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martes, 18 de junio de 2013

GRAZZIELLA FERNÁNDEZ: LA DIVA DE ROCHA.




PERIODISTA INTEGRAL, LOCUTORA, CONDUCTORA, ACTRIZ.

GRAZZIELLA FERNÁNDEZ: LA DIVA DE ROCHA.

Ha desarrollado su carrera en prensa, radio y televisión. Es actriz teatral y por muy poquito no hizo también cine. Su imagen y su voz están muy presentes en cada persona.
Si en Rocha alguien puede ser considerada una Diva, esa es Grazziella Fernández.
Entrevistada en el programa Cuarto Poder de Radio Fortaleza, comentó su extensa actividad como comunicadora.
También contó parte de su historia de vida que quizás no toda la gente conozca.

Escribe Juan José Pereyra.

Publicada el 18/5/2013

Cuéntanos algunas cosas que quizás no sean muy conocidas por la gente.

Soy hija de un matrimonio que se separó cuando yo tenía dos años y medio. Viví en un hogar donde el matriarcado era la pieza fundamental. Mi mamá fue todo: mi mamá, mi papá, mi amiga, mi consejera, mi maestra. Fue la que me enseñó a leer, la que me corregía las faltas (que las odiaba al igual que yo ahora). No puedo ver faltas de ortografía. Todo giró en torno a esa gran madre que tuve. Hasta el día de hoy, cuando cometo un error pienso: “si estuviera mamá me diría qué disparate dijiste porque fue el peor juez, mejor dicho el mejor, el más crítico que tuve en mi vida en todas mis actividades.
Me formé en el Colegio católico Teresiano, el San José, donde en aquella época sólo éramos niñas y la disciplina era una de las herramientas cotidianas. No se entraba a clases corriendo, se hacía fila para entrar. Lo hacíamos en orden, por estatura, había que tomar distancia, estar derechita. Antes de entrar a clase ya la monja que te correspondiera te miraba de arriba abajo para ver si estabas con el uniforme, si estabas completamente bien vestida. Una vez me pasó que llevé medias azules en vez de marrones porque claro, se mojaron y mi madre me lavaba la ropa todos los días porque yo no tenía para cambiarme mucho. Mi madre me mandaba siempre impecable al colegio y en aquella época no existía el Acrocel, se lavaba la túnica y se planchaba. Hoy es todo descartable y rápido. En aquella época se lavaba la túnica y se le ponía almidón y los uniformes estaban siempre impecables. Y un día no se secaron las medias marrones del uniforme porque llovía mucho y me puse esas azules. Por ese motivo me quedé sin recreo.
Había una disciplina muy firme que no sé si era bueno o malo. Lo cierto es que hasta el día de hoy me permite manejarme de otra manera en la vida.
En el colegio vivíamos entre niñas y con la catequesis mediante .Podías ser excelente alumna pero si no sabías catequesis no pasabas de año. Aprendimos muchísimo a ser solidarias con el prójimo. Aprendíamos desde muy pequeñitas a no ser egoístas, a brindar aquello que teníamos de más a nuestros semejantes y esa era también la filosofía que vivía en mi casa con mi mamá junto a mi abuela de crianza. Quien crió a mamá no es mi abuela de sangre pero será para mí toda la vida mi abuela. Me crié dentro de esos parámetros hasta que llegó la época del liceo y sufrí muchísimo el cambio. Fue un cambio drástico porque teníamos una muy buena nota para acceder a Secundaria pero en aquella época teníamos que dar un examen de admisión al liceo pese a la buena nota que trajéramos. Era duro porque no teníamos el disfrute de salir de Primaria a Secundaria y entrar tranquilamente.

Había que pagar peaje.

Sí. Y estábamos viviendo unos años de mucha convulsión. Yo tenía diez años y medio, estábamos en el 1966-1967. Ya estábamos con inconvenientes a nivel país.

Es cuando matan a Líber hacer. Había un clima muy tenso.

Cuando estábamos en el colegio vivíamos prácticamente en una caja de cristal. Era un mundo totalmente distinto al que vivimos en el liceo departamental. Vivimos la ocupación del liceo, la gente de la JUP (un grupo estudiantil de extrema derecha (N de R), las desocupaciones, aquello de estar escuchando en la radio todos los días que robaban bancos, mataban gente, robaban armas. Todo esto previo a lo que después fue el régimen de facto.
Mi mamá que era mi sostén espiritual, emocional, económico, educativo. Todo. En ella estaba todo.

