Búsqueda Nº 1723- 25/7
Lo que hace seis meses parecía resuelto, hoy se ve como una realidad indefinida, turbia y compleja. Aquella elección nacional de 2014 cuyos resultados todos anticipaban con tanta claridad, ya no será tan así.
Primero fue el lento pero constante crecimiento de Luis Lacalle Pou, intentando horadar una verdad instalada:la posibilidad de que Jorge Larrañaga dispute la Presidencia con Tabaré Vázquez.
Otra candidatura evidente en sí misma era la de Vázquez y muchos lo anunciaban como el próximo presidente.
Hoy, sin embargo, surgen dudas. No por la capacidad del ex presidente
para lograrlo, sino por la creciente hostilidad de un núcleo duro de
militantes frentistas que lo resiste.
Había una oferta que
nadie ponía en duda, con un Vázquez tal vez triunfante, con Larrañaga,
Pedro Bordaberry y Pablo Mieres. Hoy eso ya no parece tan seguro y las
elecciones retoman interés gracias a su cambiante y saludable dinamismo.
Desde que Vázquez dejó la Presidencia hace tres años y medio, ha estado
diciendo que volvería a ser candidato si así lo quería el Frente y si
"la biología" (en referencia a su edad) lo permitía.
Si es por
la biología, todo indica que está en buenas condiciones para volver.
Tendrá 75 años cuando asuma y 80 cuando termine su período.
En caso
de ganar, llegaría a presidente siendo aún mayor que Jorge Batlle y José
Mujica en su momento, por mencionar a dos con edad avanzada respecto a
los primeros presidentes desde la dictadura, que tenían apenas 49 años
al asumir.
Las dudas aparecen ante la enconada ofensiva de
sectores radicales del Frente Amplio. Lisa y llanamente no lo quieren.
Prefieren a cualquier otro candidato y alegan que Vázquez se alejó mucho
de la visión clásica de la izquierda.
La ofensiva puede ser
eficaz, pese a que no parece modificar la opinión mayoritaria de los
uruguayos. Según Ignacio Zuasnábar, director de Opinión Pública de la
empresa encuestadora Equipos Mori, las cuestionadas actitudes de Vázquez
"no generaron consecuencias negativas sobre su imagen y tiene los
mismos niveles de aprecio, tanto en la izquierda y centroizquierda como
en el centro del electorado".
Vázquez ha venido asumiendo
posiciones que rechinan a estos sectores duros, que olvidan que no todo
lo hecho durante su período fue "moderado".
El peor lastre de su
gobierno es una horrible ley de educación que favoreció los intereses
menores de los burocráticos sindicatos del sector. Un daño que se sigue
pagando hasta hoy.
Ahora importan sus dichos más recientes.
A fines de 2011 el ex presidente declaró que ante el conflicto
fronterizo con Argentina, había procurado de George W. Bush una suerte
de apoyo disuasivo. Hace apenas unas semanas, defendió la necesidad de
mantener buenas relaciones con Estados Unidos al entender que había un
nuevo contexto internacional.
Ambas posturas generaron revuelo en una izquierda que sigue viendo al "imperialismo" como el demonio mismo.
Asimismo, Vázquez defendió su derecho a expresar su posición personal y discrepante con la ley de aborto.
Lo curioso es que es una posición conocida desde antes de que fuera
presidente, cuando anunció que en caso de serlo, si se aprobaba una ley
que despenalizaba el aborto, la vetaría. Pese a ello, igual fue votado y
ganó en primera vuelta. La ley se votó y siendo presidente la vetó.
¿Por qué todo este lío ahora?
Los sectores radicales del Frente Amplio siguen creyendo que les llegó
su hora, la de "profundizar los cambios" y controlar la política
económica del próximo gobierno.
Olvidan que si el Frente Amplio alcanzó el gobierno es porque predomina su discurso más moderado.
Vázquez no es el único que expresa a la vertiente moderada, aunque sí
quien genera más entusiasmo. En las elecciones internas del Frente
Amplio, el sector del vicepresidente Danilo Astori, aliado al Partido
Socialista, le ganó con cómodo margen a un MPP que desde el gobierno
juega el desagradable rol de ser un "comisario político" e ideológico.
En la medida que los votantes perciben que el MPP no es lo mismo que
Mujica, prefieren tomar distancia y eso se vio en la mencionada
elección.
Los grupos hostiles a Vázquez, al decir que es hora
de proponer nuevos nombres e incluso promover candidatas mujeres,
siempre hablan de la gente volcada hacia el MPP. Basta ver las redes
sociales para corroborarlo.
Sólo salta el nombre de Constanza Moreira, legisladora con cierta aureola "académica" y muy promovida por el MPP.
Es que detrás del cuestionamiento a Vázquez, hay un claro intento de
fortalecer a dicho sector. Sin embargo, si hubiera que mencionar a una
mujer ducha en política y con experiencia en el terreno, el primer
nombre que se les ocurre a muchos votantes por fuera del cerrado
circuito militante es el de Mónica Xavier.
Vázquez está armando
un grupo propio para elaborar un programa de gobierno con figuras que
algunos observadores califican de "interesantes".
El Frente Amplio, empero, tiene su propia comisión de programa donde se da una puja entre los sectores moderados y radicales.
Por lo tanto el resultado será un programa poco útil, transado y volcado a favor de quien sea más eficaz en la negociación.
¿Querrá Vázquez gobernar bajo tales pautas? Es dudoso.
El politólogo Adolfo Garcé, consultado la semana pasada, cuestionó la
estrategia de Vázquez. Entiende, sí, que ella importa por ser el ex
presidente favorito para el votante centrista pero sugirió que "cada
tanto se peine un poco el jopo hacia la izquierda".
El razonamiento de Garcé responde a la vieja lógica frentista de equilibrar a los diferentes grupos.
El propio Vázquez ejerció su liderazgo como presidente, laudando en las disputas internas.
El problema es que Vázquez no parece interesado en seguir jugando ese rol. Quiere ser aceptado así como se muestra.
Esta es la novedad
Da la impresión de que Vázquez quiere llegar a presidente según sus términos
Lo cual cambia las reglas de juego. También da la impresión de que
desde la visión de Vázquez, si al Frente Amplio no le sirve, que se
busque otro candidato.
Él está interesado pero no desesperado por su
reelección. No parece, a su edad, querer ejercer el cargo obligado a un
cotidiano ejercicio de toma y daca. De ser esto cierto, es muy probable
que Vázquez sea candidato, pero de modo alguno es una certeza absoluta.
El Frente Amplio sin Vázquez sería otra cosa y determinar quién puede
ser presidente implicaría una interna difícil con incierta perspectiva.
Habrá que ver hasta dónde un electorado que le ha sido fiel seguirá al
Frente Amplio si éste decide darle más poder a los "comisarios" del MPP.
El paquete electoral, como señalé al principio, no está tan bien atado
como parecía hace algunos meses. Habrá que ver cómo evolucionan los
hechos y si se confirman los pálpitos
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