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sábado, 29 de junio de 2013

LA SALIDA un relato que quiero mucho y comparto

LA SALIDA


Juan José Pereyra


Estoy perdido en una ciudad que no conozco. No sé por qué estoy aquí. Es una gran superficie comercial pero también puede ser un aeropuerto. El lugar es agradable, muy iluminado, hay mucha gente que va y viene.

No intento hablar con nadie. No sé dónde estoy ni dónde tengo que ir.

Busco mi celular para llamar a alguien, no sé a quién. En el bolsillo tengo dos pero el mío no está. No sé de quién son, no sé manejarlos.

Como no puedo llamar decido ir, tengo que encontrar la salida. No sé a quién quiero ver ni a dónde quiero ir pero debo encontrar la salida.

Camino entre la gente y de repente sé que la salida está bajando esa escalera.

Empiezo a hacerlo. El lugar cambió totalmente. Es una vieja escalera de mármol blanco con un pasamano de madera. Está oscuro, sucio, el lugar es lúgubre.

Sigo bajando porque sé que al final está la salida. Al llegar hay una puerta. Está cerrada, tapada con hormigón. Abajo está más oscuro aún.

Hay un hombre parado al lado de la puerta, supongo que es un encargado.

Sin preguntarle nada me dice que la salida está al final de la escalera, que me equivoqué al bajar. “Esta es la no salida”, me dice.

Comienzo a subir nuevamente. Hace mucho calor, estoy muy cansado. La escalera parece mucho más larga que cuando la bajé. Sigo subiendo.

Sé que estoy soñando, me ha pasado antes. Al llegar al último escalón decido saltar de espaldas al vacío. Sé que no me va a pasar nada porque estoy soñando.

Sin ningún miedo salto hacia atrás y empiezo a caer. Me invade una extraña alegría, siento que vuelo o floto. Caigo lentamente.

Aunque sé que estoy soñando pienso que al darme contra el suelo sentiré dolor. Por eso decido despertarme. Lo he hecho otras veces.

Empiezo a gritar. Tengo que hacer fuerza. El grito inicial se transforma en aullido.

Me despierta mi propio grito.Estoy en mi cama. Estela me toma del brazo y me dice “Juanjo, despierta, tienes otra pesadilla”.



8 de marzo 2013

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