OPINIÓN-Adolfo Garcé - Empecé a pensar seriamente en Raúl Sendic como vicepresidenciable recién cuando, en octubre del año pasado, lanzó su fundación Propuesta Uruguaya 2030
+ Adolfo Garcé -
Empecé a pensar seriamente en Raúl Sendic como vicepresidenciable recién cuando, en octubre del año pasado, lanzó su fundación Propuesta Uruguaya 2030*. Declaraciones recientes del MPP y del PCU que, más allá de diferencias, coinciden en que la fórmula presidencial debe reflejar la “unidad en la diversidad”, confirman lo que se veía venir: Tabaré Vázquez deberá aceptar que su compañero o compañera de fórmula representen el “ala izquierda” del Frente Amplio. Hoy por hoy, el escenario más probable es que, en noviembre, el Congreso de la coalición termine proclamando la fórmula Vázquez-Sendic. Me explico.
El MPP y el PCU tienen, en este tema, al menos, dos diferencias de relieve.
En primer lugar, discrepan en el trato hacia Vázquez. Mientras los emepepistas formaron parte de la delegación de sectores del FA que se reunió hace un mes con el expresidente para pedirle que acepte la candidatura (“Tabaré es mi pollo”, volvió a decir Lucía Topolansky que formó parte de la comitiva), los comunistas prefirieron no sumarse al cortejo.
Es obvio que no creen que el candidato “natural” sea tan importante para ganar ni tan adecuado para gobernar. La desafección, bien mirada, revela decepción: esperaban de él “otra política económica” y no, por ejemplo, un sorpresivo pujo de TLC con Estados Unidos.
En segundo lugar, a diferencia del MPP, los comunistas han dejado asentado en el documento preparatorio de su próximo congreso que consideran preferible que no exista una primaria competitiva: “El PCU promoverá todos los esfuerzos políticos para que en el Congreso del FA se resuelva una candidatura presidencial única, coherentemente con su postura histórica. En este mismo sentido intentaremos que el Congreso del FA vote una fórmula presidencial (…). Las múltiples candidaturas más allá de postulados teóricos no han significado en la práctica mayor participación, ni mejores condiciones para la disputa política con la derecha, ni a nivel nacional ni a nivel departamental”.
Ambas posturas revelan bien las diferencias de fondo entre ambas corrientes.
Los comunistas toman como referente la doctrina y la tradición.
La experiencia les enseñó que con Vázquez puede ser demasiado difícil “avanzar en democracia” en la perspectiva de los cambios revolucionarios que todavía anhelan.
El culto a la tradición les hace preferir el candidato único a la competencia.
Los emepepistas, herederos del clásico pragmatismo de la tribu tupamara, siguen más fácilmente el compás de las circunstancias.
El que quiera competir con Vázquez que lo haga. Lo más importante, para ellos, es asegurar la elección y no se les escapa que el ex presidente es la carta ganadora.
Más allá de estas diferencias coinciden en un asunto medular. Según los comunistas, “la fórmula tiene que reflejar el Programa y la unidad en la diversidad del FA”.
En nombre del MPP, la senadora Topolansky fundamentó un punto de vista similar: “Nosotros elaboramos un criterio en el Plenario del MPP, (respecto) a que la fórmula refleje la diversidad del Frente. En el primer período (Rodolfo) Nin Novoa representó a las fuerzas progresistas y Tabaré (Vázquez) a los socialistas. En la segunda fórmula (José) Mujica viene del MPP y (Danilo) Astori del Frente Líber Seregni. Nosotros queremos que se mantenga ese equilibrio”.
Dicho de otra forma, ninguno de estos dos grupos están de acuerdo en que Vázquez tenga total libertad para designar al candidato a la Vicepresidencia.
Con comunistas y emepepistas señalándole los límites, exigiéndole públicamente respetar la “diversidad” ideológica y política de la interna, y controlando las decisiones del Congreso (un recurso de poder fundamental), Vázquez no tendrá más remedio que renunciar de antemano a cualquier pretensión de impulsar un (o una) número dos del “ala socialdemócrata” del FA, esto es, del Frente Líber Seregni o de la corriente más moderada del PS.
Por eso mismo, es cada vez más claro que la nominación del vice tendrá que caer en alguna figura representativa del “ala izquierda” del FA.
Sendic tiene todas las de ganar. Sangre y perfil, nombre y apellido, lo acercan a la tradición tupamara, que el MPP todavía venera.
Su propia historia política y algunos rasgos ideológicos lo acercan al PCU.
Esta cercanía le viene, en parte, de su pasado en el “seispuntismo”, la corriente más cercana a la URSS, Cuba y el marxismo-leninismo dentro de la familia tupamara.
Pero, además, deriva de su clara militancia desde el Directorio de ANCAP a favor de fortalecer el papel del Estado en el desarrollo industrial de Uruguay (plasmada tanto en el proyecto sucro-alcoholero como en la planta desulfurizadora recién inaugurada).
En este punto, la empatía del PCU con Sendic es total.
Por lo que se dijo, durante un tiempo, Sendic especuló con la candidatura a la IMM, escenario que ahora habría descartado.
También trascendió que su estrategia consiste en obtener una buena votación en el Senado para, desde allí, saltar al gabinete para, a su vez, perfilarse hacia el 2019.
En todo caso, la decisión de Mujica de encabezar la lista al Senado del MPP acota el espacio para el crecimiento electoral del “sendiquismo”.
En estas circunstancias, la candidatura a la Vicepresidencia le vendría como anillo al dedo. l
* Ver: http://www.elobservador.com.uy/noticia/236013/raul-sendic-una-pieza-importante-en-su-rampa-de-lanzamiento/
Adolfo Garcé es doctor en Ciencia Política, docente e investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, Udelar - adolfogarce@gmail.com
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