¡“VIVA JESÚS!

No me voy a olvidar nunca cuando entré al liceo. En los siete años del colegio nunca supe que en Primaria cuando se pasaba lista había que decir presente.En el colegio cuando te nombraban había que decir ¡Viva Jesús! Llegué al liceo, primero C, número 17. La lista empezaba por los Correa y Fernández debíamos ser como 18 en la clase. Y a medida que los iban nombrando yo me decía, tengo que decir presente, tengo que decir presente. Decían presente y se paraban. Yo me distraje y cuando la profesora me nombró me paré como un resorte y dije ¡Viva Jesús! La clase explotó en carcajadas.

¿Y cómo te sentiste?

Se me empezaron a caer las lágrimas en forma inmediata. Además, era la primera vez en mi vida que tenía varones en una clase y los varones de aquella época que yo tenía de compañeros eran terribles. Fueron muy buenos amigos en el liceo pero eran terribles en materia de bromas. Y yo venía de un mundo diametralmente opuesto al que estaba viviendo. Pasé la vergüenza del siglo y me sentí humillada. Alguien salió en mi defensa y se ve que tenía una relación de muy buena amistad con la profesora Agustinita de Matemática. Primer lunes, no me voy a olvidar más, noventa minutos, y era una materia que odiaba y una profesora que daba temor de sólo verla. Era muy exigente. Me acuerdo que se bajó los lentes aquellos chiquitos que tenía, miró por arriba de ellos y dijo ¡“Fernández Inchausti! “y yo me paré y mis rodillas eran una castañuela y Susana Féola, hoy abogada, le dijo, “no, mira Agustinita, lo que pasa es que ella viene del colegio”. La tuteaba, y era una niña como yo. Entonces me llamó, me hizo pasar al frente, habló conmigo dos o tres palabras pero siempre le quedó la duda si lo mío había sido una picardía y me tenía “entre ceja y ceja”. Después sí se dio cuenta que yo, por mi personalidad no podría haberlo hecho como broma.
Yo era muy introvertida, muy tímida. Nadie podría pensar hoy, si no me conoció que yo era tímida. Muy tímida, muy introvertida, muy selectiva con quienes me rodeaban y con quién conversaba. Recién en tercer año me empecé a despertar a un mundo distinto y a conectarme más. Empecé a ser más sociable o a permitir que más gente se acercara a mí, porque se me acercaban pero yo ponía como una barrera, era muy cerrada, no sé si por mi formación dentro del colegio o porque era así. Lo cierto es que aquel día pasé la vergüenza del siglo. Siempre cuento esta anécdota porque me marcó en la vida: pasar la vergüenza del año, el sentir el ridículo, el entrar en un mundo desconocido para mí. La mayoría de los chicos iban solos al liceo. A mí me llevó mi madre. Me llevó al colegio siempre, hasta sexto año. Nunca fui sola al colegio. Yo creo que ese cordón umbilical se mantuvo hasta el día que debimos separarnos físicamente. Fue una dependencia de este matriarcado que viví que realmente aún lo sufro y aún lo mamo.
Recuerdo entrar al liceo y ver volar las tizas en el hall de entrada. Con todo respeto a mi querido liceo número 1 que quiero muchísimo, nada que ver el primer día de clase del liceo con cualquier día de clase de cualquier año en el colegio San José. En el colegio te mirabas en el piso, aquello brillaba y acá yo veía ya grandes falencias. Veía la realidad que yo no conocía de la enseñanza pública.
Mis inhibiciones comienzan a desaparecer de la mano del teatro, a los quince años.

¿Cómo surgió lo del teatro tan chica?

