El iraní Rabbani entró clandestinamente al país en los años 90 y está acusado de ser el autor intelectual
El fiscal argentino que investiga el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) ocurrido en 1994 en Buenos Aires y que dejó 85 muertos y 300 heridos, Alberto Nisman, tiene pruebas contundentes que demuestran que esa acción terrorista fue planeada en una casa de la calle Rivera en Montevideo, que hoy pertenece a la Embajada de Irán. El semanario Búsqueda informó ayer jueves que el fiscal Juan Gómez pidió a la jueza Adriana de los Santos iniciar una investigación para confirmar si el atentado a la AMIA fue planificado desde Uruguay e indagar en torno a la venta de una casa ocurrida a mediados de la década del 2000.
Fuentes de la investigación dijeron a El Observador que el informe de 500 páginas, que el fiscal argentino envió, es contundente y tiene detalles alarmantes. Las fuentes confirmaron que la casa ubicada en la avenida Rivera 2317, padrón 22.050, fue comprada por la Embajada de Irán en el año 2006. Hace varios meses, la Justicia argentina había solicitado a Uruguay información sobre esa propiedad.
La preocupación de la Justicia argentina se debe a que antes de esa fecha vivió en ese domicilio Moshen Rabbani. Este clérigo, diplomático y político iraní, está requerido por la Justicia argentina y es considerado el cerebro y autor intelectual del atentado contra la AMIA.
Desde esa casa en la avenida Rivera, como desde otras propiedades en la región, Rabbani organizó el atentado, algo que el iraní ha negado. Sin embargo, con el surgimiento de su nombre y las fechas en que estuvo Uruguay, las autoridades locales lograron un dato que refuerza las sospechas argentinas sobre la participación de Rabbani en actividades ilícitas. En los registros de ingreso al país de la Dirección Nacional de Migración no figura en ningún momento el nombre del clérigo iraní, quien tenía vínculos fluidos con los servicios secretos del régimen de los ayatolás, lo que demuestra que entró al país de manera clandestina.
Las fuentes dijeron que por lo reservada de la indagatoria, no se pueden dar detalles. Pero aseguraron que el dictamen de Nisman es muy sólido y no deja lugar a dudas acerca de la participación de Rabbani en el atentado.
Nisman acusa a Irán de haber armado una red terrorista en Sudamérica para exportar la revolución islámica con “estaciones de inteligencia” en los países de la región, incluyendo Uruguay. Por ese motivo, el juez Rodolfo Canicoba Corral ordenó, en noviembre de 2006, la captura internacional, junto con Rabbani, del expresidente de Irán, Akbar Hashemi Bahramie Rafsanjani; de los exministros Alí Fallahijan y Alí Akbar Veleyati; de los excomandantes Moshen Rezai y Ahmad Vahidi; del exjefe de Seguridad Exterior Imad Fayez Moughnieh, y del tercer secretario de la delegación diplomática en Buenos Aires, Reza Ashgari.
Rabbani llegó a vivir a Argentina en 1983, donde se desempeñó como líder de la comunidad chiita local y de la mezquita At-Tahuid, en Floresta. Además, tenía una empresa que exportaba carne a Irán, según informó Clarín.
Entre 1994 y 1998, Rabbani ejerció como consejero cultural de la Embajada de Irán en Buenos Aires. La Justicia argentina cree que utilizó sus actividades culturales y religiosas como pantalla para reclutar a quienes volarían la mutual judía.
“Colaborar en el esclarecimiento”
La semana pasada, el fiscal Gómez viajó a Buenos Aires en representación del fiscal de Corte, Jorge Díaz, junto con el director de Inteligencia policial, José Colman, quien fue nombrado oficial del caso.
La página web del Comité Central Israelita del Uruguay (CCIU) informó de la misión oficial del fiscal y de Colman, quienes se reunieron con los operadores judiciales argentinos y participaron de la conferencia por los 19 años del atentando, actividad de la que también participó el presidente de la CCIU, Roberto Cyjon. El fiscal Nisman disertó sobre “La infiltración iraní en Latinoamérica”.
Gómez declaró a Búsqueda que se trata de un caso “muy emblemático e importante” y que hará todo lo que esté a su alcance para “colaborar en su esclarecimiento”.
“Este tema merece una investigación en serio del sistema uruguayo. Fue conmovedor para mí sentir el relato de personas vinculadas a las instituciones alcanzadas por el atentado, con pérdida de familiares y amigos”, afirmó Gómez.
“Esto reafirma que la consecuencia de los actos de terrorismo no es una comunidad en particular, sino que se trata de delitos contra toda la humanidad”, añadió.
El fiscal afirmó que la investigación se hará “respetando y siendo muy cuidadosos de las inmunidades diplomáticas que puedan estar en juego”.
Cyjon, dijo a El Observador que la noticia le genera “preocupación y tranquilidad al mismo tiempo”. “Preocupación por lo que fueron los atentados terroristas más grandes, y demuestran el severo riesgo de penetración del terrorismo no solo en Uruguay, sino en la región”, dijo. Agregó que le genera tranquilidad que se investigue. “Cuánto más se sepa sobre cómo sucedieron los hechos, se podrá evitar que se vuelvan a dar”, dijo.
El Observador intentó sin éxito comunicarse con la Embajada de Irán.l
Molestia con Almagro con Irán
El voto de Uruguay en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en el que se abstuvo en relación a Irán y votó contra Israel en materia de derechos humanos, significó un punto de inflexión en las relaciones uruguayo-israelíes que históricamente habían sido muy buenas. Esto motivó la molestia de Israel con el gobierno, particularmente con el canciller Luis Almagro, que ha mostrado una línea muy favorable a Irán.
Cuando el Lejano Oriente pareció cercano
El 18 de julio de 1994, a las 10:53 de la mañana, se produjo el mayor atentado terrorista en Argentina luego de la segunda guerra mundial.El episodio tuvo lugar en la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en la ciudad de Buenos Aires. El atentado, que se le atribuye a un coche bomba estacionado en la puerta de la mutual, en Pasteur 633, dejó como saldo 85 muertos y más de 300 heridos. De las víctimas mortales, 67 estaban dentro de la mutual judía, mientras que el resto se encontraba en los alrededores. La pérdida de gas que se dio a causa de la explosión provocó la ruptura de ventanas a seis cuadras a la redonda. El gobierno argentino atribuye la responsabilidad a Ibrahim Hussein Berro, un integrante del movimiento islámico libanés Hezbollah, quien, a su vez, habría recibido apoyo del gobierno iraní. Sin embargo, el grupo islámico desmiente esta afirmación.
Todos los 18 de julio, a las 10:53, en la calle Pasteur de Buenos Aires, suena una alarma que conmemora la tragedia
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