hace años o los que llegan
por primera vez. Siempre hay una charla o un momento para saber cómo es
el otro, ya sea una cena compartida o porque el de al lado te pide leña.
Todo es muy familiar", explican.
Esteban, Jovan y Gonzalo son de Río Negro y dos de
ellos están en el camping de Santa Teresa por primera vez. Mientras
cargaban el celular, en una improvisada ronda alrededor de un enchufe,
se pusieron a hablar con Andrés, otro joven de Durazno.
En la conversación coincidieron en que el lugar tiene
opciones para todos los gustos, y destacaron que de noche "podés estar
tranquilo o podés tener una noche movida". Según contaron, algunos van
al boliche que está junto a la Fortaleza, y otros se quedan en las
carpas, frente al fogón, hablando y con la música sólo hasta las 12.
Justamente la tranquilidad en la zona de las carpas
es uno de los distintivos que ofrece el camping. Eso lo destaca la
mayoría de los acampantes, y se debe a los controles que realiza el
Ejército. El Ministerio de Defensa está a cargo del lugar y 100
efectivos tienen tareas en el parque, tanto de mantenimiento como de
control.
El reglamento del camping exige que a partir de la
medianoche la música esté apagada, y si no se cumple con eso, se aplican
multas. Ante la reiteración de las multas, la persona es expulsada del
campamento.
Las acampantes consultados por El País coincidieron
en que "es raro y distinto" ver al Ejército con tanta frecuencia, pero
afirmaron que "es muy importante el trabajo que hacen", destacando
especialmente la seguridad que hay en el lugar.
Miriam y Mario, un matrimonio que llegó desde Buenos
Aires, hablaron en ese sentido: "Nos sentimos tranquilos acá, también
es cierto que cuesta un poco ver a los militares tan cerca, pero
tratamos de acostumbrarnos", dijeron.
Barato.
Otro de los aspectos destacados del camping de Santa
Teresa es el buen precio que tiene, que lo hace mucho más barato que
otros campamentos en balnearios cercanos.
Cuesta $100 por persona por día en las parcelas
comunes (sin agua ni luz) y $150 en las que sí tienen agua y luz. "El
parque tiene un fin social, la idea es que todo el mundo pueda venir",
explicó en diálogo con El País el coronel Miguel Aristimunho,
subdirector del Servicio de Parques del Ejército.
Eso también lo contaron Luciana, Ana, Pamela,
Valentina y Valeria, cinco amigas que llegaron a Santa Teresa por las
buenas playas y, especialmente, por el precio. "El año pasado fuimos a
Punta del Diablo, pero este año no nos daba la plata y vinimos para acá.
Es barato, tranquilo, hay tremenda movida y buena playa", resumieron.
"Clientela" de Brasil y Argentina
Al recorrer el Parque de Santa Teresa se ve una
fuerte presencia de argentinos y brasileños. Al hablar con ellos,
señalan que llegan allí por ser la opción más barata en Uruguay, y en
ese sentido, dicen que la seguridad que encuentran en el país no la
pueden hallar tan fácilmente en sus lugares de origen.
"El lunes nos fuimos a Cabo Polonio y pasamos todo
el día allá. Acá, en el campamento, habíamos dejado todo armado, incluso
cosas afuera de la carpa, y cuando volvimos nadie había tocado nada. Es
muy difícil poder encontrar un lugar así en Brasil", contó Renato, un
turista brasileño, a El País.
Renato llegó junto con su amigo Eduardo, de la
ciudad de Pelotas. Eduardo también destacó con entusiasmo la
tranquilidad que encontró en el camping y el trato con la gente. "No
sólo es un sitio tranquilo y bastante seguro, sino que la gente es muy
amable, es todo muy familiar, y eso para nosotros es muy lindo", dijo el
turista.
El coronel Miguel Aristimunho, subdirector del
Servicio de Parques del Ejército, dijo sobre la seguridad que "no escapa
a la realidad del país". Contó que hubo algún vidrio de auto roto
cuando había más gente y algún hurto, pero dijo que en general no
tuvieron muchos problemas.
Un paraíso natural en Rocha
El Parque de Santa Teresa tiene una extensión de
1.400 hectáreas y cuenta con 1.600 parcelas para recibir acampantes. El
sitio se ubica a 5 kilómetros de Punta del Diablo.
Cada parcela tiene capacidad para seis personas, lo
cual implica un espacio total para 9.600 visitantes. Las parcelas son de
20 x 30 metros.
El costo es de $ 100 por persona, por día, las
parcelas comunes, sin agua ni luz, y $ 150 las "jerarquizadas", con agua
y luz. En invierno los precios bajan a $ 80 y $ 100, respectivamente, y
llegan muchas casas rodantes hasta allí.
En el Parque trabajan 100 efectivos del Ejército
durante todo el año, en tareas de mantenimiento y vigilancia. En verano
hay un apoyo de la Policía para la seguridad interna.
De agosto a octubre allí se puede realizar avistamiento de ballenas francas australes.
El lugar es ideal para observar aves y está ubicado
dentro del Área de Importancia para la Conservación de las Aves. Hay
aves en peligro de extinción y en la costa hay distintas especies,
muchas de ellas migratorias.
También se puede visitar la Fortaleza, terminada cerca del año 1800.
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