El presidente considera que el gobierno no puede seguir "empantanado" en disputas políticas y pide más celeridad para gobernar
La lógica del gobierno en disputa se acabó. El presidente José Mujica necesita cosas concretas que mostrar. Seguir estirando discusiones no contribuye a ello y por eso frenó el debate sobre más cambios impositivos y el famoso “giro a la izquierda” que pregonaban los mujiquistas.
En pocos meses el Frente Amplio ingresará en campaña electoral para procurar un tercer período y el mandatario decidió que desde ahora prime la unidad y se terminen esas pujas permanentes.
En los últimos meses puso freno a algunas acciones del “equipo paralelo”, que funcionaba sobre todo en el área económica pero que también tenía injerencias en otros planos de la gestión, como el desarrollo del ferrocarril.
Fue allí donde se dio una de las principales señales de que se terminará la disputa. El martes 23, durante el consejo de ministros, Mujica dijo que un plan estratégico del gobierno como ese no podía seguir empantanado por “disputas políticas” internas. Por eso decidió sacar el asunto de manos del asesor presidencial y exviceministro de Economía, Pedro Buonomo, y del viceministro de Transporte, Pablo Genta.
Otro elemento que contribuyó al final de las disputas es el resquebrajamiento del frente mujiquista y eso también se observó en las propuestas de reconstruir el ferrocarril.
Pero esta no es la única área en la que se advierte la decisión de cambio del presidente. Para la rendición de cuentas, los mujiquistas de la Oficina de Planteamiento y Presupuesto (OPP) preparaban algunos cambios impositivos que también fueron frenados.
Mujica comparte la idea genérica de avanzar más hacia la izquierda, pero no está de acuerdo que ahora sea el tiempo político para eso. La prioridad para el presidente es gestionar los asuntos de su administración que ya están abiertos.
La génesis
El de Mujica fue un gobierno en disputa desde el día cero. Dividió a los ministerios al darle dos cabezas. En las secretarías de Estado que había un mujiquista como ministro, de dos había un astorista. Y viceversa. Eso en lo previo garantizaba el control, pero a la larga frenó la gestión. Hay ejemplos. En Vivienda, el subsecretario Jorge Patrone (Asamblea Uruguay) renunció tras extensas peleas con la ministra Graciela Muslera (MPP). En Economía, Buonomo (mujiquista) hizo lo mismo luego de disputas con el ministro Fernando Lorenzo (Nuevo Espacio).
Si bien en la campaña electoral Mujica advirtió que la conducción económica estaría en manos del vicepresidente Danilo Astori y su equipo, de a poco fue metiendo cuña allí. El primer paso fue instalar a Buonomo de viceministro. Luego de su renuncia, quedó de asesor en la Torre Ejecutiva y eso fomentó la creación del denominado “equipo económico paralelo”, integrado también por el director de la OPP, Gabriel Frugoni y el subdirector, Jerónimo Roca, entre otros.
En ese escenario hubo dos disputas fuertes y otras menores (ver recuadro). En el balance, los mujiquistas ganaron más batallas. Pero además, rompieron con una dinámica que ya venía del período de gobierno pasado y que implicaba una hegemonía absoluta del astorismo en materia económica.
Por eso, durante todo ese proceso los dirigidos por el vicepresidente –y en especial el ministro Lorenzo– fueron acumulando malestar y resquemor. Todo ello explotó en febrero de este año, durante un consejo de ministros. El disparador fueron unas declaraciones de Astori que respondió a todas las propuestas que en ese momento planteaban los mujiquistas sobre cambios tributarios. Se paró en los pedales luego del fallo de la Suprema Corte de Justicia que tiró abajo el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales y recordó que él había planteado sus dudas jurídicas sobre ese tributo. Los astoristas ya venían golpeados por el efecto Pluna y la sensibilidad estaba a tope.
Mujica se enojó, llamó a un consejo de ministros “urgente” y allí se dio la catarsis en la que Lorenzo amenazó con renunciar y pidió definiciones. En esa oportunidad Mujica hizo explícitas las dos visiones sobre la economía y dijo que tenían que convivir. Pero al poco tiempo todo empezó a cambiar.
Los cambios impositivos
Envalentonados con ese mensaje del presidente, sobre la “convivencia” de los dos equipos, los mujiquistas no se quedaron quietos y a principio de este año tiraron varias ideas de cambios tributarios. El que tomó más forma fue la modificación del Impuesto a las Rentas de las Actividades Empresariales (IRAE). La iniciativa era aumentarlo –hoy es parejo para todos en 25% y se mencionó elevarlo a 30%– o hacerlo progresivo, tal como sucede con el IRPF. El primero en plantearlo fue Frugoni en entrevista con Brecha. Buonomo se sumó días después.
También en esas primeras semanas del año los mujiquistas propusieron gravar los bienes suntuarios. En esos días los jerarcas de Economía polemizaron con los de Torre Ejecutiva sobre el dilema inflación-tipo de cambio. Mientras que Lorenzo pretendía prestarle atención a la suba de precios, Frugoni insistía en atender la competitividad.
Según supo El Observador, por esos días hubo articulaciones políticas con algunos sectores en busca de apoyo a estos cambios. Los mujiquistas querían tener aliados en el Parlamento para defender el viraje hacia la izquierda en busca de una mejor “redistribución de la riqueza”. Pero quien se adelantó a esa estrategia fue el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker (Partido Socialista). En varias entrevistas el secretario de Estado planteó la necesidad de ese cambio de rumbo. Eso cortó todos los diálogos políticos y el avance quedó en cero.
El objetivo era meter todos los cambios en la rendición de cuentas. Es la última oportunidad no solo para aumentar el gasto sino también para incluir modificaciones tributarias. Pero Mujica mandó a parar. La rendición de cuentas la terminaron acordando el equipo de Presidencia (el secretario Homero Guerrero y el prosecretario Diego Cánepa) directamente con Lorenzo, quienes en el último tiempo mejoraron la relación y el diálogo.
AFE y el quiebre mujiquista
Otro fenómeno que se dio en paralelo al fin de la disputa fue el quiebre del eje mujiquista de la Torre Ejecutiva. Y eso se evidenció con la reforma del ferrocarril. Hay dos propuestas concretas desde China para hacer a nuevo el sistema ferroviario. Una propuesta era manejada por Buonomo y Genta. La otra por el presidente de AFE, Jorge Setelich, integrante del grupo de Raúl Sendic y medio hermano del presidente de ANCAP, quien está muy cercano a Cánepa.
En la gira presidencial por China hubo un quiebre y los dos proyectos quedaron en stand by. Allí fue que Mujica tomó la decisión de frenar las disputas y conformar una comisión entre el ministro de Transporte Enrique Pintado, el canciller Luis Almagro y Cánepa.
Ahora esa comisión establecerá un proceso competitivo entre los dos proyectos que será como un Proyecto de Participación Público Privado pero por una vía rápida (fast track).
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