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lunes, 23 de septiembre de 2013

DE TRAZO AJENO. ERNESTO GUEVARA DE LA SERNA. Por Julio Dornel





                                  Escritor y periodista Julio Dornel


Nació el 14 de junio de 1928 en Rosario (Argentina), y el 8 de octubre de 1967, en La Higuera (Bolivia), muere fusilado en manos del ejército Boliviano y la CIA.


Transcribo las cartas de despedida que él redacto:
A sus padres
[marzo 1965]
Queridos viejos:
Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo.
Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo.
Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más consciente, mi marxismo está enraizado y depurado. Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias. Muchos me dirán aventurero, y lo soy, solo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades.
Puede ser que ésta sea la definitiva. No lo busco pero está dentro del cálculo lógico de probabilidades. Si es así, va un último abrazo.
Los he querido mucho, solo que no he sabido expresar mi cariño, soy extremadamente rígido en mis acciones y creo que a veces no me entendieron. No era fácil entenderme, por otra parte, créanme, solamente, hoy. Ahora, una voluntad que he pulido con delectación de artista, sostendrá unas piernas flácidas y unos pulmones cansados. Lo haré.
Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condotieri del siglo XX. Un beso a Celia, a Roberto, Juan Martín y Patotín, a Beatriz, a todos. Un gran abrazo de hijo pródigo y recalcitrante para ustedes.
Ernesto.
A sus hijos
[marzo 1965]
A mis hijos,
Queridos Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto:
Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre ustedes.
Casi no se acordarán de mí y los más chiquitos no recordarán nada.
Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones.
Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la Revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de
Papá

Che
  • Yo tuve un hermano.

    No nos vimos nunca pero
    no importaba.

    Yo tuve un hermano
    que iba por los montes
    mientras yo dormía.
    Lo quise a mi modo,
    le tomé su voz
    libre como el agua,
    caminé de a ratos
    cerca de su sombra.

    No nos vimos nunca
    pero no importaba,
    mi hermano despierto
    mientras yo dormía,
    mi hermano mostrándome
    detrás de la noche
    su estrella elegida.
octubre de 1967
Recopilación anónima.

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