El cupcake ha muerto. En la mente caprichosa del neoyorquino de a pie, las cursilongas magdalenas son un mero y efímero recuerdo. Hoy hay otro invento que les vuelve locos. Se llama Cronut, el nombre registrado para un bollo híbrido, mitad cruasán, mitad donut. Y hacerse con uno es toda una odisea. No hay más que ver las colas que cada mañana, a horas intempestivas, se forman en la puerta de la pastelería de Dominique Ansel, uno de los reposteros más cotizados de Manhattan.
El cronut fue concebido el pasado mes de mayo, convirtiéndose de la mañana a la noche en todo un fenómeno viral de Berlín a Singapur. El blog de comida de New York Magazine, el Grub Street, fue el primero en descubrirlo. La noticia corrió como la pólvora.
En la tienda el cronut cuesta 5 dólares. En la reventa puede llegar a costar hasta 100 dólares y en Craigslist los puede encontrar por 35. Ansel explica en su propia web las tres formas lícitas de conseguirlos. La primera es visitando la tienda al menos dos horas antes de que abran, es decir, sobre las 6 de la mañana y aguantar pacientemente la cola.
La segunda es reservarlos por teléfono y recogerlos dos semanas después (antes, imposible), aunque existe un tope de seis cronuts por persona. La tercera es casi más ridícula y sólo para gente que quiere hacer un pedido de más de 50 cronuts. Para esto, la espera, hoy por hoy, es de más de un mes. Por M. G. H.
| Dominique Ansel Bakery: 189 Spring St., New York. Tfno. 212-219-2773 y www.dominiqueansel.com
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