Siempre me encantó leer y eso se lo debo a mi mamá y eso me permitió acceder en el ex canal 7, hoy canal 9, a la co conducción de un programa que hacía nuestro querido Alfredo Núñez Silvera llamado Tele Misceláneas. Se había enfermado Carmen Matiauda, que también falleció. Ella me enseñó producción. Tenían que operarla y Alfredo un día vio cómo leía. Él tenía un programa en Difusora Rochense y un día me gané un premio y se hacían entrevistas. Te preguntaban a quién te gustaba escuchar y la gente decía, por ejemplo, Palito Ortega, los que estaban en el momento. Gané un premio de una casa muy prestigiosa que aún se mantiene y me preguntaron y yo dije John Lennon, Los Beatles, los Bee Gees, Gilbert Becaud, y Alfredo me dijo que me quedara. Me hizo leer dos o tres cosas y surgió la propuesta de hacer la co conducción con él de ese programa televisivo.Tenía quince años. En ese momento Orlando Tocce tenía un programa en la tele que se llamaba Cuquita y me vio y dijo “ah, esta chica me la llevo conmigo”.Yo le dije que ni loca. Además ¡con las inhibiciones que tenía! .Me sentía segura cuando leía más allá del temor a aquellas cámaras enormes de esa época y a que era en vivo. No se grababa nada, no existía ni el video. Orlando me insiste y me insiste, yo recuerdo que iba al Coro Municipal. Finalmente me convenció y aprendí un montón de cosas, a mejorar la dicción, a impostar la voz, foniatría. Aprendí a caminar encima de un escenario. Yo me decía “la milica”, porque era muy durita, porque mi mamá me ponía libros sobre la cabeza porque paralelamente modelaba para una casa .Hacía tres cortes en vivo tres veces a la semana en el mismo canal.
Ahí, con quince, casi dieciséis años, comienza una vida distinta para mí. Pude relacionarme de otra manera con el público y comencé a trabajar con un gran maestro que me enseñó muchas cosas.No solamente a hacer teatro sino a entender que la vida es un teatro y somos actores desde que nacemos. Aprendí a trabajar con gente, a mejorar mis ventas en la producción gracias a Carmen, ingresar a Difusora Rochense en locución.Trabajaba con Mario Rodríguez en vivo, época en que no existía la grabación y había que leer las tarjetitas aquellas y prohibido equivocarse. Hoy si nos equivocamos grabamos nuevamente y chau. Estuve casi diez años con Orlando Tocce y por circunstancias de la vida, me había casado, dejé el teatro, tenía que elegir entre el teatro y el coro, y seguí con el coro.
Se fundó la Escuela Municipal de Arte Dramático y ahí ingresó una cantidad de gente por curiosidad sin lugar a dudas. Fue algo que se hizo gracias a Norma Izaguirre, Quitito Araújo, Walter Villebal, su esposa Silvia, para poder solventar el aspecto económico de un grande que estaba en la peor decadencia económica.Eso le permitió a Orlando subsistir hasta el día de su muerte con un sueldo que no tenía y hacíamos obras corriendo para llevarlas, íbamos en los autos de Quitito y de Walter y lo recaudado en los distintos clubes donde nos presentábamos se le volcaba a Orlando para que pudiera subsistir. Todo eso me dejó una enseñanza importantísima: lo que era el sacrificio. Después de haber visto su nombre en cartelera en las grandes marquesinas de Buenos Aires, en los diarios de la época que nos mostraba, era un lujo poder tenerlo en Rocha. Ver que aquella persona valiosísima estuviera pasando por lo que estaba pasando era la ingratitud más grande de la vida.

Es una injusticia enorme. Hoy se reconoce a Orlando Tocce como una figura fundamental de la cultura rochense y sin embargo en ese momento debió pasar hambre. Es de locos.

Exacto. Gracias al gobierno del momento se le nombra después director de la EMAD y ahí empieza a ganar un sueldo.Pero todo gracias al trabajo de Norma, de Quitito, de Walter y de Silvia. Otra enseñanza que me dejó es que siendo un grande y pasando lo que pasó nunca dejó de tener su espíritu, su convicción, su amor por el teatro y aprendí a amar el teatro a través de Orlando. Nunca me imaginé antes estar arriba de un escenario y ahí descubrí mi vocación hasta de periodista.

¿Cómo es eso que descubriste la vocación a través del teatro?

Empecé en los medios como locutora pero mi madre fue la que me llevó a que estudiara periodismo.

