Qué
barrio el José Machado de la ciudad de Rocha.
Diez u
once manzanas todas en forma irregular son su conformación.
Dos
avenidas, Agraciada y Julio J. Martínez y un arroyo, el de Rocha,
son sus demarcaciones.
Por las
calles del “José Machado”, todo es aroma a fútbol y poesía.
Los
duendes del tiempo rondan sobre su histórico Templo del Fútbol: El
Tenis, el del primer título del Este, el del famoso Quinquenio, el
del histórico del interior de 1954.
La vieja
calle Orosmán de los Santos, hoy Hermanos González Longeau, en
homenaje y recuerdo a esa fenomenal familia futbolera, es como un
almácigo de fútbol, por la misma y sus aledaños es tremenda la
cantidad de gente vinculada al popular deporte que vivió y otra hoy
aún vive.
Arteria
que comienza en la esquina con la avenida Julio J. Martínez y El
Tenis, corre en bajada hasta el repechito que termina en la casa de
la familia de don Luciano Ernesto Muniz y Maruja Muñoz, la de José,
Luis Ernesto y Claudio.
El paseo
comienza por lo de Agosto Sosa, aquel poli funcional jugador del
Lavalleja de los sesenta, allí pegadito está el “Pelado” Ubaldo
Revelez defensor del Atlético Rocha campeón y también de los albi
verdes, que mate por medio recuerdan viejos y lindos tiempos ya idos.
A su lado
vive el relator deportivo de tantos años y tantos triunfos, el
legendario Antonio Sánchez, intercambiando opiniones con el “Pato”
Féola hoy venido a director técnico y su hijo el vice campeón del
interior 2011, Matías Féola.
Siguiendo
por la mismita vereda, y como no queriendo irse, está la “Casilla”
del gran “Gallineta” Enrique Silva Rocha, el más grande poeta
popular que ha tenido Rocha, por donde deambulan los fantasmas de
noches de bohemia y poesía.
En la
esquina de González Longeau y Luis Alberto Muñoz, que recuerda al
gran capitán de los históricos del interior del 54, está la
vivienda natal de una de las familias más importantes del fútbol de
Rocha: la de Servando González y Doña María Longeau: los padres
del Nino, el Tito, Marito y el Víctor y enfrente el lugar donde
naciera y diera sus primeros pasos otro grande del fútbol uruguayo y
sudamericano: el “Negro” Tomás Rolán, defensor de Danubio, la
selección uruguaya y eterno campeón argentino y de la Libertadores
con Independiente de Buenos Aires.
Pegadito
la casa natal del “Rata” Muñoz, y cerquita vive aquel gran
cinco, aguerrido y ganador: Ramoncito Sosa, campeón local,
departamental y del Este con la gloriosa celeste.
Metros más
abajo, César Larrea, uno de los grandes jugadores del fútbol local,
campeón con la de Lavalleja, la de Palermo y la celeste del
combinado, hijo de otro grande, de otro eterno campeón: el “Perera”
Washington Larrea.
Llegando a
la esquina de la recordada calle “La Tropilla” está otro decidor
de las cosas nuestras, Carlitos Acosta, con su peculiar y ocurrente
comunicación con el pueblo, es otro referente del barrio.
Para
seguir intercambio jugadores, técnicos, periodistas, en la esquina
con Monzón, donde comienza el repechito, los González: el
“Pelonga”, el viejo y recordado zapatero futbolero y su hijo, el
poeta de los humildes y de los Tres Barrios: Richard González.
Allí
enfrente vivieron familias típicas del Barrio y del fútbol
rochense: los Bentancort: Enrique, el “Colorado” y el “Ojín”,
y también los Muniz: Carlos y Juan de Dios.
Por Monzón
en poquitos metros tienes aquel recordado delantero de Peñarol y
Lavalleja: el “Mono” Larrea hoy con algunos kilos de más,
pegadito el eterno gladiador Sergio “Cacho” Bonilla, el rochense
que jugara defendiendo al Montevideo Wanderers en el mismísimo
Maracaná, el del 50.
Al lado,
pegado, dos actuales futbolistas, Ruben “Panza” Techera en
recuperación para volver a las canchas y una de las figuras
emblemáticas del actual campeón local, el Club Lavalleja: Robertito
Pioli.
Enfrente,
joven pero ya alejado de las canchas, está el “Pancho” Longeau,
apellido con estirpe, viendo como sus hijos ya van por el camino de
la emblemática familia:…………….
Y como
escondido en el Barrio, en la callecita que da al fondo de la
Capilla, está una figura de familia con linaje, con estirpe, Eduardo
“Mingo” Longeau.
Jugador de
bajo perfil, pero de gran corazón, un triunfador con la tricolor del
Escribano Silvera y la celeste del combinado.
Por las
calles del “José Machado”, todo es aroma a fútbol y poesía.
Oscar A.
Bruno Cedrés
Enero/12
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