Parecía tu manager…

Lo era. Era la que me conducía y la que sabía qué era lo que me gustaba y qué no y sabía mis grandes falencias y mis grandes posibilidades.Y en ese rumbo era como mi sicóloga .Me encaminaba. Y así estudié y empecé en el periodismo. Estuve muchos años en los medios de comunicación sin ser periodista y sin hacer periodismo. Es algo que a veces a la gente le cuesta diferenciar. El conductor o la conductora, el locutor o la locutora y el periodista o la periodista. Son tareas diferentes que se juntan en muchos casos y en otros no. En esencia nada tienen que ver una con la otra. Tuve un excelente cuerpo de profesores. Estudié prensa, radio y televisión. Mientras tanto trabajaba como locutora y a veces colaboraba conduciendo eventos y se reforzó la veta solidaria que aprendí en mi casa desde la cuna y ya metida en los medios me dije, esta es mi oportunidad. Nunca hice periodismo hasta no tener el diploma y comencé en esta casa, en Radio Fortaleza haciendo el informativo, el primero en la voz de una mujer.

LEONEL TUANA Y DESPUÉS

Estudié en la academia de Leonel Tuana en su primera llegada a Rocha donde hicimos el resto del curso en Montevideo. Después se hicieron cursos más pequeños acá, no con el privilegio de aquella escuela de profesores que tuvimos. Teníamos profesores de literatura, de idioma español, de historia del periodismo. Eso después se perdió y Tuana siguió viniendo pero desmembrado, daba él las clases, nada que ver con lo que nosotros pudimos tener. Dimos los exámenes en Montevideo con unas mesas realmente importantes. A mí el curso me llevó cuatro años y era muy completo, nada que ver con lo que se hizo después.
Así que mi trabajo en periodismo lo comencé en Fortaleza por 1990. Venía trabajando en locución hacía muchísimo. Después salté a Difusora. Fue con dolor, pera la propuesta de trabajo era muy buena. Fui la primera mujer corresponsal del interior del país del diario La República .Fue todo muy vertiginoso. En el año 93, los corresponsales del interior y del este del país fundaron Estediario. Me ofrecieron la dirección en Rocha y tuve que dejar la corresponsalía de La República.
En 1997 estaba Antonio Sánchez como director gerente de canal 8.Un día a las 9 de la mañana me dijo que a las 12 comenzaba a hacer los informativos. Le dije que era un disparate, que no había tiempo, pero a las 12 empezamos Al poco tiempo empecé con mi programa Las Cosas Por Su Nombre .Fue el primer periodístico diario en la televisión .Al empezar me decían que iba a durar dos semanas y se pudo demostrar que se podía hacer, cuando además el canal 8 en esa época lo veía muy poca gente .Llegaba sólo a la zona urbana y recién se estaba extendiendo el cable. No era como ahora que con su potencia llega a toda la región.Cuando Antonio se fue de la gerencia, en el canal 8 estuvo saliendo sólo mi programa. La señal local se mantuvo por el programa porque ni informativos en ese momento.


Vamos a hablar de la obra esta en la que eres la estrella…



Ja ja.Es una obra para divertirse, para disfrutarla y para aprender. Habla de las miserias humanas .Dentro de lo tragicómico, se ponen al desnudo las miserias humanas. En ese juego de la copa que es el gran divertimento de la obra quedan a la luz todos los errores y todo lo que ha ocurrido con los que participan en él.
La obra estará nuevamente en cartel el 19 de mayo y vamos a poner a la venta entradas anticipadas a $ 80 y en puerta a $120. Invito a toda la gente a llenar de nuevo el teatro y a disfrutar de un espectáculo que está a cargo de José Pereira que también trabajó muchos años en Fortaleza. Y les cuento que estamos preparando otra que es mil veces más divertida aún.

Recuérdame el nombre de la obra

Cuando te mueras del todo” del argentino Dalmaroni, una comedia ágil, divertida y contemporánea.

¿Cómo fue que casi actuaste también en el cine?

Estuve casi casi con el Curro Jiménez y si bien era un papel secundario no era tan menor pero no pude por razones de trabajo. Mi hijo sí participó en varios papeles.


Mi madre fue el peor juez, mejor dicho el mejor, el más crítico que tuve en mi vida en todas mis actividades”.


El primer día del liceo, cuando pasaban lista yo me decía, tengo que decir presente, tengo que decir presente. Decían presente y se paraban. Yo me distraje y cuando la profesora me nombró me paré como un resorte y dije ¡Viva Jesús! La clase explotó en carcajadas”.


Aprendí a amar el teatro a través de ese enorme maestro que fue Orlando Tocce. Nunca me imaginé antes estar arriba de un escenario y ahí descubrí mi vocación hasta de periodista”.


Las cosas por su nombre fue el primer periodístico diario en la televisión. Me decían que iba a durar dos semanas. Se equivocaron”.

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